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miércoles, 23 de junio de 2010

Un baño de realidad




Desde que intento reunir información en cuanto a la publicación se me suman las dudas. Y también se han producido pequeños milagros que jamás pude soñar: que un escritor de verdad responda a un email que le envío, lleno de dudas, y de erratas, de eternas contradicciones o galimatías sin fin... Estoy segura de que lejos de la red esto no hubiera sucedido, sobre todo porque todos estos escritores los encontré haciendo ese trabajo de recopilación que hago a través de Internet de vez en cuando y ahora sí y ahora también. Todos escriben genial y son un gran ejemplo de tenacidad, buen gusto, honestidad y sencillez, y a través de sus blog siempre contarán conmigo porque soy muy fiel a mis gustos, sobre todo porque mis gustos forman parte de mí, lo mismo que mi piel, por eso no podría cambiarlos aunque quisiera.

Anoto el consejo que sigo, el que mejor se adapta a mí: lee todo lo que puedas, una vez como lector y otra como escritor intentando descifrar los misterios de que se ha compuesto el libro para ser estructurado. Esto me viene muy bien y es lo que intento, sobre todo por la razón principal, no tengo prisa.

martes, 22 de junio de 2010

Ganar para siempre



Mi cantante favorito me puso en la pista al decir que se había muerto uno de los grandes escritores mexicanos. Entonces indagué y llegué hasta Carlos Monsiváis de quien nunca había oído hablar. Y es que mi ignorancia no tiene límites, pero para eso están las bibliotecas y la cabezonería, de modo que lo voy a subsanar en cuanto tenga tiempo: quiero leerlo todo, y me faltan días, es lo de siempre. Después a veces me falta el ánimo, o la inteligencia, o a saber qué y no todas las buenas intenciones terminan bien, pero si algo sobran son libros, de modo que todo a su tiempo. Y eso, que algunos escritores preferirán no tenerme como lectora, porque cuando se escribe un texto hay un tipo de gente para la que no escribes, y es aquel que no entenderá ni papa de lo que intentas explicar...
A lo que iba, se dice que el escritor mexicano es indispensable para entender la sociedad contemporánea de su país por su aguda y lúcida crítica. Un escritor que estuvo siempre con las minorías y los oprimidos. Esta es la parte que me llevará a investigar porque le honra.
Tal como decía de Carlos Monsiváis no sabía nada hasta el momento, pero de Carlos Fuentes sí, es un escritor del que no he leído nada por ahora, pero que escuché muchas veces hablar en la radio. Es alguien a quien nunca me cansaría de escuchar porque me encanta. Hace muchos años me dio muchas pistas sobre el oficio de escritor porque es algo que de veras le apasiona y aunque no quiera todas sus respuestas son aprovechables. Esto fue lo que dijo para un diario londinense:

No hemos perdido a Carlos Monsiváis; un escritor no se muere, porque deja una obra. No se pierde a Monsiváis: Se ha ganado a Monsiváis para siempre.

lunes, 21 de junio de 2010

Palabras que curan

Siempre digo que no soy egoista, me gusta pensar que no lo soy. Estas palabras acaban de curarme. Ella es mágica o al menos siempre me lo parece.

Verano instrucciones de uso: Care santos

Para no olvidar



Uno nunca sabe aquello que nunca olvidará hasta que sucede, eso es lo único que se me ocurre decir después de leer la noticia que aún me tiene sacudida después de un fin de semana en que parecen acumularse todas las calamidades. La cosa es así, viajas a un lugar al que hace tiempo que no vas y te cuentan las últimas novedades,que resultan ser enfermedades, muertes inesperadas y desgracias. Así casi todo un día y aunque no puedes con la vida, la gente sigue con el tema hasta que sentada a la mesa ante tu última taza de café descafeinado, y sin darte cuenta de tan sumido que andas en tus propios pensamientos exclamas: ¡Aquí no queda nadie!
Es un grito silencioso porque recuerdas que todo lo que le pasa a otra gente te puede pasar, y no podrás hacer nada, y te tendrás que aguantar, y superarlo como puedas; o vivir cada día sin haberlo superado. Lo que sea.
Las dos personas que te han escuchado con claridad se parten de risa, las otras dos que mantenían la conversación siguen a lo que estaban, y tú no estás, tú solo piensas en como lograrás quitarte ese humor extraño que te lleva asaltando todo el día ante tanta calamidad. Y es entonces cuando las risas te sacan de ese lugar donde estabas y te explican esa conclusión a la que has llegado por ti misma y el modo en que lo has dicho. Es entonces cuando sabes que has resumido tantas palabras como te han pasado por la mente sólo en cuatro. Eso sí que es resumir.

...Y para resumen un mínimo rectángulo en el periódico de ayer, tal vez porque no hay palabras que se puedan añadir: Una mujer de treinta y dos años y su sobrina de ocho mueren atropelladas en Burgos. En el momento del siniestro la niña se dirigía a la iglesia para recibir la primera comunión.
A veces uno se pregunta donde está Dios, y no sabe qué pensar. A veces uno no sabe cómo recuperarse de las cosas que oye, las que ve, las que lee o las que siente. Son días extraños en sabes que te sumirías en el más grande de los silencios y contemplarías el mar hasta cansarte, porque no hay palabras, no hay letras, no hay cantante; ni hay Dios que te acompañe. Sabes que sólo el silencio rumiado te devolverá a ti. Y que en muchas partes del mundo por distintos motivos hay mucha gente que hoy está igual que tú, y que todos los pensamientos confluyen en el aire.

Frase



Pierde una hora por la mañana
y te pasarás el resto del día corriendo tras ella

domingo, 20 de junio de 2010

Algo muy emocionante que sucedió ayer

No me considero cotilla y si alguna mujer me cuenta el último cotilleo que sabe de su trabajo, su familia, su círculo de amistades o lo que sea, me quedo escuchando la mitad de las veces por cortesía hacia esa propia persona que me cuenta algo que la dejó perpleja. Juzgamos demasiado, esa es la verdad, y ninguno sabemos cuales eran las circunstancias personales reales de esa persona que ha hecho eso, lo que sea. Separarse, rejuntarse, enamorarse, desenamorarse...porque a fin de cuentas los cotilleos van de eso. A mi yo persona, todo eso le da lo mismo, sin embargo a mi yo aspirante a escritora le encanta porque siempre hay un personaje de los míos en un ay al que puedo colgarle algo de esa conversación y lo veo enseguida, eso me hace una buena escuchadora aunque sea cuando un cirujano detalla su última operación de apendicitis. Todo me interesa porque todo lo puedo utilizar, eso lo hace útil. Aunque no siempre, porque se escuchan sentencias deprimentes por ahí.
Pues bien, no me considero cotilla, pero ayer después de haber sido invitados a una fiesta de pueblo y recorrer taitantos kilómetros de carretera por parajes asturianos divinos de la muerte, nos detuvimos en un bar de carretera a tomar un café y estirar las piernas.
Observo todo con ojos de pintora, de modo que todo lo disfruto, el color del mobiliario, la disposición de las botellas, los pequeños detalles aquí y allá, las grandes cristaleras, la chica casi sin dientes que nos atendió y que de repente pregunta en voz alta ¿Qué disco me dijiste?
_ El de Alejando Fernández.
_¿El disco de quién?

El hombre que lo había pedido al ver que la chica con quien hablaba no tenía ni idea de quien era ese cantante fue hasta ella y se lo señaló con un aire de felicidad contenida, porque estaba a punto de tener a su cantante favorito cantando a viva voz en la cabina de su camión.
Yo ni siquiera lo había visto en el expositor, el disco era 15 años de éxitos, y yo lo tengo, es superior. De modo que me alegré por sus horas de paz envuelto en atascos, agobios varios, soledad, lejanía familiar, y todo lo que uno puede llevar consigo en su rutina diaria cuando conduce un camión gigante.
El hombre recogió su disco con una enorme sonrisa y volvió junto al chico con quien conversaba, mirando las canciones con interés mientras él le hablaba.
Mi yo persona humana de la pradera; mi yo real se sublevó, y si tuviese el poder de la embrujada esa que detiene el mundo, hubiese dado una palmada y detenido el mundo para preguntarle a ese hombre qué canciones le gustan más. Si va a ir a Oviedo a verlo el 15 de Julio tal como Mua o qué cualidades de Alejandro Fernández le gustan más.
Si es el hecho de que escoge las canciones porque sus letras tienen que apretujarle el corazón o arrancarle unas lágrimas para que sepa que es esa y no otra la que quiere grabar, porque es la señal inequívoca de que podrá cantarla treinta años sin dejar de sentir esa emoción misma del primer día.
O si como Cristian Castro admira esas pedazo piernas que ya quisiera para él. O si como yo lo admira absolutamente todo, hasta el trozo de aire que se mete entre pecho y espalda para devolverlo al mundo envuelto en la mejor voz. Vamos, que el hombre del disco era lo menos parecido a un latin lover, que si no mi controlador particular me hubiese montado un pollo por mi manía de radiografiar a la gente que de pronto me emociona.
El hombre se terminó su café y se despidió con un apretón de mano del chico con quien estuvo hablando, un camionero al que seguramente llevaba años sin ver, cogió su disco superilusionado y se fue rumbo a su camión. Y yo pensaba qué suerte viajar por el mundo con tu música preferida. Es una suerte. Yo lo constato cuando voy sola con mi media mitad en coche a donde sea. Es lo más que alguien te cante exactamente lo que tú pudieras pensar, mientras andas ocupada mirando el mundo con tus ojos de pintora traductora a palabras. Un trabajo que necesita mucha concentración y te hace algo alelada en ocasiones, cuando en realidad tienes orejas, pero te has quedado sin oídos, y alguien te recuerda lo sorda que estás y lo irritante que a veces es hablar contigo que siempre respondes: lo siento, no te escuchaba, estaba mirando ese tono de verdes de aquel eucalipto. Es sensacional.
Esos ojitos verdes que suelen mirarme desde el volante con instinto depredador y una eterna sonrisa me pellizcan el corazón, y sé que veintitrés años más serán un ciclón fugaz y ese instante una instantánea feliz en el pozo de los recuerdos que un día serán rescatados con enorme nostalgia.
Sé lo mucho que me gustan esos momentos de felicidad porque está el lado crudo, esos adolescentes que se suben al coche y dicen: Ah,no. No soporto las dichosas trompetitas, así que ya me vas quitando eso, que estoy que me crujen los sesos de escuchar siempre lo mismo. Esa es la versión adolescente femenina.
La versión adolescente masculina es: no sé cómo puedes escuchar a ese tío, es deprimente. Si te fijas todas sus canciones son de hombre abandonado que va por ahí penando por su gran amor. Quítame eso, no lo soporto, y me da igual que conduzcas tú o conduzca yo. No lo soporto y punto.
Como madre de cuarenta años entiendo algo: algún día no estaré. Tal vez un día de pronto les deje solos, y esas canciones que ahora no quieren escuchar les dirán con esa voz y esa cadencia todo lo que yo les quise explicar. Y en todas ellas encontrarán las vitaminas que su alma necesitará para reencontrarse conmigo. Claro, si es que después de haberme perdido definitivamente de vista les apetece :)
Por cierto desde esta entrada dejo una canción: A manos llenas, canta Alejandro Fernández.

sábado, 19 de junio de 2010

Sobre edición

Encontré un post interesante sobre edición, lo dejo aquí


para quien quiera ojearlo detenidamente. El panorama está como está y es bueno saberlo. Porque los imposibles a veces son más que imposibles y es bueno recordarlo.