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domingo, 2 de febrero de 2014

Olas de nueve metros en el litoral

Esta madrugada la villa marinera se inundaba con agua de mar, caminabas por calles cercanas a tu antigua escuela y el agua te llegaba hasta los tobillos. Los marineros solo pensaban en ir a achicar el agua de su medio de vida: las barcas que se balanceaban en el puerto, pero no podían; las olas de nueve metros sobrepasaban el rompeolas. Y el riesgo de pasar andando, o en coche y terminar siendo arrastrado por ese golpe de mar, los terminó disuadiendo, incluso siendo conscientes de que si la barca se terminaba llenando de agua, se hundiría y su único medio de vida pasaría a engrosar el fondo del mar.

Hubo muchas historias entrecruzadas en ese momento en que las olas trepaban el muro de la iglesia también, llegando hasta sus cimientos de miles de años de antigüedad, todo es dramático mientras esperas que la sobrina del marinero se suba a tu coche para poder llevarla al fin a su casa y ponerla a salvo, de su intento desesperado de ir a achicar el agua ella sola, si nadie va.

En ese momento en que lo consigues, una estrella fugaz rompe la noche hacia donde estás, entonces les gritas a todos que pidan un deseo mientras pides el tuyo; la prisa hace que esta vez pidas un deseo imposible del todo, y no te importa. Esa noche el verdadero milagro es que las barcas saluden a la mañana íntegras, ¿Lo habrán conseguido?

Es todo lo que puedes preguntarte mientras despiertas de una noche larga, que será revivida durante mucho tiempo entre esa belleza, a veces dramática, que conforma lo que ahora eres; lo que serás.

2 comentarios:

  1. La barca aguantó, y vaya si aguantó ;)

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  2. En otra villa marinera, Cudillero, se registró una ola de 20,87 metros; posiblemente la que destruyó parte del dique. Fue un dato que dieron ayer, cuando estamos a la espera de otro temporal.
    Llueve sobre mojado

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