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miércoles, 31 de julio de 2013

Tiempo de vacaciones

Estamos en ese momento del año en el que los blog comienzan a colgar su cartel por vacaciones, en el que de nuevo vuelvo a pensar en encerrarme en serio para terminar algo que tengo comenzado y me sucede que nunca me doy el tiempo como si lo que fuese a escribir no venciese la prueba de la próxima lectura, cuando lo deje reposar y sabiendo todo cuanto contiene me proponga releer. Ese momento de la verdad final me detiene aun a sabiendas de que todo cuanto se deja escrito es necesario para progresar, para sacarse telarañas y mirar la vida con un cristal menos empañado que el anterior.

Este verano me gustaría tomarme vacaciones de todo para compensarte por esos 26 años de convivencia, para sanarte el alma y que así te sane el cuerpo. Para encajar las piezas del puzzle que continúan estando sueltas después de tanto tiempo y a partir de este instante dibujar una línea que marque un nuevo principio, uno que deje afuera para siempre ese tormento que llevas contigo. 

Mi problema es que nunca puedo cerrar por vacaciones, quizá porque mis vacaciones duran cada día del año rodeada de estos paisajes. Creo que también esta conciencia se la debo a la lectura, cada vez estoy más convencida de que ese amor por el cambio en los colores del cielo, o en el correr de las nubes, o en la hierba que crece, la flor que brota...se lo debo a Zane Grey, no sé, uno no puede saberlo. Solo sé que si pudiera tomarme unas vacaciones de todo te las dedicaría a ti, y que aunque no lo sabes, ya estoy en ello. 

Mis vacaciones aunque no las tome serán así, porque a fin de cuentas quererlo ya es parte del resultado.




martes, 30 de julio de 2013

Algo que no imaginaba

Los autores no cobramos nada por el préstamo bibliotecario

Esta frase la escribía Care Santos en el enlace que dejé en la entrada anterior. Seguir blog de escritores me ha servido para darme cuenta de cómo está la situación, y después de leer esta entrada entono un mea culpa. Hasta aquí siempre creí que leer a un autor desde una biblioteca le aportaba una compensación económica aunque fuese muy baja, después de aquí se que no. Luego la situación es aún si cabe más apurada, porque en todo caso ese autor de ese libro que te llevas a casa tan solo gana un lector, eso si es libro te ha gustado lo suficiente como para seguir indagando en su obra...que a veces no...y en ese caso quizá lo que pierda es un futuro lector por dejar ese préstamo en el fondo de bibliotecas. La pregunta ahora es si la editorial gana algo al donar ese libro o si tampoco. Seguiré la investigación en otro momento porque lo que es en este instante lo desconozco por completo.

A veces, en mi asiduidad a las bibliotecas me pregunto si he aprendido a amar a los libros o solo a quedarme con los que disfruto de veras. Me pregunto si muchos libros de los que devuelvo a medio leer porque me agotan de un modo insufrible, no me harían acaso mejor lectora y ciudadana del mundo que aquellos otros que sigo de principio a fin. Y también me pregunto si de haberme dejado los euros en dichos truños los leería con interés hasta el fin. La respuesta se que es un no rotundo, puesto que me compré muchos libros que nunca quise leer ni aunque me pagasen por ellos. Muchas veces los presté y no hubo nadie que me los recomendase encarecidamente, ni que tuviese gran cosa a destacar.

Para concluir, porque voy con prisa como de costumbre, corren malos tiempos para los escritores...para los camioneros, para los electricistas, para los mecánicos  para los médicos  para los abogados...incluso para las amas de casa. Vamos, que el menoscabo viene siendo general, y solo nos cabe conservar esa fe que no siempre nos llega desde la iglesia. Más diría, la que solo puede llegarnos desde el corazón.




viernes, 26 de julio de 2013

Una llamada a la reflexión.

Si amas los libros tienes un deber fundamental, respetar los derechos de autor.

No quiero extenderme, solo quiero que leáis esta entrada de Care Santos, que hace un llamamiento a la sensatez y a la reflexión, necesario para todos aquellos que queremos seguir leyendo libros. 

http://silencioeslodemas.blogspot.com.es/2013/07/algunas-respuestas-necesarias-la-carta.html




Alfred y Emily, de Doris Lessing

Este libro, que encontré cuando buscaba algo interesante que leer en una de las bibliotecas que frecuento, salió a mi encuentro. Respondiendo por sí mismo por qué motivo leo. Leo porque entre los libros busco la vida; la parte que entiendo y la que no, porque leyendo intento comprender como puede mejorarse el día a día e incluso cómo proyectar desde el pensamiento un mañana mejor. 

Rebuscando por allí en esa mañana estaba retando al mismo Dios, diría, porque a veces los sucesos cotidianos nos sobrepasan de tal manera que uno, sin ser consciente siquiera, no deja de buscar el modo en el que nutrirse por dentro, para en lo posible lograr un equilibrio entre la forma de vida que sí quiere y la que no.

Doris Lessing pasó durante las 320 páginas de este libro a ser mi escritora favorita, más que por su forma de escribir, que también, por su forma de extraer un significado de los hechos que vivió. Marcada por la primera guerra mundial, que le tocó vivir cuando era niña, padeció durante parte de su vida, por no decir toda, sus consecuencias. Este libro contiene un cofre de tesoros que despliega ante ti, con tiento y con verdad, sin crueldad, sin mal gusto, sin acritud; por eso no los contagia mientras lees, porque es un relato que mana de una forma amable de ver el mundo y de la reflexión. En él construye la historia que quisiera que hubiese sido y aquella que fue, y lo hace desde la vida que tuvieron sus padres; la suya propia.

Para mí descubrir a Doris Lessing fue encontrar, quizá, a mi escritora. La que habla el mismo idioma que yo, la que sigo sin entrar en vericuetos que no entiendo, ni sé hacia dónde van, llevándome en un sin vivir. Si su escritura fuese agua de mar, sería el remanso, la ola que te mece y no te desborda, la que te mantiene a flote, la que deja nadar y bucear bajo su manto descubriendo para ti toda la belleza contenida en ese fondo marino que nunca te paraste a atisbar. En lo personal coincide con un momento vital en el que salí a pedir ayuda, para alguien de mi entorno a quien tengo que curar. Y me encontré en una sala llena de mujeres que hablan mi mismo idioma porque pasaron por lo mismo que yo. Fue una decisión que llevo calibrando durante muchos años y que, quizá entre las páginas de este libro me trajo el valor que dar este paso. Un personaje de Alfred y Emily me hizo reaccionar y recorrer toda la distancia entre mi casa y ese lugar en el que encontré un montón de amigas de todas las edades que hablan también el mismo idioma que yo. Juntas escribimos en voz alta la historia que nunca relataremos ante nadie más, es curioso que un año en el que yo me proponía publicar en Amazon, se pospone, porque voy a publicar otros relatos que nunca copiaré en papel y a escuchar otras historias que son como libros escritos, que nunca propagaré.

Este año puede que mi escritura, innecesaria por otro lado, no crezca demasiado, pero ese Dios al que retaba puso en mis manos a una escritora muy prolífica que no leo, disfruto, que no sigo de forma tortuosa, porque me lleva de la mano de esa conciencia prístina que traspasa el papel y se mete de lleno en mi vida. Es la clase de escritora que quisiera ser. Y el mundo me la ofrece ya hecha y a punto para el deleite. Me gusta el tipo de escritor reivindicativo, así que estoy de suerte, creo que durante mucho tiempo me quedaré entre la letra escrita por Doris Lessing, aquella que durante tantos años busqué y que por fin encuentro. Amén.

viernes, 19 de julio de 2013

Números cardinales, de Andrés Suarez

Llegaba a casa hace unos días cocida de calor dentro de un coche del que sólo deseaba bajar, cuando sucedió algo inesperado, en el dial que tenía sintonizado comenzó a sonar una canción que se me antojó compuesta por primera vez, porque quizá la vida cotidiana a veces peque de adornada, lo cierto es que no sé. Sólo puedo asegurar que preferí seguir en esa sauna improvisada hasta escucharla en su totalidad. Y me atrapó.

Tuve suerte porque en cuanto terminó, alguien -lo que no siempre sucede- me aclaró; éste era Andrés Suarez con su canción, Números cardinales. Desde entonces no volví a localizarla en esa emisora ni en otras, pero aún no me canso de escucharla y me sigue sonando a vida cotidiana, a espera prolongada, a naturalidad.

...Es curioso este hilo tendido de puentes, llamado Internet,que te llevan a encontrar para ti solo aquello que te niegan los demás...

Números cardinales

jueves, 18 de julio de 2013

Anotar frases importantes




A veces uno se levanta con mal pie, o simplemente desinflado por todas esas cosas cotidianas de la vida, y cuesta remontar. Hace tiempo compré esta agenda de color rosa para anotar todas esas frases que se encuentran alguna vez y que es necesario no olvidar, con la idea de regalárselas a mi madre, sigo en ello, pero a veces mi letra no me parece lo bastante buena y me pregunto si no tendré que comprar otra agenda y copiarlas de nuevo. Mientras tanto la sigo rellenando y me doy cuenta de que en todas esas frases se esconden las frases más aleccionadoras de vida.

Os dejo una que anoté:

Cuando te levantes por la mañana, da las gracias por la luz matinal, por tu vida y por tu fuerza. Da gracias por tus alimentos y por las alegría de vivir. Si no ves la razón para dar las gracias, el fallo está en ti.

                                                    Tecumseh (1768-1813)


*Ahora resulta que cuando tengo un mal día, en esta agenda encuentro todas las razones para volverlo bueno :)


martes, 16 de julio de 2013

Busca tu meta, la necesitarás

No sé abandonar. No conozco la palabra rendición y creo que tiene mucho que ver con las habilidades deportivas adquiridas en la niñez, que hacen que extienda el deseo de traspasar la meta a todas las áreas de mi vida. Y a veces la solución más inteligente la ampara la rendición, que a veces más que una derrota sería un acierto.

Esto me estoy planteando muy seriamente en una etapa estanca en la que todo ya no depende de mis fuerzas, son otras las que están en juego y en esa parte siempre hubo lo contrario, un dejarse llevar, un que luchen por mí, un que se ocupen de todo lo demás mientras yo estoy aquí, anclado a ese sentimiento de que nada de lo que haga puede variar el resultado.

Esa será al final la trampa mortal.

domingo, 14 de julio de 2013

Palabra de Malala

Creo de una manera firme que la voz de esta adolescente de dieciséis años contiene la esperanza de nuestro mundo, un mundo que ahora está en un cambio frecuente pero no por ello a peor. Creo que siguiendo su ejemplo a cualquier edad, se lograría la clase de mundo que no excluiría a nadie. Y que ese es el único mundo por el que debemos luchar.

Celebro verla así de bien y escuchar todo aquello que de hoy en adelante nos querrá decir, porque su voz no es solo su voz, es la voz de todos y cada uno de los que soñamos construir desde la paz y el respeto un mundo mejor.

Gracias Malala por este regalo lleno de coraje, sabiduría y amor.

"Un libro y una pluma pueden cambiar el mundo", eso dijo, entre otras cosas en su reciente discurso ante la ONU. Buscad información, no os lo perdáis. Y contagiaros de su actitud como forma de vida, lo agradeceréis.

Palabra de Malala

Creo de una manera firme que la voz de esta adolescente de dieciséis años contiene la esperanza de nuestro mundo, un mundo que ahora está en un cambio frecuente pero no por ello a peor. Creo que siguiendo su ejemplo a cualquier edad, se lograría la clase de mundo que no excluiría a nadie. Y que ese es el único mundo por el que debemos luchar.

Celebro verla así de bien y escuchar todo aquello que de hoy en adelante nos querrá decir, porque su voz no es solo su voz, es la voz de todos y cada uno de los que soñamos construir desde la paz y el respeto un mundo mejor.

Gracias Malala por este regalo lleno de coraje, sabiduría y amor.

"Un libro y una pluma pueden cambiar el mundo", eso dijo, entre otras cosas en su reciente discurso ante la ONU. Buscad información, no os lo perdáis. Y contagiaros de su actitud como forma de vida, lo agradeceréis.

jueves, 11 de julio de 2013

Pagar por aparcar



Desde la alcaldía siguen con la propuesta de pagar por aparcar en las inmediaciones de la única playa decente del concejo, desde la ciudadanía sigue el cabreo. Sería dos euros diarios por aparcamiento, o la opción de comprarse un bono de 30 euros que serviría para todo el mes.

La gente no se fía de lo que se hará con esa recaudación en un ayuntamiento que ha tenido varias irregularidades. Además de ser consciente de que el aparcamiento y el mantenimiento del resto de las playas dan pena penita pena, en los que ya se cobra mediante gorrilla y te las ves para aparcar sin que una de las piedras del camino hecho una completa birria te deje varado. O que uno de los tantos baches te lleve a volcar. Y para más inri la cosa está como está y los bolsillos de la gran mayoría ya no dan para nada más, pero la alcaldía erre que erre con aquello de cobrar por lo que hasta ahora no había que dar ni un céntimo. Vaya, que se ha sumado a la canción general de aquello de subir impuestos a como de lugar, sin mirar que no es tan infrecuente llegar a una de sus maravillosas playas en plena temporada y encontrarla llena de troncos y palos, chanclas sueltas, botes de todo tipo sembrados por la arena, y de todo aquello que prefiero callar, porque andaba justo el presupuesto y porque bla bla bla.

Eso en un año bastante escaso de turistas y en el que curiosamente casi todos los que llegan son europeos, cuentan que si por la situación inquietante de aquellos países a los que solían viajar. Vamos, que lo hacen más bien por seguridad. Y se encuentran las reivindicaciones del pueblo que quiere seguir aparcando en las condiciones en que estaba, caminando un buen trecho desde el aparcamiento hasta la playa, pero sin pagar.

miércoles, 10 de julio de 2013

Espera y reflexiona

Quizá la vida te haya dado la oportunidad de abandonar a un amor para llegar a comprender la facilidad esa con la que un amor te abandona.

Ya sé que no es lo mismo, ya sé que no es igual, he escuchado desde hace mucho tiempo todo lo que intentas explicarme ahora.

Un día entenderás que el amor no se exige, se da, sin esperar nada a cambio.

Un día sabrás que el amor verdadero es aquel que llega para quedarse, y pase lo que pase ten por seguro que se quedará. Y ese es el único que cuenta porque ese sí que es de verdad.

Y a veces para llegar hasta él el camino es muy sencillo. Otras en cambio está lleno de quiebros que sortear. Vamos, no te detengas, la vida es muy corta y hay mucho que celebrar aunque tu corazón parezca contrariado, aunque sepas lo que a veces duele amar...

martes, 9 de julio de 2013

Primer mandamiento



La guerra es siempre una derrota de la humanidad

                 Juan Pablo II

jueves, 4 de julio de 2013

Algo a tener en cuenta a la hora de relatar una historia

Voy a copiar, espero que con su permiso, un comentario hecho por un merodeador al blog La fraternidad de Babel. La entrada es esta.

Os copio, con su permiso espero, el trozo que me llamó la atención:


"Me he regalado La isla de Bowen por mi onomástica y tras unas 70 páginas, me ha encantado su sabor a Verne y Conan Doyle, y que los protagonistas sean personajes de su época, con los prejuicios y virtudes propios de su época, y no personajes trasplantados desde el presente, con una forma de pensar y actuar más propia de la nuestra".
Juan Constantin

 ..."y que los protagonistas sean personajes de su época, con los prejuicios y virtudes propios de su época, y no personajes trasplantados desde el presente, con una forma de pensar y actuar más propia de la nuestra".

Ahora explico el motivo por el que me llamó la atención, llevaba bastantes meses esperando para leer un libro, cuyo título no diré, que me hacía ilusión y que pensaba comprar. Pero que finalmente no compré por eso de que ahora compro los libros que disfruté leyendo, el resto no, y tampoco puedo comprarlos todos, eso por supuesto. Pues bien, resulta que el libro que tanto ansiaba leer, peca en este aspecto y mientras leo me suena a fingido, le veo los hilos con que fue cosido y tanto es así, que mi pesar no puedo con él... Y a mi pesar lo abandoné. Lo devolví con pena a la biblioteca y de entre las estanterías rescaté otro libro:

"Alfred y Emily", de Doris Lessing. Este, en cambio, es un libro que estoy disfrutando mucho leer, tanto que casi no puedo soltarlo de las manos, en él, su autora rinde un homenaje a sus padres, Alfred y Emily, y les inventa la vida que según ella hubiesen vivido si no hubiese estallado la Primera Guerra Mundial que truncó sus destinos. Acerca de este libro la propia Doris Lessing confiesa: " Si ahora pudiera conocer a Alfred y Emily sin la pesadilla de la guerra, creo que estarían contentos de la vida que he imaginado para ellos".

La narración, al menos hasta la página 83 en que voy, es ágil, interesante, precisa, palpitante y corresponde perfectamente a esa época relatada porque la vivió; quizá no de una forma exacta, porque en este libro se mezcla ficción y autobiografía, pero sí con esa verdad que es tan necesario que sienta el lector. 

Es decir, que ayer llegaba a la biblioteca con un profundo pesar a dejar un libro que quise leer, de cuyo libro su autor, o autora -no quiero revelarlo- decía: lo importante de un libro es el tono; a mi ver aquello en que falló. Son este tipo de realidades que trae la vida, abandonas un libro que querías leer, con aflicción, quizá hasta otro momento en que puedas sumergirte en él y vivirlo desde adentro, y te vuelves con otro del que nunca supiste nada y te tiene encandilada por diferentes aspectos, entre ellos que es un libro en el que hasta ahora encajas a la perfección, te mueves a gusto por sus adentros, te crees lo que te cuenta, disfrutas lo que revela, ansias descubrir lo que aguarda. Sonríes al imaginarte durante y horas buceando entre el saber y la diversión; y no puedes olvidarte en ninguna de todas ellas, que es el relato que una mujer de noventa años ha aderezado para devolver a sus padres esa vida que una guerra arrancó.

Personalmente no se me ocurre un propósito mejor que aquel que da fruto a este libro, "Alfred y Emily", de Doris Lessing. Talento e imaginación.

martes, 2 de julio de 2013

Regalo libros

Si eres lector te encontrarás con muchas contradicciones en el mundo editorial. Personalmente escucho a diario que algún lector se está leyendo un título que pirateó en la red y me pregunto si ese que lee se imagina el trabajo titánico que es escribir un libro, conseguir que un editor lo edite y ponerlo en un escaparate a la venta para precisamente que alguien pague un precio más o menos justo por él. Sé que nunca seré la clase de lectora que se bajará gratis un libro en internet a no ser que el propio autor me lo ofrezca, porque sé lo que cuesta escribir algo que quieras enviar a una editorial para verlo publicado. Sé lo que cuesta perseguir una historia propia durante años para al final dejarla estar porque de un modo sincero no sabes cómo mejorarla en su último capítulo. No terminas de decidir si es mejor si contarla desde el que era su principio o hacerlo desde ese instante en que la estás terminando y ese no poder decidirlo te lleva a estancarte justo ahí; cinco o diez años inclusive más tarde, en ello estás y no parece que vayas a solucionarlo aunque quisieras. Es por ello que sigues escribiendo historias largas y las dejas reposar, como reposarán tus huesos en el camposanto, quizá por siempre jamás; aunque hasta el último segundo soñarás con que es posible resucitar, resucitarlas, qué más da.

Pues bien, si eres lector, entrarás en un centro comercial y te irás de cabeza a la sección libros, rebuscarás un libro preciado que por su precio no te comprarás, pero anotarás título y autor en tu libreta para esperar su llegada a cualquier biblioteca de tus contornos. Algunas veces serán la promesa que intuías y otras un desastre fatal que después de comenzado ni continuarás, porque como lector eres el mismo ser caprichoso del resto de tu vida, buscas eternamente algo que ni tú mismo sabes, solo al dar con ello lo verás claro, ni un segundo antes de hallarlo, porque eres de carne y hueso, no un Superman. Si en vez de a un centro comercial acudes a una tienda de libros de segunda mano o a una feria del libro, lo mismo. Vayas donde vayas encontrarás pequeñas joyas o bisutería barata, hay libros que dado su valor nunca se podrían pagar, y libros que se pagan pero que nunca alcanzarán su precio real. Y quizá no todos serán los mismos para unos y otros, porque en esto cada quien desde su propia vida los juzgará, a fin de cuentas somos lo que hemos vivido, lo que el destino nos vino a deparar.

Pues bien, como lectora podría ser este enlace que os dejaré más adelante algo que celebrase, pero no, en este momento tengo demasiadas cosas pendientes a título personal. No puedo celebrarlo ni como lectora ni como eterna aspirante a escritora, porque viendo cómo está el panorama pierdo las ganas de intentarlo en serio, de verdad. Pero sí dejaré el enlace a modo de buscar posibles lectores tutores, de libros que soñaron con llegar muy alto y les cortaron las alas, por eso de cómo está el mercado y bla bla bla. El mercado está lleno de interrogantes, como la política, como la corrupción, como los ángeles del mismo cielo. Ese regalo libros que pone el título es cierto, como también es cierto que todo sueño tiene un final. Anteayer soñé que iba a una dentista, que era una presentadora de cierta edad de televisión, que estaba de traslado y para poder atenderme en su consulta debía ayudarla a ordenarla. Me pasé toda la noche colocando adornos en estanterías que nunca se terminaban, algunas tan horrorosas como los propios objetos, tan sucias, tan llenas de desazón. Otras relucían igual que las bellas estatuas que de pronto me embelesaban; y finalmente entraba en consulta, despertando en cuanto ella se ponía la mascarilla y me invitaba a sentarme en el sillón. Mi yo real, pendiente de mí en todo momento no me dejó ponerme en manos de quien no debía anestesiarme, despertar y tomar conciencia de ello fue algo revelador.

Os dejo en el enlace en que una escritora regala sus propios libros, a falta del apoyo de su editor. Ojalá en algún momento estos libros que regala y los otros firmados con su nombre coticen bien al alza, por una de esas casualidades que tiene la vida que lo vuelve todo a favor.