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jueves, 22 de abril de 2010

Antes del Mitch

Hace muchos años soñé que mis padres me llamaban por teléfono para ir a buscarles a su casa sin perder un segundo. Y que salía de mi casa a toda velocidad sin apenas balbucear unas palabras, mi marido entraba en el coche con mis hijos en el último segundo protestando porque con tanta prisa no lo pudiera ni esperar; en verdad no pensaba llevarlos conmigo por si acaso algo iba mal. Minutos después recorría la pequeña distancia con el alma en un puño, y cuando nos quedaban a penas cien metros para llegar, hacia arriba en el mismo cambio de rasante una ola gigantesca y marrón surgió de la nada. El mar rugía de una forma espantosa y sabíamos que nada lograría echarlo atrás, se nos venía encima a cámara lenta, y no había forma humana de detenerlo, cuando desperté la ola estaba justamente encima de la casa de mis padres y en segundos apenas arrastraría nuestro coche y todo lo demás. Es uno de los sueños más feos que he tenido, y es feo porque mientras duró fue tan de verdad como si lo estuviese viviendo bien despierta. A veces pasa.

Temo a mis sueños en ocasiones porque puedo soñar las cosas antes de que sucedan, y temo lo que pido porque más tarde o más temprano se suele cumplir, _eso porque no paro hasta lograrlo venga erre que erre_. Aquel sueño fue tan verdad que supe que alguna vez sucedería en algún lugar pero no podía explicarme el porqué de aquella ola marrón chocolate cuando el mar si en algo se caracteriza es en ser cristalino.

Pocos días después llegó el huracán Mitch a las costas del Caribe, lo supe porque rastreaba las noticias en busca de mi sueño, y ante el horror de las imágenes reaccioné como siempre lo hago ante un dolor, escribiendo, esta vez escribí a mi Dios. Un Dios que en cuanto intento explicarlo me enredo en laberintos interminables. Y es que no hay forma de resumirlo parece ser, como siempre me hacen falta muchas palabras para explicarlo debidamente, por eso os lo dejo a continuación.


Horóscopo y destino





El Gallo de Tierra - 1909, 1969, 2429

He aquí un Gallo estudioso, investigador y analítico, que irá en pos de la verdad, madurará a edad temprana y compilará su propia e irrefutable información. La Tierra asegura que será preciso, eficiente y cuidadoso en la realizacíón de sus tareas. Sabrá hacer de lado lo superfluo y atender por sí solo a los hechos, tercos y fríos. Con él, lo primero será siempre la profundización.
Intrépido para afrontar responsabilidades, no por eso abandonará la costumbre del Gallo de no medir sus palabras. Aunque sin pretensiones, es dogmático y tendrá fuertes tendencias evangélicas. Le encanta organizar reuniones de tipo «sermón de la montaña», exhortar a todo el mundo a que trabaje más y a que sigan su brillante ejemplo. Si su trabajo le resulta gratificante, es capaz de llevar una vida simple y austera. Sistemático hasta el fanatismo, tomará notas, archivará datos y registrará todo lo que hace para la posteridad.
Supervisor exigente en el trabajo, educador estricto y crítico temible, el Gallo de Tierra sembrará y cosechará desde el amanecer hasta la puesta del sol y, si consigue ser práctico en sus aspiraciones, tendrá una abundante muestra de éxitos como premio a sus esfuerzos.

Es una suerte tener un escudo contra las tonterías, contra los cambios de humor imprevisibles como ciclones que sin saberlo llenan tu cielo de repente y arrastra a todos hasta el hartazgo de tenerte cerca. He aquí mi escudo protector, que no puede excusarme de ser tan insoportable en ocasiones, pero si quiero sé donde ir a buscarlo para mostrarlo como si fuese tan válido como mi carné de identidad, o el de conducir, o el de la biblioteca qué más da otra cosa es que por presentarlo vayan a excusarme.

Está claro que tener horóscopo es lo más, y si a eso añadimos la fórmula de llevar la marca del destino cuñado a nuestra espalda con nuestra fecha de caducidad marcada en la espalda cual yogurt ya tenemos dos excusas perfectas para hacer lo que nos venga en gana sin preocuparnos. En mi caso sería algo así: Soy Sagitario, eso implica que puedo quemarme en todas las hogueras ya que soy un signo de fuego. Y si está claro que voy a morirme justo a debido momento y ni un segundo antes, si conduzco a doscientos cincuenta por la autopista, me estrello y me muero es porque en mi destino venía escrito. ¿Crees que algo así pudiera ser? ¡Pamplinas!

No creo ni en el destino ni en el horóscopo, pero este gallo de tierra me refleja como la vida misma ¿Será casualidad?




La vida es bella



Sin lugar a dudas esta es mi película favorita porque es en sí misma un cúmulo de sensaciones. Creo que la vida entera cabe aquí, y que deja muy claro que de un momento a otro podríamos vernos envueltos en la locura de una guerra ideada por otros sin que lleguemos a entender ni porqué cuando estaba bien claro que no teníamos ninguna necesidad de algo así. A fin de cuentas el ansia de poder y de control no tiene límites.Y tampoco el ansia de destrucción, desgraciadamente.

Roberto Benigni ha sabido retratar la vida de un hombre sencillo, lleno de entusiasmo por la vida que persigue hasta el delirio el amor de una mujer. Por medio de Guido ha sabido adentrarse en oscuros laberintos para exponer con la mayor sencillez del mundo lo que es una guerra vivida desde dentro. Sin hacer el uso y el abuso de la sangre, si no del mucho ingenio logra arrancarte pedazos de corazón y dejarte claro que detrás de todas las imágenes de una guerra que puedan llegarte a través de la televisión hablando de daños colaterales hay personas sencillas con vidas sencillas que se levantaban cada mañana y ya no se podrán volver a levantar con un solo lema: La vida es bella.

miércoles, 21 de abril de 2010

Se me ocurre un chiste

Hombre, mire usté el tiempo que hace que no le veía, maestro que es usté un maestro. ¿Que como me va?, pues no se si decirle la verdad o quedarme callado pero mire usted. Desde que empecé a torear en buenas plazas me pude permitir algunos caprichillos. Sin excederme ya sabe, que no se puede andar con tonterías. Por aquel entonces mi familia no podía estar mejor, pues estábamos todos muy bien avenidos, o quizá no tanto, pero en cualquier caso entre nosotros nos entendíamos. Yo toreaba allá donde me llamaban y me pagaban cada vez mejor, porque ya sabe que en esto del arte cuanto más se practica mejor se da. Todo me iba bien y me reía hasta de mi mismo hasta cansarme, todo por reír. Unos se reían con mis continuas bromas y otros se ofuscaban, pero me daba lo mismo que me pusieran por las nubes o a parir, a fin de cuentas mi conciencia estaba bien tranquila que es de lo que se trata. Y entonces pasó lo que pasó, que de tanto ir a la fuente se rompió la jarra. Vamos que me enamoré como cualquier otro. Uno que no es perfecto.

Ella era de las que me gustan, buena gente pero con un poco de remango por eso de que no me gusta la carne muerta más que en el plato. Y después de mucho pensarlo y repensarlo, bueno, que no lo pensé que debió de pensarlo ella porque un día me vino de golpe con que estaba embarazada y todo se rodó. La traje a vivir a mi casa y todo se embrolló. A veces lo he estado pensando y creo que fue mi exceso de confianza, otras veces ni pienso total para qué. El caso es bien sencillo, que yo me jugué la vida en el ruedo con toros de quinientos kilos para pagar lo que tengo, llevo cornadas de toro hasta en el carné de identidad, y ella tiene cuatro veces más que yo sin dar un palo al agua.

Resulta que no sabe ni hablar, pero no se calla, todo el día le dan cancha aquí y allá para eche piedras sobre piedras hasta lapidarme. Como mujer ahora que la miro sin el fervor del sueño parece el resultado de revolcón entre una bruja de hallowen y el espantapájaros de un campo de maíz, pero ahí está todo el día erre que erre con el empeño de enterrarme en vida y mire usté que le pone empeño. No, no me mire usté así que nos conocemos. Va a decirme que la culpa de todo la tengo yo. Pues no me lo diga usted que es el menos indicado para decir nada que ande que no se pasó años diciéndome como hay que torear a un toro, pero ¿Quién me dijo a mí como se torea una cabra?

Jubilación a los 67

Estoy feliz de conocerme, después de las elecciones convocadas ayer en las que por cierto me tocó la mesa presidencial, os cuento.A primera hora un furgón descargó toneladas de cajas con cartulinas de tres colores.
Las cartulinas rojas ponían en negrita bien grande, Y un huevo, eso evidentemente era un no a la jubilación a los 67.
Las cartulinas amarillas ponían Ni hablar. Creo que queda claro.
Y las blancas decían Me da lo mismo.
No había rollos de sobres o voto encubierto porque es una chorrada esconderse para votar siendo todos del pueblo, la verdad. Las urnas eran peceras de colores y la roja se empezó a llenar de un modo alarmante porque todos votaban en rojo, y ahí comencé a sudar y a pedir refuerzo de cartulinas. Me aconsejaron decirle a la gente que votase en otro color, pero casi me comen y después desde el mismo gobierno me aseguraron que en todo el país no quedaba ni una sola cartulina roja, así que me apañase como quisiera. Fue entonces cuando opté por llamar a Herminia que tiene una fábrica de botones, y estuvo encantada de enviarme a Manuel con todos los botones de color rojo que había en el interior su nave. Fue así como finalmente pudimos votar. Fue el voto de la historia porque el país entero, que es una delicia de país estuvo cien por ciento de acuerdo y la cosa quedó ahí. Lo bueno es que para cada decisión gubernativa se hace lo mismo y aquí no hay crispación, ni insultos, ni abusos, ni prohibiciones, ni leyes de hoy para mañana. Da gusto vivir aquí.

Efectos colaterales




Título del libro: Se lo llevaron, autora Loung Ung, basado en una historia real.

Esta es la historia de una niña feliz en su casa y en su vida, una niña de cinco años que ha de ver como un ejercito comienza a tomar las calles de su ciudad, detrás de los ríos de hombres uniformados llegan los tanques. Tras el paso de esos tanques su vida no vuelve a ser igual porque irá perdiendo lentamente todo cuanto tiene. Su familia tendrá que esconderse una y mil veces de los Jemeres Rojos que han traído el hambre, la miseria y la muerte consigo y no se detendrán hasta arrasarlo todo. Loung Ung termina siendo reclutada como niña soldado y nos cuenta la guerra tal y como la ha vivido, paso a paso desde el principio hasta el fin. Estremecedor relato imposible de olvidar sellado con la verdad, pues ya lo dijo Jhon Keats La belleza es verdad, la verdad belleza; eso es todo cuanto hay que saber. Loun Ung consigue ser portavoz de la campaña minas antipersonas, premio Novel de la paz en 1997.

Nota: Hay libros que son difíciles de leer, este es uno de ellos, pero es un libro de esos que cambian la perspectiva del mundo. Al menos a mí me la cambió, la felicidad no consiste en nada que no sea tener vida y regalarla. A cuanta más vida mejor.

martes, 20 de abril de 2010

Bubisher



Me encontré con este proyecto por primera vez en el blog de Gonzalo Moure del que agradecí un escrito titulado: escribir al trote, escribir al galope. Reúno información en internet sobre la escritura que es lo que yo quiero aprender en esta etapa de mi vida y me he llevado gratas sorpresas rastreando esa veta de oro. Una de ellas es este proyecto de leer libros a los niños del sáhara a bordo de un bibliobús que recorre el desierto. Me gustaría que me quedase vida para algún día vivir esa experiencia de primera mano. Mientras tanto lo dejo aquí como una invitación a que entréis en la página del Bubisher o en la de Gonzalo Moure.
Me parece un sueño eso de leer libros a los niños que aún no los conocen, eso de ver el desierto en la extensión que aún ni me cabe imaginar, vivir una experiencia como esta tiene que ser algo de veras apasionante eso es lo que pienso mientras recorro las páginas que hablan de ello. Estas páginas me invitan a soñar que tal vez el mundo algún día sea un lugar distinto, un solo primer mundo donde la sonrisa de la inocencia aún tenga cabida, pero donde no tengan cabida la hambruna, el abandono o la soledad. Un mundo donde las armas sean sustituidas por un Hola cómo estás, un mundo donde todos los niños tengan padres y madres que jamás hayan conocido las guerras. Mi abuelo durante mi infancia me habló mucho de la Guerra Civil española porque siempre fui una niña preguntona y una niña habladora, pero mi verdadero espacio es este espacio escrito. Tener blog me está pareciendo un sueño y creo que lo es, aquí puedo exponer todas mis inquietudes y compartir aquello en lo que creo. Creo fervientemente que pueden convivir juntos el sueño y la realidad, al menos dentro de mí han ido conviviendo a lo largo de los años y creo que en el Bubisher lo mismo. Me parece un sueño de preciosa realidad para una mañana de cielo encapotado aún que presagia sol. Aquí os lo dejo.