Viendo un programa de televisión el otro día me enteré de que los ricos pueden gastarse hasta 50.000 euros en marisco sin que les tiemble una pestaña. Y que ellos aún no se han enterado de la crisis, esto lo decía un pescadero poco menos que en susurros después de que el periodista le tirara muy mucho de la lengua. Alguna víscera me chirrió por dentro con el sonido de un violín desafinado porque mi yo iluso y mi estupidez supina jamás alcanzarían ni a imaginarlo: los ricos ni se han enterado de la crisis ¿que te parece?
Ni los ricos, ni los enchufados, ni los defraudadores de hacienda, ni los buenos negociantes, esos que te venden un articulo a siete veces su valor. Ni los ladrones, ni los estafadores, ni los políticos ( se ve por las decisiones políticas que toman sin despeinarse una ceja), y se me ocurren muchos más que ni se han enterado de la crisis. Eso me lleva a pensar que aunque no lo sabía vivo en un barrio de pobres. Es más, nací en un concejo de pobres, y de un modo insistente me fui quedando a vivir en él, convencida de que no hay lugar mejor. Pero hay lugares donde puedes gastarte 50.000 euros en marisco sin que te tiemble la mano porque tienes más dinero del que te puedas gastar. La realidad es como una bofetada. No puedes ni imaginarte la realidad.
Pues bien, finaliza un año en el que la gente a la que conoces ha ido de mal en peor. Todo comenzó cuando anunciaron que no habría más horas extras y tuvo que apretarse el cinturón, después despidieron a varios compañeros y hubo que trabajar más horas cobrando menos, y llegaron los del sindicato asegurando que lo importante era conservar el trabajo. Todos a callar. Después fueron llegando algunos enchufadillos que no sabían ni papa de su trabajo, por eso se quedaron el puesto mejor. Desde la directiva se llenan la boca repitiendo que están contratando a gente nueva, pero son los viejos los que se ocupan de todo el marrón, y los trabajos malos siempre se los quedan los mismos. Que llevan un año puteados y suma y sigue, si no te gustan las cosas deja sitio porque tenemos obreros a mogollón haciendo cola en el paro.
En la cola del paro siempre está la solución, hay miles de obreros parados que no tienen ni pa chicles, parece que desde arriba se han encargado de tener repuestos a millones para mantener a la gente en sus puestos y sin mover la cabeza. Estamos hablando de quienes no pueden gastarse 50.000 euros ni en una mala vivienda. Ni hacer gastos extras sea la fiesta que sea, ni hacer planes de cambio, ni exigir, ni protestar y mucho menos cambiar de trabajo. Hablamos de la clase obrera, esa que ha entendido tarde que ser artesano no basta para vivir, ahora además de artesano hay que ser poeta.
_ ¡Que lujo de luna tenemos esta noche, Mariano!
_ ¡Que lujo de luna!, ¡hace un frío que pela! ¿por qué no te vas a casa?
_ A casa no puedo irme, me la quitaron ayer, ¿Verdad que hace un lujo de noche?
_ Estamos a dos grados Bertino, ¿dónde duermes hoy?
_ Tengo dos cartones debajo del puente. ¿Verdad que hay un lujo de estrellas?
_ Un lujo de estrellas, sí. ¿ Donde tienes a Mari y los niños?
_ Están en casa de mis suegros, y por mi que ni esperen, que uno aún conserva su dignidad. Ya verás cuando encuentre un nuevo trabajo...¿Verdad que hay un lujo de nubes?
_ Y un lujo de viento Bertino, ¿No te parece que hay un lujo de viento?