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jueves, 3 de enero de 2013

Hay gente que todo lo vuelve especial

Hay personas que poseen una gratitud tan grande en su interior que consiguen que toda la gente que está a su lado se sienta especial. No conozco muchas personas de éstas, pero sé que son así porque a alguna me la he encontrado por casualidad haciendo la compra y de pronto se ha vuelto, me ha mirado y me ha dado tal recibimiento que básicamente me quedé a escuchar todo lo que me contaba. Quizá ese mismo día me encontré a otra gente conocida que me miró de arriba a abajo, arrugando la expresión por la forma en que iba peinada, o vestida, y al saludarme, o evitar hacerlo, según el caso, me dejó muy claro lo poco que me valoró. Yo nunca miro a la gente por afuera, puedo reconocer un buen peinado o un buen vestido, pero es algo a lo que no le doy valor, para mí lo importante es lo que se dice, lo que se cuenta, la forma de mirar y todo eso que no esconden los abalorios.

Decía, que hay personas que son capaces de iluminar un día gris con una sonrisa. De apartar de tu mente un nubarrón con su amabilidad innata. De hacerte saber que eres muy importante por la forma en que te dedican su tiempo, o el valor que le dan a tus palabras; incluso por el modo en que al verte por casualidad, sonríen al caminar hacia ti, para decirte algo, aunque en la estación esté arrancando el autobús. Me gusta la gente así, porque cuando la encuentro sé que soy la misma de siempre, pero de pronto me veo envuelta en una burbuja de especialidad que quizá perdure a través del tiempo o la fatalidad.

miércoles, 2 de enero de 2013

Os lo explica Enrique Páez

Hay un enlace que debo aprenderme de memoria, acabo de verlo y resume todo aquello que yo llevo repitiendo a los míos desde que me dio por escribir. Yo no escribo porque quiera hacerlo sino porque necesito escribir, no elijo mis historias, las historias me eligen a mí, en verdad creo que ni escribo, creo que pongo en letra las obsesiones que dan vuelta dentro de mi cabeza y exigen imprimirse en letra de molde. Quizá más que escribir deba decirlo de otra manera, me suicido de mí. No me soporto y me voy a otra parte donde librarme pueda por un momento de habitarme.

Hace tanto que dejé de preguntarme que ya ni quiero responderme, no me importa qué es, sé que está y quizá ello deba bastarme. Yo no elegí llegar al mundo y de igual forma, no elegí escribir.

Os lo explica Enrique Páez


Querida familia, aceptarlo de una vez, esto funciona así.





martes, 1 de enero de 2013

No todo el mundo tiene detractores

Decía Julia Otero alguna vez en la radio que si alguien te critica es que vas por el buen camino. Que no hay mejor indicador para saber que estás logrando lo que otra gente ansía para sí y no es capaz de conseguir con su talento. La frase no es literal, es como yo la asimilé cuando la oí hace una friolera de años y fue uno de esos momentos en los que reparé en posibilidades que hasta entonces ni había sospechado.

Es cierto, para tener detractores es necesario que reúnas requisitos que no todo el mundo posee. Es necesario que destaques en algo y que además lo hagas bien. Ese fue mi mayor terror al abrir este blog, comenzar a ganarme la antipatía de alguien que se asomase a decirme lo imbécil que soy, pero después del tiempo he constatado que incluso para ganarse un insulto hay que tener cierto nivel que no todo el mundo posee. Es un hecho. Y no, no me malinterpreten no estoy dando pie a cambiar la tónica habitual de comentarios, me gusta tal como está.

Os dejo un poema con chispa

lunes, 31 de diciembre de 2012

Comienzo de otro año

En unas horas tendré en casa a mi familia para la cena de fin de año, a estas horas tengo un gran trabajo por delante para que todo esté de la forma en que me gusta, contaré con escasa ayuda, porque me cuesta mucho dejar que otro se ocupe de lo que yo quiero hacer, y porque ayer dediqué parte de la tarde a leer y ahora me falta todo ese tiempo, bien empleado por cierto. Faltará en mi mesa de despedida del año viejo y de al entrada al año nuevo, algunas personas que ya no están en este mundo, pero que estarán entre todos nosotros porque lo importante de verdad nunca muere aunque suframos su ausencia.

Podría dejaros un enlace cualquiera, acabo de leer entradas muy buenas, pero os dejaré la música que llenará mi casa en estas horas mientras hago montones de cosas a la vez, que en eso soy muy buena. Quisiera poner la música tan alta que llegase a cada rincón de la casa para inundarla con su voz, sin embargo los aquí presentes no gustan de sus letras, así que quizá solo inundará mis oídos desde el mp3, pero mi sonrisa perpetua estará asegurada. Nadie imagina la fuerza que me transmite ese conjunto de canciones que alguna vez grabó, que por fortuna son muchas.

Os deseo para este 2013 también lo mejor, y que sepáis que cuando comience el nuevo año también estaréis aquí. Porque todos y cada uno de vosotros lográis que me asome aquí -sea eso para bien o para mal-, sin vosotros esto no tendría sentido ni para mí.

Os dejo esa voz.

domingo, 30 de diciembre de 2012

A punto de despedir un año pésimo

Pese a todas las idas y venidas es lo que concluyo, que el año fue pésimo porque poco a poco nos fueron imponiendo recortes que nos restan los derechos a los que desde que tengo memoria teníamos acceso. No haré ahora un despliegue de medios que no tengo porque me falta inteligencia para ello, pero salta a la vista que se han perdido empleos a un ritmo trepidante, se han perdido viviendas a de un modo vertiginoso, el otro día se daban datos: 300 desahucios por día; se paga 5 euros cada traslado en ambulancia para ir a diálisis o a radioterapia, si queremos enviar a nuestros hijos a la universidad nos toca trabajar en serio para pagarnos la factura y no es que hasta ahora lo regalaran. Y a esto le sumamos todo aquello, que no nos cuentan, pero vamos viendo.

De modo que no me importa que se diga desde el atril político que 2013 va a ser mucho mejor, porque todo apunta a que no. Quienes se han quedado sin empleo, sin vivienda, sin derechos en sanidad, sin facilidades para seguir estudiando a sus hijos y asumiendo la subida de la carestía de vida, al tiempo en que su jefe decide pagarle menos, porque aprovechando que estamos en crisis y no lo tiene sencillo para buscar otro trabajo también se aprovecha de la situación, dejando en el aire lo que parece una elección: o te quedas o te vas. La respuesta silenciada es que no hay a donde ir y que no queda remedio que seguir trabajando por lo que dan. Esa es a fin de cuentas la realidad, la que la gente que te encuentras a diario te cuenta de viva voz. Y en mi caso os aseguro que no es nada halagüeña.

Como digo estoy a punto de despedir un año pésimo, no tanto a nivel personal, si no a nivel de la gente que me importa y que me rodea; y confío tanto en la política que diseña el proyecto que queriendo o sin querer tendremos que seguir, que creo que 2013 será peor. Por eso de que después de los barros llegan los lodos.

Hoy como tantas veces, de veras que me quisiera equivocar, pero miro hacia 2013 de reojo, pensando en qué nos traerá en la saca, de todos los días que viene dispuesto a desgranar.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Preguntas sin respuesta

Antes lo eran todo el uno para el otro y ahora ya ni se hablan. Al cruzarse de casualidad por la calle miran a cualquier lado intentando no recordar aquel tiempo en que fueron más que amigos y planearon un futuro juntos, mientras la adolescencia asomaba a sus mejillas siempre arreboladas. Al verlos cruzarse como si quisieran borrar de un golpe toda su historia no dejarás nunca de preguntarte hasta qué punto el entorno influyó en su enemistad. Y si quizá en otro tipo de entorno pudieran permanecer para siempre como en aquel periodo en que fue todo felicidad.

A fin de cuentas, te preguntas sin saberlo, cuánto de planta tiene el amor, qué cuidados necesita para prosperar, si es de sol o de sombra, de mucho o poco regadío; haces conjeturas imposibles de descifrar.

Una historia distinta aquí


viernes, 28 de diciembre de 2012

La enorme fatalidad

Creyó que había encontrado el amor
 y solo encontró al asesino de su hija 
de dieciséis meses. 
A veces la realidad 
es tan horrible
 que uno quisiera
 vivir para siempre
 en la fantasía;
 que imagina
 que algo tan terrible
 no puede pasar.