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viernes, 7 de junio de 2013

Hazlo, por favor



El otro día en un programa de televisión que no recuerdo, una madre decía que estaba deseando llenar un camión de tapones de plástico para su hija. Contó que en ese momento sólo pensaba en la enorme ayuda que su niña necesitaba. Pero sucedió que entonces se entero del caso de otra cría que necesitaba más ayuda aún, y quiso conocerla. Después de hacerlo, se dio cuenta de que ese caso, aunque pareciese increíble, era aún más urgente que el suyo, y decidió donarle parte de sus tapones a esa otra niña. Pero sucedió que cuando fue a donárselos, ninguna cantidad le pareció suficiente. Y no descansó hasta hacerle llegar el camión entero, aquel que había juntado con tanto esfuerzo para su propia hija.

Es un hecho que cuando empiezas a recoger tapones y a guardarlos sabiendo que a alguien a quien no conoces le mejorarás la vida, no podrás parar de hacerlo, porque sabes que es un gesto nimio que multiplicado millones de veces convierte sueños en realidad. Es lo menos que puedes hacer porque también sería lo menos que podrían hacer por ti. Y al final son gestos como este los que cambian el mundo.

Coge una bolsa transparente, cuélgala del gancho en el que cuelgas el delantal de cocina, y cuando hayas reunido los tapones que creas suficientes, llévalos al punto de recogida. Después, cuando vuelvas a casa, vuelve a comenzar. Es adictivo. A partir de ese instante no podrás volver a tirar un solo tapón, porque sabes que estás haciendo lo correcto y hacer lo correcto es la mayor de las recompensas. Hazlo, por favor.

jueves, 6 de junio de 2013

Al ritmo en que todo va

Esta mañana en el telediario matinal daban una cifra alarmante, la de niños que acuden cada día al colegio sin cenar y sin desayunar. Nada raro si después de hacer una compra tan mínima como necesaria, uno se asusta ante la cifra a pagar y se pregunta cómo harán quienes están en paro y ya no cobran, he ahí la respuesta: de vuelta a la posguerra en un pestañeo.

Esta mañana recordaba anécdotas familiares que se me antojaban superadas, las historias que contaban los abuelos o los padres, y que a los niños nos costaba asimilar. Nosotros que crecimos en la generación que siempre tuvo un plato en la mesa y que además no lo quería. Que se pedía otra cosa distinta a eso, para comer y para cenar. Era entonces cuando se nos contaban historias pasadas que nos costaba creer que fuesen verdad.

He aquí que entre lo tan repetido por algunos de que "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades", que significa que nos han prometido que tendríamos trabajo para toda la vida y que el sueldo mensual  no nos llegaría a faltar; asoma una realidad que no esperamos, niños que acuden a la escuela en nuestro país sin cenar y sin desayunar.

Mientras, se sigue planeando subir el IVA por aquello de lo bien que nos va. Que nos vamos al carajo en caída libre y sin frenos, vaya. Que volvemos a la posguerra que nos contaron de pequeños y que parece que nadie lo quisiera remediar. Digo yo que mientras los de arriba se guardan sobres y miran para otro lado, los de abajo algo tendremos que idear para que todos los niños puedan cenar y desayunar antes de irse a la escuela, que debe seguir siendo pública. Porque los hijos de los pobres tienen el mismo derecho de hacerse listos para labrarse un futuro más halagüeño del que parece que vamos a dejarles, si todo siguiese al mismo ritmo en que va.

lunes, 3 de junio de 2013

El acoso moral

Estoy leyendo en este momento un libro revelador, El acoso moral, de Marie-France Hirigoyen y estoy desvelando las claves de algo que desconocía por completo, este tipo de acoso. Que a veces pasa tan desapercibido en la vida en general. Este libro me está respondiendo por sí mismo las preguntas que muchas veces surgen desde algunas noticias de actualidad. Sobre todo en el asesinato machista.

El acoso moral se podría resumir así, pero es mucho más complicado que eso. Cuando se padece se desconoce por completo, es por eso que uno debería recomendar leer libros de estos a toda la gente a la que se quiere de verdad porque el acoso moral se ceba sobre todo - es la conclusión que extraigo de esto- con aquellos que son buena gente. Ese tipo de personas que ponen su meta en ser mejor hoy que ayer, pero menos que mañana. Eso es lo triste del hecho. 

sábado, 1 de junio de 2013

Elegir lo que ver

La pregunta sería ¿Cuántas cosas idiotas ves en televisión? La respuesta seguramente sería que muchísimas más de las que estarías dispuesto a admitir.

Entonces surgiría otra pregunta ¿Por qué no intentas ver algo que de verdad pueda parecerte inteligente en alguna medida? ¿O interesante al menos? Entonces buscas y encuentras.

Os dejo algo que me ha parecido interesante y especial AQUÍ


viernes, 31 de mayo de 2013

En vista de la realidad...

Razones por las que no fui a votar en las últimas elecciones convocadas. Este es un tema que me lleva dando vueltas en la cabeza desde hace mucho tiempo. Arrepentidos quiere Dios, que se dice, pero había una razón de peso: que no importa a qué partido votes, siempre se sacará de la manga algo que no estaba en su programa electoral. Esa fue la razón mayor. 

Otra fue el bipartidismo. Estoy en contra de saber de antemano que sólo habrá dos opciones al final. Y no quise formar parte de ninguna.

Sentí que las dos eran infieles a lo que promulgaban desde su púlpito y que se notaba mucho. No quise participar en esa pantomima. 

Hay muchas razones muy largas de exponer por las que no quise ir a votar: opción voluntaria. Como sigo dando vueltas a esto sucede que hay algo involuntario: no dejo de escribir lejos de aquí, llevada por todas esas razones muy largas de exponer. Es por ello que el germen de nuevas historias que no tengo tiempo de escribir, no deja de brotar por todas partes. Y tomo notas, hago apuntes, comienzo pequeños relatos que en realidad serán novelas. Que llevará muchos años escribir y que sé que después de escritas no me parecerán bastante buenas. Pero que no podré no sentarme a escribir. Es la historia de mi vida, y he aprendido a encajarla porque es lo que me hace más feliz: sacar personajes de la nada y perseguirlos en sus motivos y realidades. Sé que el mundo está lleno de gente así, gente incomprendida y llena de coherencia, por estar inconforme con ese tiempo que le toca vivir.

Creo que la historia entera de la literatura nació así. Una parte la conocemos y admiramos. Otra parte se quedó en la oscuridad. Perdida en la nada más absoluta, es decir, volvió a integrarse de lleno en la naturaleza sin haber dado muestras de estar. Algo más para reflexionar.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Leyendo a Charles Dickens otra vez


Tengo hora y media por delante para esperar, elijo el lugar, que es un área recreativa cerca del mar. Abro el libro que leeré, me cuesta dejar en espera los otros, pero lo haré. Elijo La pequeña Dorrit, de Charles Dickens, vuelvo a mi escritor favorito después de mucho tiempo porque me gusta lo que cuenta y cómo lo cuenta. Y más ahora que sé cómo transcurrió su infancia y lo que significa esta obra para él. El tiempo pasa velozmente cuando está bien empleado, de modo que cuando menos me lo esperó se ha agotado y escucho una pregunta a mi vera, que me suena impertinente, a veces hasta una pregunta simple puede ofender.

-¿No me digas que estás leyendo a Charles Dickens?
-Es mi escritor favorito.
-Pues es un escritor del realismo.
Esta dicho en un tono despectivo que no consigo entender.
-¿Y eso qué quiere decir?
- Que sus obras están escritas a partir de la realidad que vive. Unos personajes parten de la ficción y otros los extrae de la vida real.
-¿Y acaso eso es malo? ¿O es que te resulta muy antiguo? Pues yo siempre que lo leo me parece que está hablando de la época actual. Hay muchas personas de carne y hueso viviendo las circunstancias que él describe, aunque no de forma igual.

Me mira con cierta incredulidad que en parte proviene de esa adolescencia en que está. También la de quien jamás leyó uno de sus libros, que sólo los estudió a través de todo lo que le contaron en la escuela; sabe cómo fueron escritos hasta el más mínimo detalle pero ni palabra de lo que le cuenta su autor, a través de su puro deseo de contar y su transpiración. Es como estudiar los ingredientes de unas rosquillas glaseadas de anís, sin haberlas probado nunca. Nunca el saber la teórica iguala el paladeado.

Cierto que esta edición no es la más adecuada para alguien de mi edad, pero fue la primera que hallé en papel y lo que menos me importa es el exterior. Creo que de la pobre herencia que dejaré lo mejor serán los libros que me gustaron, por esa parte está bien. Quizá alguien se lo lea a esos bisnietos que nunca conoceré, y para entonces quizá sea una reliquia que ellos aprecien lo mismo que lo aprecié.

Hasta hace relativamente poco no supe nada de la infancia de Dickens, me puso al día un artículo extenso con motivo de su bicentenario, uno que guardo en papel. Lo más parecido es este, que viene muy resumido, pero que sirve para hacerse una idea de quién fue. Un escritor grande donde los haya. No sólo leo a Charles Dickens, sino que además estoy encantada de leer, incluso en aquellas ediciones que no me pegan, me cala fuerte y le siento vivo. Tal parece que pasen los siglos y que el tiempo del que hablaba fuese ayer.

lunes, 27 de mayo de 2013

Método de trabajo

Un día abría este blog sin saber bien el motivo, pero segura de querer indagar por este lugar. Ahora sé algunas cosas:

-Que cuando escribes siempre estás solo y sigues estando solo cuando te leen.

-Que en esto nunca nadie podrá ayudarte lo suficiente porque es tu escritura y es tu camino, un camino que se recorre en soledad.

- Que mientras escribes luchas contra todos tus fantasmas y contra ti mismo.

- Que no importa cuanto anticipes tu historia, ella sólo se escribe del modo en que elige ser escrita, y en el momento en que te pones a ello; antes no.

- Que no sabes a donde vas o adonde llegarás, todo cuanto puedes saber es que vas y que aspiras a llegar sin desfallecer.

- Que si encuentras a alguien que quiera leer tu historia y ayudarte a corregirla sin otro tipo de interés que el de ayudarte a hacer tu propio camino, estás de suerte, y no puedes permitirte fallar en esa oportunidad que quizá sea única.

Como decía, un día abrí este blog sin saber bien el motivo, sólo quise estar aquí para hablar. Hablar se me antoja lo mismo que escribir, con sus diferencias, escribiendo puedes pausar el tiempo y pensarlo más. El motivo no era otro que exponer penas y dudas, convencimientos, errores varios, ilusiones, motivaciones; si se quiere sueños locos. Y entre todo esto encontré mi propio método para escribir. Cada persona tiene el suyo propio, el que mejor funciona, y el resultado no está aquí, está en esa historia que estoy escribiendo ahora mismo y que tal vez, (espero que sí), quiera compartir. Después de tantas historias escritas siento que estoy escribiendo la primera de todas, sin preconcebirla, en esto es igual a las demás. Todo lo que esquematizo lo pierdo, porque escribo para descubrir qué es lo que estoy contando, antes que nadie a mí. Y es mi primera historia después de tantas, porque ahora encontré nuevas herramientas que no tenía, veo lo avanzado a primera vista y la historia se escribe a sí misma hasta la fecha. Quizá sea el principio del principio. Sé que lo es. Al menos para mí.