Ayer me encontraba con una de las mejores personas que conozco, el encuentro fue a la puerta de un supermercado. Esta persona está retirada y tiene una pequeña pensión que hace años apenas si le daba para vivir, así que a día de hoy sus dificultades van en aumento, como las de todos los demás. La clase media tiende a desaparecer entre recorte y recorte, de modo que me voy encontrando cada día con personas que me hablan de lo cara que está la vida ahora y lo difícil que se pone vivir.
Nuestro tema central fue el trabajo, que cada vez es más complicado encontrar, a la vez que hay mayor facilidad para ser finiquitado, poniendo un punto y final repentino a una vida laboral. Es un tema deprimente de por sí, porque para la gente como nosotros perder el trabajo es perder el sustento, abocarnos al desastre, caer en un hoyo profundo del que cada vez es más heroico salir.
Me contó que meses atrás se cayeron varias plaquetas en la fachada de su piso, y que solo las hay de un color parecido, pero no el mismo. Que hubo reunión de vecinos y que la mayoría decidió tirarlas todas abajo y poner otras, de modo que tocan a 8.000 euros por cabeza, me dijo que el banco no le daba crédito y que había ayudas en el principado antiguamente para temas de estos, pero que ahora no las dan; aunque de todas formas iría a mirar porque es el recurso que le queda. Mientras hablaba lo hacía con aparente tranquilidad, pero desde algún lugar se dejaban adivinar sus noches en vela y su desesperanza de que alguien le pudiese ayudar. Sabe que pertenecemos al mundo obrero y que éste no pasa por su mejor momento. Sabe que si las ayudas no llegan desde arriba, desde abajo no se le podrá ayudar.
Que sin ayuda todo se le volverán procesos imparables que lo engullirán.
Un blog donde la tristeza y el buen humor caminan de la mano. Donde los límites entre fantasía y realidad se entremezclan hasta conformar un solo presente.
martes, 6 de noviembre de 2012
lunes, 5 de noviembre de 2012
¿Por qué Amazon?
Esta es una pregunta a la que llevo dedicando tiempo y mi respuesta es la misma del principio: porque no hace distinción. Si yo decido subir una novela a esa plataforma se me admite porque soy yo. Eso me gusta. Me gusta la oportunidad de no fingir que soy alguien especial, o que sé escribir como no escribo, o que sé lo que no sé. Alguien dijo que uno solo debería escribir sobre aquello que conoce bien, y eso me limita mucho; de modo que yo solo podré escribir sobre la vida que observo a mi alrededor: por eso Amazon.
Después de mucho calibrar, se qué escrito publicaré primero, pero sigo sin saber cuando porque no sé cuando estaré satisfecha con el trabajo que creeré necesario. Sé que publicaré bajo seudónimo y que la gente que me conoce lo sabrá. Voy a darles la oportunidad de volver a decirme que soy un ser imposible y que vivo en las nubes y todo eso que me dijeron en su momento, pero esta vez les daré la oportunidad de hacerme sentir superlista sin ruborizarme; prometo que si se emocionan de nuevo no pasaré página y les interrogaré para saber sus porqués. Y es que hubo un cambio importante desde entonces a esta parte, sé quién soy y adónde voy, ya no me siento usurpadora de lugares difíciles de escalar, porque la editorial es la de todos, aquella en la que cualquiera de ellos podría publicar y no solo los seres tocados por un halo divino; eso lo hace especial.
Me falta saber cómo incorporaros en su momento a ese seudónimo nuevo a quienes estáis ahí, pero os sé despiertos, así que encontraré la forma. Hallaré la fórmula de compaginar esos tiempos que me lleven a publicar indistintamente aquí y allí, mientras sigo llevando a cabo mi vida diaria; esa a la que no tengo que renunciar por algo a conseguir.
Sobre todo por eso
Después de mucho calibrar, se qué escrito publicaré primero, pero sigo sin saber cuando porque no sé cuando estaré satisfecha con el trabajo que creeré necesario. Sé que publicaré bajo seudónimo y que la gente que me conoce lo sabrá. Voy a darles la oportunidad de volver a decirme que soy un ser imposible y que vivo en las nubes y todo eso que me dijeron en su momento, pero esta vez les daré la oportunidad de hacerme sentir superlista sin ruborizarme; prometo que si se emocionan de nuevo no pasaré página y les interrogaré para saber sus porqués. Y es que hubo un cambio importante desde entonces a esta parte, sé quién soy y adónde voy, ya no me siento usurpadora de lugares difíciles de escalar, porque la editorial es la de todos, aquella en la que cualquiera de ellos podría publicar y no solo los seres tocados por un halo divino; eso lo hace especial.
Me falta saber cómo incorporaros en su momento a ese seudónimo nuevo a quienes estáis ahí, pero os sé despiertos, así que encontraré la forma. Hallaré la fórmula de compaginar esos tiempos que me lleven a publicar indistintamente aquí y allí, mientras sigo llevando a cabo mi vida diaria; esa a la que no tengo que renunciar por algo a conseguir.
Sobre todo por eso
viernes, 2 de noviembre de 2012
Días de visitar cementerios
Me gusta que existan días señalados en los que visitar cementerios, porque todos hablan de esas personas que fueron pasando por allí, aunque llueva tanto que un paraguas abierto no pueda contener tantas lágrimas como derrama el cielo. Aunque asistas a una misa en la que al cura ni se le oye y termines hablando con un ser querido de cosas intrascendentes, mientras deberías hacer lo posible por rezar. Aunque te deprima hasta la médula visitar camposantos y recordar de veras, que quienes están ahí, jamás volverán.
Al menos una vez al año es bueno que reconozcas que aunque creas haberlos dotado de vida en infinidad de escritos; esos que conservas en tinta, ni son, ni están. Son esos que callan tras su lápida y que quizá por eso no protestan por esos otros que tuviste el valor de crear para hacerte a la idea de que siempre vivirán.
Son esos, a los que con un sentimiento indescriptible fuiste a visitar para que sepan que aunque nunca te acostumbrarás a su silencio te siguen importando, porque la vida no es el tiempo que se vive; es mucho más.
Días de visitar cementerios para que no muera la costumbre de ir a buscarte a donde estás.
miércoles, 31 de octubre de 2012
A vueltas con el hastío
Es rara la sensación de sentir que no tienes nada que decir. Que nada de lo que digas hará que cambien las cosas. Que cualquier ocupación que pudieras llevar a cabo sería más efectiva que escribir.
Es una sensación muy rara, pero confieso que otra vez vuelve a estar ahí, agazapada en alguna parte, quizá ofreciendo una tregua necesaria, quién sabe; pero hoy siento que nada de lo que escribí es imprescindible para nadie, ni tan siquiera para mí.
Y nada de lo que escriba.
lunes, 29 de octubre de 2012
La importancia de la solidaridad
En todas las fiestas que hubo este verano, observé un detalle curioso, la gente se llevaba los tapones de plástico de todas las botellas vacías. Algo que observé también en cafeterías y lugares de ocio; siempre hay una jarra en la que se amontonan los tapones de plástico de diversos colores. No hace mucho me enteré que se recogen para ayudar a una niña enferma, y desde ese momento también reúno los que quedan inservibles en mi vida diaria, para llevarlos hasta los puntos de recogida.
Creo que todos alguna vez nos quejamos de los programas de televisión, y que nos sobran razones para quejarnos de algunos que se emiten; pero debemos agradecer aquellos que ocupan su tiempo en hacernos ver todo lo que podemos ayudar con un gesto tan sencillo como recoger un tapón. Ayer pude conocer de cerca la historia de Shamira gracias a un telediario regional y hoy la traigo aquí porque los tapones de plástico no saben de fronteras: viajan por mar, aire y tierra; igual que la solidaridad.
Aquí os dejo la historia de Shamira por si tenéis ocasión de colaborar.
Creo que todos alguna vez nos quejamos de los programas de televisión, y que nos sobran razones para quejarnos de algunos que se emiten; pero debemos agradecer aquellos que ocupan su tiempo en hacernos ver todo lo que podemos ayudar con un gesto tan sencillo como recoger un tapón. Ayer pude conocer de cerca la historia de Shamira gracias a un telediario regional y hoy la traigo aquí porque los tapones de plástico no saben de fronteras: viajan por mar, aire y tierra; igual que la solidaridad.
Aquí os dejo la historia de Shamira por si tenéis ocasión de colaborar.
domingo, 28 de octubre de 2012
Se siguen perdiendo empleos
Un día tras otro nos llegan noticias de más personas que conocemos que caen en el hoyo negro del paro. Para el gobierno son sólo una cifra más, para nosotros una nueva desesperación. Y para todos, un gran fracaso.
Quizá no ha llovido mucho desde que el despido se abarató, pero las consecuencias las vamos viendo cada día. El resultado de los recortes a la clase trabajadora, que es la que vive de su trabajo, porque no tiene otras rentas que le ayuden a vivir; es que cuando pierde su trabajo va perdiendo la ilusión, su calidad de vida y si no encuentra otro trabajo por "efectos colaterales" va perdiendo todo lo que consiguió durante sus años de luchar por esa empresa que en su día le contrató.
Conozco por desgracia casos sangrantes que me ponen a sangrar. Y sigo diciendo que los recortes se recortan sobre los mismos, y que en este momento ya ninguno de nosotros tiene donde recortar. De modo que señores ministros vayan escuchando y hagan el favor de irse recortando ustedes; que en las capas altas ¡vaya si hay donde recortar!, hay trozos tan grandes como el país entero. Recorten ustedes con gusto, ¡pero justo ahí donde hay tanto aún por recortar!
Quizá no ha llovido mucho desde que el despido se abarató, pero las consecuencias las vamos viendo cada día. El resultado de los recortes a la clase trabajadora, que es la que vive de su trabajo, porque no tiene otras rentas que le ayuden a vivir; es que cuando pierde su trabajo va perdiendo la ilusión, su calidad de vida y si no encuentra otro trabajo por "efectos colaterales" va perdiendo todo lo que consiguió durante sus años de luchar por esa empresa que en su día le contrató.
Conozco por desgracia casos sangrantes que me ponen a sangrar. Y sigo diciendo que los recortes se recortan sobre los mismos, y que en este momento ya ninguno de nosotros tiene donde recortar. De modo que señores ministros vayan escuchando y hagan el favor de irse recortando ustedes; que en las capas altas ¡vaya si hay donde recortar!, hay trozos tan grandes como el país entero. Recorten ustedes con gusto, ¡pero justo ahí donde hay tanto aún por recortar!
viernes, 26 de octubre de 2012
Un minuto de silencio
Por aquellos que dejan bolsas llenas de fajos de billetes hasta arriba un día tras otro en el pasillo de su casa, y después lo olvidan. Por sus esposas, antes felices y luego contrariadas, por sus amantes, antes satisfechas y ahora acongojadas; tan frágiles de memoria como ellos mismos.
Un minuto de silencio por toda la indignación que un día tras otro nos hacen sentir.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)