Hace muy poco tiempo, dejaba el enlace a un blog titulado Cómo no ser una mamá drama. Lo escribía una hija harta de la sobreprotección materna. Tenía en mente parece ser, comprarse una casa en la playa y tener un perro de curioso nombre. Publicó entradas y más entradas, confiesa que sin saber muy bien cómo. Y la llegada de comentarios fue ampliando su visión, a la vista de esas otras mamás drama, y sus hijitos sobreprotegidos, un poco hartos de verse tan reducidos en el espacio que les dejaban libre para explorar. Dentro de cada niño hay un explorador nato, dado a pagar el precio que haya que pagar por vivir aventuras propias.
Y dentro de cada madre un ser temeroso de que el fruto de su misma carne vaya a sufrir un poquíto. En lo que se pueda eso de sufrir su niño, pues no. Y ahí de un extremo de una cuerda al otro todas las tensiones que quepa imaginar, e incluso las no imaginadas nunca. Todo por el futuro de su niño, que si puede ser hermoso porque va a ser mediocre. Pues bien, al final la hija sobreprotegida confesó a su madre que tiene un blog que habla de todos sus avatares juntas, y que no la deja como madre en un buen lugar. Pero que la envió a la editorial Planeta, y después de haberla leído, la va a publicar. No sabía lo que su madre respondería dado que para ella es una mamá drama, pero por respuesta le dijo que si se tiene que hacer famosa y rica a costa de dejarla mal; pues que qué se le va a hacer: adelante. Y es que al fin y al cabo una madre siempre quiere lo mejor para sus hijos aunque cueste mucho creerlo, pero la niña sobreprotegida, justo ahora se lo creyó.
El premio a la capacidad de soñar se escapa a uno mismo. Cuando algo esta destinado para ti, te llega envuelto en papel de regalo, solo tienes que quitarle el lazo, y ya.
Un blog donde la tristeza y el buen humor caminan de la mano. Donde los límites entre fantasía y realidad se entremezclan hasta conformar un solo presente.
miércoles, 21 de marzo de 2012
lunes, 19 de marzo de 2012
Féretros blancos
En estos días, 28 niños europeos perdían la vida cuando volvían de una excursión escolar en la nieve. Fueron tremendas las imágenes de esos féretros blancos, que contenían dentro quizá lo más preciado de cualquier pueblo: la inocencia de un niño a quien se le supone una larga vida por delante. Y dentro de un mismo féretro tanto silencio significativo de un fin, que debiera de haber sido tan solo un principio: el principio de una vida por vivir.
El despliegue de todas las autoridades habidas y por haber. La blancura de esas flores blancas. Las lágrimas y la impotencia de familiares y amigos e incluso desconocidos; en la cercanía y la lejanía que alcanza cualquier imagen de televisión, que entra en nuestra casa a través de una pantalla de televisión y nos habla directamente de un dolor que es uno con el mundo. Fue quizá lo único "positivo" que se pueda contar. Que los niños perdieron la vida y que nadie se quedó indiferente, que se nos contagió todo ese dolor de 28 niños que perdieron la vida cuando volvían de unos días en la nieve. Los féretros blancos representaban el silencio eterno que sucedió a tantos días de risas y maravillas descubiertas a su alrededor. Después de tanto compartir entre amigos y tanto echar de menos a los suyos, pues lo uno y lo otro van siempre conjuntos. Fue imposible no sentir el dolor y la impotencia de esos padres que esperaban por sus abrazos a la vuelta, y que ya nunca encontrarán el calor de sus brazos, para arroparse en el mayor milagro que haya inventado la vida para premiar el amor: su fruto vivo.
Pues bien, mientras miraba esos féretros blancos, el poco tiempo que pude soportar esa imagen -porque he de tener mucho cuidado con lo que una imagen es capaz de horadar en mí-, sentí el consuelo de que todos los presentes estuviesen ahí, para dar cuenta de una tragedia inconmensurable, la que se da cuando la vida de un niño encuentra su fin, sea como sea y donde sea. Y sin embargo es tanta la diferencia entre las muertes de los niños como distintas sus causas.
Pensé entonces en todos los niños muertos en las guerras. Que mueren por la estupidez de las gentes que no han sabido buscar otra fórmula distinta para llegar a un acuerdo. En la soledad que acompaña a familiares y amigos, que no encuentran eco que se haga cargo de la crueldad con que han perdido su vida; por una fatalidad que alguien sí pudo evitar. Me pregunté entonces hasta donde llegaría la línea de féretros blancos que darían cuenta de la ignominia mayor de cualquier mandatario que dicta una guerra. Y sé que daría una vuelta entera al mundo, y le sobrarían bastantes vueltas más a través de la historia del hombre, que no aprendió aún a dialogar. Todos los féretros, que incluso algunos no tuvieron, me dolieron lo mismo.
El despliegue de todas las autoridades habidas y por haber. La blancura de esas flores blancas. Las lágrimas y la impotencia de familiares y amigos e incluso desconocidos; en la cercanía y la lejanía que alcanza cualquier imagen de televisión, que entra en nuestra casa a través de una pantalla de televisión y nos habla directamente de un dolor que es uno con el mundo. Fue quizá lo único "positivo" que se pueda contar. Que los niños perdieron la vida y que nadie se quedó indiferente, que se nos contagió todo ese dolor de 28 niños que perdieron la vida cuando volvían de unos días en la nieve. Los féretros blancos representaban el silencio eterno que sucedió a tantos días de risas y maravillas descubiertas a su alrededor. Después de tanto compartir entre amigos y tanto echar de menos a los suyos, pues lo uno y lo otro van siempre conjuntos. Fue imposible no sentir el dolor y la impotencia de esos padres que esperaban por sus abrazos a la vuelta, y que ya nunca encontrarán el calor de sus brazos, para arroparse en el mayor milagro que haya inventado la vida para premiar el amor: su fruto vivo.
Pues bien, mientras miraba esos féretros blancos, el poco tiempo que pude soportar esa imagen -porque he de tener mucho cuidado con lo que una imagen es capaz de horadar en mí-, sentí el consuelo de que todos los presentes estuviesen ahí, para dar cuenta de una tragedia inconmensurable, la que se da cuando la vida de un niño encuentra su fin, sea como sea y donde sea. Y sin embargo es tanta la diferencia entre las muertes de los niños como distintas sus causas.
Pensé entonces en todos los niños muertos en las guerras. Que mueren por la estupidez de las gentes que no han sabido buscar otra fórmula distinta para llegar a un acuerdo. En la soledad que acompaña a familiares y amigos, que no encuentran eco que se haga cargo de la crueldad con que han perdido su vida; por una fatalidad que alguien sí pudo evitar. Me pregunté entonces hasta donde llegaría la línea de féretros blancos que darían cuenta de la ignominia mayor de cualquier mandatario que dicta una guerra. Y sé que daría una vuelta entera al mundo, y le sobrarían bastantes vueltas más a través de la historia del hombre, que no aprendió aún a dialogar. Todos los féretros, que incluso algunos no tuvieron, me dolieron lo mismo.
sábado, 17 de marzo de 2012
Tradiciones que hay que abolir
En estos días ha ocurrido una noticia que a mí me parece tremenda. Una joven de 16 años se ha suicidado porque ha sido obligada a casarse con un joven a quien no quería. Y lo peor de todo es que sucede porque en su país es tradición que la familia le escoja marido.
Es algo que también aquí sucedía hace muchos años, a una chica le escogían un marido que generalmente ella no hubiese escogido ni en su peor pesadilla, en base a que su familia tenía dinero y el tener dinero le presuponía una vida feliz. Que era una vida de maltrato y sometimiento, de modo que aunque fuese llamada vida no era vida, porque no puede ser vida algo que no se eligió. Como mujer no quiero ni imaginarme viviendo forzosamente con un hombre al que no quiero. Y como madre no quisiera ver la vida de mi hija truncada antes de crecer. No quisiera privarme del inmenso lujo de verla mirar de frente a unos ojos que ama. Considero que ese bien en su vida, sería a mi vez mi riqueza mayor; nuestra riqueza conjunta.
Que una chica de 16 años haya tenido que poner final a su vida para reivindicar a su derecho a la paz. Su derecho a no convivir con un hombre que no ama. Su derecho a ser escuchada aún cuando ya ni esté. Su derecho a pelear en lo que pueda por las jóvenes en su situación; me parece el fracaso más estrepitoso de cualquier progenitor. Y el fracaso de cualquier pueblo. De cualquier nación.
Es algo que también aquí sucedía hace muchos años, a una chica le escogían un marido que generalmente ella no hubiese escogido ni en su peor pesadilla, en base a que su familia tenía dinero y el tener dinero le presuponía una vida feliz. Que era una vida de maltrato y sometimiento, de modo que aunque fuese llamada vida no era vida, porque no puede ser vida algo que no se eligió. Como mujer no quiero ni imaginarme viviendo forzosamente con un hombre al que no quiero. Y como madre no quisiera ver la vida de mi hija truncada antes de crecer. No quisiera privarme del inmenso lujo de verla mirar de frente a unos ojos que ama. Considero que ese bien en su vida, sería a mi vez mi riqueza mayor; nuestra riqueza conjunta.
Que una chica de 16 años haya tenido que poner final a su vida para reivindicar a su derecho a la paz. Su derecho a no convivir con un hombre que no ama. Su derecho a ser escuchada aún cuando ya ni esté. Su derecho a pelear en lo que pueda por las jóvenes en su situación; me parece el fracaso más estrepitoso de cualquier progenitor. Y el fracaso de cualquier pueblo. De cualquier nación.
Una voz silenciada, ni es voz ni es nada
Bien, ayer le ponía un broche de oro a este blog. Y desde el blog de algunos seguidores asiduos se me daba un tirón de orejas, justo de lo que yo intentaba librarme cuando en esa única entrada de todo el blog no dejé espacios para comentar. Además de que era algo demasiado personal, algo entre yo y el mundo, mi concepto de las cosas y mis convicciones más profundas, amén de mis dolores más adheridos.
Después estuve pensando todo lo que se me permite pensar en silencio, supongo, con la gravedad absoluta que estar uno solo consigo mismo supone, algo a la vez tan cansino. Y resolví justo eso, que una voz silenciada ni es voz ni es nada. Que mis palabras solo ante mí misma no tienen tanta validez como cuando salen al mundo y son calibradas por otras gentes de mentes más brillantes, que las pueden pulir y hacer valiosas, para otras gentes. Es por eso que he pensado que tal vez ese punto y final que a alguno le ha crujido, sea solo un punto y aparte. Esa sería mi respuesta a ese trágico ¿Por qué punto y final, Begoña? ¿Por qué no puede ser otra cosa?
Confieso que eso me ha conmovido, porque la amistad digital no es muy distinta de la amistad real mano a mano. Es amistad, y es tan valiosa como pueda serlo cualquier otra; o incluso más. Si a esto sumamos que nos une el grandioso sueño de publicar y darle un sentido a nuestras letras. Creo tener la solución a eso que me da problemas dentro del blog, de modo que en el lunes a primera hora de la mañana me pasaré a ver al informático e intentaremos arreglarlo. De modo que ese punto y final, que de veras que me había salido bordado ( es cierto, 0 objetividad), quizá se convierta en eso: punto y seguido.
Después estuve pensando todo lo que se me permite pensar en silencio, supongo, con la gravedad absoluta que estar uno solo consigo mismo supone, algo a la vez tan cansino. Y resolví justo eso, que una voz silenciada ni es voz ni es nada. Que mis palabras solo ante mí misma no tienen tanta validez como cuando salen al mundo y son calibradas por otras gentes de mentes más brillantes, que las pueden pulir y hacer valiosas, para otras gentes. Es por eso que he pensado que tal vez ese punto y final que a alguno le ha crujido, sea solo un punto y aparte. Esa sería mi respuesta a ese trágico ¿Por qué punto y final, Begoña? ¿Por qué no puede ser otra cosa?
Confieso que eso me ha conmovido, porque la amistad digital no es muy distinta de la amistad real mano a mano. Es amistad, y es tan valiosa como pueda serlo cualquier otra; o incluso más. Si a esto sumamos que nos une el grandioso sueño de publicar y darle un sentido a nuestras letras. Creo tener la solución a eso que me da problemas dentro del blog, de modo que en el lunes a primera hora de la mañana me pasaré a ver al informático e intentaremos arreglarlo. De modo que ese punto y final, que de veras que me había salido bordado ( es cierto, 0 objetividad), quizá se convierta en eso: punto y seguido.
viernes, 16 de marzo de 2012
Punto y final
Desde que comencé este blog supe que esto tendría punto y final. Y saberlo nunca significó que me gustara menos estar aquí, compartir mis pensamientos, quizá abusar de mis sentimientos, volcarlo todo en el papel virtual como si lo estuviese haciendo con idéntica privacidad a como lo venía haciendo desde hace más de quince años. Cuando mis escritos estaban encerrados en una libreta y ya no iban más lejos.
Escribir es muchas cosas, además de una costumbre. Uno le dedica un horario a escribir y este le reclama justo a su hora. Es cierto lo que dice Stephen King, si acostumbras a tu muso a llegar y le dedicas una hora determinada, no sabrás justo en el segundo en que llegará, pero tu muso vendrá con su saco y te dejará extraer de el verdaderas joyas que ni podrías imaginar. No lo dice así, pero es así como yo adapto sus palabras al modo en que las vivo. Escribir es muchas cosas y sobre todo magia. Y mi compromiso con la escritura parte desde un lugar tan verdadero y con tanto sentido, que aunque no pueda explicarlo nunca, no porque no sepa, sino porque resultaría majadero para quien me escucha; es algo que seguiré haciendo.
Este lugar desde hace un tiempo me intranquiliza bastante. Creo que todos los que navegamos por internet sabemos todos los peligros que existen en la red y al tiempo los desconocemos todos. No más peligros que caminando por la calle, me decía justo ayer quien me arregla el ordenador ahora. El chico que me sacó de tantas dudas y tantos virus desde que comencé en este blog, tuvo que cerrar su local, y es algo que lamenté porque no sé donde está, ni que fue de él y su mujer, solo se que es una víctima más de la crisis, que se lleva por delante a toda la gente que no está movida por ningún tipo de ambición. Quienes más que tener un negocio para llenar sus arcas, lo tienen para servir de ayuda a los demás. En parte este lugar virtual pude mantenerlo por las veces que él tuvo la paciencia de explicarme esto y aquello sobre lo que poco sé en este mundo de internet. Y cuando le preguntaba lo que le debía solía decirme que nada, que qué me iba a cobrar si en realidad no me había arreglado nada; habiendo arreglado algo para mí tan vital, como estar detrás de esta pantalla y desde ella dar mi versión de todo cuanto en el momento consideré necesario, de ese verbo necesitar a veces tan complicado.
Desde hace un tiempo, quizá demasiado tiempo, este lugar me está dando problemas de seguridad. Y ya no es un lugar del que pueda fiarme. Además está el hecho de que soy bastante reticente a el, aunque pudiera no parecerlo. Este exponerme no va conmigo, no es lo que yo quiero en realidad, pero es el único lugar que algunos que soñamos con publicar podremos tener, para publicar nuestras letras, digo. Alguien me dijo ayer que para tener unas cosas hay que renunciar a otras, me lo dijo mientras yo me empeñaba en hacerlo un lugar seguro al cien por cien y seguir publicando con absoluta seguridad. Es esa una seguridad que me dijo que aquí, justo aquí no se puede tener. Y esto es otra puerta de entrada hacia mi casa, y quizá la puerta principal.
Si he sido una paranoica total en el cuidado de lo mío, en mantenerlo cuidado, a salvo de cualquier contratiempo; no iba a serlo ahora menos. Para mí lo principal es la seguridad, necesito seguridad y nadie puede mantenerse a salvo de cualquier atacante virtual...están todos los beneficios; pero junto a ellos conviven todos los riesgos también, y de esos no quiero ni uno. Si a uno le roban su nombre de usuario y la contraseña va listo. Y aunque quizá ya sea tarde, no quiero exponerme más. Abrí mi blog para verter en el todas las claves que yo utilizo para vivir, que es solo una: mirar el lado positivo de todas las cosas, porque lo hay. Unido a esto van otros pensamientos que están atados, como que formamos parte de un mismo universo y debemos luchar todos juntos, porque la dignidad de uno solo es tan grande como la dignidad del resto. Puesto que nadie está solo. Es importante no sentirse solo, porque somos un conjunto.
Estarán conmigo en que puedo agotar todas las formas de decirlo, y en que no soy fácil de agotar, de modo que puedo estar contando desde ahora mismo hasta el infinito. Ese infinito que desde misa, y desde la clase de matemáticas hacen que ahora esté aquí, parezco empeñada en determinar el punto exacto donde se encuentra. Digo desde misa porque la iglesia y todo lo que supone ha sido siempre un enigma para mí, y quizá su centro es el mismo punto donde comencé a hacerme literaria. Crecí siempre frente a una iglesia. Es más, mi lugar en la mesa desde la niñez siempre daba a una iglesia tomada desde su ángulo más ancho. Una construcción antiquísima e impresionante que hacía posible que yo siempre estuviese hablando con Dios, e incluso retándole. Creo que en el fondo llevo mi vida entera retando a Dios. Y que quizá de este mismo reto nació toda literatura.
Esto es una despedida porque la necesito. Necesito alejarme de este lugar y trabajar en serio. Buscar la fórmula de comenzar y terminar todo lo novelado que tengo en la cabeza, y por este hueco se va toda mi iniciativa; es como un ruido grande que necesito acallar. Lo bueno es que si alguna vez consigo publicar no podré deciros que estuve aquí, pero si alguna vez os encontráis mis letras en alguna parte, sé que me reconoceréis; de modo que también os reto. Os reto a encontrarme.
Y hoy rizando el rizo os dejo dos enlaces que me parecen definitivos para justificarme por esto. Soy una paranoica, eso ya lo he dicho, como también dejo claro que antepongo la seguridad de los míos a todo cuanto de bueno pueda encontrarme por estas lindes. Me gusta demasiado la vida que he llevado hasta ahora para arriesgarla por todo aquello que pudiera llegar. Tengo un lema inamovible: todo lo bueno que esté por llegar, llegará: buscará la forma. Si algo está de ser para ti, será, lo mismo que lo hayas pedido o que no lo quieras; para bien o para mal. Ha sido un gusto dejaros entrar en mi casa de este mundo virtual. Me habéis demostrado que no estoy tan loca como pensaba, o que si lo estoy, soy una loca a la que se puede perdonar.
Una loca pacífica en todo caso. En este punto os dedico un escrito de Madre Teresa de Calcuta: No te detengas. Ella, como tanta gente de valor, nunca se detuvo. Lo suyo era entre ella y Dios, y como dejó dicho, no necesitaba que nadie lo comprendiera, sabía que estaba haciendo aquello que le pedía su corazón. Qué bueno que aquello que le estaba pidiendo su corazón, hiciera bien a tanta gente, y lo siga haciendo a través de todo cuanto escribió. Obra obrada y obra divulgada, tan valiosa la una como la otra, independiente de su religión, pues también dejó dicho que ella amaba a todas las religiones. Para mí religión tiene un significado distinto quizá de la iglesia: hacer el bien y no mirar a quien. Y esto no se lo debo a la iglesia, se lo debo a mi padre que siempre lo repitió. Creo que en última instancia abrí este blog para seguir conversando con él más allá de la muerte. Esperando con mis escritos salvar toda la distancia que nos separa, y la que nunca nos separó. Fue también a su modo un reto a la muerte. A decirle en la cara que no le perdono a nadie de los que se llevó, y que me sumo sus vidas -como hace Albert Espinosa- desde que era muy niña. Mis palabras son palabras de vida y muerte, porque al fin y al cabo nosotros no escogemos nuestras palabras: nuestras palabras nos escogen. Nos llegan desde quién sabe donde y nos arropan. Me he asomado desde un principio para deciros que encontréis las vuestras, esas que os arropen, y que en lo posible arropéis a todos los que podáis con ellas. Enseñadles a arroparse a sí mismos y arropar también a los demás, es la única lección de vida que vale la pena. Todas las demás nos sobran.
PD: Un beso a tod@s y ser muy felices; todo cuando podáis. Sed egoístas en eso, porque vuestra felicidad es también la felicidad de los demás. Si algo le sobra a la vida es tragedia.
(Perdonaréis que no hay corregido el texto, como tantas veces, de haberlo corregido me hubiese censurado, y no habría dicho justamente lo que intentaba decir. Y entonces os habría fallado). :(Y perdonaréis que os deje solitos, eso me echaréis en cara, pero no es para nada cierto. Desde un principio os dejé enlaces importantes en cada entrada. Fueron los lugares hermosos a los que mi muso me llevó y quise compartir con vosotros. Esos sitios seguirán abiertos para vosotros y para mí. Al entrar en ellos y leer nos seguiremos encontrando. De modo que ya no hay excusas, ni por aquí ni por ahí :)
http://www.pillateunlinux.com/los-peligros-de-las-redes-sociales-facebook-tuenti/
http://www.pabloburgueno.com/wp-content/uploads/2009/06/El-peligro-de-las-redes.pdf
Escribir es muchas cosas, además de una costumbre. Uno le dedica un horario a escribir y este le reclama justo a su hora. Es cierto lo que dice Stephen King, si acostumbras a tu muso a llegar y le dedicas una hora determinada, no sabrás justo en el segundo en que llegará, pero tu muso vendrá con su saco y te dejará extraer de el verdaderas joyas que ni podrías imaginar. No lo dice así, pero es así como yo adapto sus palabras al modo en que las vivo. Escribir es muchas cosas y sobre todo magia. Y mi compromiso con la escritura parte desde un lugar tan verdadero y con tanto sentido, que aunque no pueda explicarlo nunca, no porque no sepa, sino porque resultaría majadero para quien me escucha; es algo que seguiré haciendo.
Este lugar desde hace un tiempo me intranquiliza bastante. Creo que todos los que navegamos por internet sabemos todos los peligros que existen en la red y al tiempo los desconocemos todos. No más peligros que caminando por la calle, me decía justo ayer quien me arregla el ordenador ahora. El chico que me sacó de tantas dudas y tantos virus desde que comencé en este blog, tuvo que cerrar su local, y es algo que lamenté porque no sé donde está, ni que fue de él y su mujer, solo se que es una víctima más de la crisis, que se lleva por delante a toda la gente que no está movida por ningún tipo de ambición. Quienes más que tener un negocio para llenar sus arcas, lo tienen para servir de ayuda a los demás. En parte este lugar virtual pude mantenerlo por las veces que él tuvo la paciencia de explicarme esto y aquello sobre lo que poco sé en este mundo de internet. Y cuando le preguntaba lo que le debía solía decirme que nada, que qué me iba a cobrar si en realidad no me había arreglado nada; habiendo arreglado algo para mí tan vital, como estar detrás de esta pantalla y desde ella dar mi versión de todo cuanto en el momento consideré necesario, de ese verbo necesitar a veces tan complicado.
Desde hace un tiempo, quizá demasiado tiempo, este lugar me está dando problemas de seguridad. Y ya no es un lugar del que pueda fiarme. Además está el hecho de que soy bastante reticente a el, aunque pudiera no parecerlo. Este exponerme no va conmigo, no es lo que yo quiero en realidad, pero es el único lugar que algunos que soñamos con publicar podremos tener, para publicar nuestras letras, digo. Alguien me dijo ayer que para tener unas cosas hay que renunciar a otras, me lo dijo mientras yo me empeñaba en hacerlo un lugar seguro al cien por cien y seguir publicando con absoluta seguridad. Es esa una seguridad que me dijo que aquí, justo aquí no se puede tener. Y esto es otra puerta de entrada hacia mi casa, y quizá la puerta principal.
Si he sido una paranoica total en el cuidado de lo mío, en mantenerlo cuidado, a salvo de cualquier contratiempo; no iba a serlo ahora menos. Para mí lo principal es la seguridad, necesito seguridad y nadie puede mantenerse a salvo de cualquier atacante virtual...están todos los beneficios; pero junto a ellos conviven todos los riesgos también, y de esos no quiero ni uno. Si a uno le roban su nombre de usuario y la contraseña va listo. Y aunque quizá ya sea tarde, no quiero exponerme más. Abrí mi blog para verter en el todas las claves que yo utilizo para vivir, que es solo una: mirar el lado positivo de todas las cosas, porque lo hay. Unido a esto van otros pensamientos que están atados, como que formamos parte de un mismo universo y debemos luchar todos juntos, porque la dignidad de uno solo es tan grande como la dignidad del resto. Puesto que nadie está solo. Es importante no sentirse solo, porque somos un conjunto.
Estarán conmigo en que puedo agotar todas las formas de decirlo, y en que no soy fácil de agotar, de modo que puedo estar contando desde ahora mismo hasta el infinito. Ese infinito que desde misa, y desde la clase de matemáticas hacen que ahora esté aquí, parezco empeñada en determinar el punto exacto donde se encuentra. Digo desde misa porque la iglesia y todo lo que supone ha sido siempre un enigma para mí, y quizá su centro es el mismo punto donde comencé a hacerme literaria. Crecí siempre frente a una iglesia. Es más, mi lugar en la mesa desde la niñez siempre daba a una iglesia tomada desde su ángulo más ancho. Una construcción antiquísima e impresionante que hacía posible que yo siempre estuviese hablando con Dios, e incluso retándole. Creo que en el fondo llevo mi vida entera retando a Dios. Y que quizá de este mismo reto nació toda literatura.
Esto es una despedida porque la necesito. Necesito alejarme de este lugar y trabajar en serio. Buscar la fórmula de comenzar y terminar todo lo novelado que tengo en la cabeza, y por este hueco se va toda mi iniciativa; es como un ruido grande que necesito acallar. Lo bueno es que si alguna vez consigo publicar no podré deciros que estuve aquí, pero si alguna vez os encontráis mis letras en alguna parte, sé que me reconoceréis; de modo que también os reto. Os reto a encontrarme.
Y hoy rizando el rizo os dejo dos enlaces que me parecen definitivos para justificarme por esto. Soy una paranoica, eso ya lo he dicho, como también dejo claro que antepongo la seguridad de los míos a todo cuanto de bueno pueda encontrarme por estas lindes. Me gusta demasiado la vida que he llevado hasta ahora para arriesgarla por todo aquello que pudiera llegar. Tengo un lema inamovible: todo lo bueno que esté por llegar, llegará: buscará la forma. Si algo está de ser para ti, será, lo mismo que lo hayas pedido o que no lo quieras; para bien o para mal. Ha sido un gusto dejaros entrar en mi casa de este mundo virtual. Me habéis demostrado que no estoy tan loca como pensaba, o que si lo estoy, soy una loca a la que se puede perdonar.
Una loca pacífica en todo caso. En este punto os dedico un escrito de Madre Teresa de Calcuta: No te detengas. Ella, como tanta gente de valor, nunca se detuvo. Lo suyo era entre ella y Dios, y como dejó dicho, no necesitaba que nadie lo comprendiera, sabía que estaba haciendo aquello que le pedía su corazón. Qué bueno que aquello que le estaba pidiendo su corazón, hiciera bien a tanta gente, y lo siga haciendo a través de todo cuanto escribió. Obra obrada y obra divulgada, tan valiosa la una como la otra, independiente de su religión, pues también dejó dicho que ella amaba a todas las religiones. Para mí religión tiene un significado distinto quizá de la iglesia: hacer el bien y no mirar a quien. Y esto no se lo debo a la iglesia, se lo debo a mi padre que siempre lo repitió. Creo que en última instancia abrí este blog para seguir conversando con él más allá de la muerte. Esperando con mis escritos salvar toda la distancia que nos separa, y la que nunca nos separó. Fue también a su modo un reto a la muerte. A decirle en la cara que no le perdono a nadie de los que se llevó, y que me sumo sus vidas -como hace Albert Espinosa- desde que era muy niña. Mis palabras son palabras de vida y muerte, porque al fin y al cabo nosotros no escogemos nuestras palabras: nuestras palabras nos escogen. Nos llegan desde quién sabe donde y nos arropan. Me he asomado desde un principio para deciros que encontréis las vuestras, esas que os arropen, y que en lo posible arropéis a todos los que podáis con ellas. Enseñadles a arroparse a sí mismos y arropar también a los demás, es la única lección de vida que vale la pena. Todas las demás nos sobran.
PD: Un beso a tod@s y ser muy felices; todo cuando podáis. Sed egoístas en eso, porque vuestra felicidad es también la felicidad de los demás. Si algo le sobra a la vida es tragedia.
(Perdonaréis que no hay corregido el texto, como tantas veces, de haberlo corregido me hubiese censurado, y no habría dicho justamente lo que intentaba decir. Y entonces os habría fallado). :(Y perdonaréis que os deje solitos, eso me echaréis en cara, pero no es para nada cierto. Desde un principio os dejé enlaces importantes en cada entrada. Fueron los lugares hermosos a los que mi muso me llevó y quise compartir con vosotros. Esos sitios seguirán abiertos para vosotros y para mí. Al entrar en ellos y leer nos seguiremos encontrando. De modo que ya no hay excusas, ni por aquí ni por ahí :)
http://www.pillateunlinux.com/los-peligros-de-las-redes-sociales-facebook-tuenti/
http://www.pabloburgueno.com/wp-content/uploads/2009/06/El-peligro-de-las-redes.pdf
jueves, 15 de marzo de 2012
Una mano tendida: una mano amiga
Después de una de mis últimas entradas he pensado mucho en la razón de que este lugar, abierto en principio por muy poco tiempo se haya mantenido hasta ahora, y quien sabe hasta cuando. Cuando hay una parte de mí tan dada a querer huir, cerrarlo, y echarlo al olvido. No sé si en cada escritor hay dos seres que se contraponen a sí mismos de continuo, por un enlace de Enrique Páez que dejé por aquí hace unos días, diría que sí.
Pues bien, la razón más poderosa por la que este lugar continúa abierto es porque Care Santos enlazó mi blog a la lista de los que pueden seguirse desde su blog. De una forma que me ha cautivado por completo, pues cuando lo hizo este lugar aún no tenía ni una sola entrada. Era un riesgo para el estatus de una escritora con el bagaje que ya llevaba detrás, y aún me sorprendo cuando entro en su página y me da por fijarme: que esa puerta siga estando ahí, después de tanto tiempo. Entre nos, creo que jamás ha leído una sola línea de lo que he escrito, y que justo por eso sigo ahí. Por eso, o porque nadie como un escritor sabe lo que significa escribir, para aquel que nunca deja de hacerlo.
En cualquier caso es un sueño de tantos sueños que uno nunca llegó a imaginar y que suceden, así porque sí, porque la vida nos enlaza de tal forma a todo cuanto anhelamos que nos hace un guiño a ser justo aquello que deseamos ser. Por eso nunca debemos detenernos ante la simple duda, pues la vida es lo bastante rauda como para dudar. Somos una flecha que se dirige continuamente hacia su objetivo, sin que su objetivo prioritario sea llegar. No importa llegar o no llegar, lo único importante es el camino. Estando en el camino que uno elige de motu propio, ya va camino de todos sus sueños, y es eso lo único que nos debería importar. Solo importa el aquí y el ahora: no hay nada más. Solo importa dibujar nuestra huella sobre el camino, para dejar constancia de que vamos, aunque a veces dudemos de a donde vamos. Vamos y es suficiente. Ir es siempre preferible a estar estancados, porque ir significa sumar.
Mi vida es una vida llena de casualidades, justo porque nunca estoy quieta. Yo, que en el fondo siempre aspiro a reposar...existe algo dentro de mí,en disonancia conmigo misma, que nunca me deja. Por eso me suceden cosas que aunque quisiera jamás llegaría a imaginar, como esa mano tendida que nunca olvido, y que sin saberlo, mantiene aún abierto este desordenado lugar...quien sabe por cuanto tiempo.
http://silencioeslodemas.blogspot.com/2012/03/la-ausencia.html
Pues bien, la razón más poderosa por la que este lugar continúa abierto es porque Care Santos enlazó mi blog a la lista de los que pueden seguirse desde su blog. De una forma que me ha cautivado por completo, pues cuando lo hizo este lugar aún no tenía ni una sola entrada. Era un riesgo para el estatus de una escritora con el bagaje que ya llevaba detrás, y aún me sorprendo cuando entro en su página y me da por fijarme: que esa puerta siga estando ahí, después de tanto tiempo. Entre nos, creo que jamás ha leído una sola línea de lo que he escrito, y que justo por eso sigo ahí. Por eso, o porque nadie como un escritor sabe lo que significa escribir, para aquel que nunca deja de hacerlo.
En cualquier caso es un sueño de tantos sueños que uno nunca llegó a imaginar y que suceden, así porque sí, porque la vida nos enlaza de tal forma a todo cuanto anhelamos que nos hace un guiño a ser justo aquello que deseamos ser. Por eso nunca debemos detenernos ante la simple duda, pues la vida es lo bastante rauda como para dudar. Somos una flecha que se dirige continuamente hacia su objetivo, sin que su objetivo prioritario sea llegar. No importa llegar o no llegar, lo único importante es el camino. Estando en el camino que uno elige de motu propio, ya va camino de todos sus sueños, y es eso lo único que nos debería importar. Solo importa el aquí y el ahora: no hay nada más. Solo importa dibujar nuestra huella sobre el camino, para dejar constancia de que vamos, aunque a veces dudemos de a donde vamos. Vamos y es suficiente. Ir es siempre preferible a estar estancados, porque ir significa sumar.
Mi vida es una vida llena de casualidades, justo porque nunca estoy quieta. Yo, que en el fondo siempre aspiro a reposar...existe algo dentro de mí,en disonancia conmigo misma, que nunca me deja. Por eso me suceden cosas que aunque quisiera jamás llegaría a imaginar, como esa mano tendida que nunca olvido, y que sin saberlo, mantiene aún abierto este desordenado lugar...quien sabe por cuanto tiempo.
http://silencioeslodemas.blogspot.com/2012/03/la-ausencia.html
¿Psicóloga y escritora?
Creo que desde siempre me ha fascinado el mundo de la psicología. Casi del mismo modo en que me fascina el mundo de los relatos. Y pocas veces ambas cosas confluyen en un mismo lugar en el mismo tiempo.
Fue como siempre la casualidad la que me llevó a este rincón de riqueza lingüística y sensatez al unísono. Es un lugar lleno de buenos consejos y de paz, con pequeñas cartas a grandes males de nuestro tiempo.
Un lugar donde es posible el conocimiento de nosotros mismos y nuestros remedios, a través de pequeños relatos con un sabor muy dulce en su parte final. Psicóloga y escritora a partes iguales quizá; y llena de ingenio.
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