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lunes, 2 de febrero de 2015

Desapego y orden, puzzle vital

Intento desapegarme de objetos viejos que hasta hace muy poco poseían vida. Si nos atenemos a la realidad, no, no la tenían, pero estaba tan conectada a ellos que durante mucho tiempo obré como si en vez de cosas fuesen personitas. Está bien recordar los pasos que dimos para llegar donde estamos, pero igual de importante es soltar lastre. Duele deshacernos de aquello que forma parte de nuestro pasado, pero que solo ocupa espacio y ya no necesitamos. Es un proceso lento que un día se empieza y se hace rutina. 

Hay que simplificar. Es menos costoso y más natural. Solo al restar lo que sobra uno se queda con lo necesario de verdad. A pasito lento de tortuga me voy desprendiendo de lo no tan necesario y voy guardando lo vital. 

Desapego, desapego, desapego. Verbo desapegar. 

Intento también cambiar mi relación con este espacio sin cambiar su significado. He aprendido a pasar días sin añadir una palabra. Al principio me ha costado casi tanto como dejar de respirar. Sin embargo he respirado. 

Intento encajar mis universos para que en vez de restar, se sumen. Para ello ha sido y es necesario desapegarme de todo lo que estorba a mi proyecto -dichoso proyecto-, la última corrección que vuelve pidiendo paso.

Empezar de cero. Siempre empezar de cero. Sabiendo de dónde se viene, pero ignorando dónde se va. Es necesario crear espacios donde vivir y soñar encajen dentro de un puzzle que no moleste, que se pueda conservar. Desapego y orden para no terminar más loco de lo que ya se está.

viernes, 30 de enero de 2015

Día de la Paz

Unicef nos aporta datos para la reflexión: Uno de cada diez niños está en peligro de muerte inminente porque vive en una zona de conflicto armado.

Estas cifras escalofriantes dejan claro que aún estamos muy lejos de haber conseguido toda la Paz que necesitamos. Queremos más.

Sin olvidar aquello de que la paz mundial empieza dentro de nuestras casas. En esto como en todo es necesario sembrar.


lunes, 26 de enero de 2015

Lo difícil es concluir y mantener con vida lo escrito

Lo difícil no es escribir, es hacerlo con mesura. Dominando el tiempo que le puedes dedicar. Conducir la historia en la forma en que quieres ordenarla.

Lo difícil, después de haberla concluido es no volver a empezar. No repasar hasta el infinito en busca de los gazapos o palabras que no cuadran donde están. Lo complicado es sacarla de tu cabeza y dejar espacio para recordar dónde guardaste las cosas, o los recados urgentes que tienes que llevar a cabo en su correspondiente horario. Cumplir los demás horarios y tareas es lo que no te encaja dentro del plan.

Lo casi imposible es que cuando le das espacio a una novela ella tenga la deferencia de dejarte ser tan eficiente en el resto de facetas imprescindibles en tu vida, esas que atañen a los demás. Son a su manera como la hiedra, primero asoman una hoja, y después sin saber cómo, te van enredando en ella y se van estirando sin ton ni son, reclamando el espacio de las rosas, de los geranios, de los gladiolos...hasta que armado y tijera en mano comienza la danza de la poda. Siempre lo complicado es podar.

Si ha ido creciendo demasiado tiempo a su antojo, sangra cuando la recortas. Y tal como la hiedra, en algún momento ramas y hojas van quedando muertas. Odias ese sentimiento de haber matado sin saber ni cómo lo que estaba vivo. 

Lo difícil pues no es escribir, es mantener con vida lo escrito el tiempo suficiente para concluirlo. 


viernes, 23 de enero de 2015

En plena campaña electoral todo revuelo

Huele a elecciones cercanas, todos se preparan para dar el do de pecho allá donde vayan. Les miro de reojo porque mientras ¿millones? de familias iban perdiendo sus derechos, me da la sensación de que callaban.

Y yo no olvido. No soy rencorosa pero no olvido.

Veo como asoman la patita por debajo de mi puerta y no les abro. Quiero un cambio de verdad en esta sociedad en la que vivo. Y si tengo que ser sincera, de momento, de todos los posibles candidatos desconfío. De unos porque ni tienen un programa creíble, ni les creo capaces de llevar a cabo lo que cuentan. De otros porque ya me están tardando en irse. Y de otros porque han estado demasiado tiempo callados viéndolas venir; o así me lo parece. De aquellos porque lo quiera o no, jamás se aproximarán a la meta desde la cual competir.

Huele a elecciones cercanas y todos se estiran satisfechos de sí mismos. Lamento decirles que yo sigo evaluando pruebas y de momento para mí todos tienen un suspenso. Sigo relamiendo heridas. Tiempo al tiempo.


jueves, 15 de enero de 2015

Un camión de ropa y material escolar para Ginea Cronakry


Keita Morique es un habitante de Guinea Cronakry que trabaja en Navia, concretamente en Ence, pero que no se ha olvidado de su gente, por eso ha comprado un camión con el que contribuir a la mejora de su región, que recientemente ha padecido la crudeza del Ebola, y se estima que aún se sigue padeciendo en un 5%.

No es un viaje exento de peligro porque son 6.000 kilómetros atravesando lugares conflictivos, pero Keita asegura que no tiene miedo, aunque un poco de “cosilla” sí.  Le embarga sobre todo la ilusión de contribuir a la mejora de las condiciones de vida de su gente, llevando ropa usada para niños y mayores, y material escolar que le quieran donar (el lugar de recogida será la portería de Ence, Navia, hasta el viernes 23), no es esta la primera vez que hará este viaje de 6.000 kilómetros, ya lo ha hecho una vez anterior. No hace mucho envió 4.000 euros para construir un pozo de agua, tan necesario para facilitar sus vidas y salvaguardar su salud. También construyó una escuela a la que aún le falta el mobiliario.
Keita es un hombre joven lleno de ilusión, que no olvida sus raíces ni la dificultad que los suyos atraviesan. Estoy segura de que de aquí en adelante seguiremos teniendo noticias suyas, porque aquello que un gobierno entero no consigue –a veces porque no lo intenta- logra conseguirlo una sola persona con un mínimo de determinación. Y sacrificio, por supuesto.
Guinea Cronakry, así como Keita, esperan un poco de colaboración.

No os perdáis la forma en que él mismo lo cuenta:


http://www.rtpa.es/sociedad:Campa%C3%B1a-de-recogida-de-ropa-usada-y-material-escolar-en-Navia-_111421264412.html

miércoles, 14 de enero de 2015

Lo que sin ser tan importante como antes, aún lo es

Hace semanas en una entrevista de radio, así sostenida al azar, alguien decía: "Ese tipo de cosas ayer te parecían tan importantes cuando las tuiteabas; y que ahora carecen de importancia. Que te parecen incluso tan estúpidas y te dices, cómo pude tuitear algo así...".

Dormidas dentro del disco duro de un ordenador que ya ni enciendo por no pelearme con su ritmo o su contenido, duermen mis novelas. Esas que una vez tuvieron tanto sentido y latieron con tanta fuerza y se han ido quedando a la espera de que pueda afrontarlas sin poner mi vida tan de cabeza. Tal vez a la espera de que pueda mirarlas sin ser tan consciente de que fui quien las escribiera y mostrarme de algún modo indulgente para extirparlas del disco duro y dejarlas fluir. Volverlas libres de ir por donde quieran. Incluso huir.

Me digo que tal vez un día encuentre la fuerza, o la debilidad necesaria, para sentirlas de nuevo importantes en mi presente. De momento no ocurre así. Siguen durmiendo su duermevela, quizá contentas, de no verme entrar de esa forma obsesiva por allí.

martes, 13 de enero de 2015

Primera lectura del año

Hace semanas desistí de seguir almacenando en mi casa aquellos libros que nunca pude leer. Esos que en diversas ocasiones intenté llevar a término, sin conseguirlo. Esos que más de una vez presté bajo advertencia y que otros tampoco consiguieron deglutir; ese tipo de libros que hacen perder la paciencia de quienes de buena fe intentan pasar un rato agradable o evadirse, y de paso aprender. 
Dentro de mi tarea de guardar solo lo que me sirve y desprenderme de aquello que ocupa un espacio innecesario en la casa, los metí dentro de una caja y semanas después los rescaté. Volví a intentar sumergirme en ellos y los devolví de nuevo a la caja, después los llevé a esa tienda grande que recoge todo aquello que te sobra. Un lugar donde a precio módico puedes encontrar infinidad de libros que leer, libros que para poder leerlos necesitarías cien vidas. Por tener, tienen de todo, vestidos de novia por 5 euros, muebles cayendo a trozos o cuadros que de solo colgarlos en tu pared te harían vivir continuas pesadillas. Pero tienen tal cantidad de libros de toda época o de toda clase, que como aficionada a leer no me resisto a pasarme por allí de cuando en cuando. Muy de cuando en cuando en verdad. Y voy buscando libros muy concretos, que aún no encuentro, por eso volveré una próxima vez. 
Ayer me encontré Flor del desierto de Waris Dirie, un libro tan hermoso que no pude resistir verlo de costado, lo puse encima del resto, para que alguien afortunado lo llevase a casa. Varios libros de Dickens, alguno de Zane Grey, pero sigo sin encontrar mi segunda parte de Guerra y paz, de Tólstoi. Fue una hora abundante la que me llevó decidirme por cuatro nuevos libros: Memorias de África, de Isak Dinesen en una versión antigua ( este lo compré para compartir, puesto que me fascinó hace años cuando lo leí), A educar también se aprende, de Miguel Silveira, ( a ver si me educa algo), Forastera, de Diana Gabaldon, (664 páginas que parecen divertidas y bien escritas) y Las cinco personas que encontrarás en el cielo, de Mitch Albom (me ha regalado 26 páginas gratificantes ayer mismo en cuanto me lo traje a casa, y estoy deseando leer otra vez). Lo siento por los Ebook, a mí me fascina leer en papel, abrir, cerrar, oler, palpar. Traer y llevar sin apagones imprevistos o destellos que me rompan los ojos. 
Soy consciente de que siempre saldré a buscar los mismos libros y nunca los encontraré. O tal vez puede que sí, a saber.
El motivo de esta entrada tan larga que no estaba planificada así, es que a veces parece que el firmamento nos observa de cerca. Ayer me traje a casa estos cuatro libros a un precio irrisorio, tal como si estuviesen expuestos allí para mí. Para aquella que hace unas semanas donó unos treinta libros y otras muchas cosas.