Este libro de Susanna Tamaro es el último que conseguí leer desde el principio hasta el final después de muchos abandonos -de libros en los que esperaba mucho de su autor y no pude seguirlo hasta la última página-. Está lleno de reflexiones en voz alta, de enfoques distintos a lo acostumbrado casi en cualquier libro, de sencillez y calidez en su línea argumental.
En él habla de naturaleza, y del hombre en relación a la naturaleza, lo que aporta, lo que oprime, lo que a su juicio debería ser diferente desde ya. Y habla también del mundo interior, de lo dificultoso que resulta en la sociedad de hoy la espiritualidad, de lo mal vistos que están los sentimientos y todo lo sentimental, siendo tan prioritario.
En un párrafo cuenta una anécdota que le sucedió al terminar una entrevista, cuando la periodista le espetó: "Ahora entiendo porqué tantos la detestan. Usted habla de arte, de belleza, de poesía como si fueran cosas verdaderas, cosas en las que creer". A lo cual Susanna Tamaro contestó que porqué no debería hacerlo. "Porque son convencionalismos" le contestó tan tranquila.
En la contraportada del libro se cuenta que Susanna Tamaro es una de las voces europeas más relevantes de hoy. Si es cierto me alegro. Encuentro mucha sensatez en sus letras.