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viernes, 12 de diciembre de 2014

20.000 personas caminando por un objetivo común

Ayer en Avilés se echaron a la calle 20.000 personas para apoyar a los trabajadores de Alcoa, que ataviados con camisetas amarillas, dejaban clara su petición de que la fábrica no eche el cierre el día 30 de este mes. Como es lógico no había camisetas amarillas para todos, ni era la primera vez que salían a la calle para manifestarse contra esa amenaza de cierre, que como fantasma añejo asoma de cuando en cuando.


Como participé en la manifestación, puedo decir con rigor, lo mucho que impresionaba estar entre tanta gente de toda índole y condición. Todos unidos por la buena marcha del trabajo, ese que todos necesitamos para seguir formando parte de una sociedad que de verdad avance a mejor. Para el mantenimiento de nuestra sanidad, para garantizar las pensiones de nuestros mayores, para que todos los niños tengan derecho a la educación, para tantas labores sociales...en fin, para el bien de todos.


Delante de mí caminaban con bastones muchos ancianos con verdadera dificultad para hacer el recorrido de un tirón, apoyados en sus muletas lo hicieron completo. Ole por ellos. Muchos cochecitos de bebés, sillas de bebés, niños pequeños sobre los hombros de sus progenitores y otros que a pasitos cortos fueron caminando también. Ole por ellos. Hombres, mujeres, chicos y chicas participaron aún sin tener a gente directa implicada en esta lucha, salieron a la calle por aquello de "hoy por ti y mañana por mí", que hace avanzar los países hacia un mañana mejor.


Los trabajadores de La Coruña se desplazaron en autobuses para participar en una lucha conjunta que incluye a todos. Hoy nos toca a nosotros visitar su ciudad. Lo haremos sabiendo que tal como en Avilés todos responderán. 


Porque hoy es nuestra lucha, pero mañana puede ser la tuya. Y nadie puede quedarse en casa de brazos cruzados mirando para un mundo que hay que mejorar. La sensación es la de que hay tanto por hacer y queda tan poco tiempo... 

jueves, 11 de diciembre de 2014

Nacidos trabajadores

Con la carta de despido en una mano y la ilusión en la otra, no dejaremos de manifestarnos para tener un derecho tan primordial como el derecho al trabajo. Entre otras cosas porque a nosotros nadie nos proporcionará una tarjeta black, o como quiera que se llame a esas tarjetas con las que uno puede gastarse el dinero de otros en lo que le de la gana.


Nosotros, quienes solo sabemos utilizar el dinero ganado con nuestro trabajo, solo reclamamos ese derecho: el derecho a seguir trabajando.


Y de paso podremos reclamar el derecho a que aquellos que gobiernan lo hagan pensando en quienes día a día terminan su jornada laboral con la carta de despido en la mano.


Porque señores, aunque aún no se hayan enterado, sin empleo no se puede sustentar a una familia honrada. No nos vengan con milongas de otro tipo como que todo va bien y bla, bla, bla. Porque la realidad de algunos cuantos no se deja mejorar. Si no es manteniendo en pie su puesto de trabajo.


Por eso no nos dejaremos de manifestar, ya sea reunidos frente a la empresa, caminando 28 kilómetros hasta la capital, donando sangre; o tomando un autobús hasta Coruña para unirnos a los demás trabajadores y hacer fuerza.


No vamos a quedarnos parados. Seguiremos reclamando nuestro derecho a trabajar, tal y como lo venimos haciendo. Se nos ha inculcado de pequeños: aquí quien no trabaja no come, esa es desde que nacimos nuestra realidad.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Historias tristes que acaban bien

El mar, que aparentaba calma, se enfureció. Se agitó como si un viento huracanado se hubiese alzado contra él, que ya dijo que nunca volvería a ir de pesca solo. Eso fue lo que recordó cuando perdió el equilibrio, aunque ya no pudo arreglarlo. El golpe seco lo pilló sin saber bien donde estaba y de pronto un dolor agudo se hizo eco de las olas envalentonadas; pero esta vez el centro del oleaje lo sintió por dentro.


Al volver en sí, fue la pierna la que reclamó todo el malestar. Y pudo volver a tierra tiempo después para caminar lentamente hasta el ambulatorio. Allí se armó de paciencia y de buen humor. Y le contó a un amigo que creyó morir. 


Horas más tarde, de vuelta a casa, volvió a prometer que no volvería a embarcarse solo nunca jamás. Los que lo oyeron en vivo y en directo movieron la cabeza de un lado a otro, porque hay promesas que aunque él quiera cumplir a rajatabla, por mil motivos, nunca podrá.


Hay historias que tienden a repetirse de cuando en cuando sin tanta suerte. Tantas historias como gotas de agua contiene el mar.



domingo, 7 de diciembre de 2014

Frases para recordar

Estábamos asustados, pero nuestro miedo no era tan fuerte como nuestro coraje.


                                                                            Malala Yousafzai







martes, 2 de diciembre de 2014

Suma y sigue, Alcoa Avilés

El futuro de nuevos trabajadores en el aire. Intentos de acuerdo. Reuniones y manifestaciones. Si me preguntasen yo diría que este fue un año aciago para los trabajadores.


Los de Alcoa Avilés hasta ahora habían logrado ir sobreviviendo con sus más y sus menos. A partir de este momento no se sabe cómo será. Ya se sabe aquello de que cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar. Si bien uno sigue pensando que quizá a él no le tocará...y va y le toca.


Lo dicho, este ha sido un año desastroso para el mantenimiento de un empleo. Para el repunte de las economías familiares. Para asegurarle a los hijos un plato de comida en la mesa. Para pagar con tranquilidad las facturas. Para respirar a fondo cada día. Para conservar la calma ante el futuro.


Los trabajadores de cualquier empresa son igual de importantes, porque cada cual arrastra sus propias cargas personales. Porque cada uno de ellos es capaz de enriquecer la sociedad. Por eso en este momento no me rasgo las vestiduras.


Alcoa Avilés está en este momento al borde del cierre. Veremos a ver qué pasa. La cosa pinta muy mal. Nuevamente quienes podrían intentar solucionarlo comunican. Siguen comunicando y mirando para otro lado. Mal nos va.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Esa sensación de rapidez

Veloces los días que aproximan la navidad

que nos hacen más viejos

que nos suman canas,

veloces los días que nunca volverán.


jueves, 27 de noviembre de 2014

Curisosa nuestra forma de leer

A veces leemos un poema triste que nos toca por dentro y llegamos a esa parte que nos trae algo al recuerdo; y sin querer, volvemos a leerlo y lo reconstruimos. No voy a hacerlo aquí porque el poema no es mío y se me haría una falta de respeto, pero resultaría muy sencillo.


Sería algo así: tuve que dejarte marchar porque la muerte no me preguntó, pero sigues viviendo en el recuerdo de los días que compartimos. Esos días que unas veces lloran de dolor y otras veces resuenan de alegría porque todo lo compartido se quedó. Así como vive lo importante que una vez ocurrió.


Os dejo el poema de Sneyder porque es precioso y porque en esta mañana rara eché en falta a una persona. De esas veces en que te gustaría rescatar a alguien de su eternidad tan larga para darle un achuchón. Cumplí el encargo de abrir el buzón para recoger las cartas de la casa esta temporada a veces vacía. Y al abrirlo, algún ayer se me coló.


El día no puede ser más soleado y perfecto, pero a buen seguro trae retazos de algún día compartido, que en alguna parte del ahora pediría continuación. A fin de cuentas quienes nos otorgan la vida siguen revoloteando en nuestra sangre. Me quedo con eso. Porque me gusta quedarme con lo mejor.