Se sabe que en el mundo internáutico hay de todo, bueno o malo, mejor o peor, y que cada quien elige el modo en que actúa, dependiendo de quien tenga proyectado ser, en cierta medida. Si hay algo en este mundo de la red que no soporto es la copia. No entiendo el ánimo de copiar lo que otro ha creado, porque crear sólo tiene sentido cuando brota desde dentro de uno mismo, mezclado con la esencia de lo que vive o lo que siente; de aquello que nace de la verdad. Es la verdad lo que otorga de sentido cualquier creación.
Se puede leer una noticia en el periódico y sentir tal indignación ante un hecho que desgarra por dentro, que puede nacer un cuento corto, o un relato largo, o un pensamiento atrapado en un papel más pequeño que la palma de la mano, o un poema que años más tarde al ser leído transmita letra a letra el sentimiento captado aquella vez. Eso es crear, atrapar en letras un conjunto de pensamientos que han brotado porque sí, porque estaban ahí, y porque solo al darles algún tipo de forma, uno puede rebelarse de alguna forma por aquello que nunca ha debido ser.
Así como también puede crearse desde la más inasible de las alegrías. Esto pasa afortunadamente también, uno se siente feliz de estar y de ser, y crea un mundo donde compartir con los demás toda la belleza con que ha sido impactado el mismo creador. Puede el escrito ser mejor o peor, pero captura al instante toda la esencia.
La deslealtad de copiar es algo imperdonable cuando uno tiene la posibilidad de explorar dentro de sí mismo y exponer sus propias ideas, y me parece algo imperdonable por una sola razón, porque si todo el mundo se oyera a sí mismo mientras piensa, este mundo que habitamos sería mejor. Sabríamos qué tipo de cosas nos hacen felices y empezaríamos a perseguirlas, no solo para nosotros, sino para todos. Es por eso que copiar me resulta infinitamente doloroso. No copiéis ni aquello que os gusta en otros, pulirlo en vosotros mismos con lo que sois, sólo lo que nace de la verdad vale la pena.
Os dejo una entrada al respecto para que leáis, porque de ella brotó esta entrada.
La deslealtad de copiar párrafos enteros que otros han escrito es negarles la posibilidad de ser autores de aquello que han creado. Es la corrupción en mayúsculas. Por eso os pido que no copiéis. Tened el valor de escucharos y transmitirlo, aún a riesgo de que otros os consideren estúpidos, porque a fin de cuentas si copiáis lo pensarán también, y en ese caso no les faltarán pruebas rotundas que lo demuestren.
Se puede leer una noticia en el periódico y sentir tal indignación ante un hecho que desgarra por dentro, que puede nacer un cuento corto, o un relato largo, o un pensamiento atrapado en un papel más pequeño que la palma de la mano, o un poema que años más tarde al ser leído transmita letra a letra el sentimiento captado aquella vez. Eso es crear, atrapar en letras un conjunto de pensamientos que han brotado porque sí, porque estaban ahí, y porque solo al darles algún tipo de forma, uno puede rebelarse de alguna forma por aquello que nunca ha debido ser.
Así como también puede crearse desde la más inasible de las alegrías. Esto pasa afortunadamente también, uno se siente feliz de estar y de ser, y crea un mundo donde compartir con los demás toda la belleza con que ha sido impactado el mismo creador. Puede el escrito ser mejor o peor, pero captura al instante toda la esencia.
La deslealtad de copiar es algo imperdonable cuando uno tiene la posibilidad de explorar dentro de sí mismo y exponer sus propias ideas, y me parece algo imperdonable por una sola razón, porque si todo el mundo se oyera a sí mismo mientras piensa, este mundo que habitamos sería mejor. Sabríamos qué tipo de cosas nos hacen felices y empezaríamos a perseguirlas, no solo para nosotros, sino para todos. Es por eso que copiar me resulta infinitamente doloroso. No copiéis ni aquello que os gusta en otros, pulirlo en vosotros mismos con lo que sois, sólo lo que nace de la verdad vale la pena.
Os dejo una entrada al respecto para que leáis, porque de ella brotó esta entrada.
La deslealtad de copiar párrafos enteros que otros han escrito es negarles la posibilidad de ser autores de aquello que han creado. Es la corrupción en mayúsculas. Por eso os pido que no copiéis. Tened el valor de escucharos y transmitirlo, aún a riesgo de que otros os consideren estúpidos, porque a fin de cuentas si copiáis lo pensarán también, y en ese caso no les faltarán pruebas rotundas que lo demuestren.
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