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jueves, 19 de julio de 2012

Defender lo necesario

En estos tiempos de revuelos, tal pareciera que el mundo se afane en confundirnos. En hacernos prescindible lo imprescindible, pero ni aún así, porque aunque pudiera no parecerlo somos gente con criterio. Que no podamos soltarnos las cadenas con que nos han atado, no significa que no lo estemos intentando.

"O luchamos juntos, o nos colgarán por separado".

Esta frase no sé si es de Ignacio del Valle, pero la leí en su blog y es de esas frases que nunca he olvidado.

...Entre todos los recortes que se están llevando a cabo, y aunque no sigo muy de cerca las noticias para no dejar de creer del todo en mundo en el que vivo, porque necesito seguir viviendo en él hasta mi último día. Hay dos que no puedo encajar y no encajo:
Las rebajas en la ayuda a las personas dependientes. Y las rebajas a quienes reciben las prestaciones del paro. No se puede ser más ruin a la hora de recortar, porque no se puede recortar más abajo.

Desde aquí mi apoyo a los mineros. Porque si cierra la minería asturiana, como se cerró la ganadería asturiana en su momento, tendremos serios problemas para salir adelante. Y nuestros jóvenes estarán más condenados aún a no encontrar trabajo, lo cual ya está bastante crudo de por sí.


http://migueldeesponera.blogspot.com.es/2012/07/el-valor-de-un-funcionario.html

miércoles, 18 de julio de 2012

Escribiendo sueños

Hace años escuché una entrevista que Julia Otero le hizo al escritor Domenique Lapierre. Y me quedé fascinada por la historia de un hombre que considera que ya tiene lo suficiente para vivir, y por ello dedica los derechos de autor de sus obras a quienes lo necesitan de veras. Buscando ahora su nombre en la red, de un solo clic llegué a su página; es fascinante la rapidez de internet que franquea en un segundo las dudas de años.

De esa  entrevista casi no recuerdo nada, pero adoro al tipo de personas capaces de ser como Domenique Lapierre. Pertenezcan a la profesión que pertenezcan, y estén donde estén. Son capaces de escribir sueños y hacerlos realidad en la medida en que pueden.


http://dominiquelapierre.es/dominique_lapierre.php

martes, 17 de julio de 2012

Escribir para mejorar la vida de otros

Es posible. Para que aquello que uno ha creado con sus palabras, equilibre la balanza del mundo, a veces tan injusto. Para tomar conciencia de que a veces quienes dirigen el mundo están guiados por sus propios intereses, tan ajenos a los intereses de los más desfavorecidos, quienes a duras penas consiguen subsistir por la realidad que otros les han creado en su vida diaria. Una realidad tan alejada a sus verdaderas necesidades, como individuos, o como pueblo.

El autor cede los derechos de esta obra... es una de las frases más bonitas que pueden encontrarse en el trabajo que alguien haya creado con todos los ingredientes que dirige un esfuerzo. El esfuerzo de sumar una gota de agua más, al oasis de ese desierto, tan sediento ya.

El beso del Sáhara, de Gonzalo Moure, lleva ese sello. Acabo de leer esta entrada, y ya tengo un regalo de cumpleaños para alguien que lo tiene todo, y como lo tiene todo siempre quiere más. Es bueno recordar que se puede tener un sueño inmenso y luchar por él. Como también es bueno recordar que la mano de los poderosos nunca asirá esas manos que no quieren estrechar; y que podemos hacerlo nosotros, buscando la fórmula que nos encaje más. Porque a fin de cuentas, querer es poder.


El beso del Sáhara, Gonzalo Moure.

"El autor cede los derechos de esta obra al pueblo saharaui, para la realización de obras humanitarias".


http://alcalordeloslibros.blogspot.com.es/2012/07/el-beso-del-sahara-de-gonzalo-moure.html

lunes, 16 de julio de 2012

El golpe más duro

Es la muerte de un hijo. Saber que su futuro no existe. Que una vida que apenas comenzaba, termina. Que lo más hermoso que has puesto en la vida no volverá a estar en ella. Ese es el golpe más duro, y aquel del que uno jamás se recupera. Porque un hijo es siempre una bendición, y aquel que los tiene lo sabe.

Ayer leía en el periódico la noticia de la muerte de Sage Stallone a los 36 años de edad. Hijo de Silvester Stallone. El niño que logró emocionarme desde una película titulada Rocky V, protagonizada junto a su padre. Tardé muchos años en ver las películas de Rocky, porque erróneamente creía que eran películas de golpes y sangre; y muy al contrario son películas llenas de frases hermosas y disposición a soportar todos los golpes que nos da la vida, sin dejar ni por un momento de afirmar aquello que somos. De perseguir aquellos sueños que podemos tener, desde el coraje y la determinación.

Ayer un futuro se quebró de golpe. Se hizo pasado. Tristeza y duelo. Un nudo en el corazón.

http://www.youtube.com/watch?v=Q1uGXXfjVLs

domingo, 15 de julio de 2012

Retazos...

Yo estoy adoptada de corazón por una villa marinera asturiana. Pertenezco a ese lugar porque lo amo. Porque es chiquito y desde que tengo conciencia me siento pertenecida a un lugar. Es tal la riqueza que desprende que me siento rica de solo contemplar.

Soy afortunada, lo sé, caminando por sus calles cercanas a la playa tuve conciencia de que quería escribirlo, para compartirlo con los demás. En todos los paisajes que escribo se retrata a sí mismo. Es genial.






viernes, 13 de julio de 2012

Resolviendo dudas...o no.

Le sigo dando vueltas a esa posibilidad, en un momento en el que no tengo tiempo material de ponerme a corregir por última vez una novela de más de trescientas páginas, ni la suficiente confianza en que aquello que quiero - mis historias, que tanto significan para mí- estén a la altura de ello. No es falta de confianza ni en mí ni en lo que escribo, lo que me sigo preguntando es si es el momento. Si no sería precipitado, teniendo en cuenta que es un camino que quiero hacer en solitario. Es decir, sin muchas influencias desde afuera.

Cuando fui a clase de corte y confección, me hice una bolsa de deporte con un retal que había en casa. La tela era de terciopelo azul oscuro, y me puse a ello un sábado por la tarde, la diseñé en un minuto: de forma cilíndrica y cremallera en el medio, pero quedaba muy sosa. Por eso decidí encajarle tres corazones de tela blanca y lunares azules, dos más pequeños en los círculos que definían los lados, y uno mayor en el centro. Por entonces no tenía ni quince años, y el orgullo de haber hecho mi propia bolsa de playa, justo a mi gusto, me embargaba. La gente la miraba al pasar, con una mezcla de sorpresa quizá, pero yo caminaba feliz de llevar colgada mi creación. De saber que nadie en el mundo tendría esa misma bolsa que yo. Mi familia en pleno decidió que nadie la llevaría porque nadie era tan hortera, no porque fuese exclusiva, y eso me bastó.

Ahora, cuando pienso desde la distancia a todos los sitios que la llevaba, me da la risa. Incluso conservo la instantánea de incredulidad que me devolvió un conserje de discoteca cuando le dí mi ficha. Uno no vuelve a casa después de pasar un fin de semana en casa de su hermana todos los días. La recogí radiante, porque dentro de esa bolsa, llevaba recuerdos felices para toda una vida; y un principio de desgracia, que entonces no sabía, también.

Escribir historias propias tiene mucho de eso: de cosas que significan un mundo entero. Pero que si salen al mundo han de llevar un todo envuelto. No sirve con decir, significa mucho para mí, han de significar mucho para quien las ha pagado con su dinero. Si pones algo a la venta, ha de tener más ingredientes que la intuición, más profesionalidad, más rigor, más valor incluso de aquel que tiene para ti. Ha de sostenerse en pie por sí solo y tener la suficiente fuerza para avanzar. Y es complicado cuando es un camino que intentas hacer paso a paso y por ti solo. Porque sabes que todo cuanto has aprendido en la vida es así, porque sabes que así se hace tu camino y que no hay otro modo. Es arriesgado, sí.

No tengo tiempo material para revisar de nuevo mis novelas. Y aún me faltan ingredientes que no he sabido encontrar, o que no han madurado para incorporarlos. Es por eso que revisaré un texto de pocas páginas y le buscaré otro título, yo lo había titulado La ladrona de tiempo, y he visto un libro que se titula El ladrón de tiempo, ya por ahí. Es complicado, porque elegí el título antes que la historia y ahora no hay otro que case.

Si consultase esto a mi "correctora particular" me recomendaría meterme debajo de la cama antes de publicarlo en Amazon. Si le preguntase a Carlota me lo revisaría y me lo enviaría lleno de correcciones que no comprendo. Si lo consultase con mi familia o con mi marido, me dirían que estoy loca y que en menudos problemas me empeño en meterme. Si lo consulto conmigo me digo que solo hay dos posibilidades, que salga mal, y entonces pondré mucho empeño en mejorar, o que salga bien, y entonces me moriré de un infarto instantáneo; que es algo por lo que no me tengo que preocupar, porque no será.

Solo tengo claro que es demasiado breve para ponerle el precio mínimo en Amazon. Y que a título personal es el primero que tengo listo para dar a conocer, y el que más me emociona. Y uno que quiero dejar alojado a este blog. También tengo claro que hay razones por las que no puedo esperar mucho más, y que quizá estén ahí para ayudarme a dar este salto, aunque sea empujando. Hasta ahora estoy satisfecha con la forma en que fui decidiendo mi vida, cruzo los dedos por no equivocarme tampoco esta vez. Y dejo un aviso, aún tengo que hacerle una última, de la última, de la última corrección; que no es lo mismo que dejarlo perfecto, ya quisiera yo...

jueves, 12 de julio de 2012

Verbo recortar

Ayer escuchaba el discurso de Rajoy. Y mientras escuchaba y veía las imágenes que lo encuadraban, no podía evitar pensar en que es por ese lugar por donde se debería comenzar a recortar. Está claro que estamos en una situación desesperada, tan claro como que desde ese lugar, como tantas veces, no resolveremos la crisis del español en paro, como tampoco del que vive al margen de la pobreza, ni tan siquiera del que ocupa la clase media española. Es por eso que desde el lugar en que yo les miro, podrían comenzar a recortar desde ahí, desde el mismo parlamento y sin necesidad de ir más lejos. Pero claro, eso ni se les pasa por la imaginación.

Que sean otros, quienes se quedan tirados en la calle de un día para otro -a cambio de cuatro duros- hace que siempre se vean las cosas bajo otro prisma. Desde mi visión, nos gobernarán quienes nos han rescatado con su dinero, es por eso que opino que todos los recortes deberían comenzar desde ahí. Desde esos cargos que aparentan ser lo que eran, pero que ya no lo son.

¿Qué tal si cambiamos las cosas, y recortamos de veras?...Ya puestos a recortar...

Desvarío, ustedes me perdonen, cuando me estresan me ponen a desvariar, y ya desvarío todo el tiempo. Pero puedo leer la cordura allá donde la encuentro, e incluso la puedo pasar:

http://migueldeesponera.blogspot.com.es/2012/07/el-monstruo-sigue-devorando.html