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jueves, 19 de mayo de 2011

Un lema de vida

Calla tu mente,
escucha tu corazón,
sigue tus sueños.

Extraído del twitter de Alejandro Fernández (cantante)

Llegará el día

Todos sabemos que llegará el día de dar explicaciones por todo lo que hacemos o lo que dejamos de hacer. A veces darnos explicaciones a nosotros mismos es muy complicado, al menos para quienes desoímos mucho a nuestras mentes y escuchamos demasiado a nuestro corazón. La única excusa que tenemos cuando nos recriminan por lo lejos que nuestros pensamientos se encuentran del mundo, es que hemos nacido así, y desde que podemos recordarnos desde el otro lado del espejo ya pensábamos y decidíamos distinto a todos los demás. Y que siempre tuvimos ese modo raro de ver el mundo, y aún pese a ello si nos volviesen otra vez a los dos o tres años de edad, tenemos claro que daríamos exactamente los mismos pasos y llegaríamos al exacto lugar en que nos encontramos. Porque estamos orgullosos tanto de las piedras halladas en el camino como de nuestro acierto al sortearlas, y porque somos lo que somos justamente por todo lo vivido y aquello que hemos elegido, quizá más por instinto que por puro raciocinio. Y por eso mismo nos cuesta tanto explicarlo. Hemos resuelto la ecuación, pero nunca podríamos detallar en qué pasos. Por eso necesitamos un respaldo cuando no habría un modo de respaldarnos.

Un día necesitaré explicar porqué he abierto este blog, y porqué ha sido tan necesario escribir en él día a día improvisando. Espero poder rescatar esta entrada entre las miles que para entonces habré escrito, y que todas estas razones convenzan. Porque creo que mi sinrazón tiene mucho de razón y una mezcla peligrosa de todo esto:

miércoles, 18 de mayo de 2011

¿Quieres algo seguro?

En la vida puedes andar o detenerte
puedes mirar la luz o la oscuridad,
puedes subrayar la tristeza o la alegría,
dejarte caer en picado o ponerte a volar.

Puedes trazar el camino o improvisarlo
puedes quedarte quieto o avanzar
puedes quedarte al margen o tomar partido
puedes exprimir el tiempo o verlo pasar.

Puedes forjar tu mañana o tan solo esperarlo
puedes quedarte sentado o ponerte a trabajar
puedes tirarte al barranco o ponerte en camino
puedes quedarte quejando o ponerte a actuar.

No hay nada escrito, todo aún está por escribir
no hay nada dicho, todas las palabras están por decir,
no hay nada hecho, todo espera para hacerse
y no hay nada seguro, lo único seguro es la muerte.

¿¿¿Seguro que aún quieres seguridad???

martes, 17 de mayo de 2011

Ven, sé mi luz

Este libro de Madre Teresa de Calcuta hace mucho tiempo que quería leerlo. Es una mujer que ha dejado escritos preciosos, que en sí mismos son toda una lección de vida, y de claridad mental aplastante. De fe y de lucha, de fervor y devoción. Y sin embargo a pesar de llevar en su título la palabra luz, está lleno de oscuridad. Y es imposible que fuese de otra forma. Por Santa que una mujer sea, es imposible convivir con los más pobres de entre los pobres, y los más enfermos de entre los enfermos y no albergar todas las dudas que ella albergaba. Todo el desamparo, todo el silencio y todo el dolor.

Desde el momento en que escuché hablar de este libro me pregunté porqué criterios alguien ha decidido publicar los escritos personales de alguien que ha rogado, de todas las formas en que le fue posible, que todas sus cartas fuesen quemadas o desaparecidas, para que nunca viesen la luz. Y al intentar leerlo me lo sigo preguntando. Me pregunto qué derecho tengo a hurgar en unas memorias que no quisieron ser leídas por mí. Y a penas en un breve repaso abandono su lectura. He decidido que respeto la intimidad de sus sentimientos. Que aunque haya sido un libro publicado, y por lo tanto ya público, respeto la voluntad última de una mujer que es una Santa de entre las Santas. Y que deseo y quiero que al final ese Dios al que entregó todo cuanto tenía: su vida misma, al acogerla en su seno le haya dicho las palabras que rezan en el título: Ven, seré tu luz. Eso deseo.

De este libro sólo apunto una frase:

"La soledad del corazón que quiere el amor es insoportable"

domingo, 15 de mayo de 2011

Irene Villa

He intentado escribir esta entrada muchas veces. Y a veces uno sabe que no hay palabras. De modo que si quieres saber quién es Irene Villa, tendrás que darle al enlace, porque he dejado que se explique a sí misma. Un ejemplo de vitalidad, de humanidad y de vida:

viernes, 13 de mayo de 2011

Amores altamente peligrosos

Este libro de Walter Riso lo había resumido en mi anterior entrada, que un fallo de Google borró. Y bien, me toca volver a contar lo que ya conté pero con menos acierto, ya que hoy mismo devolví el libro a la biblioteca y no puedo ni tan siquiera consultarlo. Esto sí que es improvisar y tener prisa, algo que a lo que estoy acostumbrada, de modo que sigo.

Este autor es un terapeuta capaz de escribir libros tan directos como amenos. Muestra de forma magistral varios enfoques al mismo problema, -que en este libro es el mismo-, ese amor del que uno debe resguardarse si quiere vivir feliz, o al menos con un mínimo de paz. Y es que el amor puede ser un veneno que va matando lentamente. No se si lo dice de forma literal pero lo deja entrever, y no te lo cuenta, te lo hace ver bajo el prisma de la experiencia que le han dado tantos años de consulta.

Puede servir de guía para elaborar personajes límite, algo que personalmente me divierte de verdad, los personajes normales ya los vemos, no necesitamos explicarlos. Me he reído mucho leyendo este libro tanto por lo bien escrito que está - en mi opinión-, las frases tan divertidas que arroja y las escenas que representa, casi todas sacadas de su día a día en la consulta. Un libro que recomiendo a todo aquel que quiera saber algo más de ese virus llamado amor o de cómo combatirlo, apaciguarlo o convertirlo en llevadero cuando menos. Algo no tan fácil de lograr a juzgar por los casos que representa con un sentido del humor muy bien llevado, por cierto.

A modo de recomendación final anota esta cita:

No hagas con el amor lo que un niño con su goblo: que cuando lo tiene juega con él y cuando lo pierde llora.

San Agustín

Recuperando entrada

Amores altamente peligrosos

Este libro de Walter Riso podría servir para pasar un buen rato por la forma en que está escrito. Me he reído muchísimo leyendo y he aprendido mucho. Tiene frases verdaderamente buenas y una lucidez aplastante, es uno de esos libros que no le piden peras al olmo, ni milagros al paciente, ni comprensión al lector en muchos de sus pasajes. Habla precisamente de eso, de los amores altamente peligrosos. Esos que a una sola mirada no te convienen, y que es bueno que lo sepas.
Como lectora me reí muchísimo, como mujer hace muchos, muchos años que dije sí frente al altar, de modo que no me ocupa. Como madre me viene bien saber ciertas cosas por lo que pueda suceder. Y como escribiente me va genial para retratar personajes. Al final todo lo que busco en una biblioteca tiene ese final, convertirse algún día en una clase de material que pueda ser elaborado por mí y leído por ti, en ese ti va quien sea. Nadie quizá. Pero es, y mi objetivo es que sea.
En palabras de su autor:"Este texto va dirigido a cualquier persona que quiera revisar su vida afectiva y hacer del amor una experiencia satisfactoria. No es un libro optimista ni pesimista, sino realista. No encontrarás aquí las mejores reglas para vivir con tal o cual estilo, más bien lograrás establecer espacios de reflexión para comprender mejor tu relación de pareja y dilucidar hasta dónde se justifica luchar por ella o no"."Amar no es sufrir, y tenemos el derecho a ser felices. Éste es el bien supremo que nadie podrá quitarnos, así sea en nombre del amor"
En mis propias palabras, es un libro que recomendaría a viva voz a todas aquellas personas que aún estén llorando por algún amor. Porque quizá lloran por algo que no vale la pena. O a todos aquellos que disfruten leyendo o escribiendo, porque algo aprenderán seguro de un autor que hace ameno todo cuanto escribe. Ameno y útil.
Apunto una frase que encontré en él:
No hagas con el amor lo que un niño hace con su globo: cuando lo tiene juega y cuando lo pierde llora.
San Agustín