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sábado, 5 de junio de 2010

Un sol en mi tejado

Dejo el enlace a mi otro blog







Recapitulando

Estos días estuve en un ay, porque siendo yo es lo que toca, estar en un ay, y cuento el porqué. Hace unos días en un blog que sigo una chica advirtió de algo que no sabía, y es que cuando utilizas fotografías para tus escritos, cosa que a mí me parece la mejor parte de tener blog, porque son las que lo completan, estás cediendo sin saberlo tus derechos de autor. Cualquiera puede copiar, modificar y hacer suyo el texto. Esta es una parte que me preocupa, aunque tampoco voy a quedarme calva por eso porque lo que digo no es tan importante como para cambiar el mundo.
Pero investigando sobre las fotografías y los derechos de autor me sucedió lo que me sucede cuando voy al médico y antes de tomarme las pastillas o jarabes que me receta leo el prospecto: que a veces no los tomo y espero a que mis males se curen solos.
Pues eso, resulta que cuando me asesoré, el chico que me arregla el ordenador me aseguró que las imágenes que no se pueden copiar de internet no te deja copiarlas y me lo demostró. No se dejaban copiar o te avisaban. Con lo cual copié las que sí se dejaban copiar y me quedé más ancha que pancha, hasta que investigué y solo me faltaban demandas. Porque en el texto que leí dice que aunque te avisen de que estás copiando no te sirve quitar la foto, algo que me dijeron que era tal que así, si no que aunque la quites pueden demandarte y volverte del revés.
A un miedica compulsivo cualquier cosa le vuelve del revés. Por eso he decidido en primera instancia cerrar el blog, porque si algo no quiero es ser una vergüenza horrible para mí misma, y porque no quiero pagar en juzgados lo que no tengo para vacaciones. Creo que me explico, de modo que no voy a poner más fotitos. Se siente, porque eran con mucha diferencia lo mejor de este blog. Todos lo sabemos.
Y de los enlaces de vídeo no se qué decir, estaba intentando ocultarlos como hace todo el mundo, y ni se, de modo que veremos. Estoy recapitulando y estropeando, que es lo mío. Pero si alguien sabe algo acerca de todo esto agradezco comentarios. Y si alguien va a decirme que este blog tan vacío parece una chapuza que lo deje, eso lo sé, tengo dos ojitos como dos soles.

viernes, 4 de junio de 2010

Frase



No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy


Esta es la frase que más veces escuché en mi infancia y tal vez la que más repito. Es curioso.

jueves, 3 de junio de 2010

Sueños


Me pueden mis sueños, y nunca dejo de caminar hacia ellos. Tal vez por eso esta canción me parece un verdadero sueño. Un sueño de los que en vez de dormirte te despiertan y te ponen a trabajar. Esos son los buenos.

Por eso me gusta esta canción que cantan Nelly Furtado y Alejandro Fernández, y la verdad, no se que voz de ambas me gusta más. Sublime.


Eternas contradicciones

Ayer se celebró el día del donante de órganos, y se me ocurría que aún siendo capaces de conseguir salvar muchas vidas, se nos escapan otras. Porque hay algo que no se nos puede olvidar pese a todos los avances de la ciencia que camina a pasos agigantados: que el egoísmo no se puede curar porque aún no existe tratamiento ninguno que sea de veras efectivo. Y mientras a nuestro alrededor se suma el consumismo en todos los ámbitos, y nosotros mismos caemos en la trampa de ansiar esto o aquello, aquello o lo otro, millones de personas se mueren de hambre en el mundo por una muy mala gestión y organización de los recursos. Debemos reflexionar acerca de esta gran contradicción.



miércoles, 2 de junio de 2010

Frase






La pluma es la lengua del alma


Cervantes

Frank Mc Court

 

No hace tiempo una editora decía que escribir bien no es lo mismo que tener una buena historia, eso me consoló porque a veces tener una buena historia y escribir bien, no es lo mismo que ser publicado y laureado y tener un premio novel de literatura. O una buena cuenta bancaria producto del buen hacer literario. Con lo cual vuelvo al principio y sigo sin entender muchas cosas, pero reconozco a buen escritor cuando lo encuentro.

Apunté el título del libro escuchando la radio, cuando una mujer relató el momento en que Frank se había metido en la bañera, que era el modo que tenía de calentarse en un día frío como el mismo hielo, contaba que él escuchaba una pieza música clásica que no recuerdo y leía un libro. Eso me sorprendió porque jamás conocí a nadie que intentase leer dentro de una bañera, pero claro, es que no le conocía y no sabía que se podía llegar a ser alguien tan genial. Las cenizas de Ángela retrata la vida de una familia, la suya, que vive en la extrema pobreza, en Irlanda, y ahí me sacudió el primer bofetón porque yo había escrito una novela -por llamarla algo- situada en Irlanda y me di cuenta de lo mucho que me había fallado la no documentación. Pero ese es otro tema que no es lo peor de esa novela -por llamarla algo.

Necesito de un escritor su fuerza vital, eso que podría llamarse honestidad natural, y su sencillez; una sencillez casi desnuda libre de todo enrevesamiento. Necesito su claridad de exposición y su ternura, si a eso añadimos riqueza verbal mucho mejor, si no la tiene se lo perdono, pero no le perdono que me haga la lectura tortuosa por su lucimiento astral. No me interesa el lucimiento astral de ningún escritor ni de su editor, quiero leer, y leer es un suave paseo en el que te diviertes a la vez que aprendes algo que tal vez al escritor le costó lágrimas de sangre escribir. Alguien dijo que sabes el texto que un escritor escribió llorando porque es aquel que te hará llorar al leerlo. No sé si es verdad, pero muchas páginas que escribí llorando hicieron llorar a la lectora improvisada que escogí y saberlo me dio a entender que al menos emitimos en la misma frecuencia.

Cuando te gusta escribir te gusta saber que alguien publica aquellos libros que te cambian la perspectiva del mundo, al menos me sucede, y este libro me hizo creer en el valor de la tenacidad para salir adelante y en la fuerza de las propias convicciones como motor para mejorar.

Frank Mc Court nos retrató la miseria en que transcurrió su infancia y lo inverosímil que parecía sucederle todos los días, arrancándonos el alma al tiempo que una sonrisa.

Inolvidable la parte en que cuenta que tras recibir la primera comunión vomita a Dios en el patio de su casa porque le han dado tanto de comer que le ha dado indigestión, pero era una oportunidad que no podía perderse porque no sabe el hambre que volverá a pasar después de ese día. Su abuela horrorizada intenta pegarlo, después lo envia a ver al cura de nuevo para preguntarle si a caso se puede recoger a Dios con una fregona sin ir de cabeza a los infiernos.

O ese día en que queman una viga del techo de la casa de alquiler en que vivían para combatir el horrendo frío, en ese momento la casa se desploma; deben ya tres meses de alquiler con lo que provocan que les echen a la calle empeorando aún más la situación penosa en que sobreviven a duras penas. Todo el libro es así, te desgarra por dentro al tiempo en que te hace ver que todo es temporal, te suceda lo que te suceda algún día terminará y podrás enfocarlo de otra manera.

Frank terminó creciendo, y sus peripecias las retrata un libro titulado Lo es, que a mí me pareció una segunda parte tan buena como la primera, llena de honestidad.

Frank Mc Court ha fallecido recientemente pero su historia es la de un niño que nunca se dejó desanimar y logró todo cuanto se proponía. O al menos casi todo. Descanse en paz el hombre que en mi mente siempre será un niño, el niño que me llevó de la mano a su casa y a su vida. No conozco mayor generosidad.