Powered By Blogger

domingo, 31 de enero de 2016

Niñas desgraciadas en proceso a divas

Ese momento del libro en el que una niña demasiado pobre pierde a su tía, esa que vivía poco  menos que en la indigencia y resulta que es rica, pero rica de la muerte. Ese momento en el sabías que estabas leyendo un libro lento y muy fantasioso en el sentido en que pasaban cosas que no le pasan nunca a la gente de verdad -suponiendo que tu mismo te encuentres entre dicha gente-, y ya no sabes si tirar para adelante o echarte para atrás.

Y decides que sigue siendo compatible con tus tareas en el hogar y las imposiciones diarias que tienes que cumplir, sabiendo que quizás leer ya no suponga algo que recargue pilas o alimente tu alma, si no otro deber más. Calibrando las hojas del lomo y viendo que no quedan tantas para el final y decidiendo que tal vez esas lo cambien todo. Cruzas los dedos mientras te dices que algo aprenderás, contando con mucha suerte, tal vez a no sacarte de la nada milagros tan increíbles que ni el lector más abyecto se tragará. 

2 comentarios:

  1. No llevo la cuenta, pero debo de haber leído unos 4000 libros diferentes (sin contar los que leí más de una vez, que son varios), pero sé que el día que sienta que la lectura se transforma en una imposición no me quedará en la vida más que decidirme a morir...

    Saludos,

    J.

    ResponderEliminar
  2. En este caso el libro supera las 1.000 páginas y está muy bien escrito, ese es el motivo principal por el que decido leerlo. Trata sobre temas muy diversos maravillosamente ambientados, también detalla la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias sobre los personajes directos de la novela. A través de ellos hace una crítica constructiva sobre la injusticia que suponen los conflictos bélicos y lo necesarios que son los acuerdos que puedan evitarlos. Sigo leyendo porque a pesar de que algunos escenarios o personajes no me interesen gran cosa dentro del conjunto, o no me resulten creíbles, es un libro escrito con mucho rigor y un gran acierto. Uno que agradezco que alguna vez haya sido comenzado y concluido.

    Cada día de mi vida intentaré aprender cómo se escribe y lo haré por libre, de la forma más natural que se me ocurre: leyendo. Aunando esfuerzo y placer.
    Saludos

    ResponderEliminar

Tu lees desde la invisibilidad y puedes aportar algo a este lugar, para ello existe