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sábado, 3 de marzo de 2012

Revolución silenciosa

A veces me dan ganas
de hacer una revolución silenciosa,
escribir y escribir sin detenerme a pensar
todo el mundo que me rodea.

Escribir guste o no guste
mi realidad retratada
extraída únicamente de mi verdad,
esa que es mía e intransferible.

Y dejarla sin miramientos
al albur de los días que vengan
y se hallen sin mí; aunque despiadada
y loca de atar hallan de recordarme.

=)

viernes, 2 de marzo de 2012

El gran Gatsby

Este libro de Francis Scott Fitzgerald me resultó muy ameno de leer. Creo que constata que para ser un gran escritor no hace falta ser enrevesado. Que para decir mucho, no hace falta usar muchas palabras. Y que para retratar escenas inolvidables no hace falta llenar páginas y páginas de largos detalles. Quizá fuese un libro mucho más rutilante si hubiese adornado más las escenas, pero si lo hubiese hecho, hubiese perdido entre tantos requiebros su mensaje.

El libro cuenta la historia de Jay Gatsby, un hombre del que se dice que ha hecho una gran fortuna de un modo corrupto. Que vive en una gran mansión llena de lujos, y que da fiestas a  las que acuden en coches particulares y autobuses hasta la bandera, todo tipo de gente que ni fue invitada. Allí comen, beben, y bailan, entremezclados con personas de renombre en la más absoluta libertad. Nick Carraway, su vecino de enfrente, que es quien relata la historia, sabe que el objetivo oculto de Jay Gatsby no es otro que recuperar a Daisy, una antigua novia. Da la casualidad que Daisy es prima de Nick.

El gran Gatsby es además de un libro ameno, un retrato del alma humana. Habla de las altas y bajas pasiones, de la lealtad y la deslealtad, del bullicio de gente y la soledad. Nunca había leído nada de Francis Scott Fitzgerald, pero es un libro que entre sus páginas ágiles y certeras esconde una gran lección.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Los niños de hoy en día

Tal y como los niños de ayer, observan todo el tiempo. Nada tan observador como un niño. Además son como esponjas y tienden a repetir lo que viven a diario. La pregunta es la siguiente ¿qué es lo que se encuentran a diario? En esto tendríamos mucho que reflexionar los mayores, y es algo que no hacemos lo suficiente.

Por lo general la vida ha subido mucho, desde lo más imprescindible, como la cesta de la compra. Desde muy pequeños observan que todo, diría que absolutamente todo, se compra con dinero. Ya no digamos nada si sus padres son el prototipo bien de familia americana: todo por aparentar. Entonces apaga y vámonos, porque nada tendrán tan claro como que ningún dinero será jamás suficiente para abastecer los continuos caprichos que crecen como las setas a la sombra de los árboles. Esto es así, y quienes queremos educar a nuestros hijos en valores más que en necesidades superfluas, nos encontramos a menudo con el ceño de  otras madres que exigen que nuestros hijos ocupen el tiempo en las mismas actividades que los suyos. Dichas actividades se reducen a pasar las tardes en un centro comercial, donde todo, absolutamente, conlleva una tarifa.Y todo sucede bajo luz artificial, esto es con diferencia lo peor de todo, porque un niño, precisamente un niño nada necesita tanto como la luz solar, y la naturaleza.

En esas ocasiones con mi cabezonería a prueba de cañones yo me preguntaba porqué no podían ir a la playa a darse un baño, corretear por la arena y hacer castillos que se sustentarían cinco minutos sobre sus cimientos y después se chafarían. Lo cual les daría por probar otro modelo y convertirse en arquitectos de playa, sin límite de inventiva. Eso me parecía mucho mejor que encerrarles en un lugar artificial a prueba de monedero. Y por respuesta silenciosa esas mujeres me miraban como si yo no tuviese clase. Y claro que no tengo clase, al menos esa clase de clase no. Es por eso que no me extraña para nada que en un espectáculo de magos, a los niños de hoy en día solo les guste el truco de hacer dinero de la nada: todo cuanto es divertido para ellos se consigue con ese papel que pagan papá y mamá. Que son quienes les han transmitido la idea de que ser felices no es nunca gratis.

Esta entrada creo que no puede entenderse en su totalidad, sin leer este enlace...dije creo...


http://tallerdeconstelacionesfamiliares.blogspot.com/2012/02/el-modelado-de-los-ninos.html

martes, 28 de febrero de 2012

A ser posible, sumar

Ella camina por las calles a la hora en que los chicos salen del instituto. Tal pareciera que todos se afanen en escribir su propia historia. Pero no en un cuaderno. Y no es casualidad, la gran mayoría lo hace; solo que ahora del otro lado les contestan. Es entonces cuando surge la pregunta que tantas veces se hizo, eso ¿suma o resta?

Se acerca al grupo de chic@s que conoce y les pregunta si ya tienen lista su novela, porque llevan tantos días escribiendo que poco les faltará. Ellos sonríen como si de pronto se hubiese vuelto loca, y  responden que no escriben una novela. Ella sonríe porque le parece que sí, aunque puede que entre texto y texto, escriban sus vidas en vivo y en directo. De nuevo se pregunta si suma o resta.

Viven una época rodeada de peligros acechantes por todas partes. Día tras día se va forjando su carácter. Se  esfuerzan en crecer más rápido de lo que el tiempo alcanza. Quieren estar en todas las partes a la vez. Y están llenos de sueños inalcanzables. Pero algunos sacarán una buena nota en el balance final. Si suman o restan, dependerá solo de ellos; estemos al final de una era, o en el principio de los tiempos.


http://www.youtube.com/watch?v=7ae0tzVo8Fw

lunes, 27 de febrero de 2012

Tu regresarás

En días alegres y festivos, mientras íbamos juntas le pedía porfa porfa porfa poner mi disco. Me miraba entre sumisa y ceñuda, y me lo daba, solo porque yo la había esperado pacientemente durante horas. Es lo que tiene el deporte, que cuando te pilla lejos de casa toca esperar. A veces mi disco le provocaba la aversión típica que tiene la distancia entre generaciones, lo mismo que a mí solía pasarme con su disco. La ventaja es que su disco iba cambiando con tal rapidez, que a veces incluso me gustaba, y era por eso que lo frecuente era que compartiese su disco conmigo, y que yo me sintiese feliz por poder, de momento, formar parte de algo que le entusiasmaba hasta tal punto.

Recuerdo muchos días de laureles y glorias deportivas, en que estaba tan feliz, que volvíamos a casa escuchando mi disco, y cantando a dúo Tu regresarás con una alegría festiva que nos salía del alma. Si cabe era la canción que más le gustaba. Y digo gustaba, porque un día de buenas a primeras cargada de rabia espetó: "anda ya". En ese momento no caí hasta que llegó el " sí, sí, anda... porque tú lo digas". Ahí me quedé expectante. Y no tardó en superarse con el contrariado: "será chulo el tío este...pero bueno, ¡qué se habrá creído!". Por si aún no había salido de mi asombro sobrevino un: " ¡sí, sí, tú espera sentado, que ya verás!...". Por último, con un exquisito cuidado no exento de odio, le dio al botón y extrajo el disco, me lo enseñó y me pidió disculpas por no soportarlo, antes de guardarlo en su caja y depositarlo en la guantera.. Para entonces yo no podía dejar de reír por ese arrebato que no me había esperado, y que no en vano comprendía tan bien.

A veces la misma canción toma un nuevo significado de repente según nuestras vivencias. Eso fue lo que ocurrió. Después, con el paso del tiempo, volvimos a cantarla a dúo para celebrar más glorias deportivas de vuelta a casa. Aunque no, no regresó.


http://www.youtube.com/watch?v=mqP8S6Tul2E

domingo, 26 de febrero de 2012

Retazos...

Cada vez que se habla de medidas económicas desde la política me entra una desazón que no sabría definir. Pero como en casi todo hace siglos que alguien supo definirlo en una frase tan sencilla, que al leerla tan solo queda asentir. 

Aconsejar economía a los pobres es a la vez grotesco e insultante. Es como aconsejar que coma menos al que se está muriendo de hambre.

Oscar  Wilde

viernes, 24 de febrero de 2012

De exorcismos y reconcomios

No me duelen tanto los ayeres dormidos,
sino las interrogantes del mañana
que a día de hoy apenas vislumbro.

No me duele tanto las certezas
de esas que sé porqué han sido
sino aquello en que pude equivocarme.

No me duele tanto ese mañana que llegue
si no el desconocerlo por completo
y quizá pensar algún día que erré.

Cuando todo sea demasiado tarde
para hallar el modo de remediarlo,
y carcomida de pena vague para siempre.