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domingo, 5 de septiembre de 2010

Personajes fascinantes

Las verbenas de verano llegan a su fin y una cierta nostalgia pulula en el ambiente ante la llegada inminente del nuevo curso. En la despedida de los días de sol que amanecen sobrecargados de luz, días que algunos exprimen con febril inquietud tal como exprimen todo, y que otros dejan pasar acompasando los minutos, casi morosamente. Este verano más que nunca tuve muy clara la diferencia entre pueblo y ciudad, bueno ciudad mini, y he llegado a la dudosa conclusión de que los de ciudad -aunque sea mini- tienen mucha más vida que los de pueblo tranquilo. Mucha más vida real, de esa que se da cuando a diario uno se interrelaciona con muchas personas y se vuelve más espontáneo, más adaptable, más permisivo, más receptivo y más fácil de encajar en todos los ambientes. Sería muy fácil verlo así, ¿pero es cuestión del lugar donde uno vive o de la persona que se es? Esta pregunta más que ninguna otra me llevo preguntando hace meses, y sobre el texto que escribo en mi cabeza aunque no quiera, y que creo que jamás trasladaré a papel se suman y se restan las respuestas, se interponen y se traspapelan en un cuento sin fin.

Fascinada me hallo, y es que hay personajes de carne y hueso que se presentan ante mí desde que vivo empeñada en no escribir y me descentran todo el tiempo. Antes este tipo de personajes los inventaba para mis historias, pero en verdad jamás creí que existieran, y ahora resulta que existen de verdad. Y de veras que me inquietan. Son lo menos parecido a lo común que uno se pueda encontrar y eso se sabe por la cantidad de gente que pueden meterse en los bolsillos, y de continuo. Por las sonrisas que dejan a su paso, por las palmadas que les dan en las espaldas, por lo fácil que les es cumplir lo prometido cuando de veras quieren o lo imposible de que se comprometan para algo que no quieren hacer, y su forma tan abierta de decirlo.

Es cierto que me encanta escribir, pero disfruto mucho más observando a un personaje verdadero en acción por lo mucho que me desconcierta. Y es que últimamente hago pronósticos de toda índole que jamás se cumplen, y admiro más que nunca cuanto pesa la verdad cuando es verdad. Y la de pruebas que ha de superar una verdad en una sociedad tan dada a la mentira. La sociedad del todo vale que se frustra cuando sopla y sopla, y la casita de los corderitos sigue en pie. Les resulta insultante que puedan vivir en paz en medio de su verdad mientras los grandes castillos se derrumban, y mientras ignoran que en el espeso bosque los lobos astutos se afilan los dientes y traman un nuevo ardid.

¿Porqué nos costará tanto entender que los cuentos más simples son los únicos que cuentan la verdad?...

sábado, 4 de septiembre de 2010

Formas de colaborar

Basta con querer
basta con intentarlo
a veces con intuirlo
o haberlo esperado toda la vida

Basta con saber que no se está solo,
con la certeza de que juntos podemos
sin esperar nada de los grandes,
que siempre apoyan a los de su medida

Basta con buscar los caminos
que llevan hasta la salida para encontrarlos,
y seguirlos toda la vida
en un compromiso solidario

Basta con ser mejor de lo que se es
aún siendo los mismos,
porque lo importante es no es cambiar,
es enriquecerse buscando formas de colaborar.


Una buena noticia para mí, y quiero compartirla con los que estáis de alguna forma, y que sabéis lo mucho que me gusta el silencio:


...Y que las cosas sean justo como deben ser.


viernes, 3 de septiembre de 2010

Intentarlo para mejorarlo

Un escritor profesional se queja porque determinados libros que se publican ni son poesía ni son novela. Hasta ahí puedo estar de acuerdo. También asegura que se publican muchos libros que ni debieran ser escritos…aquí me cruje un poquíto el ánimo, porque escribir es ante todo un acto de libertad, al menos para mí lo es más que cualquier otra cosa. Es inventarse un espacio tan amplio como se antoje y andar por el sin cortapisas, lo cual hace del acto de escribir en sí mismo un lujo al alcance de cualquiera. Cualquier persona con un mínimo conocimiento del abecedario puede escribir si se le antoja, aunque escriba vaca con b, o nube con v, gato con j o huella sin h. La vaca del pasto, la nube del cielo, el gato del tejado o la huella en la arena siguen siendo la misma cosa, no voy a ponerme tiquismiquis porque alguien me escriba un cuento que puedo entender poniendo algo de mi parte, ¿Qué madre del mundo no recibió alguna vez un elaborado poema que atesora como oro en paño lleno de faltas de principio a fin? ¿Era menos perfecto en su composición por no manejar ciertas normas? ...¿Verdad que no?

Sobre el mundo editorial cabe decir que cualquier editor puede editar lo que se le antoje del mismo modo que cualquier lector puede leer lo que libremente le apetezca.Porque una cosa es el producto y otra el etiquetado. Yo no puedo envasar ancas de rana y hacerlas pasar por alas de pollo, que es algo que se viene haciendo así porque sí en el mundo editorial, eso no vamos a negarlo. De ahí que muchos escritores se rasguen las vestiduras y con razón, en esa historia no entro. No me atañe, porque yo no soy escritora, soy ama de casa y bastante tengo ya con lo mío y con mi forma de ser para andar buscándome problemotas.

Por eso me viene a dar lo mismo que se publiquen libros de poesía que no lo son, novelas que no son novelas, que se les de bombo y platillo, que se vendan como churros, que invadan el mercado aislando a los escritores de verdad que cada vez lo tienen más difícil para destacar si no tienen un nombre muy hecho. Y me da lo mismo porque yo no vivo de escribir, y como lectora sé de antemano los libros que me van a gustar –sean buenos o menos buenos- y solo esos me leeré hasta el final, y solo ellos me recompensarán que es mi verdadero objetivo. Una lectura que aporte algo a mi yo común, que me beneficie en mi vida diaria. Punto y coma.

Me tropezaré con esos libros de artificio de escritores de humo que son superventas y también un engañabobos, ¿quien no se ha tropezado con alguno?, pero tampoco me quitará el sueño porque lo devolveré a biblioteca tan campante y jamás se me ocurrirá repetir, incluso me reiré sarcásticamente cuando lea su título de perfil. Porque a mí no me ha engañado, no es literatura, es bazofia. O es un tormento, o trata un tema que me horripila, o me angustia, me desagrada, me recuerda precisamente lo que quiero olvidar, o quien sabe cuantas razones más habría para que la balanza se incline del lado negativo de un modo fehaciente.

Todos los días cocino sin tener mano con la sal, o plancho dejando alguna arruga que después de bien planchada no conseguiré quitar, o siego doblando la punta de la guadaña, o riego la tierra pisando una planta que intentaba hidratar, o escribo en lugares diferentes sin tener ni repajolera idea de escribir. Para muestra un botón. Es más, si tuviese que hacer solo aquello para lo que estoy preparada sería una persona muerta. Y prefiero vivir arriesgando, porque quien arriesga al menos lo intenta y tal vez lo único a lo que tengamos alcance sea a intentarlo hasta que se vaya dando, puesto que aprender suele tener mucho de constancia.

Es por eso que prefiero que haya malos escritores a buenos asesinos. De los primeros uno puede huir tan lejos como quiera, de los segundos no. De los primeros uno se recupera, de los segundos jamás. De los primeros uno tiene la opción de aprender, de los segundos solo se obtiene un silencio precipitado de eternidad. Y esto es algo que todos sabemos, porque todos los días tenemos de unos y de otros, a los primeros se les rehuye, a los segundos tan solo se les puede maldecir, porque ante todo somos humanos y nos equivocamos...algunas veces con menos remordimientos que otras. Lo siento pero aquello que Petronio le dijo a Nerón de: mata pero no escribas poemas no me sirve. Si quieres matar a alguien hazlo en papel.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

¿Escribir para qué?




Para entenderme cuando nadie me entiende.

Para pensar los pros y los contras.

Para callarme cuando debo callarme.

Para quejarme sin herir a nadie.

Para adaptarme mejor a las novedades.

Para dejar de pensar lo que no tiene remedio.

Para no olvidar lo que fue importante.

Para recordar lo que el tiempo ha llevado.

Para construir y reconstruir.

Para tener más posibilidades.

Para no perder la capacidad de soñar.

Para viajar de gratis por todo el mundo.

Para alojarme en muchas otras pieles.

Para vivir más vidas en una sola.

Para sorprenderme de lo que puedo inventar.

Para inventarme un mundo perfecto.

Para poder vivir conmigo pese a lo poco que me soporto.

Para soportarles pese a lo mucho que me quieren.

Para descubrir nuevos días nada parecidos al anterior.

Para alimentar a mis ojos con sopitas de letras.

Para tener tantas vidas que ni sé quien soy.

Para dejar algo mío cuando al fin me vaya.

Para llevármelos a todos allá donde esté.

Para crear nuevos lazos alrededor de uno solo.

Para no aburrirme, ni desesperarme, ni dejar de ser.

Para tener una vida de cuento.

O para contar el cuento de una vida.

...Para lo que sea...escribir porque sí.




viernes, 27 de agosto de 2010

Un poco de mentira

Hay una frase de Eugenia Rico que dice más o menos que siempre se escribe con un poco de mentira y un poco de verdad. Me reí al leerla por su verdad desnuda. Porque es imposible escribir sin esa combinación fabulosa, incluso una carta dirigida a tu mejor amiga. Siempre hay realidades que no podrás contar, o sueños más reales que cualquier acontecimiento del presente.

Incluso a veces uno intuye cosas que sabe que sucederán, el porqué se escapa, pero termina por pasar más tarde o más temprano aquello que tanto inquieta. Y entonces te preguntas si acaso lo pudiste remediar, ¿es posible salvar una vida que sabes que se acaba? Esta pregunta me la he hecho a mí misma montones de veces y la respuesta es no, por eso cruzo los dedos y pido fervientemente no volver a intuir en mi vida esa serie de cosas. No quiero pasar en mi vida por eso otra vez, jamás nunca, nunca más. Es terrible saber que va a pasar algo que no puedes evitar.

Un lector de este blog hace mucho tiempo me puso en la pista, al hacer un comentario en el que decía que era una especie de diario. De momento se me quedaron los ojos muy desorbitados y después sonreí, en verdad este espacio no lo escribo para nadie, lo escribo para mí. Es una especie de remix turístico de pensamientos de los que no encajan en ninguna parte. De esas cosas que uno piensa y que las más de las veces no se pueden contar. Algo así como el contenido de las albóndigas de lata, uno las mira con cierto rictus de amargura pensando qué cosa serían antes de su enlatado perfecto.

Y eso, que uno escribe con un poco de mentira y un poco de verdad, sin saber en qué porcentaje ya la mentira es verdad, o la verdad es mentira. Tal vez a uno le gusta escribir precisamente por eso, porque hay respuestas que jamás alcanzará a desentrañar.

jueves, 26 de agosto de 2010

Color de otoño

Pasear junto al mar en una tarde como hoy
bajo la lluvia que moja las aceras
sobre los papeles que vuelan
como aves azoradas de esquina a esquina,

y que ahuecadas de plumas se sacuden
como uno se sacude de encima la melancolía.
Pasear junto al mar en una tarde como hoy
sin apenas turistas, es como regresar

a Octubre sin pasar por Septiembre,
limpia de bochorno los pulmones
mientras se puede soñar esa historia
que hoy apenas se vislumbra.



miércoles, 25 de agosto de 2010

La mecánica del corazón

He aquí un título que me quiero traer a casa. Añoro su prosa cantarina. Me atrapó su portada, y me sorprendió su historia. Que un niño relate en primera persona su propio nacimiento -tan atípico por otra parte- no es nada usual. Tampoco los personajes que lo habitan, ni los inesperados quiebros a que nos somete de principio a fin.

Me topé con este título por casualidad, y me leí el primer capítulo por internet. Fue como probar el bocado de un manjar exquisito, que una vez saboreado pide un atracón. Pero estoy bastante escamada, de modo que no pierdo la cabeza, cuando me encuentro un título que quiero leer visito la biblioteca chuleta en mano y pregunto si lo tienen, resultó lo tenían, y me pusieron en la lista de espera, estuve en ella durante veinte días, me llamaron y acudí pletórica a recogerlo, pero ni aún en ese momento las tuve todas conmigo. Hay libros genialmente escritos que no puedo leer ni como aprendizaje. Sin embargo su lectura me pareció un sueño de principio a fin, porque pueden hacerse historias amables a la vez llenas de crudeza sin que la acritud se apodere del lector como bilis infectada. Eso le agradecí, que no me llenase de pesadillas sino de sueños, el sueño de algún día poder crear algo así, algo tan nuevo partiendo de historias viejas. Porque como alguien recuerda cada cierto tiempo, solo es posible escribir de otro modo lo que ya ha sido escrito, porque ya todo está escrito.

Me gustan las imágenes que de todo el libro se desprenden, se intuye escrito con mucho cariño, con muchas ganas de soñar, de hacer algo que valga la pena. Releo casi ningún libro, me cuesta mucho releer porque ya se todo lo que va a pasar y se me hace insoportable, pero sé que este es un libro que leeré más de una vez. Y que trataré de hacer una imitación suya que no se le parezca en nada, crear algo nuevo de algo viejo y soñar durante muchas páginas un mundo ideal donde todo se retuerce y se hace imposible, sin perder la perspectiva de que aún así el trayecto puede ser maravilloso. Como la propia vida.