No sé abandonar. No conozco la palabra rendición y creo que tiene mucho que ver con las habilidades deportivas adquiridas en la niñez, que hacen que extienda el deseo de traspasar la meta a todas las áreas de mi vida. Y a veces la solución más inteligente la ampara la rendición, que a veces más que una derrota sería un acierto.
Esto me estoy planteando muy seriamente en una etapa estanca en la que todo ya no depende de mis fuerzas, son otras las que están en juego y en esa parte siempre hubo lo contrario, un dejarse llevar, un que luchen por mí, un que se ocupen de todo lo demás mientras yo estoy aquí, anclado a ese sentimiento de que nada de lo que haga puede variar el resultado.
Esa será al final la trampa mortal.
O no, nunca se sabe..., besos.
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ResponderEliminarAlguien dijo que al débil no basta con levantarlo, que después habrá que sostenerle también.
ResponderEliminarQué cierto.