Un blog donde la tristeza y el buen humor caminan de la mano. Donde los límites entre fantasía y realidad se entremezclan hasta conformar un solo presente.
jueves, 30 de septiembre de 2010
Lección para hoy
martes, 28 de septiembre de 2010
¿Porque tengo que parar yo?
lunes, 27 de septiembre de 2010
Huelga general
viernes, 24 de septiembre de 2010
El eco
jueves, 23 de septiembre de 2010
El otoño
miércoles, 22 de septiembre de 2010
Rizando el rizo
martes, 21 de septiembre de 2010
La enfermedad del olvido
lunes, 20 de septiembre de 2010
Ana de las tejas verdes
viernes, 17 de septiembre de 2010
Que lástima
jueves, 16 de septiembre de 2010
Un sueño de tantos
miércoles, 15 de septiembre de 2010
LLego tarde
martes, 14 de septiembre de 2010
Algo precioso que leer
lunes, 13 de septiembre de 2010
¿Podemos cambiar?
viernes, 10 de septiembre de 2010
De bien en mejor
jueves, 9 de septiembre de 2010
Libros que todo aspirante a escritor ha de leer
martes, 7 de septiembre de 2010
La simplicidad
lunes, 6 de septiembre de 2010
Las muchas casualidades
domingo, 5 de septiembre de 2010
Personajes fascinantes
sábado, 4 de septiembre de 2010
Formas de colaborar
viernes, 3 de septiembre de 2010
Intentarlo para mejorarlo
Un escritor profesional se queja porque determinados libros que se publican ni son poesía ni son novela. Hasta ahí puedo estar de acuerdo. También asegura que se publican muchos libros que ni debieran ser escritos…aquí me cruje un poquíto el ánimo, porque escribir es ante todo un acto de libertad, al menos para mí lo es más que cualquier otra cosa. Es inventarse un espacio tan amplio como se antoje y andar por el sin cortapisas, lo cual hace del acto de escribir en sí mismo un lujo al alcance de cualquiera. Cualquier persona con un mínimo conocimiento del abecedario puede escribir si se le antoja, aunque escriba vaca con b, o nube con v, gato con j o huella sin h. La vaca del pasto, la nube del cielo, el gato del tejado o la huella en la arena siguen siendo la misma cosa, no voy a ponerme tiquismiquis porque alguien me escriba un cuento que puedo entender poniendo algo de mi parte, ¿Qué madre del mundo no recibió alguna vez un elaborado poema que atesora como oro en paño lleno de faltas de principio a fin? ¿Era menos perfecto en su composición por no manejar ciertas normas? ...¿Verdad que no?
Sobre el mundo editorial cabe decir que cualquier editor puede editar lo que se le antoje del mismo modo que cualquier lector puede leer lo que libremente le apetezca.Porque una cosa es el producto y otra el etiquetado. Yo no puedo envasar ancas de rana y hacerlas pasar por alas de pollo, que es algo que se viene haciendo así porque sí en el mundo editorial, eso no vamos a negarlo. De ahí que muchos escritores se rasguen las vestiduras y con razón, en esa historia no entro. No me atañe, porque yo no soy escritora, soy ama de casa y bastante tengo ya con lo mío y con mi forma de ser para andar buscándome problemotas.
Por eso me viene a dar lo mismo que se publiquen libros de poesía que no lo son, novelas que no son novelas, que se les de bombo y platillo, que se vendan como churros, que invadan el mercado aislando a los escritores de verdad que cada vez lo tienen más difícil para destacar si no tienen un nombre muy hecho. Y me da lo mismo porque yo no vivo de escribir, y como lectora sé de antemano los libros que me van a gustar –sean buenos o menos buenos- y solo esos me leeré hasta el final, y solo ellos me recompensarán que es mi verdadero objetivo. Una lectura que aporte algo a mi yo común, que me beneficie en mi vida diaria. Punto y coma.
Me tropezaré con esos libros de artificio de escritores de humo que son superventas y también un engañabobos, ¿quien no se ha tropezado con alguno?, pero tampoco me quitará el sueño porque lo devolveré a biblioteca tan campante y jamás se me ocurrirá repetir, incluso me reiré sarcásticamente cuando lea su título de perfil. Porque a mí no me ha engañado, no es literatura, es bazofia. O es un tormento, o trata un tema que me horripila, o me angustia, me desagrada, me recuerda precisamente lo que quiero olvidar, o quien sabe cuantas razones más habría para que la balanza se incline del lado negativo de un modo fehaciente.