Os copio, con su permiso espero, el trozo que me llamó la atención:
Un blog donde la tristeza y el buen humor caminan de la mano. Donde los límites entre fantasía y realidad se entremezclan hasta conformar un solo presente.
jueves, 4 de julio de 2013
Algo a tener en cuenta a la hora de relatar una historia
Voy a copiar, espero que con su permiso, un comentario hecho por un merodeador al blog La fraternidad de Babel. La entrada es esta.
Os copio, con su permiso espero, el trozo que me llamó la atención:
"Me he regalado La isla de Bowen por mi onomástica y tras unas 70 páginas, me ha encantado su sabor a Verne y Conan Doyle, y que los protagonistas sean personajes de su época, con los prejuicios y virtudes propios de su época, y no personajes trasplantados desde el presente, con una forma de pensar y actuar más propia de la nuestra".
Juan Constantin
..."y que los protagonistas sean personajes de su época, con los prejuicios y virtudes propios de su época, y no personajes trasplantados desde el presente, con una forma de pensar y actuar más propia de la nuestra".
Ahora explico el motivo por el que me llamó la atención, llevaba bastantes meses esperando para leer un libro, cuyo título no diré, que me hacía ilusión y que pensaba comprar. Pero que finalmente no compré por eso de que ahora compro los libros que disfruté leyendo, el resto no, y tampoco puedo comprarlos todos, eso por supuesto. Pues bien, resulta que el libro que tanto ansiaba leer, peca en este aspecto y mientras leo me suena a fingido, le veo los hilos con que fue cosido y tanto es así, que mi pesar no puedo con él... Y a mi pesar lo abandoné. Lo devolví con pena a la biblioteca y de entre las estanterías rescaté otro libro:
"Alfred y Emily", de Doris Lessing. Este, en cambio, es un libro que estoy disfrutando mucho leer, tanto que casi no puedo soltarlo de las manos, en él, su autora rinde un homenaje a sus padres, Alfred y Emily, y les inventa la vida que según ella hubiesen vivido si no hubiese estallado la Primera Guerra Mundial que truncó sus destinos. Acerca de este libro la propia Doris Lessing confiesa: " Si ahora pudiera conocer a Alfred y Emily sin la pesadilla de la guerra, creo que estarían contentos de la vida que he imaginado para ellos".
La narración, al menos hasta la página 83 en que voy, es ágil, interesante, precisa, palpitante y corresponde perfectamente a esa época relatada porque la vivió; quizá no de una forma exacta, porque en este libro se mezcla ficción y autobiografía, pero sí con esa verdad que es tan necesario que sienta el lector.
Es decir, que ayer llegaba a la biblioteca con un profundo pesar a dejar un libro que quise leer, de cuyo libro su autor, o autora -no quiero revelarlo- decía: lo importante de un libro es el tono; a mi ver aquello en que falló. Son este tipo de realidades que trae la vida, abandonas un libro que querías leer, con aflicción, quizá hasta otro momento en que puedas sumergirte en él y vivirlo desde adentro, y te vuelves con otro del que nunca supiste nada y te tiene encandilada por diferentes aspectos, entre ellos que es un libro en el que hasta ahora encajas a la perfección, te mueves a gusto por sus adentros, te crees lo que te cuenta, disfrutas lo que revela, ansias descubrir lo que aguarda. Sonríes al imaginarte durante y horas buceando entre el saber y la diversión; y no puedes olvidarte en ninguna de todas ellas, que es el relato que una mujer de noventa años ha aderezado para devolver a sus padres esa vida que una guerra arrancó.
Personalmente no se me ocurre un propósito mejor que aquel que da fruto a este libro, "Alfred y Emily", de Doris Lessing. Talento e imaginación.
Os copio, con su permiso espero, el trozo que me llamó la atención:
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No sé por qué motivo no puedo quitarle la negrita al texto :(
ResponderEliminarAhora que has mencionado ese libro, ahora me lo voy a leer, fíjate tú.
ResponderEliminarSaludos Begoña:
ResponderEliminarNo te preocupes, puedes usar mi comentario sin ningún reparo.
Juan Constantin
Mustapha, a mí de este libro me están gustando hasta los agradecimientos, que son para el fotógrafo que la ayudó con algunas fotografías que incluye el libro, algunas muy antiguas y bastante deterioradas.
ResponderEliminarSaludos
Juan Constantin, es curioso, en unas pocas palabras me diste una respuesta que llevo años sin encontrar, al por qué abandono la lectura de muchos libros: porque aunque partan de una época muy documentada se pierden en las formas y se presentan como una fantasía del escritor.
ResponderEliminarEstoy deseando leer La isla de Bowen.
Saludos