A veces, de repente te propones buscar una meta diferente, sabes que no tendrás tiempo para escribir tanto como escribías, manejas los pros y los contras, vencen los pros y te apuntas al nuevo reto. Pasa el tiempo y no tiene nada que ver con la escritura pero te libera. Te llena, sirves para ello, te motiva y además suma. No tienes tiempo para escribir, pero de alguna forma esta nueva ocupación llena ese vacío que antes llenabas escribiendo y es menos agotador.
De vez en cuando abres viejos archivos y corriges, encuentras viejos personajes que te siguen transmitiendo lo mismo y siguen siendo igual de importantes para ti, sabes que están dispuestos a esperar el tiempo que sea necesario a que estés preparada para enviarlos a un corrector que revise lo que no casa en el texto, y te dices que tal vez por sí mismos ni lo consideren necesario, que tal vez se han asomado a tu mente para ofrecerte ese refugio afectuoso para cuando quieras compartir junto a ellos un ratito en que soñar otras vidas que se pueden conducir a capricho, aunque tampoco se puedan, porque viven anclados a su propia conexión de realidad.
A veces cambian los planes del presente para cumplir esos planes del pasado que también fueron importantes y que llenan, que además son compatibles, restan tiempo pero condensan los verbos, porque a veces tener mucho tiempo para dar vueltas a las cosas las corrompe. Porque a veces releer o reescribir es más importante que escribir: cerrar ciclos, finiquitar escritos, borrar, lanzar a la papelera virtual copias jamás impresas. Hacer balance, aligerar equipaje, introducir nuevas guías, a veces ello es posible cuando dejas entrar en tu vida con una sonrisa un cambio de planes.
De vez en cuando abres viejos archivos y corriges, encuentras viejos personajes que te siguen transmitiendo lo mismo y siguen siendo igual de importantes para ti, sabes que están dispuestos a esperar el tiempo que sea necesario a que estés preparada para enviarlos a un corrector que revise lo que no casa en el texto, y te dices que tal vez por sí mismos ni lo consideren necesario, que tal vez se han asomado a tu mente para ofrecerte ese refugio afectuoso para cuando quieras compartir junto a ellos un ratito en que soñar otras vidas que se pueden conducir a capricho, aunque tampoco se puedan, porque viven anclados a su propia conexión de realidad.
A veces cambian los planes del presente para cumplir esos planes del pasado que también fueron importantes y que llenan, que además son compatibles, restan tiempo pero condensan los verbos, porque a veces tener mucho tiempo para dar vueltas a las cosas las corrompe. Porque a veces releer o reescribir es más importante que escribir: cerrar ciclos, finiquitar escritos, borrar, lanzar a la papelera virtual copias jamás impresas. Hacer balance, aligerar equipaje, introducir nuevas guías, a veces ello es posible cuando dejas entrar en tu vida con una sonrisa un cambio de planes.
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