Volvemos de nuevo a lo mismo, a las campañas electorales en las que todos quieren destacarse por ser mejores, en las que todos prometen, enseñan sonrisas falsas por doquier, de pronto tienen un interés profundo en lo que nos pasa...Aburren, cansan, parecen volver a ser más de lo mismo a la espera de que depositemos nuestro voto dentro de su urna y no en otras. Se me antojan lejanos, todos lo mismo de lejanos porque de haber sido como yo esperaba se hubiesen puesto de acuerdo en mejorarme la vida (en mejorarnos la vida), de modo que voy a decirles lo que espero de ellos:
Que se pongan a crear puestos de trabajo porque somos tan pobres que solo queremos trabajar, porque desde niños nos dijeron que solo trabajando duramente llegaremos a vivir con tranquilidad. Porque solo si crean puestos de trabajo suficientes en todas las categorías estaremos bien atendidos en todas las áreas de nuestra vida; incluso en sanidad, que es donde más están doliendo todos sus recortes.
Más facilidades a la hora de acceder a un puesto de trabajo para todos. Y un sueldo sin recorte.
Creo que al final no pedimos ningún tipo de milagro y que es posible si se es honrado pensar en lo que conviene a la mayoría. De momento volvemos a las promesas, ya iremos viendo después qué queda de ellas.
(En medio del cansancio que me producen, me retiro y me callo. Vuelvo al silencio y la lectura, me maravillo de leer un nuevo libro del que nadie ha hablado. Sospecho incluso que los libros que no tienen ninguna campaña de publicidad son los mejor escritos).
Que dejen de empobrecernos de todas las formas posibles.
Que se pongan a crear puestos de trabajo porque somos tan pobres que solo queremos trabajar, porque desde niños nos dijeron que solo trabajando duramente llegaremos a vivir con tranquilidad. Porque solo si crean puestos de trabajo suficientes en todas las categorías estaremos bien atendidos en todas las áreas de nuestra vida; incluso en sanidad, que es donde más están doliendo todos sus recortes.
Más facilidades a la hora de acceder a un puesto de trabajo para todos. Y un sueldo sin recorte.
Creo que al final no pedimos ningún tipo de milagro y que es posible si se es honrado pensar en lo que conviene a la mayoría. De momento volvemos a las promesas, ya iremos viendo después qué queda de ellas.
(En medio del cansancio que me producen, me retiro y me callo. Vuelvo al silencio y la lectura, me maravillo de leer un nuevo libro del que nadie ha hablado. Sospecho incluso que los libros que no tienen ninguna campaña de publicidad son los mejor escritos).
Suscribo tu manifiesto. ¡En sus dos partes!
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