Día tras día
los trabajadores
son echados a la calle,
sin miramientos
bajo el lema:
despido improcedente.
Y de esta forma
vuelven a ser un número
a todos los efectos
sin que nadie lo remedie.
Cada vez hay más números
y menos personas
que son tratadas como personas
bajo el cartel de crisis
que las más de las veces
es sólo un cartel
de oportunidades
para llenar bolsillos
de oportunistas
sin escrúpulos.