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miércoles, 24 de abril de 2013

Ni brujería ni enfermedad

Después de ver los cuatro vídeos que aporta la entrada, cuyo enlace dejaré al final, me sorprende que en pleno 2013 este tipo de historias puedan suceder en algún lugar. Que se atribuya a un tipo de brujería o enfermedad la homosexualidad, que la gente sea castigada por amar de forma diferente a los demás. Quizá porque nací en una época o en un lugar donde siempre se vio con normalidad. Porque los embrujados o los enfermos en nuestro entorno son quienes no saben amar e intentan coartar la libertad de los demás.

Los cuatro casos reflejan la necesidad de poder ser quienes son sin que eso conlleve un plus de persecución. Son un grito al unísono de que la homosexualidad no es una enfermedad sino una disposición con la que se nace, como el color de la piel o los ojos. Algo tan natural y por ello tan imposible de cambiar aunque te encarcelen de por vida en una celda, que sería la mayor expresión de la crueldad ejercida sobre quienes no han hecho otra cosa que amar. Cuando el amor es lo único que puede salvar al mundo, que contrasentido y que horror, saber que en el año 2013 en alguna parte del mundo existe este tipo de persecución.

A veces las historias cambian porque se dan a conocer, porque de pronto cobran voz y terminan hallando la solución. Porque encuentran el amparo de los demás. Su apoyo, su bendición. 

Os dejo la entrada y los vídeos

martes, 23 de abril de 2013

Hoy, día del libro

Me abruman todos los libros que aunque quiera no podré leer. ¿Alguien se fijó en la cantidad de libros que hay en una biblioteca, o en una librería...o en el catálogo de compra de Amazon?

Lo dicho, me abruman todos los libros que hay a mi alcance disponibles ya para leer.

Y me abruman los archivos de mi ordenador...esos libros que nunca escribiré...y que sin embargo nunca, jamás dejaré de intentar escribir. Me da vértigo pensar que para salir al mundo solo me tienen a mí. Y que si yo no los escribo, esos en concreto, nunca saldrán de su oscuridad reducida a la nada absoluta. Pobrecitos, me digo entonces, y sí, también me digo que pobre de mí, esa incapaz persona que de nuevo ante ellos ha de luchar consigo misma para extraerlos de ahí. Siempre me pregunto quien ganará al final, si la oscuridad o yo.

Pero siempre, día tras día los sigo escribiendo, a veces todos a la vez...

sábado, 20 de abril de 2013

Prefiero seguir presente

Si tuviese que decir la cantidad de veces que escucho esta canción, no podría contarlas. Me gusta el mensaje que transmite, la sensibilidad de Manuel Carrasco y su voz tan característica y tan luminosamente nítida. Sucede algo que me retrotrae a este lugar cuando la oigo por casualidad, me suena a cuando alguien intenta hacer algo que ni sabe qué, que ponga una miguita de felicidad en la vida de las personas. O que les enseñe a mirar lo positivo que hay en sus vidas a fuerza de arrinconar lo negativo, que es a lo que a veces se le concede una mayor importancia.

Me parece la canción ideal para el día de hoy.

Prefiero seguir presente, Uau

viernes, 19 de abril de 2013

Nueva librería de viejo

Hacía una eternidad que no entraba en esa zona de la ciudad, pero algo no había cambiado, estaban de nuevo en obras, es decir estaban levantando la misma acera por cuarta vez desde que recuerdo. Por eso me tocó caminar por un sitio atestado de gente y de coches, que casi detesto y es que cada vez soy más pueblerina y no lo puedo evitar. Vivo en un lugar rodeado de naturaleza y casi desierto, veo a muy poca gente cada día y para pasear me gusta el mar, por eso fue un contraste tan enorme que casi tuve que pelear con la ansiedad de pasar entre martillos picadores y andamios, camiones apurados y furgonetas de reparto crispadas, pero fui y volví desde la tienda de recambios de automóvil hasta el lugar lejano donde aparqué. Y de repente allí estaba, una librería de viejo que antes no estaba.

Al verla me alegré porque tiene un escaparate grande y muchas estanterías con diferentes libros, el sol relucía sin dejar ver y entonces acerqué la nariz para mirar, y un señor mayor, sentado en un sillón anticuado me enfocó desde sus gafas y casi quiso invitarme a saciar mi curiosidad. Sin embargo llevaba prisa y la cartera vacía, la pieza que había ido a buscar me había dejado pocas monedas y mi hijo lleno de grasa, me había apremiado al marchar: quiero que vuelvas pronto, porque además de esta pieza no sé si habrá otras que cambiar. Fue eso lo que más me privó de entrar, que no estamos en buena época ni para comprar libros viejos casi tirados de precio. ¿Qué me gustaría encontrar?, la verdad, no lo sé, quizá un libro que reúna todas las claves de la vida, como ese que encontré aquella vez cuando todo mi mundo se derrumbaba y hubo uno, que ya ni recuerdo que me sirvió de pilar y apuntaló mi futuro con mano de hierro y desde entonces en adelante ya no se derrumbó más, porque supe que era yo quien me derrumbaba bajo un peso que no había que soportar, solo dejarlo a un lado. Fue así como los libros entraron de lleno en mi vida para nunca más marchar, nunca leo lo suficiente ni aquello que leo me alcanza, siempre voy buscando más.

Sé que un día con mucha más suerte entraré en aquella librería y me llevaré algo de allí, tal vez para mí, quizá para regalar. Porque será mi forma de colaborar en que un oficio tan bonito como el de ese hombre, que apila libros y más libros, cajas y más cajas llenas que aún no tiene donde colocar, no se arruine por mucha crisis que haya ni en mi casa ni en otras casas, porque a veces, incluso en los tiempos complicados se trata de saber que cosa tiene más prioridad. Para mí los libros.

Sé que entre todas sus estanterías guarda un secreto para mí, uno que una vez descubierto iluminará mi mundo, siempre sucede así. Los libros y su magia secreta me guían, me acompañan, me consuelan, me llenan, me hacen feliz, me gritan que la vida sigue valiendo la pena ocurra lo que ocurra en ella. Por eso los celebro todos, incluso los que no leeré.

miércoles, 17 de abril de 2013

Ya hay sentencia, pero siguen faltando datos

Ayer, a la hora de la comida estaba puesto un telediario, de modo que M. pudo escuchar con atención esa sentencia que le tenía tan preocupado -tiene que trabajar muy duro para ganar lo que gana y odia a quienes chulean el dinero de los demás, comprensible, claro-, hablo de la sentencia de Maite, Julián e Isabel, póngase el orden que se le antoje; tanto monta monta tanto. El caso es que al escuchar esas sentencias y esos euros de multa se quedó callado un rato, creí que se le había atragantado algo, y en efecto, se le atragantó un dato que creyó que a continuación oiría y no oyó. 

Sí, todo eso está muy bien -le dijo a la televisión- pero al final, qué...¿Cuánto dinero robaron? Eso es algo que también queremos saber.

A veces me pregunto si yo era así de inconformista de antes o si es una consecuencia de haberme casado con él. En cualquier caso yo escribo un blog y desde aquí dejo sellada esa queja.

martes, 16 de abril de 2013

Hombres asustados

Sí, es cierto lo que reza en el título, hay hombres asustados porque las mujeres han salido de su encierro ancestral y saben el tipo de vida que quieren. Ese tipo de mujer les parece muy peligrosa porque no son ellos los que condicionan su vida a voluntad. Hay hombres asustados, es cierto, pero también hay hombres encantados con ese cambio y ese tipo de hombre es mucho más inteligente y especial, porque es el que deja que la mujer crezca a su lado y se expanda, dé lo mejor de sí misma, que es mucho, y no solo a un hombre; sino a la humanidad.

Afortunadamente hay mujeres seguras de lo que quieren; y hombres que no se asustan.

Os dejo un ejemplo.

lunes, 15 de abril de 2013

No quiero que gobiernen mi país, sino que lo escuchen

Creo que cualquier gobierno que se precie de serlo debe saber escuchar. Y que es preciso que esté dispuesto a negociar. A ayudar a los ciudadanos de componen su país, le hayan votado o no. Y debería además elegir bien las palabras cuando habla, sobre todo para no sembrar el terror o en su caso la indignación. Creo que cualquier gobierno debería esforzarse sobre todo en lo contrario a lo que su nombre indica, que no debiera gobernar, sino encabezar un país y buscar solución a sus problemas intentando no acentuarlos. Claro que quizá eso ya no fuese política, no sé, porque yo no entiendo de políticas, a mí lo que me gustan son los consensos.

Pues bien, ante mí un titular desde el periódico de papel ahora desplegado junto al teclado: Cospedal califica de "nazismo puro" los escraches a populares. Sé, por lo que el tema me ha interesado que el nazismo es algo muy diferente a lo que vienen siendo los escraches hasta ahora y espero que nuestro país - que ningún país de esta fecha en adelante- vea repetido ningún tipo de nazismo, porque eso sería no haber aprendido nada de la historia, entre otras cosas.

Quizá para que estos escraches que son ante todo una queja social por la falta de dialogo entre quienes gobiernan y el pueblo llano -el de a pie, el que vive de su trabajo, el que sufre las consecuencias de muchas decisiones que a fin de cuentas no tienen en cuenta su situación personal-, dejen de producirse o pasen a ser una protesta menos molesta, habría que dialogar. Sin diálogo hay siempre una parte que se hace escuchar y otra que ha de permanecer silenciada, eso claro, si es que lo puede soportar.

Os dejo una muy buena reflexión que hace Miguel de Esponera en esta entrada de blog sobre los escraches.