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domingo, 27 de enero de 2013

Sobre balanzas y rehacer escritos

Estoy bloqueada, mis errores me bloquean y no salgo de ellos, siempre quiero volver a ese justo momento en que metí la pata por no saber callarme. En que convencida aconsejé sobre la vida de los demás. Error. Gran error. Nunca des un consejo a quien te lo pida. Hay una balanza dispuesta a sopesar cada lado, pero en definitiva tú no puedes saber qué lado pesa más, sí el que abulta más, pero no es lo mismo.

Hay una materia prima puesta en la balanza, se está intentando sopesar cuando alguien te pide opinar. No opines. Es mejor que lo dejes estar, porque al final, solo al final de un largo proceso se verá con claridad. Y puede que lo que veas no te guste. Solo puede, pero da igual, esa balanza será un peso tan grande que a diario no te dejará avanzar, has entrado en un largo dilema contigo mismo.

A esa hora sigues encerrado en esa cuestión, los demás han avanzado y ya no están en ese momento odioso, pero tú sigues ahí, estancado en ese momento en que no debiste opinar y en que tu opinión dispara contra ti mismo.

Estoy bloqueada. Me volví veleta porque nada de lo que escribo halla un final. Nada de lo que corrijo se asienta en su versión final. Concluir una novela o un relato corto se torna demencial a medio camino. La razón es que la balanza sigue en el medio, medio bien y medio mal, alegría y pesar; acierto y error pesan lo mismo. O quizá no, es más, seguro que no, la persona aconsejada te dice que dejes de pensar en eso, que estaba claro que tenías razón de sobra y te lo dice con un convencimiento claro. Pero ahí estás tú con esa manía de hacer y rehacer historias estancada en esa, que se hace y se deshace en tu cabeza una y otra vez. Estás enferma. Debes curarte sin saber cómo. Mientras tanto estás gestando tantas historias en tu cabeza que un día estallará y llenará de manchas todo el universo.

Ella consiguió lo que tú no fuiste capaz ni por asomo. Y lo cuenta en una entrada tan breve y tan concisa que hace que parezca sencillo, pero no lo es, es una tarea titánica, esa de volver sobre marañas de escritos otra vez para hacer y rehacer... Pienso que quizá también algún día lo conseguiré.

Os dejo su entrada `y mi admiración.

sábado, 26 de enero de 2013

Solo estaba preñada

En estos días saltó la noticia, la osa Tola había parido un osezno que sus cuidadores encontraron aplastado. La cosa no sería tan deprimente si Paca y Tola no hubiesen sido encerradas en un espacio de belleza incomparable, para precisamente, parir. El oso pardo está en serio peligro de extinción, por eso se trasladó a un oso llamado Furaco desde el parque natural de Cabárceno con el propósito de fecundarlas y lograr nuevas crías.

Durante todas las estaciones del año el lugar donde se encuentran ahora los tres osos recibe cientos de visitantes, dando vida a una zona que sin ese turismo quizá no habría. El lugar es un paraje natural que a simple vista impresiona y este mismo verano estuvimos allí. El día era de sol aplastante y a los osos les habían puesto una piscina, el rumor circundante versaba sobre si alguna de las osas preñaría. Por lo tanto la noticia de un nuevo osezno sería algo muy bien recibido y otra excusa para no perder de vista ese lugar durante mucho tiempo.

Y bien, resulta que según sus cuidadores Tola andaba muy lenta, se comportaba de una forma extraña y  pusieron una etiqueta a esos síntomas diciendo que la osa estaba senil, a ello contribuyó su edad, según ellos muy avanzada. Pero resulta que no estaba senil, sino preñada y ante el infortunio de ese osezno tan esperado y hallado muerto, la tienen en observación porque estas osas suelen parir entre un oso y tres.

Os dejo un breve resumen de su historia

viernes, 25 de enero de 2013

Cometió un solo error

Ser demasiado joven para entender que una chica solo se queda junto a quien la hace sentir todo el tiempo única. 

Ahora canta todo el tiempo esta canción

jueves, 24 de enero de 2013

Película Persuasión

No leí a Jane Austen, lo sé, soy un caso perdido pero aún no conseguí que me atrapara porque no le dediqué demasiado tiempo. A veces nuestra cabeza no anda donde debe estar y terminamos abandonando la lectura, con ella me sucedió así. No recuerdo que libro fue y el tiempo que hace de ello, pero de momento no repetí.

Y sin embargo, un día revolviendo en la estantería de películas dentro de una biblioteca di con el DVD de uno de sus libros Persuasión, y decidí conocer la historia de una vez, aunque no fuese capaz de leerla. De modo que la traje a casa y le dediqué una tarde. Pues bien, voy a deciros lo que vi. Vi el pueblo en que me muevo, en que los chismes van y vienen, generando tantos malentendidos que líbrenos el señor. Me di cuenta que también yo en algún tiempo fui muy dada a persuadir y que de nada me arrepiento tanto. Cuando no se trata de nuestras vidas es mejor dar tiempo al tiempo, porque solo él tiene la solución verdadera a cualquier disyuntiva que se plantee. Una lección que me costó tiempo aprender y que aprendí porque gato escaldado del agua fría huye.

La película me encantó y retrata perfectamente el mundo en que me muevo, por aquí es más lo que la gente se inventa que lo que pasa en realidad y es muy dada a recortar en lo posible la libertad de los demás. No quiero generalizar, porque no todo el mundo es así, pero existe ese sentido del honor absurdo que ata de pies y manos a una mujer, mientras le ofrece todo tipo de derechos al hombre. Retratando un tipo de vida que lo quieran o no lo quieran, ya se ha quedado atrás.

Persuasión está protagonizada por Sally Hawkings y Rupert Penry-Jones, y es una película que habla de una segunda oportunidad que no siempre la vida da. De ahí que persuadir sea siempre un arma de doble filo.

miércoles, 23 de enero de 2013

Alto y claro

No se puede permitir que un país se pase por el forro los derechos de sus ciudadanos, ni en tiempos de crisis ni en tiempos de prosperidad.

Os recomiendo leer esta entrada.

Entre montones de líneas



 Me llevó tiempo entenderlo, soy lenta como la estación nevada que tarda en deshelarse y llenar el río. Sé lo que quiero pero no sé si vale la pena intentarlo y aun así sé que lo haré, aunque tema saber el resultado, aunque tema a los virus y a la gente de malas intenciones conectada a la red. Es por eso que en todos estos meses, algo me chocaba dentro al intentar corregir viejos escritos, fue ayer cuando al fin lo entendí, sigo creyendo en ellos porque son tan ciertos como pueda serlo yo misma, pero ellos se han estancado en sus sueños livianos y yo no. Es esa al fin la diferencia que no sabía ubicar.

Es lo malo de envejecer, que de pronto aquellas convicciones que tenías ya no están. El mundo desde el cual escribías se desvaneció, algunos pilares fundamentales de tu escritura se derrumbaron bajo su propio halo de ingenuidad. Eso hace que hagas y rehagas escritos una y otra vez, y que sea un error, aquella que escribía ya no está.

Ya no crees en la justicia de la forma en que antes creías. Ya no crees en la gente que desde su atril intenta convencerte de que está en lo cierto y la equivocada eres tú. Ya no crees que los años de estudio hagan a la gente más eficaz. Ya no crees que tu país sea el mejor de los posibles del mundo mundial. Ya no crees que el amor verdadero sortee como por arte de magia todas las dificultades. Ya no crees que cada joven pueda forjarse su vida tal y como quiera, sino tal como le dejan en un país que parece empeñado en cerrarle las puertas y dejarle como única posibilidad de hallar trabajo, emigrar. Tu mundo se ha dado la vuelta no sabes cuándo, y ahora vuelve a ser tiempo de comenzar. Pasar la página de tus archivos hasta que alcances la serenidad de solo corregirlos en ese espacio en que fueron paridos, puesto que pertenecen a una gestación pasada que por lo tanto no está. Ahora eres otra que no puede escribir como escribía, ni soñar como soñaba, ni creer como creía. Eres alguien que ya no está entre ese montón de líneas.

martes, 22 de enero de 2013

Hacer balance

De cuando en cuando conviene detenerse a ver el camino recorrido para saber por donde tirar en adelante. A diario uno está tan inmerso en lo que lo tiene pendiente que no siempre se da cuenta del camino hecho, y es bueno detenerse a observar, sobre todo si esa observación les sirve a otros, y es el caso.

Creo que el mundo editorial ha efectuado en un corto espacio de tiempo muchos cambios. Y hay algunas alternativas que quizá algunos nunca habíamos barajado. No digo más, no es necesario, pero sí os dejo un balance interesante, al menos para mí.

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