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sábado, 22 de mayo de 2010

La trastienda del escritor



La trastienda del escritor Una vocación y un oficio. Es un libro escrito por Pepa Roma.
Este es un libro que compré a un precio irrisorio y que me hace sentirme muy acompañada cuando yo misma no entiendo qué puede sacarse de escribir siendo yo. Es un remix de entrevistas a muchos escritores de lo más variopinto, en ellas se les pregunta sobre la forma en la que intuyen sus historias, cómo trabajan sus personajes, sus secretos para alcanzar los objetivos en la obra en la que están inmersos, sus experiencias vividas antes y después de publicar, y en definitiva trata el oficio de escritor desde muy diferentes perspectivas. Hay frases geniales que resumen a la perfección muchas cosas que yo he sentido al escribir y que me hacen sentirme menos loca, admito que cuando me surgió no se de donde mi primera novela que es un conjunto de desastres, por cierto, la escribía porque no podía dejar de hacerlo muy segura de que terminaría en el manicomio. Pero resulta que terminé superando una etapa muy difícil de mi vida y lo más importante, aceptándome como soy, porque en el transcurso de sus 326 páginas llegué a la conclusión de que sabía cosas que jamás creí que hubiese aprendido y conseguí darle forma a muchos sinsabores que por medio de esa novela tuvieron justificación. Concluí que si todas esas calamidades fueron en verdad necesarias para crear ese texto podía sentirme feliz; de pronto muchas piezas sueltas encajaron y al tener lugar dejaron de darme vueltas. Esas contradicciones y muchas más caben en este libro.
He sido incapaz de terminar de leerlo porque hace poco que lo tengo, y porque se abra por donde se abra es un compendio de sabiduría.
Me sorprendió leer que Juan José Millás sigue incluso corrigiendo los libros que ya ha publicado. Esto es tremendo porque estaba segura de que la obsesión por la exactitud o la corrección se terminaba al publicar. Pues en su caso no necesariamente.
En el libro se apunta que Freud aseguraba que esos que escriben porque no pueden evitarlo (yo misma lo había leído años atrás y por eso creí que estaba enloqueciendo...) padecen una neurosis compulsiva para la que solo concibe una curación, cortar por lo sano y dejar de escribir. (Pues no, señor Freud, sepa usted que eso me irrita, me frustra, me llena de un enorme vacío y me hace insoportable. Si no escribo no me soporto porque siento que me pierdo la mejor parte de mi vida, porque escribir es ser feliz, sépalo usted, todo feliz que un ser humano pueda ser. Que no quiere decir que uno escriba porque es buen escritor, quede claro...)
Ana María Matute asegura que a veces son más importantes los blancos que dejas por llenar que las propias palabras. Curioso el dato.
Cuando le preguntaban a Faulkner si discutía con alguien lo que escribía él aseguraba que no, que solo tenía que gustarle a él, que con eso bastaba. Que estaba bastante ocupado escribiéndolo y que la única forma de mejorarlo es trabajando. -Qué bueno encontrar alguien con quien me identifico tanto. Lo que me cuesta compartir mis escritos con alguien y aquí estoy, creándolos nuevos para preservar los viejos de todas las miradas. Los que guardo son tan buenos que no quiero exponerlos a las miradas, y cuando los leo que es más bien poco, me hacen inmensamente feliz. El deseo de publicar me surge a veces tan indomable como un caballo desbocado y me irrito conmigo misma porque dudo que circulando por el mundo me hagan sentirme más feliz que ahora que los tengo esparcidos por la casa, aquí y allá y a veces me cuesta trabajo reunirlos todos. Es como si tenerlos en cada rincón de la casa fuese una especie de amuleto, ¿porque si no deberían estar tan al libre albedrío? Creo que eso me da inspiración, quedan como abiertos a incluirse de distinta forma en otro lugar, llegan desde lejos y se renuevan una y otra vez; es algo como eso.
Concluyo con algo que encontré al azar porque ya digo que se abra este libro por donde se abra es una mina de oro. Esta frase es de Vicente Aranda:
Escribir está aparentemente al alcance de todos. Sólo hace falta papel y lápiz; todo consiste en lo mismo, combinar veintiocho letras. Claro que con estas veintiocho letras puedes escribir El Quijote o una mierda.
Esta frase me parece buenísima, pero añado que si lo que estás escribiendo es una mierda y te hace sentirte como el mismo Cervantes, y nadie te publica y no te pagan un duro, ¿acaso importa? ¿Acaso no es lo más apasionante que puedas hacer? Es crearte un mundo exactamente a tu medida, decorarlo, llenarlo de la gente que te apetezca, tener lo que quieras, estar en el lugar que más te apetezca, en el decorado perfecto, en el minuto exacto. Lo siento, si me dejaran todas las horas del mundo a mi disposición las pasaría escribiendo, qué se le va a hacer, cuando alguien me dice que se aburre siento envidia de todo su tiempo porque me serviría para escribir otro capítulo más y nada deseo más que eso. Terminar la novela que estoy escribiendo que me hace flotar en las nubes y sentirme una con el universo. Así es esta vocación, está hecha a medida.


El deseo de ser piel roja

Si uno pudiera ser un piel roja siempre alerta, cabalgando sobre un caballo veloz, a través del viento, constantemente sacudido sobre la tierra estremecida, hasta arrojar las espuelas porque no hacen falta espuelas, hasta arrojar las riendas porque no hacen falta riendas, y apenas viera ante sí que el campo era una pradera rasa, habrían desaparecido las crines y la cabeza del caballo.

Franz Kafka El deseo de ser piel roja

Es de las pocas cosas que aprendí de memoria en la escuela y que nunca se me olvidó. Me parece la imagen misma de la libertad y a día de hoy no se me ocurren más anchas praderas que la de todas las palabras que aún están por escribir. Todas alineadas en un ancho horizonte esperando ser rescatadas para volver a latir.

Para vivir




Que difícil es refugiarse del dolor cuando se muere cada noche de desamor, que difícil es dibujar ausencias de ti soñando con las sombras de ese tiempo feliz. Que difícil es escapar a mi soledad y a tantas ilusiones que no volverán, solo huellas del ayer, solo trazos de un querer al verte tan lejana y fría se muere el alma mía.
Para olvidar me falta tiempo, para llorar me sobra vida y no habrá dolor más grande que no volverte a ver. Para esperar me falta fuerza para intentar me sobra fe y se escapa de mis manos la mujer que tanto amé. Para volver me sobran ganas, para aceptar me falta el alma y se escapa entre las sombras quien me diera su luz. Me queda tanto para darte, mi corazón, mi juventud, pero a pesar de lo que tengo para vivir me faltas tú...

Alejandro Fernández

Para vivir

Como a estas horas ya se me conoce lo suficiente no necesito disimular, por eso diré que cuando esta canción suena en la radio cd del coche, en el equipo musical de casa o en el mp3, subo el volumen, porque espero que esta voz traspase las nubes y lleguen a quienes no están y no han faltado un solo día de mi vida. Por eso, porque a pesar de lo que tengo para vivir me faltas tú. Ese tú incluye a muchas personas.
Y si por algo cambiaría las horas de todos los relojes sería porque supieras hasta que punto te echo de menos y no sé si alguna vez supe decírtelo. Y porque no sé si habrá un cielo donde volver a estar juntos. Sé pocas cosas, pero sé que si hay algo capaz de consolarme es el modo de cantar de este solo cantante. Y ya es saber mucho; saber que tu día más pésimo él lo sacará adelante.




viernes, 21 de mayo de 2010

Campaña antitabaco



La única vez que fumé en mi vida le dí cuatro caladas a un cigarro, con la primera me hubiese bastado para saber que el humo sabe a humo, pero tanto me insistieron que lo intenté. Casi me ahogo porque a todo le pongo entusiasmo y me dije que nunca más. Pues eso, nunca más nadie logró convencerme para fumar porque además de quemarte los pulmones el humo sabe a rayos y más de una vez me miraron como si fuese insoportable, lo soy y mucho. Si algo no me gusta no me gusta y no hay nada que se pueda hacer porque siempre me guío por el instinto.
No me gusta fumar y no fumo, pero no me molesta que fumen junto a mí siempre que no me echen el humo a la cara, que es algo que nadie suele hacer porque la gente está bien educada. De modo que el tabaco sí tabaco no me preocupa, pero si hablamos de las campañas de sensibilización me pongo enferma, y me falta el aire, puesto que soy un efecto colateral dispuesto a activarse en cualquier momento, y es que las campañas de sensibilización son cualquier cosa menos sensibles y lo soy bastante, de ojos sobre todo. Una imagen puede perseguirme durante años, por eso todas esas fotografías y hologramas que traerán las cajetillas de tabaco me horrorizan, y creo lo que dice mi hijo que es un tío inteligente, algún pez gordo invierte en la fabricación de pitilleras y se está frotando las manos. Eso mismo dice cada vez que sale una nueva ley de algo, como la de obligar a circular con coches híbridos por las grandes ciudades, un pez gordo invirtió y ha de hacer rentable su inversión, no va a seguir siendo pobre como nosotros toda la vida.
No fumo, pero conozco mucha gente que fuma y que con esto del aumento del paro, la bajada de salarios, la subida de luz, agua, alimentos, viñetas, contribuciones, y de todo en general afirma que tendrá que dejar de comer para comprarse las cajetillas que fuma diariamente. Y eso es lo peor, que de verdad dejan de comer y se quedan en chasis. Su cuerpo mal alimentado y desnutrido no puede combatir las toxinas procedentes del tabaco y se quedan de color cetrino. Y eso sí que mata señores, mata más veces; mata de incomprensión, de fastidio, de hastío, de insolvencia, de inanición, de desesperanza y de muchas cosas más. Mata porque los que tengan posibles seguirán fumando todo cuanto les venga en gana porque pueden escoger morirse a gusto. Los que no tengan posibles se morirán de todos los males conocidos y por conocer porque los palos siempre van a dar al mismo burro. Esto lo tengo claro en cuanto sacan una nueva ley, ya sabemos quien va a llevarse los palos.
Y yo no fumo señores, pero esas imágenes me horripilan, porque no se crean que por no fumar me voy a librar de que me salgan todas esas enfermedades, y no porque alguien fume a mi alrededor, si no porque creo en la mala suerte. Demasiados cánceres he visto terminar con la vida de personas muy sanas, y demasiadas personas insanas siguen al pie del cañón para que vaya a creérmelo todo.




La gripe A explicada por Petiso

Últimamente hay demasiadas noticias malas, o demasiados programas de humor malos de la muerte. No es que el humor de Terapia de Grupo sea demasiado inteligente, o demasiado elegante, porque con tanta versatilidad hay de todo, pero tienen vídeos que me devuelven el humor en un instante cuando lo pierdo todo, y créanme si les digo que el humor es una herramienta tan necesaria como el oxígeno, sin humor las células también solo que hasta ahora nadie ha podido demostrarlo. Este vídeo está en youtube y me hace reír muchísimo, aunque lo veo muy de tarde en tarde...

Frase





Está científicamente demostrado que son necesarios cinco cumplidos para borrar las huellas perversas de un insulto


Eduard Punset

jueves, 20 de mayo de 2010

Mi animal favorito




Para empezar diré que hay algo que me hizo pensarme mucho lo de abrir un blog, y es saber que soy demasiado impulsiva para tenerlo. Por eso jamás escribí un diario, y precisamente por eso me deshice no hace mucho de casi mil folios escritos: demasiado visceral para no ir dejando rastro de lo que sucede, sobre todo si lo que sucede es odioso. Y al final uno aleja a las personas que tiene cerca de todo lo que le disgusta y todo queda en un almacén líquido que en cuanto tiene abertura se escapa como el agua de una piscina agrietada, al principio muy lentamente, y con el tiempo de un modo incontenible. A veces las letras me traicionan y se convierten en un río que fluye caudaloso hasta su desembocadura. Este sería el caso.
Desde que tengo memoria me gustan los gatos, leí una vez que reconocerás a una bruja porque a la puerta de su casa los habrá a montones, pues bien, soy una bruja, en este momento en mi casa había unos diez. Me gustan los gatos porque son independientes, porque solo se fían de quienes los quieren de verdad y porque saben defenderse. No son como los perros que por mucho que les ofendas vuelven a ti con las orejas gachas. Un gato es un animal que tiene su espacio y no puedes invadirlo, en el momento en que se incomode déjalo, él mismo te irá cediendo terreno a medida que vea que eres de fiar; soy un gato, por eso me gustan.
Si tuviera que contar los gatos que tuve podrían pasar de cien, si tuviera que contar los que se me han muerto noventa y uno, y sin excepción cuando hay una camada nueva el primero que muere es tu preferido, el menos miedoso y el más especial de todos. Esta mañana cuando mi marido sacó el coche del garaje aplastó a uno, y corrió a casa a decírmelo hecho un guiñapo, no sé lo que podría querer que le dijera, y le dije que hiciese algo con él porque no quería verlo. Me imagino que lo recogió, hizo un hoyo apurado y lo enterró donde se entierran siempre, y que será cuestión de mucho tiempo acostumbrarme a bajar al garaje y no ver una bolita gris y blanca corriendo hacia mí para que le diga cosas al fondo de sus ojos azul oscuro, que me miran muy quietos como si en verdad me comprendieran. Este gatito tenía el pelaje largo y tupido, era rayado en tonos grises y marrones, y de blanco inmaculado tenía el morro, las patitas, los costados del cuerpo y lo más curioso, una línea muy fina a lo largo de la columna vertebral. Y estaba salpicado de rayas negras a lo tigrés, era alegre y muy despierto, hace apenas un mes que le enseñé a beber en su platito, el otro tardó quince días más en aprender; seguramente esta mañana lo que quiso reclamar fue un poco de leche en su platito, esa era mi estrategia para no aplastarlos, pero no todo el mundo tiene tiempo de planificar su día hasta ese punto, lo mío es un lujo si lo pienso bien.
Su hermano es negro y blanco, muy miedoso, esquivo y desconfiado, pero los blancos del cuerpo los tiene repartidos en los mismos lugares, todo eso lo sé porque mi hija los tiene como fondo de pantalla. Esta noche su madre no se dejó guardar, ella les arrinconaba en una esquina cuando sabía que ibas a sacar un coche, es una madraza de aúpa, pero no siempre se está de suerte.
Estos días se los llevaba hasta una casa que está en venta, la tienen tan abandonada que todos mis gatos están allí, hay demasiada caza para estar parados. Ha llovido tanto este invierno que la hierba le llega a uno hasta la cintura y los tractores están segando los prados de alrededor. Si viene uno de improviso siega el prado en media hora, y no es la primera vez que se lleva un gatito pequeño por delante, porque se quedan tan asustados que no se pueden mover. De eso intentaba salvarles, de eso y de la raposa que sale del monte alguna vez, pero hay días en que no se tiene suerte y no hay nada que se pueda hacer.
Como ya dije al principio soy demasiado visceral para tener blog, pero lo bueno de un blog es que no es un atraco a mano armada como el hotmail, en que si abren tu carta y se encuentran con esto se lo tienen que tragar, aunque se queden sin palabras, patitiesos y no sepan qué responder. Un blog es otra cosa, nadie tiene que responderte nada si no quiere, ni tiene que sentirse mal consigo mismo por no responder, sabes que tu mensaje llega, y saber que mis mensajes llegan es apasionante, soy un gallo de tierra, me gusta dar sermones y anotar todo lo que hago para la posteridad. No creo en horóscopos, pero como ya dije antes tener una explicación a lo irracional que haces es una bendición.