Un blog donde la tristeza y el buen humor caminan de la mano. Donde los límites entre fantasía y realidad se entremezclan hasta conformar un solo presente.
domingo, 4 de julio de 2010
Frase
sábado, 3 de julio de 2010
Una canción
Al escucharla todas las injusticias del mundo me sacuden, todo aquello para lo que los grandes parecen no encontrar solución. Todo lo que está así porque pareciera que no pudiese estar de otra manera. Es entonces cuando sé porqué escribo, escribo porque hay otro mundo posible dentro de este mundo establecido. Hay otro mundo que cruje por el que no estamos haciendo nada mientras este nuestro se corrompe cada día más y nos mantiene la mirada fija en sus oropeles. Algo se me remueve por dentro cuando de pronto, en la radio que escucho ponen esta canción y es la conciencia de que esta sola canción bastaría para cambiar si no todo, muchas cosas que no nos gustan de este mundo que gobiernan otros, o dicen gobernar.
Si este CD se vendiese por separado para DE VERDAD ayudar a quienes lo necesitan -todos tenemos en mente en este instante a quien lo necesita porque son muchos-, sabiendo que nadie va a quedarse un sólo céntimo para llenar sus arcas, algo empezaría a cambiar- También Eros Ramazzotti lo sabe, queda implícito en el modo en que canta esta canción.
Me emociona cada vez que la escucho, porque me hace creer que todo es posible, hay canciones que cuando mi lucha por imposibles se me antoja insoportable necesito escuchar. Esta es una de ellas, porque esta canción me dice siempre la misma cosa: hay que luchar, porque el mundo que se intuye es a su modo real.
viernes, 2 de julio de 2010
Lectura que os recomiendo
Un héroe solitario
Después de la intensa lluvia y el buen tiempo, los campos asturianos se han llenado de hierba espesa. Los prados son un espectáculo que vale la pena contemplar si viajas en coche y tienes la suerte de llevar un buen conductor, uno que vaya sin prisa pese a que tienes hora de llegada a donde vas. Una canción preciosa suena de fondo y todo lo que puedes es pensar, en esa belleza de paisaje que es tu verdadera riqueza, esa que otros con su mucho dinero jamás disfrutarán. Mientras sabes que jamás llegarás a tus metas, pero es que por mucho que te mates no hay meta a que llegar. Tu meta mayor es esa, mirar esos paisajes y disfrutar.
El paisaje mientras viajaba de copiloto era tan hermoso que no tenía ganas de hablar, iba medio escuchando lo que me decían entre esas notas de guitarra, y mi júbilo era total. Hay momentos en que mi vida es perfecta, mi marido es perfecto, mis hijos perfectos, yo misma soy perfecta y mis ausencias de vida se dejan llevar, es decir, a todos los ausentes los llevo conmigo y escuchan el texto que formo en mi cabeza y lo disfrutan.
Justo en ese instante lo vi.
Era un hombre de unos casi ochenta años que llevaba una segadora. Vestía un pantalón marrón, una camisa blanca de manga larga arremangada hasta el codo y una boina. Segaba un prado gigantesco y los maraños de hierba formaban líneas perfectas, ya llevaba la mitad segada y la otra mitad quedaba sin segar, parecía dispuesto a terminarla en el día del ímpetu que llevaba. De tan cansado que estaba iba medio encorvado hacia adelante, y pensé que si en ese instante fuese la única dueña de mi vida iría hasta él, le quitaría la segadora de entre las manos y le ordenaría descansar, porque a alguien como él para que descanse le hay que ordenar, si no no descansa nunca. Iba saltandose a la torera todos los limites de velocidad establecida, pero ya no podía con la vida.
_ ¿Cómo es que a su edad nadie le ayuda?_ pregunté. Mi marido me respondió al instante.
_ Será soltero.
_ Vete a saber_ le respondí_ me extrañaría que no tenga una nuera, o una hija, o una sobrina que le pueda ayudar si es que los hombres trabajan_ a veces parece que me encante desconfiar de la gente_. Es tremendo, ese hombre no está para eso. ¿Viste que tractor más antiguo?, nunca vi uno como ese.
_ Pues no, no lo vi.
_ Parecía de los tiempos de la guerra, pero estaba muy cuidado.
_ Ah_ ese es el ah, de muchas veces no te entiendo, pero da igual. El ah de sé que necesitas silencio y lo voy a respetar. En el fondo amar es algo tan simple como quedarse callado si el otro lo precisa.
Era un tractor hermoso de color granate con cabina cuadrada a lo jeep militar, y el hombre alguien a quien hacía mucho tiempo que no veía por los campos asturianos porque están en peligro de extinción, pero de eso nadie habla. Nadie habla de la necesidad de recuperarlos, o de facilitarles la vida. O de lo mucho que les necesitamos quienes les hemos conocido, o lo mucho que les añoramos por sus lecciones de vida.
En cualquier caso me recordó muchísimo a mi abuelo paterno, al que no veo desde hace una eternidad. El hombre que se pasó conmigo tardes enteras señalándome las letras y sonriendo ante mi cabezonería de querer leer antes de comenzar a la escuela.
Nos alejábamos por la carretera, pero si yo pudiera detener el tiempo de una palmada le ayudaría a segar, pese a que segar con segadora nunca fue lo mío, tal vez por eso, porque sé lo mucho que cuesta me quedó esa sensación casi inhumana de dejarlo allí, luchando consigo mismo por completar un maraño más y después de ese otro, y así hasta terminar.
No en vano era un personaje de muchos libros, alguien que se resiste a dejar su vida atrás, en un tiempo en que se siega y se recoge un prado como ese en un cuarto de hora, tras la máquina ruidosa que imprime diez o doce rulos, y se va.
No tengo carnet de escritora, ni siquiera lo soy, por eso no tengo permiso para recoger las historias que me gustaría recoger. O las que no me lo concedo, no sé. Pero iba pensando en toda la gente que nos cuelan en televisión. Tantas horas de cutredad infinita y nada bueno, honrado o inteligente que decir. De pronto me dolieron tantas palabras sabias que podría decir aquel hombre, o tantos como él y que perderemos para siempre por no detenernos a escuchar mientras la vida sigue impertérrita por el lugar que iba. A veces creo que todos giramos en un bombo de lavadora gira que gira, y que solo quienes se han negado a entrar una vez, viven la vida que merece ser vivida fieles al legado de sus antepasados; aunque su vida sea tan difícil como ni pueda imaginarse con solo verles un instante desde la carretera.
jueves, 1 de julio de 2010
Revisando blog
miércoles, 30 de junio de 2010
Promoción
martes, 29 de junio de 2010
¿No os da miedo subir un texto vuestro a internet?
Esta pregunta la hacían en un foro y la respondió una escritora a quien sólo han publicado un libro, la respuesta fue un sí rotundo. Inmediatamente lo tuve claro, la mujer sólo tiene dos ideas y una era el libro que escribió. Es raro, pero es usual. A mi particularmente me gustaría vivir en el silencio más absoluto jamás pensado, que de todo lo que escucho casualmente no se me ocurra una idea que daría para una historia.
Y además respondería que sobran todos los agobios, hay escritos que jamás pondrás en un blog, porque cuando vas a trasladarlos de tu libreta a este medio te gritan que no. O los estás terminando de copiar para publicarlos y de repente sabes que aunque nunca te lo dijeran tienen su lugar, y ese lugar es una editorial. Sí a veces ocurre, ellos te dicen donde irán. Y qué es lo que necesitan. Alguien que les de garantías y que luche por ellos como si fuesen suyos. Ese es el celo editorial, y esa la razón de que publicarlos allí te sea tan importante. En ese momento sabes que eres la escritora al revés: dime que vas a publicarme y te escribo el libro.
_ ¿Qué clase de libro?
_ No lo sé, ya se me ocurrirá. Dame tiempo y lo sabremos.
Esto me lleva a una reflexión sencilla: nadie es tan importante para ser único, o para tener una sola idea que le pertenezca por completo. Y nadie es tan tonto para darlo todo en un solo lugar. No tiene porqué.
Cada texto tiene su propio lugar y él te lo pide. A veces lo reclama aunque tú mismo se lo niegues, aunque quieras matarlo antes de que surja. La escritura es magia y aunque ni entiendas los porqués son magia que funciona. Es necesario escuchar al corazón pero no sólo porque hace tac tac, sino porque su voz es silenciosa.
Cuando aprendas a escucharlo debidamente él te dictará. Despreocúpate del resto, si has de llegar llegarás y si no, no puedes hacer nada. Pero ser un avaricioso de ti mismo sólo te empobrecerá más cada día, porque dar te obliga a recibir: a fin de cuentas lo único que hacemos es dar aquello que nos han dado.