No diré que todas sus canciones me gustan, pero sí que es un artista que sabe dibujar los altibajos del alma humana, y fusionar diferentes tipos de música hasta lograr cierto aire genuino. En mi opinión es un poeta, atípico quizá, siempre que lo afirmo alguien me apunta con el ceño fruncido como si estuviese loca, pero es que siento predilección por la gente diferente a los demás. La que lleva el peso de sí misma y que no tiene reparos en mostrarse tal cual es, guste o no guste, porque entiende que no podemos gustar a todo el mundo, y que cada quien hace su elección en un juicio a puerta cerrada y con candado.
Melendi es un cantante que durante años ha dedicado muchos temas al mundo de las drogas. Quien me siga de hace tiempo sabe que es un mundo que me hiere profundamente porque lo considero un mundo tan inadecuado como peligroso, que ha destrozado la vida de mucha gente disfrazando el infierno de paraíso, la esclavitud de libertad, y las pesadillas de sueños. Que de entre todos los males lleva uno adherido a su piel: ver sufrir a quien más se quiere. Creo que todos hemos presenciado alguna vez escenas que jamás olvidaremos, la mía fue la de un joven sangrando a chorro vivo por un brazo y lavando una jeringuilla en la fuente de un parque mientras yo esperaba el autobús; tan horrorizada como si tuviese un fantasma ante mí, y es que en verdad lo tenía, un muerto vivo que reclama piedad. Esa escena por muchos años que viva jamás la olvidaré, ni la mirada de ese joven que intentaba calmarme los miedos desatados ya sin paliativos para el resto de mi vida. Un joven que tal vez pedía compasión, o que al contrario, no pudo soportar mi compasión, eso no sabría concretarlo, pero pocas veces he compadecido tanto a alguien como le compadecí en ese momento de hace veinticinco años que aún recuerdo como hoy. Fue tanto lo que le compadecí que aún hoy le compadezco, porque es probable que ya no esté; que una fría lápida de mármol lleve esculpidas las letras de su nombre.
Melendi ha dedicado muchas canciones al mundo de las drogas, que no son las que más me gustan y que me traen imágenes de ese parque y de esa parada de autobús. Canciones que contienen ritmos y sentimientos capaces de reflejar todo el mundo que solemos encontrarnos alrededor, pues a su manera es un artista de la calle, o a mí eso me parece, que su arte está ligado al aquí y al ahora en que los segundos se convierten en minutos y van pasando sin más. Es un cantante al que recurro de cuando en cuando, y que nunca me deja indiferente, por esa capacidad tan suya de ser profundo y camaleónico en un mismo cuadro. Mucha gente le ha criticado este nuevo giro más romántico que yo le agradezco infinitamente, un nuevo registro más pausado donde da todo de sí, donde incluso se permite ser el triste violinista que está en tu tejado.