Tendemos a encasillar a las personas y no sé si, tal como se dice en esta entrada, una mujer maltratada tiene siempre este perfil que se apunta. Si es tan reconocible a simple vista como pensamos. Si en verdad dentro de cada familia en la que hay un maltratador, puede percibirse desde afuera.
A veces pienso que no. Demasiadas veces cuando muere una mujer, sus vecinos se echan las manos a la cabeza, cuando no su familia, y dicen eso que viene a significar que parecía un hombre perfecto. A veces no todo es tan previsible como cabe pensar. A veces las situaciones se cronifican y la mujer, que se encuentra dentro, no tiene la perspectiva completa de su realidad. Es entonces cuando alguien desde afuera, con suerte le dice eso de: eres una mujer maltratada y estás en riesgo. Debes abandonar tu hogar.
Entonces, por fortuna, en su comunidad hay casas de acogida y profesionales de la psicología para tenderle una mano si llama al 016 o acude a una comisaría de policía. Y es justo ahí, entre las personas que verdaderamente conocen el tema donde todo comienza a cambiar. Hay una vida nueva cuando el nubarrón que se cierne sobre sus cabezas se despeja de pronto y un sol grande y fuerte comienza a brillar. Porque la víctima al contrario que su maltratador es alguien que respeta la vida y el pensamiento de quienes le rodean, sabe vivir no solo respetando sino amando las normas explícitas de la convivencia; es alguien válido en la sociedad en la que se encuentra, y al salir de su embrollo respira con nueva fuerza. Después de tanto tiempo sin respirar.
Todo esto y mucho más se me ocurre después de leer esta entrada que os recomiendo. Y es que hay blogs que se han actualizado poquíto, pero cuyo contenido es certero, y merece volar más lejos...ahí va.
A veces pienso que no. Demasiadas veces cuando muere una mujer, sus vecinos se echan las manos a la cabeza, cuando no su familia, y dicen eso que viene a significar que parecía un hombre perfecto. A veces no todo es tan previsible como cabe pensar. A veces las situaciones se cronifican y la mujer, que se encuentra dentro, no tiene la perspectiva completa de su realidad. Es entonces cuando alguien desde afuera, con suerte le dice eso de: eres una mujer maltratada y estás en riesgo. Debes abandonar tu hogar.
Entonces, por fortuna, en su comunidad hay casas de acogida y profesionales de la psicología para tenderle una mano si llama al 016 o acude a una comisaría de policía. Y es justo ahí, entre las personas que verdaderamente conocen el tema donde todo comienza a cambiar. Hay una vida nueva cuando el nubarrón que se cierne sobre sus cabezas se despeja de pronto y un sol grande y fuerte comienza a brillar. Porque la víctima al contrario que su maltratador es alguien que respeta la vida y el pensamiento de quienes le rodean, sabe vivir no solo respetando sino amando las normas explícitas de la convivencia; es alguien válido en la sociedad en la que se encuentra, y al salir de su embrollo respira con nueva fuerza. Después de tanto tiempo sin respirar.
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