Si eres lector te encontrarás con muchas contradicciones en el mundo editorial. Personalmente escucho a diario que algún lector se está leyendo un título que pirateó en la red y me pregunto si ese que lee se imagina el trabajo titánico que es escribir un libro, conseguir que un editor lo edite y ponerlo en un escaparate a la venta para precisamente que alguien pague un precio más o menos justo por él. Sé que nunca seré la clase de lectora que se bajará gratis un libro en internet a no ser que el propio autor me lo ofrezca, porque sé lo que cuesta escribir algo que quieras enviar a una editorial para verlo publicado. Sé lo que cuesta perseguir una historia propia durante años para al final dejarla estar porque de un modo sincero no sabes cómo mejorarla en su último capítulo. No terminas de decidir si es mejor si contarla desde el que era su principio o hacerlo desde ese instante en que la estás terminando y ese no poder decidirlo te lleva a estancarte justo ahí; cinco o diez años inclusive más tarde, en ello estás y no parece que vayas a solucionarlo aunque quisieras. Es por ello que sigues escribiendo historias largas y las dejas reposar, como reposarán tus huesos en el camposanto, quizá por siempre jamás; aunque hasta el último segundo soñarás con que es posible resucitar, resucitarlas, qué más da.
Pues bien, si eres lector, entrarás en un centro comercial y te irás de cabeza a la sección libros, rebuscarás un libro preciado que por su precio no te comprarás, pero anotarás título y autor en tu libreta para esperar su llegada a cualquier biblioteca de tus contornos. Algunas veces serán la promesa que intuías y otras un desastre fatal que después de comenzado ni continuarás, porque como lector eres el mismo ser caprichoso del resto de tu vida, buscas eternamente algo que ni tú mismo sabes, solo al dar con ello lo verás claro, ni un segundo antes de hallarlo, porque eres de carne y hueso, no un Superman. Si en vez de a un centro comercial acudes a una tienda de libros de segunda mano o a una feria del libro, lo mismo. Vayas donde vayas encontrarás pequeñas joyas o bisutería barata, hay libros que dado su valor nunca se podrían pagar, y libros que se pagan pero que nunca alcanzarán su precio real. Y quizá no todos serán los mismos para unos y otros, porque en esto cada quien desde su propia vida los juzgará, a fin de cuentas somos lo que hemos vivido, lo que el destino nos vino a deparar.
Pues bien, como lectora podría ser este enlace que os dejaré más adelante algo que celebrase, pero no, en este momento tengo demasiadas cosas pendientes a título personal. No puedo celebrarlo ni como lectora ni como eterna aspirante a escritora, porque viendo cómo está el panorama pierdo las ganas de intentarlo en serio, de verdad. Pero sí dejaré el enlace a modo de buscar posibles lectores tutores, de libros que soñaron con llegar muy alto y les cortaron las alas, por eso de cómo está el mercado y bla bla bla. El mercado está lleno de interrogantes, como la política, como la corrupción, como los ángeles del mismo cielo. Ese regalo libros que pone el título es cierto, como también es cierto que todo sueño tiene un final. Anteayer soñé que iba a una dentista, que era una presentadora de cierta edad de televisión, que estaba de traslado y para poder atenderme en su consulta debía ayudarla a ordenarla. Me pasé toda la noche colocando adornos en estanterías que nunca se terminaban, algunas tan horrorosas como los propios objetos, tan sucias, tan llenas de desazón. Otras relucían igual que las bellas estatuas que de pronto me embelesaban; y finalmente entraba en consulta, despertando en cuanto ella se ponía la mascarilla y me invitaba a sentarme en el sillón. Mi yo real, pendiente de mí en todo momento no me dejó ponerme en manos de quien no debía anestesiarme, despertar y tomar conciencia de ello fue algo revelador.
Os dejo en el enlace
en que una escritora regala sus propios libros, a falta del apoyo de su editor. Ojalá en algún momento estos libros que regala y los otros firmados con su nombre coticen bien al alza, por una de esas casualidades que tiene la vida que lo vuelve todo a favor.