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lunes, 7 de abril de 2014

El aire que respiras, de Care Santos

Este libro de 585 páginas me ha venido acompañando desde el 20 de Febrero hasta hace unos días, no he podido leerlo con la continuidad que se hubiese merecido pero se ha portado bien, ha sido una travesía amena y especial; también una clase literaria divertida. Lo que sucede entre sus páginas abarca todas las temáticas posibles e incluso las improbables, hay vivos y muertos, buenos y malos, antiguos y modernos, amén de toda clase de circunstancias.

A la propia autora le preguntaban un día en la presentación de qué iba el libro y no supo cómo responder, me sorprendió cuando lo dijo, pero me sucede lo mismo ahora, si alguien me pregunta de qué va el libro yo respondería que de la vida misma. Trata de todos los temas habidos y por haber en una Barcelona invadida por las tropas napoleónicas, un mundo que comienza a relatarse desde el pasado hasta la actualidad con la misma maestría con la que también fue narrada Habitaciones cerradas; si bien son dos libros que tratan temáticas diferentes hay en la línea de lectura un eje común, instruyen a la vez que divierten. De momento este libro que tengo al lado pertenece a la biblioteca, pero sé que un día me haré con mi propio ejemplar porque es un libro para tener y mimar.

Es una historia con muchísimos personajes y escenarios, debo admitir que en un momento de lectura cuando apareció una nueva monja creí no poder ya más, pero dicha monja era una de las protagonistas, que estaba dentro de ese convento por circunstancias que no voy a revelar. Y otro momento en que un coleccionista de libros viene aportando tantos datos que casi me asfixio, pero seguí adelante con la lectura porque estaba ante un muy buen libro que me contaba una historia que forma parte de la Barcelona del pasado, esa de la que no sabía nada y de la que a través de estas páginas ahora sé mucho más.

Es uno de los mejores libros que he leído, ni menos ni más, algo que como lectora me deja muy contenta, pero como eterna aspirante a escritora me aleja un poco más de ese remoto sueño. Algo que por todo cuanto he disfrutado le puedo perdonar a ella y a otros escritores de su talla. Sin resentimiento alguno puesto que es mucho más sencillo leer que crear y a veces más gratificante incluso.

Os dejo una fotografía del libro rescatada de otra reseña, así para completar:

http://www.revistakritica.com/2013/03/resena-el-aire-que-respiras-de-care.html#.U0JNRfl_s2g

viernes, 4 de abril de 2014

Hacer, deshacer, creer y no creer

Unos días me levanto
y tiro mi sueño a la papelera,
me parece tan inalcanzable
que lo aparco para que no duela.

Otros días me levanto
y lo comienzo desde cero
porque todo está en mi memoria
lo lustro, lo saboreo

Unas veces lo creo posible
otras imposible y majadero
pero sin darme cuenta
lo mimo, lo cuido, lo señoreo

Y pese a todo sonrío
porque sé que tengo un sueño
que hago y deshago a mi antojo,
hecho de calma y de viento









jueves, 3 de abril de 2014

Escribir como tabla de salvación

Hay cuentos que marcan tu infancia. Al menos cuando tu casa está repleta de los libros suficientes para que puedas llegar a aprender que muchas de las lecciones importantes de la vida se encuentran entre sus páginas. Luego creces y te enteras de que quienes supieron crear para ti ilusiones maravillosas no necesariamente tuvieron una vida perfecta.

Entonces sus cuentos y sus historias son mucho más valiosos para ti. Y les admiras más.

Es el caso de Andersen

miércoles, 2 de abril de 2014

El hombre que susurraba al oído de los caballos, de Nicholas Evans

Hace años, cuando solíamos grabar en vídeo las películas para verlas con calma, grabé la película que se hizo basada en este libro de Nicholas Evans, después me gustó tanto que quise compartirla con unas buenas amigas. Una de ellas me contó que la tarde en que planeó verla con su madre, ella le advirtió que si se quedaba dormida viéndola, la dejase dormir.
-¿Dormirse? Anda ya, ninguna de las dos pudimos quitar los ojos de la película. Nos encantó.

Como tantas veces, no recuerdo si leí antes el libro o vi la película, creo que lo primero. Años después me hice con el libro en una librería de viejo. Me encanta tenerlo en mis estanterías junto a todos los libros que adoro.

Esta entrada de otro blog me lo recordó.

 AQUÍ os la dejo.

lunes, 31 de marzo de 2014

Adolescencia Rota

Hace días me sorprendían las palabras de esta mujer, en un programa de televisión que estaba viendo. Más tarde supe que había escrito un libro contando su historia, tal vez como una forma de traspasar todo ese dolor. Indagando en internet, que todo lo sabe, supe que su libro está en Amazon. Se titula Adolescencia Rota.

Tal y como digo, indagando, supe que esta mujer tiene un blog, así como también tiene una historia, que es la que cuenta en ese libro que ha publicado. Es una historia triste, la de una madre que ve como su hijo se hace adicto a las drogas hasta el punto de ir perdiendo todo cuanto tiene.

El blog es este

Diez años sin ti...


(Esa de la foto es la niña que fui)


Es curiosa la forma de pasar el tiempo, que pese a todo no borra lo que fue importante, a veces si me preguntan cuanto hace que te fuiste, no tengo que pensarlo, porque sé exactamente cuánto hace; y sin embargo me sigue pareciendo que fue ayer.

-Ayer mismo les diría- aun sabiendo que el tiempo pasado me contradice.

Son diez años ya en que hubieras podido llevar a cabo tantas cosas apasionantes que no pudiste, la vida o lo que fuese no te dejó, ¿quién lo determinó?, tal vez eso no importe. Y lo que importa realmente, es que la sensación no es de diez años de ausencia, sino de constante compañía. La de quien sabe que más allá de las nubes y las estrellas hay un guardián imperecedero que sonríe a cada pensamiento que le envías.
Era frecuente que te tomaras a risa mis percepciones, mis sueños o mis manías. Por eso este lugar de la blogsfera ni te sorprendería. Tal vez dirías que al fin encontré ese lugar al que escribir sin cambiar ni un ápice mi vida y puede que incluso celebraras que hubiese encontrado ese hueco que tanto busqué, capaz de encajar de una forma tan perfecta en todo lo que yo creía.

Lo dicho, son diez años sin ti; pero curiosamente no has dejado de estar presente ni un solo día.

domingo, 30 de marzo de 2014

Lecturas estancadas

Libros buenos, que cuentan una buena historia, que abarcan grandes distancias del tiempo de forma creíble, pero que comienzan a dejar sin resolver algunas partes de la historia para conseguir que sigas leyendo sin tregua ni pausa. Pero sucede que tu tiempo no es lineal, anda a saltos entre los quehaceres cotidianos que nadie hará por ti, y comienzas a dejar de albergar interés por lo que sucederá en la historia. Un personaje demasiado aburrido hace que las páginas pasen más lentas y mohínas, quieres leer el libro porque el libro es bueno, pero ha postergado demasiado las resoluciones que al principio ansías.

Llegas casi a las 500 páginas y como deseas leerlo, comienzas por los capítulos finales, de uno en uno hacia atrás, algo nuevo en tu forma de leer, que demuestra que intentas sacudirte ese libro de encima para comenzar la lectura de otro. Una lástima la forma caprichosa en la que se suceden las cosas cuando hay tanto que te espera por hacer.

Resuelves que incluso lo cotidiano puede chafar una lectura apasionante. Son malos tiempos para la calma necesaria para seguir una lectura, inclusive, deseas con los ojos cerrados que todo vaya poco a poco cambiando a mejor. Cruzas los dedos.