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jueves, 5 de enero de 2012

Decidió irse de este mundo

Porque su presente era tan insoportable para sí mismo que ni le buscó explicación. Le pareció que le tomaban el pelo desde la política, durante tanto tiempo corrupta, durante tanto tiempo esquiva con la realidad del trabajador mileurista, aquel a quien se ha ido minando día tras día, haciéndole cuadrar las cuentas; esas cuentas que alguien por iniciativa propia desvió hacia su propia cartera en un suma y sigue repetido tantas veces desde todos los ángulos.
Miraba el mundo y el mundo se había vuelto loco. No quería pertenecer a el. Ya no quería, y en sus silencios era todo cuanto se repetía. En muchas ocasiones visitó las tumbas de los muertos, y pensó que ellos al menos estaban vivos y descansaban en paz. Él añoró esa forma de estar vivo y de estar en paz. Fue algo que no le dijo a nadie, porque simplemente no podía decirlo, se sabía querido, ese no era el problema, tenía una mujer e hijos, una madre, hermanos, amigos...mucha gente que de veras lo quería y lo hubiese detenido de su plan. Y lo sentía por ellos, de veras que sentía dejarles solos, pero no podía seguir participando de un mundo así. Ya no quería.
Estaba cansado de tanta corrupción política por todas partes. De tanta gente que moría de hambre y de penuria, mientras otros estrenaban trajes y daban conferencias llenas de mentiras. De tantas guerras que destruirían países levantados con el sudor mezclado de honestidad de tantas razas que sólo ansiaban vivir en paz. Y que nunca les dejaban, sólo porque la avaricia de algunos que disfrazaban de excusas entraría a saquearles bajo millones de excusas. Ya no podía seguir esperando que alguien viniese a arreglarlo, el mundo estaba más atado de pies y manos que nunca, bajo tratados y acuerdos, bajo firmas y apretones de manos, bajo una parafernalia imposible de desenmascarar. Es por eso mismo que se iba. No quería formar parte de este sistema, ya no, y gritarlo en voz alta o confesarlo en voz baja tendría el mismo efecto, no sería suficiente para nadie, no serviría de excusa; y les quería demasiado para dejarles en el recuerdo de ese dolor.
Había decidido despedirse entre sonrisas. Entre tardes gloriosas en su compañía como cualquier día más. Y esperaba que pudiesen perdonarle. Que supiesen vivir sin él hasta el fin de sus días. Y que no cambiasen nunca pese a ese abandono que decidió. Hubiese odiado contagiarles su desánimo, fue por eso que no lo pronunció, es por eso que ningún suicida intenta hacerse comprender, su decisión está tan firmemente decidida desde hace tanto tiempo y es tan inamovible que nada la podrá cambiar.
Lo único que esperaba era que no dejasen de quererle tal y como le habían querido. Que no se reprocharan no haber podido ayudarle: nadie podría. Que siguiesen con sus vidas tal y como si él estuviera, porque si algo tenía muy claro es que se quedaba. No como un proyecto futuro, sino como una realidad pasada. Con sus sonrisas, con sus palabras, con sus apretones de manos, sus bromas fáciles: todo quedaba. Esperaba en un último esperar quedarse con todos ellos hasta su último día, ese que nunca acaba.
Sé que cuando tu mejor amigo decide abandonar la vida por iniciativa propia no hay palabras que sirvan de consuelo. Hace años alguien a quien yo quería hizo lo mismo, y esto es todo cuanto saqué en conclusión: que se fue, es cierto que se fue, y que incluso en sus últimos días presentí su decisión, incluso tuve una visión y caí en una especie de trance que ni quiero recordar. Y no pude hacer nada. Nadie puede hacer nada. Salvo quererle por todo lo que fue. Eso es lo que se puede hacer, alegrarse porque una vez estuvo a nuestro lado siendo tan especial como aún lo es. Aunque ya no estando esté.
En este punto podría dejar un enlace a una hermosa entrada, pero no lo haré. En respeto a una privacidad privada. Hay escritos que duelen tanto al ser escritos como la sangre de uno cuando se derrama. En respeto a eso no lo haré. Desearía que mis palabras fueran el bálsamo mismo en que me curé. Aunque hay dolores que nunca acaban. Sólo acaban en el mismo instante en que uno deja de ser. Por eso es bueno que vivan muchos, muchos años, y es bueno tenerlos. Todo lo que duele, duele por lo importante que fue.

martes, 3 de enero de 2012

Reflexión editorial

Creo que vale la pena leer y reflexionar sobre todo lo que se apunta en esta entrada. Porque si algo está muy claro es que los tiempos comienzan a cambiar en el mundo editorial. El tema está en si conducir tu camino o dejar que te conduzcan, con sus pros y sus contras. Caminar cuando tú quieres y detenerte cuando te apetezca es la máxima expresión de libertad. Saber que pisas sobre el camino que eliges y que vas por donde quieres puede ser que en la balanza del menos sea más.


http://blancamiosiysumundo.blogspot.com/2011_12_01_archive.html#1767016968602201291

lunes, 2 de enero de 2012

Pienso, luego vivo

Desde que abrí este blog, mucha gente de mi alrededor se asusta, y es por algo simple. Nadie que me conozca en persona sabe que tengo este lugar del ciberespacio, y no les dije nada porque ellos ya me padecen en vivo y en directo, creo que con eso tienen de mí dosis suficiente, no necesitan sufrirme más. Soy la misma pesadilla de este lado que del otro, doy la misma brasa cuando algo me da vueltas en la cabeza, meto la patita para intentar obtener otro punto de vista distinto al mío para completar el mosaico de lo que intento analizar. Si bien ahora les hago una entrada expositiva sobre cada tema que me ocupa, de una extensión parecida a cada entrada de blog, y toda de improviso. Me escuchan, me miran, asienten y un poco azorados me dan sus respuestas.
Nada disfruto tanto como extrayendo de la gente su forma de enfocar, y hablo demasiado en todos los lugares en los que me siento en casa, en confianza, y en buena compañía. Ya en mis primeros años escolares me sacaban al pasillo por preguntarlo todo, por interrumpir la clase y no callar. Es un defecto penoso en compañía de según qué gente, pero hay una gran diferencia entre indagar en lo que piensa la gente, y vigilar lo que hace. A mí no me importa lo que cada quién haga con su tiempo, no critico a nadie por ir o volver de aquí o de allá, no me ocupo para nada si menganito o zutanita esto y aquello, ellos sabrán. Hablo con todo el mundo sobre todas sus conclusiones y las contrasto con las mías, me divierte ese juego en que pocas percepciones sobre lo mismo coinciden. Un idéntico hecho, según una u otra persona, puede ser muy distinto y lo mismo de cierto. Me divierte ese conocer al otro que tengo enfrente cuando hay un mínimo de conexión, o de mutuo respeto. A veces creo que soy un caso clínico o para someter a estudio, y quizá lo que sucede es que ejercito la mente, la lleno de contrastes, y los analizo como un pasatiempo divertido que no todo el mundo comprende; pienso, luego vivo.


http://blogs.elcomercio.es/psicologo-de-cabecera/2012/01/01/pereza-mental/

domingo, 1 de enero de 2012

Un segundo para mirar, y mirar bien

Mi único deseo para 2012 es que sea tan bueno conmigo como el 2011. Y que aquello que salió mal sirviese de aprendizaje para hacerlo mejor la próxima vez.
Feliz 2012 a todos. Que este año nos sirva para descubrir a esas personas maravillosas que tenemos alrededor, y a extraer lo mejor de cada una. Y que nos sirva para saber bajarnos de nuestro peldaño cuando los demás necesiten nuestra ayuda. Que veamos más y mejor y seamos más justos con la belleza que a diario nos rodea. Que sepamos valorar que estamos vivos para llevar en nosotros el latido de aquel que se marchó porque no tuvo posibilidad de seguir latiendo. 


En estos días una joven madre perdió la vida en un accidente de tráfico. En su maletero llevaba regalos para toda la gente que quería. Los bomberos partieron a contrareloj su coche por la mitad, los sanitarios corrieron veloces en la uvi móvil hacia el hospital. Los regalos se esparcieron por el asfalto ofreciendo una imagen inolvidable de por vida. La joven luchó con todas sus fuerzas por seguir siendo la persona que había sido toda su vida. El destino o la fatalidad desatendieron su ferviente deseo. En tan solo un segundo había cruzado la carretera, y sin saberlo, el vehículo que venía del otro lado le supuso la diferencia entre la vida y la muerte.


Por lo que más queráis, durante todo este año mirad mucho, y mirad bien, para que cada regalo llegue sin error alguno a su destinatario, para que le veáis sonreír y sintáis ese cálido abrazo que os hace de pronto seres tan especiales para él, y por contagio puro para vosotros mismos.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Pagar lo que marca el convenio, ni más ni menos

Llega un nuevo cliente a su bar, Antonio se acerca sigilosamente a Sergio para contarle que ha pensado en su mujer últimamente, porque está a punto de abrir una casa rural, y Ana le parece la persona adecuada para llevarlo. Sergio, diplomático él, le dice que para eso tiene que hablar con Ana, porque es algo que sólo ella puede decidir.
Sergio llega a casa y le cuenta a su mujer lo que Antonio le dijo. Ana pone cara de bayeta escurrida y sonríe con una sonrisa agria al escuchar la última parte: "No quiere contratar gente de afuera". Con ello intentan decir que no quieren para ese trabajo a mujeres de otros países porque no se fían de ellas, y en cambio sí buscan gente que les conozca y que se fíe de ellos. Ana sabe que su marido confía en el mundo mucho más que ella, y que a su manera es un ser sensible al que no hay que causar disgustos innecesarios. Y que sin embargo es necesario hacerle comprender, es por eso que le responde: Mira, prefiero ser eficiente en la distribución del dinero, y seguir sin trabajar, que ganar más, y venir a casa con mis arranques de mal genio porque alguien me explota y me encuentro atada de pies y manos al firmar algo que nunca debí firmar. Si eres listo sabrás que Antonio no tiene tres cafeterías y un hotel en funcionamiento en los tiempos que corren por lo bien que les paga a sus empleados: les paga una mierda. Y yo por una mierda no estoy dispuesta a trabajar, lo tengo bien claro.
Sergio mira a su mujer y se resiente de su crudeza. Le dice que él solo le cuenta lo que Antonio le contó. Y que ya le advirtió de que la respuesta dependía de ella. Añade que un día de estos se pasará a verla.
Ana tiene a la joven perfecta para ese puesto de trabajo: Soledad. Tiene diecinueve años y está separada, es madre de un niño de cuatro, y su familia lo está pasando realmente mal. Su gran sueño es traerse a su hijo a vivir con ella, pero para eso necesita que su jefe le pague el sueldo que por ley le correspondería cobrar. Lleva trabajando cuatro años de camarera, y trabaja quince horas diarias por un sueldo de cuatro. Firmando nóminas falsas un mes tras otro, y aguantando todas las injusticias que tanto sus jefes como los clientes tienen a bien echarle encima. Es algo que Soledad se vio en la obligación de contarle a Ana, un día que la encontró llorando en el lavabo con el mismo dramatismo que si se hubiese muerto su pariente más cercano. Ana le dijo palabras bonitas acerca de la vida mientras la escuchaba llorar con desespero, se las dijo no por consolarla, sino porque creía en ella, y a esas palabras añadió todos los buenos deseos que Soledad misma con su mirar sereno le despertaba. Era trabajadora y limpia hasta el desmayo, sonriente y buena gente hasta la médula, tan hermosa por dentro como se resplandecía por fuera, y alguien con tan pésima suerte en el pasado que desgarraba el alma solo de pensarlo.
Cuando por fin Antonio llegó a casa de Ana para hablarle del trabajo, Ana le recomendó contratar a Soledad, y le explicó a qué Soledad se refería. Antonio supo de quien le hablaba y arrugó el entrecejo, estuvo de acuerdo en todas las cualidades de la joven, pero puso mucho énfasis en recalcar su gran defecto: era de afuera y él nunca se fiaba de la gente de afuera. Ana no pudo contenerse ante tanta educación postiza, ante tanta manipulación subrepticia, ni ante tanta avaricia solapada, fue por eso que le hizo saber que se encontraba ante un gran problema, porque lo mismo que él no se fiaba de los desconocidos, no había un sólo conocido que se fiara de él. De modo que estaba en lo mismo de siempre, buscar a sus empleados entre aquellos que estuviesen lo bastante apurados para no tener ni la mínima oportunidad de escoger. Antonio se fue espoleado, arrancó su gran mercedes de color negro y se perdió en la lejanía, Ana volvió a su casa concentrada como tantas veces en cómo podría cambiar el mundo. Le pareció tan sencillo cambiarlo, que no se lo creyó.

martes, 27 de diciembre de 2011

Retazos...

Cuando vuelvo a los lugares en los que viví siento que sigo siendo la misma. Que el tiempo no ha pasado. Que voy consiguiendo todo lo que he soñado. Y me gusta ver que esos lugares tampoco han cambiado demasiado y que me gusta que todo sea como es ( si apartamos por un momento a la muerte, que se llevó tanto en ese intervalo de tiempo), porque soy consciente de que mi vida tiene sentido. Y también yo.

Más consejos para la posible publicación

Sigo en mi recopilación de artículos acerca de la publicación. Personalmente es un mundo que cada vez se me antoja más imposible. Vamos, que cuanta más información reúno más incapaz de me veo de escribir algo publicable alguna vez, si bien confío en que a quienes os pasáis a leer alguna vez pueda serviros, es por eso que lo dejo aquí. Creo que es algo que vale la pena leer.

http://lamaniadeleer.com/2011/12/24/como-y-donde-presentar-un-original-para-su-edicion/