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miércoles, 19 de febrero de 2014

Mientras unos divagan, otros trabajan

Acabo de llevarme una sorpresa inesperada. Hace meses le vi cambiar de identidad en el blog y pensé que algo había madurado, quizá una idea futura. La publicación de un libro, imaginé, y mientras yo solo divagaba, comenzaba y borraba historias, me atascaba y volvía a empezar, él pudo terminar un libro. Admiro esa frescura que tuve alguna vez de ponerme a escribir y no detenerme, no dudar, desde el principio hasta el final. Algo que ahora vuelvo a retomar, no pensar tanto en quienes leerán la historia sino escribirla tal y como se vaya presentando ante mis ojos. Y dejar que todo comience para que después alcance en libertad su propio final.

El título es inquietante, porque advierte que esconde alguna intriga interior, y la portada, en mi opinión, no podría ser más acertada. Combinar juventud, elegancia, sol y mar es un acierto seguro. Y lo dicho, mientras unos divagamos otros alcanzan a terminar un sueño, que no hace más que empezar. Me propuse no comprar más libros hasta que termine uno de los que tengo empezados, es una especie de castigo particular por tanto divagar. Pero entre nos, estoy deseando leerlo, y no sé lo que ocurrirá.


Os dejo un título Recuerda que yo no existo de Miguel Pascuau Liaño

...Y ahora decidme que no os intriga sumergiros en sus páginas para saber de qué va ;)

martes, 18 de febrero de 2014

Sobre escritura

Hace unos días leía este texto de Jordi Serra I Fabra. Llevo muchos años indagando sobre el proceso de la escritura y a veces cuando más leo, menos sé. Después de haber leído muchas entrevistas a escritores me quedo con algún detalle escaso de unos y otros. Y dos pilares fundamentales: el decálogo del escritor, de César Mallorquí y este texto de Jordi Serra I Fabra.

Encontré su twitter por casualidad, la "casualidad" que da seguir a otra escritora, en mi opinión los buenos te llevan a los buenos. Pero para eso necesitas que sean sinceros y Care lo es. Creo que ser escritor requiere de una soledad que a veces se hace tan espesa que es como ser pez, de cuando en cuando surge la necesidad de subir a la superficie y ensanchar bien los pulmones para oxigenarse. La diferencia entre ser un buen y un mal escritor, para mí, radica en esto: Un buen escritor no se conforma con que su oficio mejore su vida. El bueno de verdad hace todo lo posible por mejorar la vida de los demás. Si hay algo que crea que debe aportarte, lo aportará. El medio será lo de menos, lo encontrará.

Entre todos los métodos de escritura, lo tengo comprobado, a mí solo me funciona uno, el que menos vueltas da. El que enfrenta el papel en blanco y deja caer lo que sabe y lo que ignora de aquello que está escribiendo, sin mapas ni brújulas mentales. Intentar dirigirlo o remodelarlo lo lleva directo a la papelera de reciclaje, donde ya ni es; ni está. Si quiero que algo llegue de principio a fin debo tocarlo lo menos posible, porque llega envuelto en todos los ingredientes que sumados o restados a mi antojo solo conseguirá lo que no persigo, avinagrarlo todo :-s

Este es su método. Os recomiendo leerlo.




sábado, 15 de febrero de 2014

Así era hace un siglo la villa marinera

Siempre que en todo este blog me referí a la villa marinera, era esta. No se me ocurre un entorno mejor en que vivir. Máxime si para mí belleza equivale a riqueza. Creo que es imposible pasear por sus alrededores y que no te nazca desde adentro la ilusión de escribir. Plasmar todo lo que ves, imaginar lo que fue, e incluso soñar con lo que será. Lo digo en serio, si algún día tenéis la oportunidad no dejéis de visitar un lugar solitario en invierno y constante hormigueo durante el verano.

Cada vez que intento reflejar un olor, un color, un paisaje o un sentimiento, lo extraigo de la raíz de este pueblo. No se me ocurre nada tan bonito bajo el sol.

Hoy os regalo esta sensación, pertenece al ayer, el hoy está recogido en las imágenes de Google. Eso ya lo dejo a vuestra elección.

Mi pueblo

viernes, 14 de febrero de 2014

San Valentin sin tu rosa

Cada San Valentin pasaba por la casa de Manuela y la encontraba demasiado atareada para celebrarlo. La esperaban tantas faenas, que cuando su marido llegaba de la huerta con una rosa roja de terciopelo para ofrecérsela con esa mirada, ya más de complicidad que de amor, o eso pensaba ella, le regañaba. Solía decirle que se dejara de tonterías y buscase algo productivo que hacer.

Hasta esa mañana de San Valentin de 2014 que despertó al sol de la mañana y quiso su rosa de cada año...y él ya no estaba para dársela. Entonces lloró rememorando cada rosa aterciopelada que recogió durante sus cuarenta y seis años de matrimonio. En la casa del valle, donde los cerezales custodiaban los cuatro puntos cardinales y la lluvia regaba los campos para volverlos más verdes en cada primavera. LLoró al pensar en el ramo de rosas rojas que a mediodía dejaría sobre la tumba de Francisco, con esa mirada triste, con que esperaría reposar a su lado, para pasar juntos la eternidad entera.

jueves, 13 de febrero de 2014

Un libro que quiero leer

A mí si me suena la palabra linfoma. El por qué es tan triste que no lo diré, escribí alguna vez una novela sobre todo ello. La única que terminé, lo cual quiere decir que no la volví a leer. O que al hacerlo no volví a cambiar ni una coma. Todo lo que está en ella, está. Fue un modo de coser una herida que lleva un gran costurón. De modo que no sé si en realidad la terminé o si nunca estará terminada. Intuyo que lo segundo.

A veces todo lo que llega a nosotros llega relacionado de una forma encadenada. Lo aseguraba Rosa Montero en su hermoso libro La ridícula idea de no volver a verte; y es cierto. Acabo de leer un tuit que me lleva a la pista de un libro que quiero leer un día, no sé en qué momento, pues cada libro tiene su momento. La lectura, como la escritura es algo que no se puede apurar.

Rafael Martínez Simancas es un antiguo colaborador de La radio de Julia. Y son incontables las veces que me hizo reír desde su programa de las tardes. Hace tanto tiempo que incluso me consideraba joven. Desde aquí quiero desearle una pronta recuperación a él; y a vosotros dejaros su entrevista, y su libro.

Cuando la sanidad intenta ser negocio

Quizá no siempre tengamos claro cómo funciona el mundo, pero sabemos distinguir cuando los dulces corderitos que iban a salvarnos se quitan las máscaras y dejan asomar al lobo que llevaban dentro. Lo vemos todos los días, y de tan visto, hemos desarrollado la faceta de descubrirlo primero. Tal vez los embrollos que les cubren hasta el cuello lo pongan de manifiesto, hasta dar la impresión de que cada vez son más los que se ponen a la cabeza de un ministerio y lo van tiñendo con colores que pasan del blanco al negro. Aunque pudiera ser que atravieso una etapa gris y todo a mi paso va perdiendo lustre; que sea solo una impresión llegada de adentro.

En cualquier caso, sigo agradeciendo encontrarme con diversos escritos que me aportan claridad. Porque lo claro, de toda la vida, lo prefiero a lo opaco. Así como la inteligencia la prefiero a lo lerdo. Que me expliquen lo que está próximo a pasar me prepara para tomar partido e intentar remediarlo. En la medida en que una sola persona lo pueda lograr. Y es que tal vez por una persona tras otra se forman los más invencibles ejércitos; esos en los que vale tanto el último como el primero.

Hace días leía esta entrada sobre lo que está pasando en nuestra sanidad. Desde entonces no puedo dejar de pensar en ello. Tal vez porque hace poco leía Mujer en guerra de Maruja Torres, que dice durante todo el libro que lo importante para un pobre es tener salud. Mucha salud. Porque teniendo salud puede trabajar le paguen mucho o poco; y puede ir sobreviviendo.

¿Qué está pasando en la sanidad? Léanlo  Y después extraigan su conclusión.


martes, 11 de febrero de 2014

Nuevas formas de recortar derechos

Cada día al levantarnos, este país se va pareciendo más a otros países que antes criticábamos. Esos en los que la vida unos vale más que la de otros y por supuesto los más desfavorecidos siempre salen perdiendo. Lugares en los que la igualdad es imposible de llevarse a cabo o incluso imaginarse. Cada día lo impensable nos acorrala más, lo no imaginado, lo no querido, lo que nos envuelve más y más en la madeja de la indefensión. Nos dejan sin formas de defendernos, de rebelarnos, de luchar contra todo lo que ni podremos asumir, llegado el caso.

Creo que como madre de familia, si sucede, me dejaré morir. Y creo que esa será la forma en que lucharé contra lo impuesto. O quizá me cambie de país, prepare las maletas y me vaya a otro lugar en que mi vida se valore, como antes se valoraba en España.

Antes, vimos a gente enfermarse, a veces a personas que tenían toda la vida por delante.  Fue duro, demasiado duro y demasiado injusto, pero al menos sabíamos que costara lo que costase su tratamiento se haría y se lucharía hasta el final tuviese la familia pocos o muchos ingresos. A veces se logró la curación, a veces se negó, siendo igual de anhelada en todos los casos. Pero fue algo exterior a la pericia médica lo que lo decidió, unos culparon a los dioses, otros al destino, otros a la fatalidad...cada cual lo fue superando como pudo y algunos tendremos heridas que ya nunca cerrarán, se abrirán de cuando en cuando ante cualquier suceso, recuerdo desatado de origen desconocido o lo que fuere. Hay heridas que nunca curarán porque el cáncer es lo bastante duro para el paciente y el propio entorno, se encuentre o no se encuentre curación, siempre lo preferible es que nunca llegue.

Vaya por delante mi indignación. Mi pensamiento de que si el dinero de todos se hubiese administrado por otras gentes distintas a quienes lo tuvieron, este nuevo recorte no sería necesario y no solo eso, sino que a nadie se le hubiese pasado jamás por la imaginación. La rabia me consume en este momento, para qué negarlo, es una noticia que me duele y me duele demasiado. Me duele por quienes no superaron la enfermedad, por quienes tuvieron que luchar contra ella logrando la victoria, por quienes en este momento están enfermos; por quienes se enfermarán o nos enfermaremos. NO HAY DERECHO A ESTO.

La mala noticia AQUÍ