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viernes, 5 de abril de 2013

De nuevo frente al timón





Hace unos días cambié la contraseña de acceso al blog por unas incidencias que se estaban produciendo. En ese momento se fue la conexión y me quedé en un ay, el resultado de eso fue que no tenía forma posible de acceder al escritorio. El blog se quedó abierto, eso sí, y solo podía comentar desde fuera y desde anónimo.

Fue una sensación extraña que en principio tampoco me preocupó -supongo que mi optimismo a veces conserva una línea rayana en la ignorancia, a saber-, pero lo cierto es que la idea de que este blog, que yo creé, anduviese a la deriva sin capitán, fue algo que terminó por no gustarme.

El modo de recuperación de contraseñas en blogger me daba opción de crear una nueva, pero después de creada tampoco servía. Y otras opciones que me ofrecía, al final no las entendía. Lo cierto es que incomoda, y mucho, tener un espacio virtual sobre el que no tienes el timón. Necesitas saber al menos que en cualquier momento puedes entrar y gobernar. Pues bueno, siendo así lo celebro. 

No voy a negar la de veces que me recriminé por andar por aquí. Por esta necesidad de contar. Pero estoy leyendo La loca de la casa, de Rosa Montero y me estoy riendo mucho por la de puntos en común que encuentro. Entre nos, dudo mucho que este vicio de contar tenga remedio.

martes, 2 de abril de 2013

Las pequeñas memorias

Este es el primer libro de José Saramago que leo y creo que explica muy bien por qué llegó a ser Premio Nobel de Literatura, no por su nacimiento en la abundancia, eso queda claro, si no porque lo bien que sabe transmitir sus experiencias y su mirada de la vida, eso sin tener en cuenta el placer que produce leer las palabras que elige, que mientras se leen resuenan como la música.

El libro lo tituló Las pequeñas memorias porque relatan su infancia, una infancia llena de privaciones de toda clase, que no obstante forjarán al futuro escritor. Es un libro que recomiendo leer a todo el mundo porque contiene entre sus páginas la convivencia con la escasez de recursos, que no obstante pudo entre sus recovecos formar a un excelente escritor. Uno lee estas pequeñas grandes memorias y se alegra de que la vida le haya dado la oportunidad de cosechar todos los logros que cosechó. Recién terminadas de leer, aún resuenan en mi cabeza, con un eco que llega para quedarse a lo largo del tiempo, así es y tanto lo que me impactó.

De todo el libro subrayo una frase dicha por su abuela, sentada a la puerta de su casa cuando ya estaba muy mayor: "El mundo es tan bonito y yo tengo tanta pena de morir". Él que solo es un adolescente en ese momento, la escucha decirlo, pero ese es un instante que ya no olvidará, uno de tantos que quiso reunir en su recorrido.

También a lo largo y ancho de sus páginas nos habla de su hermano mayor, muerto con solo cuatro años de edad, al que recuerda trepando sobre los cajones abiertos de una cómoda dispuesta a modo de escalera, para trepar a la ventana de la calle, desde donde se queda a observar ver a la gente pasar, con unos ojos que se cerrarán para siempre a tan corta edad.

A mí que me gusta escribir, a veces sin saber bien lo que digo, me gusta mucho más leer, con bastante diferencia cuando me encuentro con este tipo de libros, que me hacen crecer tanto como lectora, y que me gratifican tanto como persona. Lo único que lamento es que él ya no esté aquí para poder decírselo, aunque creo que a él le da igual, él escribió este libro para que le sobreviviese y en ello está. 

Es un libro inolvidable por completo.


lunes, 1 de abril de 2013

Lo que une al mar y al cielo




Allá donde quiera que te encuentres siempre serás el faro que me de luz.

domingo, 31 de marzo de 2013

Noveno aniversario

La muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan. Si puedes recordarme siempre estaré contigo.



(Extraído del twitter de Mi abuela sabia)

Por eso estás

sábado, 30 de marzo de 2013

Gente Tóxica

Os hablaré del último libro que compré: Gente tóxica, de Bernardo Stamateas. Lo miré, lo remiré y lo entreleí, ya sabía el motivo por el que me parecía un libro importante de tener a mano a lo largo del trayecto de toda una vida, aunque admito sin embargo que no es tan sencillo como creía el hecho de saber utilizarlo bien.

Creo que la despolítica - palabro que acabo de inventarme para definir la mala política, que puede ser esa en la que los más desfavorecidos socialmente deben mantener los lujos de los más poderosos- hizo en parte que considerase necesario tener en casa, y a mano, el libro Gente tóxica. También fueron un motivo de peso esas conexiones, que parten de ese tipo de relaciones, que aunque uno lo quisiera no puede evadir. Y aunque lleva en casa cierto tiempo y lo leo y lo releo, aún no me lo sé de memoria, de modo que esta mañana tengo una clase intensiva con Bernardo Satamateas, a título póstumo podría decirse, porque el ciclón me ha superado, en cierta parte; porque si algo he aprendido es a distanciarme de estos desastres climáticos que todo lo arrasan y que no provoco yo. Líbreme Dios de las lluvias torrenciales, vientos huracanados, tormentas espeluznantes, truenos ensordecedores y demás climas enfurecidos que de pronto se inventan otros. Allá ellos con sus preferencias, que los disfruten y los doblen de intensidad si tanto los precisan, a mí que me den un sol tibio y nubes en paz. Por eso en cuanto me vi libre de las personas tóxicas que hoy me hacen recomendaros fervientemente este libro, recuperé al cien por cien la tranquilidad, que es un bien que cultivo como el bien más preciado, como el lujo mismo o como el verdadero arte del buen vivir.

Gente tóxica es un libro de amena y fácil lectura, que contiene quince capítulos dedicados a esos levantadores de vientos de distinta estrategia: El meteculpas, el envidioso, el descalificador, el agresivo verbal, el falso, el psicópata, el mediocre, el chismoso, el jefe autoritario, el neurótico, el manipulador, el orgulloso y el quejoso. Para finalizar haciendo hincapié en el poder de las palabras y la necesidad de que en nuestra vida diaria tengamos vínculos sanos. Si os sirve de algo desde este espacio virtual, en el que leo vuestros blogs, porque yo elijo leerlos por todo lo que me aportan; y desde el que leo las noticias, entrevistas...en definitiva todo lo que quiero indagar, de temáticas tan variadas como apasionantes, me encuentro libre de todo ese maremagnun de personas tóxicas. Eso anula por completo todo el efecto caótico que algunos personajes me puedan causar. 

Hace tiempo le contaba a una amiga de cuore a cuore lo más terrible que a alguien le pude contar en la vida, aún recuerdo las palabras y me estremezco. Supongo que el nivel de toxicidad me hacía insoportable hasta permanecer dentro de mí misma. Fueron palabras quizá terribles pero sanadoras, porque no se bajo qué clase de poder inconmensurable todo a mí alrededor y a Dios gracias comenzó a mejorar. A veces, se diría, necesitamos hablar con alguien a quien apreciamos de veras, para largarnos muy lejos toda esa toxicidad que alguien nos ha instaurado dentro.

El libro tiene muchas citas a modo de resumen de lo que abordará a continuación, os dejo una de las muchas que contiene, que esta mañana en mi propia cabeza cobra gran significación:

"Los seres más mediocres pueden ser grandes sólo por lo que destruyen".
                                                                                                             André Maurois








lunes, 25 de marzo de 2013

Sobre enmarañes mentales y otros desastres

Quienes me sigan leyendo, se habrán dado cuenta de que estoy como el protagonista de El túnel, de Ernesto Sabato, pero que mis patinazos mentales se encuentran de un tiempo a esta parte centradas en la rentabilidad de escribir. Todos sabemos que es justo que yo me pregunte a mí misma a todas horas si debo ponerme a escribir, para quien no lo imagine, mi vida es un caos porque mis obras no salen como yo quiero, es por eso que me lleva tanto tiempo escribir aquello que no presento. Sé que es injusto porque lo que estoy presentando hasta ahora es esto, precisamente lo que no me cuesta escribir, aunque supongo que a la larga tendrá un precio; el precio que pagaré por haber publicado aquello que en el fondo nunca me propuse escribir. Ya dije que estoy como el protagonista de El túnel, que es como decir que tengo un enmarañe mental.

Pues bien, nunca me gustó estudiar y me faltan estudios, pero de cuando en cuando encuentro a gente que sí los tiene y que además tiene blog y crea entradas con temas que me interesan y me dan respuestas, o en su defecto, me enmarañan más la madeja.

Os dejo una muestra, porque a lo largo y ancho de sus entradas me ha dado respuestas muy buenas.

sábado, 23 de marzo de 2013

El mar, hoy y siempre





A veces para crear una historia lo único que se necesita es silencio y el lugar adecuado. Retener en la memoria todo lo que un lugar evoca y así, un día en que se precise poder rescatarlo. 

A veces paseas por un lugar tan impresionante que aunque quieras, lo menos que necesitas es escribir, solo retener en tus sentidos que esta vida, por más que algunos se empeñen en organizarla de una forma equivocada, es algo que vale la pena vivir, todo en mayúsculas, como deberíamos escribir los verbos importantes.

Desde la cámara de mi teléfono móvil hasta aquí, nuevas tecnologías que hacen posible atrapar el instante en un infinito que es presente para siempre.