Un blog donde la tristeza y el buen humor caminan de la mano. Donde los límites entre fantasía y realidad se entremezclan hasta conformar un solo presente.
martes, 28 de junio de 2011
Nuevas posibilidades
Se dice que las editoriales temían el futuro del libro por la irrupción de las nuevas tecnologías, y que no quedaría otra que adaptarse a los nuevos tiempos. Aquí había bastante división de opiniones, los derrotistas anunciaban su fin y los optimistas su multiplicación de formas aún no inventadas. Es innegable que internet es un mundo de lectura al alcance de todas las temáticas imaginadas. Y que cada usuario elegirá la manera de adaptarlo a sus necesidades específicas, pero en definitiva el libro no morirá, se transformará y sobrevivirá. Y los lectores elegirán, seguirán eligiendo la forma en la que prefieren leer o los autores que quieren leer; luego seguirán entrando en juego todas las casualidades que hacen que mientras buscas un libro te sumerjas en otro, mientras buscas a un autor te encuentres otro que a una ojeada quieras leer; o que un libro que en principio sea un sueño se convierta en una pesadilla y lo termines dejando, o vicebersa. En definitiva: todas las posibilidades de posibles siguen ahí porque el mundo sigue inmerso en su continua trasformación.
lunes, 27 de junio de 2011
Basado en un hecho real
Un día de hace muchos años mi hermano me contó una historia que me resquebrajó por dentro. Una historia que me mantuvo obsesionada hasta que logré parirla -podría quizá exagerando mucho contarlo así-, tuve que gestarla hasta rehacerla de un modo que me dejase de doler, que me dejase convivir con ella sin olvidarla, pero sin recordarla tal cual fue.
De la historia solo sé lo básico, un niño de cinco años que llega a un hospital después de cruzar la cuidad de punta a punta en plena noche. Llega lleno de cardenales en la espalda después de recibir la paliza de su abuela alcohólica, y le hace una petición a la enfermera: quedarse a vivir en el hospital porque sabe que allí cuidan de la gente. A la mañana siguiente en el hospital sólo se habla de ello. Todo el personal está conmocionado, y una de las enfermeras se lo cuenta a mi hermano, mi hermano me lo cuenta a mí, y yo escribo esta historia para enviarla a un concurso literario. Desde dicho concurso se me dice que quien querría publicar una historia como ésta. Yo no lo sé, quizá alguien que quiera hacer algo por todos los niños como Darío. Aunque sea tan poquíta cosa como intentar reconstruir su historia, vivir su día a día en primera persona y buscar la luz que les lleve hacia el final del túnel.
domingo, 26 de junio de 2011
Carrera de fondo
En las carreras de fondo hace falta ir muy despacio, casi paseando para no agotarse en las primeras vueltas. Ir como si en verdad no se fuera a ningún sitio, ignorando a quienes corren junto a nosotros, no sea que pensemos ni por un momento que nos vayan a ganar. Es importante seguir adelante pese a todos los calambres, el cansancio infinito, el sudor a chorros o el deseo de abandonar, lo importante de veras son la línea de meta y las ganas de llegar. Pero tan importante como eso es saber que mientras dure la carrera se va a estar solo, y que verdaderamente no está claro que vayamos a llegar. Por eso es imprescindible disfrutar compitiendo, aquel a quien no le guste vaya pensando en abandonar, porque en esta carrera de fondo el premio está en la distancia recorrida nada más. En todo lo que mientras avanzas dejas atrás, un sinsentido de letras que al leer entenderás.
sábado, 25 de junio de 2011
Sobre el papel
No me gusta esto que te dije
y lo borro
no me gusta esto que ha pasado
y lo quito
no me gusta esto que pienso
y lo tacho
no me gusta esto que hago
y lo elimino
no me gusta esto que hay
y lo arrugo
para encestarlo en el centro
de la papelera.
No me gusta este final
lo reescribo
no me gusta tu respuesta
la cambio
no me gusta este enredo
lo deslío
de esta forma todo es muy sencillo.
En la vida no es tan fácil conseguirlo. A veces imposible. Por eso escribo.
viernes, 24 de junio de 2011
Girando en la rueda de las preguntas
Pregunta de Remedios a su hijo de veintitantos años:
-¿Qué debería preocuparme más, que tu hermana salga con un chico de veinte años o con uno de su edad?
Su hijo, que la conoce demasiado bien arquea una ceja, y sigue leyendo el periódico dominical. En ese simple gesto le da a entender que ninguna respuesta le servirá jamás, de modo que intenta ser gráfico y responde como si tal cosa.
-Mamá, ¿Qué te parece más peligroso? ¿Caerte al mar y que te coma un tiburón, o caerte a un río y que te coma un cocodrilo?
Remedios no está dispuesta a obtener una respuesta semejante para una pregunta tan importante. Confía demasiado en él y su buen juicio para conformarse tan fácilmente.
- ¿En serio, qué opción de ambas te parecería menos problemática?
- ¿Y a ti, qué te gustaría más? ¿Caerte al mar y que un tiburón te parta por la mitad, o caerte a un río y que un cocodrilo te parta por la mitad? En serio, ¿qué te gustaría más?
Remedios se ríe por la forma tan válida en que su hijo es capaz de responder a sus preguntas de matriuska rusa. Sigue parada sobre la misma baldosa en que estaba cuando llegó de un modo urgente para resolver esa duda que pululaba por su cabeza desde hacía unos días.
- En serio- repite mientras dirige a ella sus ojos de color avellana redondos como botones- ¿No ves que tanto da que da lo mismo? Ale, déjame leer el periódico tranquilo y no te comas la cabeza. Acostúmbrate a no tener siempre la respuesta adecuada para todo. No la hay...en serio... no la busques porque no la hay. Así de simple.
Remedios entró en la habitación del fondo y puso en marcha la aspiradora. En las horas siguientes trató de imaginarse a sí misma cayéndose al mar y siendo engullida por un tiburón, o cayendo a un río y siendo engullida por un cocodrilo. Y lo dejó estar. Definitivamente tanto daba que daba lo mismo, el mundo llevaba girando durante miles de años sin su ayuda, y estaba claro que lo seguiría haciendo.
jueves, 23 de junio de 2011
Que alguien me lo explique
Muchas veces digo que no aspiro a tener respuestas. Sin embargo no dejo de formularme preguntas. Mi cabeza es una noria que gira y gira en redondo generando preguntas, y posibles respuestas definitivas que raras veces son eso, definitivas. Pero esto ya es el colmo. Tengo una enorme dificultad para ponerme al día de las nuevas entradas de blog que sigo, y es que sin saber cómo me hice seguidora de un blog escrito en inglés. Juraría que no tuve nada que ver en esto, sobre todo porque de inglés entiendo apenas cuatro palabras contadas, con lo cual leerlo me resultaría agotador, a parte de que no tengo el más mínimo interés. ¡Y lo que no me interesa no me interesa y punto! Esa es la lógica que sigo.
Me gustaría que alguien me lo explique. Ya no la forma en que supuestamente - vamos que sé que no, y en esto tengo absoluta seguridad- me hice seguidora de este blog. Si no el modo de borrarme para que dejen de marearme con sus continuas actualizaciones que no me interesan lo más mínimo, máxime cuando impide que pueda ver las nuevas entradas de los blog que he decidido seguir de motu propio... Ya, ya lo sé, es lo de siempre, lo que no me pase a mí...
miércoles, 22 de junio de 2011
Cómo han pasado los años
Esta canción de Rocío Dúrcal en su voz particular, aterciopelada y serena irrumpe en cualquier verbena de verano, y mientras escucho tengo la sensación de que no he cambiado un ápice. Que sigo siendo esa mezcla de ingenuidad y escepticismo a partes iguales y que el devenir de los días ha venido sucediendo con tal parsimonia que en el fondo sigo estando donde estaba. Sé que en el fondo no es más que una sensación, un espejismo insensato, pero sé que es tal que así. Apenas me he movido del lugar en el que estaba, y sin embargo nada que ver, apenas he variado mis convicciones, y sin embargo aquellas que ni recuerdo se han quedado en el camino, aparcadas para no cargar bultos ya innecesarios. El equipaje de vida se hace y se rehace una y otra vez sin que nos percatemos de ello. Es necesario, porque aún sin darnos cuenta vamos aprendiendo de los palos recibidos y de las incontables alegrías. La vida es un enorme pastel confeccionado con muchos ingredientes desconocidos, un pastel que nos va devorando un día tras otro.
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