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jueves, 24 de abril de 2014

Estoy barriendo el desierto

De entre todas las cosas que tuve que oír por parte de mis hijos -hay que tenerlos para saber que siempre serán nuestros mayores críticos porque son quienes más tiempo dedican a observarnos, aunque tal vez nunca lleguemos a agradecerlo-, anteayer escuché la que más me impactó, justo eso, que mientras recorro incansable mis archivos intentando terminar a mi gusto una novela, me dedico a barrer el desierto.

No me quejo, porque quejarse no conduce a nada, pero no dejaré de escribir básicamente por dos causas, la primera, porque mientras recorro incansable mis archivos creo que otra forma de vida es posible, una en la que los dirigentes puedan dirigir bien el mundo, esto es: hacer más agradable el mundo en el que todos vivimos, algo que solo es posible si todos tenemos los mismos derechos: al trabajo, a un salario digno y a la sanidad; en el mundo entero, claro. Y otra es que mientras escribo intento superarme todo el tiempo, en mi propio intento de poder hacer visible esa historia a la que dedico tantas horas que no me sobran. A la pregunta de si seré capaz de hacerlo, creo que no importa, que soy feliz mientras lo hago y que con eso cumplo conmigo y con los demás. Vuelvo plena de felicidad al mundo después de ello.

Ahora pasaré a enumerar algunas de las muchas veces que en verdad barro el desierto (Ya no es que barra en el desierto, lo cual sería barrer un trocito, no, es que barro el desierto entero, algo tan agotador como inútil; esa imagen me agota):

- Cuando intento ver algo bueno en televisión y solo emiten programas casposos en los que la gente chilla, patalea, miente, y además cobra una pasta gansa sin aportar nada que sirva a la sociedad. Lo único bueno es que puedes accionar un botón y mandarlos a la porra, vayan juntos o revueltos.

-Cuando voy a la compra y los precios de todo han vuelto a subir y mi sueldo vuelve a quedarse tan pequeño. Algo que quienes manejan las estadísticas generales saben que ocurrirá pero no pierden el sueño.

-Cuando recojo la casa en la que vivo una y otra vez sin resultado alguno porque quienes viven conmigo vuelven a dejarla como una leonera, como si mi tiempo y mi energía fuesen inagotables y no me restasen minutos de hacer lo que en verdad prefiero. Que por lo que parece es barrer el desierto.

-Cuando sé lo cerca que están las elecciones y escuchando a unos y a otros, todos me dan tanto miedo, porque en cuanto ganen por mayoría volverán a tener el poder de hacer con mi vida lo que les de la gana. Con subir los precios o bajarlos tienen el poder de hacernos felices o desgraciados; variando las leyes, ya ni te cuento.

Podría hacer una lista tan larga que no quedase pantalla para abarcarla, pero este lado del desierto me aburre, me voy al otro, aquel en el que se supone que he de vivir todo el tiempo ;-)



2 comentarios:

  1. Si eres feliz barriendo el desierto lo demás no importa.
    Escribe novelas, barre desiertos y haz lo que te apetezca.
    Y busca una estrella que ilumine tus tristezas.

    Saludos.

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  2. No hay desierto en ti , un beso.

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