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lunes, 17 de octubre de 2011

La voz del recuerdo

Si la misma voz del recuerdo hablase con su mejor voz, apuesto a que hablaría tal que así. Sin embargo mientras leo no puedo dejar de sorprenderme. Es curioso leer aquello que nunca hemos sabido explicar. Gracias Sneyder


6 comentarios:

  1. La sensación al recordar y sumergirte en tu niñez la hemos sentido todos alguna vez, esas horas que se consumen en la tranquilidad compartiéndolas con los amigos, el corretear en verano escuchando el canto de los pájaros que incluso la brisa enmudecía…ese recuerdo de la abuela cuando hacia el pan…son recuerdos que perduran en el tiempo. Veranos de risas y cantos, de deambular por el campo…
    Aquel amor que surgió junto a la alameda…y perdura…
    Son los recuerdos que han venido a visitarme.
    Gracias Begoña por el comentario y entrada.

    Un fuerte abrazo , amiga.

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  2. Preciosos esos versos de en blanco y negro.

    Y tu frase magnífica.

    ¿Qué sería de nosotros sin la voz de ciertos recuerdos?

    Los recuerdos de nuestra niñez siguen a nuestro lado siempre recordándonos quienes somos, pase el tiempo que pase.
    Porque aquellos días los vivimos tan a full, tan a corazón abierto, que son experiencias inolvidables.

    Éramos tan distintos, que nos provoca un sentimiento de evocación mágico.

    La magia es inmortal al igual que esos recuerdos.

    Un abrazo gigantesco.

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  3. Exacto, a los que logran hacerlo les llamamos grandes escritores. Un gran abrazo

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  4. Me has hecho pensar en que hace tiempo que huyo de los recuerdos.
    Me siento mejor desde que no me atormentan.

    Besos.

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  5. Es, identificarte completamente en lo que ha escrito otra persona... Es una sensacón sorprendente, en ocasiones da un poco de miedo.
    "Es curioso leer en otros aquello que sentimos y que nunca hemos sabido explicar"

    Un abrazo.

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  6. Así es... Somos tan iguales y a la vez tan distintos que tu antojo recorrerá mis quimeras y mi capricho visitará tus escondrijos.

    Entrañable huella del pasado. Felicidades a la autora.
    Un fuerte abrazo,
    Mián Ros

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