Esta pregunta la hacían en un foro y la respondió una escritora a quien sólo han publicado un libro, la respuesta fue un sí rotundo. Inmediatamente lo tuve claro, la mujer sólo tiene dos ideas y una era el libro que escribió. Es raro, pero es usual. A mi particularmente me gustaría vivir en el silencio más absoluto jamás pensado, que de todo lo que escucho casualmente no se me ocurra una idea que daría para una historia.
Y además respondería que sobran todos los agobios, hay escritos que jamás pondrás en un blog, porque cuando vas a trasladarlos de tu libreta a este medio te gritan que no. O los estás terminando de copiar para publicarlos y de repente sabes que aunque nunca te lo dijeran tienen su lugar, y ese lugar es una editorial. Sí a veces ocurre, ellos te dicen donde irán. Y qué es lo que necesitan. Alguien que les de garantías y que luche por ellos como si fuesen suyos. Ese es el celo editorial, y esa la razón de que publicarlos allí te sea tan importante. En ese momento sabes que eres la escritora al revés: dime que vas a publicarme y te escribo el libro.
_ ¿Qué clase de libro?
_ No lo sé, ya se me ocurrirá. Dame tiempo y lo sabremos.
Esto me lleva a una reflexión sencilla: nadie es tan importante para ser único, o para tener una sola idea que le pertenezca por completo. Y nadie es tan tonto para darlo todo en un solo lugar. No tiene porqué.
Cada texto tiene su propio lugar y él te lo pide. A veces lo reclama aunque tú mismo se lo niegues, aunque quieras matarlo antes de que surja. La escritura es magia y aunque ni entiendas los porqués son magia que funciona. Es necesario escuchar al corazón pero no sólo porque hace tac tac, sino porque su voz es silenciosa.
Cuando aprendas a escucharlo debidamente él te dictará. Despreocúpate del resto, si has de llegar llegarás y si no, no puedes hacer nada. Pero ser un avaricioso de ti mismo sólo te empobrecerá más cada día, porque dar te obliga a recibir: a fin de cuentas lo único que hacemos es dar aquello que nos han dado.