Este libro fue el primero que leí este año, lo compré al precio de un café y lo disfruté tanto como si se tratase de unas vacaciones, porque fue uno de esos libros capaces de trasladarme a otros escenarios y otras vivencias además de entretenidas dignas de mención. He retomado la tranquilidad de seguir un libro página a página donde quiera que esté, la capacidad de leer y comprender aún en medio de un ruido casi infernal, es algo que agradezco de verdad en medio de tantas noticias deprimentes que nos trae la actualidad; vivir informado puede ser cruel, eso también vosotros lo sabéis.
Lo bueno de leer en tiempos de Internet es que sin necesidad de tener una biblioteca extensa puedes saber lo que Wikipedia, por ejemplo, cuenta de su autor. James Herriot fue veterinario de verdad, algo que en los primeros capítulos ya se intuye, pero sentí la necesidad de saber algo de su biografía justo ahí y se rumorea que parte de sus libros retratan su propia vida. Yo destaco sobre todo su amor y admiración hacia los animales, así como a la naturaleza y el gusto por las cosas sencillas de la vida.
Lo primero que me llamó la atención de este libro editado por grijaldo mondadori fue su portada, después ojeando su forma de escribir me atrapó la vida retratada allí y esa capacidad suya de llevarte de la mano a todos sus escenarios. Como persona de pueblo en esta lectura me sentí como trasportada a las casas que visité en mi infancia, a veces los niños nos entendemos mejor con los animales que con las personas y es un entendimiento que a veces dura de por vida. Admiro la fidelidad de estos seres que no pueden hablarnos y nos dicen tantas cosas de sí mismos y de nosotros sin ofender. Nos demuestran que las palabras tienen una importancia relativa en todos los aspectos y está bien que alguien nos lo recuerde alguna vez.
Todas las criaturas grandes y pequeñas es un libro que quiero recomendaros desde aquí. No quiero contarlo ni destriparlo, considero que lo importante es seguirlo página a página para no perder esa esencia rural que amenaza con desaparecer de nuestras tierras, incluso aquí en Asturias se hace tanto en su contra que nunca está de más despertar y luchar por conservarla como parte de aquello que fueron nuestros abuelos y nuestros biznietos podrían ser. Hombres y mujeres en perfecta sintonía con una naturaleza rica que les respeta y les permite ser. Una tierra que alimentada de forma inteligente te provee de su alimento, se deja hacer.
Lo bueno de leer en tiempos de Internet es que sin necesidad de tener una biblioteca extensa puedes saber lo que Wikipedia, por ejemplo, cuenta de su autor. James Herriot fue veterinario de verdad, algo que en los primeros capítulos ya se intuye, pero sentí la necesidad de saber algo de su biografía justo ahí y se rumorea que parte de sus libros retratan su propia vida. Yo destaco sobre todo su amor y admiración hacia los animales, así como a la naturaleza y el gusto por las cosas sencillas de la vida.
Lo primero que me llamó la atención de este libro editado por grijaldo mondadori fue su portada, después ojeando su forma de escribir me atrapó la vida retratada allí y esa capacidad suya de llevarte de la mano a todos sus escenarios. Como persona de pueblo en esta lectura me sentí como trasportada a las casas que visité en mi infancia, a veces los niños nos entendemos mejor con los animales que con las personas y es un entendimiento que a veces dura de por vida. Admiro la fidelidad de estos seres que no pueden hablarnos y nos dicen tantas cosas de sí mismos y de nosotros sin ofender. Nos demuestran que las palabras tienen una importancia relativa en todos los aspectos y está bien que alguien nos lo recuerde alguna vez.
Todas las criaturas grandes y pequeñas es un libro que quiero recomendaros desde aquí. No quiero contarlo ni destriparlo, considero que lo importante es seguirlo página a página para no perder esa esencia rural que amenaza con desaparecer de nuestras tierras, incluso aquí en Asturias se hace tanto en su contra que nunca está de más despertar y luchar por conservarla como parte de aquello que fueron nuestros abuelos y nuestros biznietos podrían ser. Hombres y mujeres en perfecta sintonía con una naturaleza rica que les respeta y les permite ser. Una tierra que alimentada de forma inteligente te provee de su alimento, se deja hacer.
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