Un blog donde la tristeza y el buen humor caminan de la mano. Donde los límites entre fantasía y realidad se entremezclan hasta conformar un solo presente.
viernes, 28 de mayo de 2010
Te sigo amando
jueves, 27 de mayo de 2010
Gonzalo Moure
El verdadero talento no necesita público. Casi al comienzo del libro esta frase me atrapó, y supe que este libro estaba escrito para mí. Que era uno de esos libros que disfrutaría de principio a fin, y lo fue. Los protagonistas fueron personas desde el primer instante, algo que considero fundamental para disfrutar de la lectura. Y toda la historia se desplegó ante mí como si la estuviese viviendo desde dentro, algo que no siempre me sucede porque desde que hilo mis propias historias les veo más el cartón a los libros, este libro no tiene cartón, es todo pasión.
A través de sus páginas me encontré con la tierra asturiana, sus olores, sus colores, todas sus texturas, sus casas de campo, sus bosques frondosos, sus contradicciones y al tiempo todas las contradicciones del ser humano. Son ciento setenta páginas llenas de verdad, es un libro que late y que trata del talento musical de un muchacho capaz de reproducir a la perfección cualquier pieza musical que escuche, y eso sin haber aprendido más música de la que aprendió en la escuela. Es el suyo un talento musical que llena toda su vida, una vida sencilla como hecha a medida.
Creo que con eso está dicho todo, no me gusta desvelar los libros que leo porque cada lector hace su propia lectura. Siempre digo que los libros son como los zapatos, unos nos quedan grandes, otros pequeños, unos nos dejan rozaduras, otros nos incomodan y los apartamos...cuando encuentro un libro justo a mi medida me siento feliz, porque veo que aquello que escribo tendría cabida. Si fuese lo bastante buena habría un hueco también para mí, y saber que es posible es todo cuanto necesito saber para seguir escribiendo y corrigiendo, para seguir intentándolo. Con otros libros me encuentro con el sentimiento contrario, tal vez demasiado a menudo, de ahí mi sentimiento de plenitud en esta mañana en que el trabajo se me acumula y no tendré tiempo de escribir mucho más, algo que me frustra.
Frecuento muchísimo las bibliotecas y me traigo montones de libros a casa, pero en verdad no hay muchos que comprenda párrafo a párrafo desde el comienzo hasta el mismo final, porque no todos conservan mi atención página a página, algunos se inflan y desinflan, prometen y no conceden, desorientan y te pierden. Me gustan los libros que son como un largo paseo en el que sales de aventura y vuelves mirando el mundo con ojos nuevos, me gustan esa clase de libros porque son los libros que no lees, son los libros que vives del modo en que vives un capítulo de tu propia vida. Comparto con Irene, la chica de la portada una cualidad sorprendente, soy doña sí pero no, y me pasa lo que a ella, cuando tengo dudas serias es la vida quien toma la iniciativa y responde por sí sola a todas mis preguntas. A veces solo es necesario hacer la pregunta, y la respuesta llega sola, qué cierto.
Por último decir que Gonzalo Moure tiene un blog donde escribe del mismo modo en que lo hace en este libro, es un lugar donde escribe poco últimamente, se ve que otros personajes le mantienen atrapado dentro de su propio mundo precisamente por eso, porque el verdadero talento no necesita público. Se crea a sí mismo porque le es imposible no crearse y después busca un hueco en el mundo.
Consejo
Así sucedió
Mi cabeza amaneció ya de este humor, como tantos días en que no encontré nada que me hiciera sentirme vivo. Desde que tuve el accidente y me quedé confinado a esta silla de ruedas ha habido infinidad de días como este de hoy, en que quisiera hacer algo que me haga sentir vivo de nuevo. Algo que me recuerde que estar vivo tiene una compensación del tipo que sea. Y mientras la casa estaba sumergida en el silencio me acerqué al ventanal del salón y contemplé la cuidad, era una ciudad en puro movimiento, y yo allí parado, como cada día de los que paso sumergido en mi propio infierno. De nuevo surgió ese anhelo al fondo de mi mente y me encaminé al ascensor, después a la calle, después crucé la ciudad hasta la autovía y me aventuré de nuevo a ser yo, a sentirme una pieza importante de mí mismo de nuevo, necesité de la velocidad para recordarme que puedo. Que puedo volver a encontrarme y luchar de nuevo por algo importante.
Algo importante, eso fue, en medio de la nada más absoluta volvía a encontrarme conmigo mismo después de tanto tiempo. Fue algo increíble, el viento en la cara, el pelo arremolinado, el vértigo de que la vida cambie en tan solo un segundo, todo vino a mí y lo vi claro. Andaba buscando un sueño por el cual luchar y lo había tenido delante de mis ojos y no supe verlo. Ahora lo tuve claro, siempre quise ser pintor, un pintor de los buenos. Y nada podía impedirlo. Fue idiota pero fue así, salí a buscarlo y vino a mí. Esa misma mañana lo compraría todo, bastidores suficientes, pinceles de cerda, un godette, tubos de colores, todo surgía al fondo de mi mente llamándome con urgencia. Fue como volver a nacer, como nacer de nuevo a la vida después de muchos años de muerte, dos kilómetros a penas para abandonar la autovía y regresar a la ciudad para ponerme a pintar altos edificios, o parques en movimiento, o escuelas en plena hora del recreo, o el atardecer en la playa, aún no me había decidido cuando un coche patrulla se detuvo ante mí cortándome el paso. Intenté explicarles, me disculpé, les dije que jamás lo haría pero que me dejasen seguir, necesitaba que mi sueño no se desdibujara, y allí estaban ante mí sin quererlo entender, sin prestarse a saber, como exigentes dueños de mi destino. Les dije a todo que sí, y prometieron devolverme pronto a mi casa, mientras yo pensaba en lo mucho que necesitaba que me dejasen en paz para comenzar a creer que había un modo de libertad detrás de mis óleos...
miércoles, 26 de mayo de 2010
Un mundo cada vez más absurdo
martes, 25 de mayo de 2010
Texto de Madre Teresa de Calcuta
Siempre ten presente...
La piel se arruga,
el pelo se vuelve blanco,
los días se convierten en años…
Pero lo importante no cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad.
Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida.
Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Mientras estés viva, siéntete viva.
Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo.
No vivas de fotos amarillas…
Sigue aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar, usa el bastón.
Pero ¡¡¡nunca te detengas!!!