Sé escribir una historia, eso creo, pero siempre me falla el marco en el que va ese lienzo. Hago rehago, busco rebusco, pongo del derecho y del revés, lo vuelco todo y comienzo, resto y vuelvo a sumar, sumo y vuelvo a restar, me veo incapaz y lo dejo. Lo retomo de nuevo, lo veo claro, tomo distancia, se torna oscuro. Siempre hay algo que falla, que no encaja, y quizá es lo mismo: falta de documentación. Que viene a ser tener nociones de historia. Quizá.
Es por eso que al leer esta entrada la encontré completa, una buena historia dentro de un tiempo que apetece explorar.
Os dejo la entrada
Un blog donde la tristeza y el buen humor caminan de la mano. Donde los límites entre fantasía y realidad se entremezclan hasta conformar un solo presente.
martes, 4 de diciembre de 2012
Conceptos incompatibles
Llegué a su casa, me hizo entrar hasta la cocina, después de hablar un rato me preguntó "¿No notas esto muy vacío?, miré alrededor y negué con la cabeza; para mí aquello no estaba más vacío que otras veces. Me dijo que se separó de su marido, y aunque suene raro yo sabía que lo suyo terminaría en separación, y lo sentí como una liberación, como una recuperación de la autoestima para ella, como un final feliz muy merecido. Y entonces continúo, llevaba pegándola quince días, y el viernes se fue con otra; bueno en realidad se volvió a casa de sus padres, pero a unos amigos comunes les dijo que la quiere a ella, a la otra.
A veces incluso yo tengo poco que decir, a veces las palabras sobran porque todo lo llenan los conceptos, allí, alojado en alguna parte estaba su concepto de vivir junto a él para siempre y morir de viejecitos el uno al lado del otro. A veces contra eso no hay nada que hacer. Creo que el drama de los malos tratos parte de ahí, de un concepto inadaptable a otras formas de vida que prefiere morir a trazarse otro plan.
"Estoy tan enamorada que sé que si vuelve lo perdonaré". Ahí me sublevé y le hice entender que si un hombre te pega no te merece y que después de esa sola vez vendrán muchas más y nunca lo dejará de hacer. Le dije que si un hombre me levantase la mano una vez me dejaría muy claro que debo vivir sin él, porque desde ese momento todo acabó; que las historias de amor que no han terminado se terminan justo ahí. Me dijo que sus hijas no querían verlo y que él llevaba una semana sin contactar con ellas para nada, porque ahora sólo quería a Carmela. Aunque Carmela sigue viviendo con el otro, ese que no es su marido pero que siempre pensé que lo era. En ese momento tuvo que explicármelo bien, porque a veces no entiendo nada: Carmela vive con su compañero, pero aún así está ennoviada o como quiera que se diga con su marido. Vivir para ver.
Me pierdo en los análisis erróneos. Me callo porque sé que nada de lo que diga servirá. La guardia civil llegó hasta su casa por la llamada angustiada de una vecina, él se fue de casa con algo de ropa, yo creo que por la incomodidad de tener que explicarse frente a ellos, pero aún así ella no quiso denunciar y dejar que le mandasen a dormir al calabozo -ahí tuve que respirar fuerte para no interrumpir- La guardia civil insistió en que ella interpusiese una denuncia contra él, y ella no quiso ponerla, por más que insistieron se fueron de su casa con el papel sin rellenar: "Lo quiero demasiado para hacer eso. Si se va que sea feliz". Le dije que a mí nunca me gustó Carmela, me dijo que eso lo intuía por lo poco que me había visto últimamente, sé que también lo sabía porque a lo largo de este verano se lo dije alguna vez. Me dijo que Carmela iba todos los días a su casa porque su plan era llevarse a su marido. Te quitó un peso de encima, le respondí, y sus ojos llenos de tristeza se fijaron en mí, y también se molestaron, pero a veces aunque quiera no sé callarme una verdad. Ni sé ni quiero.
Quien se va por su voluntad que lejos se quede. Amén.
A veces incluso yo tengo poco que decir, a veces las palabras sobran porque todo lo llenan los conceptos, allí, alojado en alguna parte estaba su concepto de vivir junto a él para siempre y morir de viejecitos el uno al lado del otro. A veces contra eso no hay nada que hacer. Creo que el drama de los malos tratos parte de ahí, de un concepto inadaptable a otras formas de vida que prefiere morir a trazarse otro plan.
"Estoy tan enamorada que sé que si vuelve lo perdonaré". Ahí me sublevé y le hice entender que si un hombre te pega no te merece y que después de esa sola vez vendrán muchas más y nunca lo dejará de hacer. Le dije que si un hombre me levantase la mano una vez me dejaría muy claro que debo vivir sin él, porque desde ese momento todo acabó; que las historias de amor que no han terminado se terminan justo ahí. Me dijo que sus hijas no querían verlo y que él llevaba una semana sin contactar con ellas para nada, porque ahora sólo quería a Carmela. Aunque Carmela sigue viviendo con el otro, ese que no es su marido pero que siempre pensé que lo era. En ese momento tuvo que explicármelo bien, porque a veces no entiendo nada: Carmela vive con su compañero, pero aún así está ennoviada o como quiera que se diga con su marido. Vivir para ver.
Me pierdo en los análisis erróneos. Me callo porque sé que nada de lo que diga servirá. La guardia civil llegó hasta su casa por la llamada angustiada de una vecina, él se fue de casa con algo de ropa, yo creo que por la incomodidad de tener que explicarse frente a ellos, pero aún así ella no quiso denunciar y dejar que le mandasen a dormir al calabozo -ahí tuve que respirar fuerte para no interrumpir- La guardia civil insistió en que ella interpusiese una denuncia contra él, y ella no quiso ponerla, por más que insistieron se fueron de su casa con el papel sin rellenar: "Lo quiero demasiado para hacer eso. Si se va que sea feliz". Le dije que a mí nunca me gustó Carmela, me dijo que eso lo intuía por lo poco que me había visto últimamente, sé que también lo sabía porque a lo largo de este verano se lo dije alguna vez. Me dijo que Carmela iba todos los días a su casa porque su plan era llevarse a su marido. Te quitó un peso de encima, le respondí, y sus ojos llenos de tristeza se fijaron en mí, y también se molestaron, pero a veces aunque quiera no sé callarme una verdad. Ni sé ni quiero.
Quien se va por su voluntad que lejos se quede. Amén.
lunes, 3 de diciembre de 2012
Un momento, una canción
Eran las dos de la madrugada de un día que comenzó tan soleado como si el mismo sol quisiera estar presente, frente al ayuntamiento, en el que Julián esperaba a la chica que sería su mujer en adelante. Estaba radiante y nervioso, más guapo que nunca, quizá también más solo de lo que nunca estuvo, con todos los objetivos retratando ese momento. Llegó la novia y fue a abrir la puerta del coche conteniendo el aliento, en el momento en que ella salió y se colocó el vestido, verificó que las flores del ramo estaban en su sitio, y localizó a sus padres con la mirada, tuvo que darle el primer beso, para no estallar de felicidad; fue su forma de decirle sin palabras lo mucho que la echó en falta desde la tarde anterior.
Quince horas más tarde, en el restaurante que eligieron para el banquete, se despedían de todos con un baile y una canción. Todos los objetivos recogieron ese momento en que una letra es capaz de decirlo todo y se contagia esa magia inconfundible que lleva el amor.
Estar contigo
Quince horas más tarde, en el restaurante que eligieron para el banquete, se despedían de todos con un baile y una canción. Todos los objetivos recogieron ese momento en que una letra es capaz de decirlo todo y se contagia esa magia inconfundible que lleva el amor.
Estar contigo
sábado, 1 de diciembre de 2012
Historias de Internet
Me gusta que me cuenten una historia bonita en cuestión de minutos, y esto a veces es posible en el ancho mundo de los blogs, la curiosa forma en que uno va llegando desde uno a otro, a veces me parece cosa de magia.
A veces las historias más increíbles son extraídas de la realidad, esa que ni imaginada podría ser más bonita.
Os dejo la historia
A veces las historias más increíbles son extraídas de la realidad, esa que ni imaginada podría ser más bonita.
Os dejo la historia
viernes, 30 de noviembre de 2012
Cero recortes en investigación de enfermedades
Que no se recorte en investigación, esta es otra petición que hacen los enfermos que esperan un avance en sus tratamientos, que puedan devolverles de nuevo a casa y a la seguridad de su vida normal. Esto que piden también lo piden para otros, porque cuando algo se mejora lo hace para cada habitante que puebla nuestro planeta.
Incluso lo cantan con todo el entusiasmo y la ternura que solo los niños y adolescentes saben expresar.
Cero recortes en sanidad
Incluso lo cantan con todo el entusiasmo y la ternura que solo los niños y adolescentes saben expresar.
Cero recortes en sanidad
Ellos nos recuerdan muchas cosas que no podemos olvidar
miércoles, 28 de noviembre de 2012
Que nadie recorte en salud
Cuando atraviesas la puerta del hospital lo haces porque hay un enfermo al que no sabes cuidar. Llegas con una angustia infinita porque no sabes qué hacer, apenas si puedes respirar, al dar los datos a la persona que está al ordenador casi no te encuentras las palabras. De pronto descubres que solo puedes balbucear, porque la situación te parece tan insalvable que te has puesto en lo peor. Es en ese momento donde encuentras tanta calma y tanto saber estar, que cuando vas hacia la sala y miras hacia los lados, te das cuenta de la profesionalidad, de todo el servicio médico, que está ahí, para demostrarte sus años de experiencia y su capacidad, de en tan solo unas horas, devolverte a tu enfermo con un tratamiento que a todas luces le sanará.
Hubo momentos en los que tú les necesitaste a ellos, ahora son ellos los que te necesitan. Y es bueno
que sepan que también estás, para luchar por sus derechos, que son los tuyos: el derecho a la
sanidad.
Que nadie recorte en salud
martes, 27 de noviembre de 2012
Cuando comienza una guerra
Cuando comienza una guerra nadie sabe las consecuencias que traerá, de modo que no concibo que se comience una guerra. Mis abuelos estuvieron en una guerra y desde pequeña les pregunté mucho sobre el tema, me dieron pocas respuestas, mi padre nació en medio de una guerra, también a mi padre le hice muchas preguntas cuando era pequeña. De alguna manera, mientras ellos me contaban, yo estuve allí, y no me gustó ese mundo que describían, lo que pasaba, así como tampoco lo que quedó. Tras esa guerra quedaron muchas muertes en el pueblo y mucha destrucción, muchas enfermedades como consecuencia directa, mucha miseria, mucha hambre y mucho dolor. Es todo eso lo que desde siempre asocio a las guerras, y sé que no me equivoco, sé que todo es como lo imagino; y mucho peor.
Ayer, mientras preparaba la comida me asaltaron con una noticia, sí, las guerras también te asaltan desde miles de kilómetros de distancia con toda su artillería, entrando en tu casa a través de la pantalla del televisor; de modo que cualquier guerra a su modo te atañe también. No es nada comparable, y quizá no debiera compararlo, lo sé, pero desde pequeña tiendo a compararlo todo; de ese modo intento calibrar internamente qué está mal, y qué está bien. Pues bien, mientras preparaba la comida en la calma de mi hogar me asaltaron las imágenes de unos niños que jugaban en un patio de Siria y fueron bombardeados por unas bombas racimo, prohibidas por la ONU, dijeron, entonces me pregunté por qué no hay nadie que prohíba las guerras. Deberían prohibirse todas de un modo tajante y obligar a los países a usar solo artillería de teclado de ordenador. Poner a sus mandatarios a jugar a un juego de guerra virtual, o a enviarse emails purulentos o lo que prefieran, pero que dejen tranquilo al país. Que nos dejen tranquilos a todos, que no queremos destrucción, ni muerte, ni enfermedades, ni hambre, ni miseria: que solo queremos vivir.
Las imágenes de ayer eran tremendas, tanto que aún estoy sangrando de ellas, diez niños que jugaban en la tranquilidad de su pueblo mientras una bomba racimo se dejó caer desde el cielo. ¡Qué injusto que pueda suceder algo así!, ¡y que ocurra todo eso que está ocurriendo aunque no lo veamos! No me gusta vivir en un mundo así.
Y no tengo otra opción.
Ayer, mientras preparaba la comida me asaltaron con una noticia, sí, las guerras también te asaltan desde miles de kilómetros de distancia con toda su artillería, entrando en tu casa a través de la pantalla del televisor; de modo que cualquier guerra a su modo te atañe también. No es nada comparable, y quizá no debiera compararlo, lo sé, pero desde pequeña tiendo a compararlo todo; de ese modo intento calibrar internamente qué está mal, y qué está bien. Pues bien, mientras preparaba la comida en la calma de mi hogar me asaltaron las imágenes de unos niños que jugaban en un patio de Siria y fueron bombardeados por unas bombas racimo, prohibidas por la ONU, dijeron, entonces me pregunté por qué no hay nadie que prohíba las guerras. Deberían prohibirse todas de un modo tajante y obligar a los países a usar solo artillería de teclado de ordenador. Poner a sus mandatarios a jugar a un juego de guerra virtual, o a enviarse emails purulentos o lo que prefieran, pero que dejen tranquilo al país. Que nos dejen tranquilos a todos, que no queremos destrucción, ni muerte, ni enfermedades, ni hambre, ni miseria: que solo queremos vivir.
Las imágenes de ayer eran tremendas, tanto que aún estoy sangrando de ellas, diez niños que jugaban en la tranquilidad de su pueblo mientras una bomba racimo se dejó caer desde el cielo. ¡Qué injusto que pueda suceder algo así!, ¡y que ocurra todo eso que está ocurriendo aunque no lo veamos! No me gusta vivir en un mundo así.
Y no tengo otra opción.
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