Ayer en Avilés se echaron a la calle 20.000 personas para apoyar a los trabajadores de Alcoa, que ataviados con camisetas amarillas, dejaban clara su petición de que la fábrica no eche el cierre el día 30 de este mes. Como es lógico no había camisetas amarillas para todos, ni era la primera vez que salían a la calle para manifestarse contra esa amenaza de cierre, que como fantasma añejo asoma de cuando en cuando.
Como participé en la manifestación, puedo decir con rigor, lo mucho que impresionaba estar entre tanta gente de toda índole y condición. Todos unidos por la buena marcha del trabajo, ese que todos necesitamos para seguir formando parte de una sociedad que de verdad avance a mejor. Para el mantenimiento de nuestra sanidad, para garantizar las pensiones de nuestros mayores, para que todos los niños tengan derecho a la educación, para tantas labores sociales...en fin, para el bien de todos.
Delante de mí caminaban con bastones muchos ancianos con verdadera dificultad para hacer el recorrido de un tirón, apoyados en sus muletas lo hicieron completo. Ole por ellos. Muchos cochecitos de bebés, sillas de bebés, niños pequeños sobre los hombros de sus progenitores y otros que a pasitos cortos fueron caminando también. Ole por ellos. Hombres, mujeres, chicos y chicas participaron aún sin tener a gente directa implicada en esta lucha, salieron a la calle por aquello de "hoy por ti y mañana por mí", que hace avanzar los países hacia un mañana mejor.
Los trabajadores de La Coruña se desplazaron en autobuses para participar en una lucha conjunta que incluye a todos. Hoy nos toca a nosotros visitar su ciudad. Lo haremos sabiendo que tal como en Avilés todos responderán.
Porque hoy es nuestra lucha, pero mañana puede ser la tuya. Y nadie puede quedarse en casa de brazos cruzados mirando para un mundo que hay que mejorar. La sensación es la de que hay tanto por hacer y queda tan poco tiempo...