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martes, 11 de septiembre de 2018

Viento del norte, de Nando Agüeros

A veces se dan la circunstancias apropiadas para crear algo, no solo inolvidable, si no capaz de ser transmitido de un corazón a otro sin perder su esencia. Esto es lo que sucede con esta canción. Tiene ese embrujo capaz de conjugar sencillez y perfección. 

Nando Agüeros contaba que cuando quiso poner "Viento del norte" en el disco, su hermano Sergio no lo vio nada claro, incluso dijo que una canción como esa no pegaba para nada con el resto. Sin embargo para Nando no hubo duda y terminó no solo siendo  parte de ese disco, si no parte de su éxito; y de la banda sonora de muchos días en la vida de muchas personas. 

A veces uno siente que no termina de encajar en la forma en que otros establecen el mundo. Se siente asfixiado por todas aquellas cosas sensatas que deberían cambiar y no terminan de hacerlo nunca. Marchan unos y llegan otros y seguimos encerrados en el mismo círculo. Da esa sensación. Unos nos paralizamos, pero otros siguen adelante acompasados por su arrojo siguiendo fieles a su intuición.

Bravo por ellos, porque son capaces de apagar todo el ruido y encender la magia de lo verdadero, de aquello que late en nuestro interior. Y esto no hay nortes ni sures, se contagia desde cualquier rincón desde el que pueda contemplarse un sol, una luna o unas nubes o estrellas.

En su Twitter puede leerse: Compositor Cántabro ¿Mi sueño? Ser parte de la banda sonora de tu vida.

Eso está hecho ;)









viernes, 25 de agosto de 2017

De qué hablo cuando hablo de escribir, de Haruki Murakami

Es un libro gratificante que contiene dentro toda la fuerza necesaria para adentrarse en la tarea de escribir un libro. Y también una idea: la libertad de crear lo que quieras. Son 296 páginas que hablan de su experiencia como escritor y de sus métodos a la hora de abordar la escritura, avisa no obstante de que no a todos los escritores les servirán, porque cada persona tiene su manera de hacer las cosas y que se sentirá feliz si lo que cuenta le sirve a una sola persona para seguir en su empeño de parir una historia propia.

Me sirve y no solo eso, mi manera de intuir la escritura es la misma que la suya desde el minuto cero en que comencé a escribir. Mi experiencia es nula, no confundamos. Digo que coincidimos en la idea de que cada escritor tiene su propia manera de ver la vida, de abordar su tarea, de tratar de encajar en su propia realidad este otro mundo que necesita anotar de forma continua y de volver sobre sí, para mejorar el libro, a veces de forma obsesiva que solo empeora.

De qué hablo cuando hablo de escribir, de Haruki Murakami resume su vida, su obra, sus ideas, explica su mecánica a la hora de escribir y cuenta las opiniones de sus lectores en las dos ocasiones en que abrió un lugar virtual para el hacerse encontradizo con quienes quisieran dirigirse a él para comentarle algo de forma personal. En este punto cuenta que aunque le supuso un esfuerzo grande, contestó a cada uno de sus lectores, sin embargo la mayoría creyó que había contratado a otro para responder. En este punto se sorprendió por la cantidad de gente desconfiada que existe. El libro cuesta 20 euros, pero me lo regalé sin pensarlo en un momento en que contaba apuntarme a algún curso de escritura creativa este invierno. Y resulta que es un libro que apuesta fuerte por tu propio modo de hacer las cosas y de escribir a tu manera, sacarte la historia de adentro apostando por tu intuición, y después no dejar de buscar quien te publique. Hasta la más pequeña publicación puede darte una carrera si estas de suerte, a él le sucedió, ganó el premio al mejor escritor novel de una revista literaria y justo ahí comenzó su carrera como escritor, una carrera de fondo en la que lleva 35 años. Te asegura que la suerte de poder vivir de ello o no, ser reconocido o no, de tener éxito o no tenerlo es secundario, lo importante es que quien quiera escribir, escriba. Porque escribir historias es un modo de superarse que solo entienden quienes sueñan con escribir. Es una semilla que siembras y que nunca puedes saber el resultado, solo tienes que ponerla en el mundo y no dejar de regar. El resto ya no depende de ti, pero debes mostrarla donde creas que se la puede admirar, porque nunca se sabe dónde se puede encender la chispa.

 De que hablo cuando hablo de escribir, de Haruki Murakami será para mi una grata compañía, después de leído y subrayado en partes -para mi vitales- voy a forrarlo para que me acompañe a lo largo de los años. Lo siento, es un libro que no pienso prestar, no sea que no me lo devuelvan.

A lo largo y ancho de Internet encontraréis reseñas mucho mejores que ésta si queréis reunir información, yo os insto a comprarlo, a leerlo, a disfrutarlo. No porque hable de escritura sino porque habla de una forma de vivir inteligente y respetuosa. En mi caso comienzo por su última obra, lo cual está  bien, porque me encantan las biografías personales y profesionales que hablan de recorridos y capacidad de superarse. Para historias huecas y gente hueca que ha partido de la  nada y vive sumida en la nada más espeluznante ya tenemos machacantes programas de televisión que ante nuestra indignación lejos de desaparecer, aumentan. Es incomprensible. Majadero. Y además una estrategia para embobar a la población de la que solo se espera que aguante lo que aguanta a fuerza de acostumbrarse a ver a ineptos caraduras por doquier.



viernes, 18 de agosto de 2017

El odio y la sinrazón

El lenguaje universal es la paz. Todo lo que no sea paz y armonía está desubicado de su principio.

Dicho esto diré que nada duele como la injusticia de un atentado en el que se escoge al azar quien ha de sufrirlo. Cualquier forma de violencia es un retroceso. Cualquier forma de violencia. Vayan por delante mis condolencias a todos los afectados. Esto nos afecta a todos, sin duda.

Ahora bien, unos minutos después del atentado en Barcelona desde un ayuntamiento un alto cargo municipal hablaba en catalán para comentar váyase a saber qué.

Ante la pantalla me sucedió lo que tantas veces, si estamos en España somos un pueblo español con una lengua propia, la lengua que Cervantes o Antonio Machado nos enseñaron a amar a través de sus escritos. En Asturias también tenemos el bable, pero hablamos castellano, no tenemos la menor intención de hablar un idioma que solo comprendamos nosotros. Hablamos para todos los que vienen a nuestra región -y quienes defienden el bable retroceden en mi opinión, puesto que somos una región evolucionada- a mi me interesa la lengua oficial de mi país, esa que nos une a todos: el español o castellano; una sola lengua que nos hace iguales.

De modo que ante este señor que hablaba catalán no me enteré de nada, solo sentí una indignación que me dejó hablando sola ante el televisor. Puse la cadena regional de mi comunidad, la TPA para informarme y resulta que las mismas imágenes de ese catalán hablando en catalán me volvieron a abofetear. Mis condolencias a las víctimas porque somos todos. Vienen a atentarnos y ni siquiera podemos explicar en cristiano lo que nos está pasando. Dios nos aguarde y nos conserve la paz en nuestras tierras y con nuestras gentes. Amén.





lunes, 7 de agosto de 2017

Letras y demonios conjugados

Escribir es un acto que recupera la compostura. Es un canto a la ilusión perdida. Es una razón que no sabe de razones. Es una apuesta a prueba de errores. Es un sueño que no necesita ser realizado. Es una necesidad que brota como un sarpullido y solo se cura con la palabra escrita. Escribir es recuperar la fe perdida. Es crear un espacio donde ser tú. Es tener un mundo entero por delante donde poner todo lo que quieras. Un sitio donde las pesadillas y los mejores sueños se interponen y suceden sin descanso.

Escribir es una razón suficiente para mantenerse vivo dentro de un mundo en el que una parte sería adoptado con alegría y otra parte desterrado de un manotazo si tuvieses el poder de rehacerlo, pero no lo tienes. Por eso lo escribes y lo reescribes en pantalla, papel o dentro de tu cabeza. O en tu corazón.

En el fondo nunca dejarás de escribir porque el solo hecho de escribir te hace intentarlo. Intentar que el mundo sea un hogar feliz hecho de todos para todos sobre una esfera de igualdad.Un sueño humano.

viernes, 21 de julio de 2017

Despertarse viendo informativos...

La corrupción parece un pozo sin fondo, la desigualdad también. Cada vez más gente se ve obligada a trabajar de un modo precario por culpa de la mala gestión de otros. El hartazgo es cada vez mayor, el cansancio va llegando hasta limites insospechados. Cada vez nos cuesta más trabajo soñar porque los sueños cada vez nos los los envían más lejos. 

No todos somos iguales ante la ley, ni tenemos los mismos derechos, ni tendremos las mismas oportunidades, ni las mismas facilidades, algunos sencillamente estamos para pagar los desfalcos de otros, los caprichos de otros, la estupidez de otros, los intereses de otros por más huecos que estén o por más impresentables que sean. 

Son tantos los abusos a los que se ve sometida la gente de un entorno normal que a mi se encrespa la sangre de la forma en que a veces se agita el mar. Se me ocurren tantos relatos cortos de la vida cotidiana que no quiero escribir, tantos ejemplos de gente de bien que se ve asfixiada y sin derechos que no dejo de repetirme que en algún momento los pondré por escrito y los dejaré mezclarse entre esos libros de los que se dice que nadie querría leer. Esos que tampoco sería sencillo escribir porque para escribirlos es preciso ir desgarrándose jirones de piel. Tengo muchos libros rumiados que sin embargo no escribo, pero hierven en la cabeza como un cocido a fuego lento y a su manera aunque no se materialicen, son.

Está claro que unos cuantos viven a cuerpo de rey a costa del trabajo de otros. Un trabajo cada vez más precario y humillante, menos remunerado, más infame, ruinoso y chupasangres. Y que las cosas no mejoran por mucho que se lo curren los informativos escritos, de la televisión, de la radio o del boca a boca. Aquí las soluciones en el caso de los corruptos ya no es que lleguen tarde, es que llegan cuando están prescritas y no por gracia divina si no por decisión de otros corruptos cortados por patrón.

Nadie me diga que hay justicia cuando la injusticia es nuestro pan de cada día . Que nadie me cuente que es tan difícil terminar con la corrupción. Para finiquitarla habría que empezar a cortarla desde arriba. 

Eso es lo complicado de la cuestión, nunca tendremos escaleras para trepar tan alto.


jueves, 13 de julio de 2017

Terminar lo que comienzo

Tengo anotado en la agenda de los días del calendario: terminar lo que comienzo y es una tarea tediosa que me está llevando demasiado tiempo. De modo que creo haber dado con la solución, que es salir de mi entorno personal para llevar a cabo dicha tarea, es decir, para tomarme en serio. Creo que tal vez es debido a lo complicado que es hacerse entender por quienes no comparten nuestras aficiones, o no las comprenden. Y ya estoy cansada de explicarlo una y otra vez. No voy a volver a explicarme o justificarme, quiero hacer, de modo que en ese intento debo cambiar el escenario por uno que no me ofrezca distracción, necesito un horario para sentarme en mi silla de pensar y comenzar terminando los principios. Lo importante es terminar aquello que comencé, desatascar lo que permanece atascado y desde ahí proseguir con las nuevas herramientas bajo el brazo.

Ningún manual del escritor me sirvió, o tal vez me hayan servido todos a la vez, pero lo cierto es que la necesidad de buscar un lugar desde el que compartir con el lector algo parecido a una carrera profesional sigue estando ahí y sigue tirando de mí, de modo que he aquí el lugar y he ahí el lector. El comienzo está en marcha. Algunos con menos consiguieron más, de modo que no caben los lamentos, solo queda ponerse a trabajar, desinflar las exigencias para lograr un finiquito entre el comienzo y el final.

¿Como se acallan las voces del perfeccionismo enfermizo que no permite avanzar? Eso aún  no lo se, porque sigo en pleno atasco, corrijo y me cuestiono todo el tiempo, me exaspero, pero a finales de septiembre recomenzaré  todas las veces necesarias imponiéndome un horario fijo en la zona de estudio de la biblioteca. Haré y desharé tantas veces como sea necesario hasta cumplir el compromiso: poner punto y final a todo lo comenzado. Que no es poco.

Por algún sitio ha de comenzarse y Días de lluvia está bien, sigue siendo el mismo lugar especial que un día inauguré para ponerme en contacto con ese mundo a medio camino entre el sueño y el desvelo. Entre este me entiendo y no me entiendo. Me alegro de conocerme o cuánto lo siento.

...Supongo que me ocurre lo que a todos, va por tiempos.


viernes, 16 de junio de 2017

Un grito de amor desde el centro del mundo, de Kyoichi Katayama

Este es uno de esos libros que no se olvidan, escrito desde la más pura belleza estilista desde todos los sentidos. Cuenta la historia de amor entre Hirose y Aki recreando la descripción de lugares, personajes y situaciones con una delicadeza digna de vivir y de admirar. Es uno de esos libros que se sostiene por sí solo, por medio de una construcción impecable. Cuenta una historia triste, ya que Aki se enferma de Leucemia y ambos son tan jóvenes que a penas comienzan a vivir, pero su historia es tan especial que no hay una sola página en la que no se retrate la celebración de estar vivos.

El libro está editado por la editorial punto de lectura y cuenta con 190 páginas que vale la pena recorrer. Por si alguien tuviese alguna duda, mi blog es un lugar personal, sin ánimo de lucro, solo de compartir todo aquello que contrarresta las noticias diarias -casi siempre deprimentes-, y el amor a la lectura y escritura a modo de compensación. Hay de un tiempo a esta parte mucho afán, parece ser, por despejar las casas de todo aquello que algunos consideran prescindible, por ejemplo libros, supongo que porque los lectores electrónicos ocupan menos sitio. Ya decía mi abuela paterna que lo que unos no quieren otros lo desean, es por eso que Un grito de amor desde el centro del mundo ha pasado a formar parte de mi biblioteca al precio de un café. A veces tengo la sensación de que un ángel me protege y me acompaña; no podréis echarme en cara que quiera compartirlo con vosotros también, es para esto para lo que sirve este lugar.

Hasta que me topé con el libro y leí la contraportada así como algunas páginas sueltas por el medio, jamás tuve idea de hubiese un escritor llamado Kyochi Katayama, por desgracia sí conocía alguna historia tan triste como la que nos cuenta. Una sucedida en verdad y que por más tiempo que pase no se consigue superar. Pues bien, leyendo este libro tuve la sensación de que quienes hayan vivido una historia como esta desde cualquier ángulo de parentesco o amistad encontrarán algo parecido a un consuelo, porque hay personas que aunque duren poco tiempo en el mundo dejan una estela que bien puede alcanzar la eternidad.

 Hay estrellas que pese a todo nunca dejan de brillar para nosotros desde donde están. Nos acompañan como una brisa suave y nos señalan lo importante sin que nos demos cuenta, son capaces de poner en nuestras manos lo más bello, para que nos demos cuenta de que la belleza en este mundo nuestro nunca deja de brotar de mil formas diferentes y una más.