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viernes, 26 de julio de 2013

Alfred y Emily, de Doris Lessing

Este libro, que encontré cuando buscaba algo interesante que leer en una de las bibliotecas que frecuento, salió a mi encuentro. Respondiendo por sí mismo por qué motivo leo. Leo porque entre los libros busco la vida; la parte que entiendo y la que no, porque leyendo intento comprender como puede mejorarse el día a día e incluso cómo proyectar desde el pensamiento un mañana mejor. 

Rebuscando por allí en esa mañana estaba retando al mismo Dios, diría, porque a veces los sucesos cotidianos nos sobrepasan de tal manera que uno, sin ser consciente siquiera, no deja de buscar el modo en el que nutrirse por dentro, para en lo posible lograr un equilibrio entre la forma de vida que sí quiere y la que no.

Doris Lessing pasó durante las 320 páginas de este libro a ser mi escritora favorita, más que por su forma de escribir, que también, por su forma de extraer un significado de los hechos que vivió. Marcada por la primera guerra mundial, que le tocó vivir cuando era niña, padeció durante parte de su vida, por no decir toda, sus consecuencias. Este libro contiene un cofre de tesoros que despliega ante ti, con tiento y con verdad, sin crueldad, sin mal gusto, sin acritud; por eso no los contagia mientras lees, porque es un relato que mana de una forma amable de ver el mundo y de la reflexión. En él construye la historia que quisiera que hubiese sido y aquella que fue, y lo hace desde la vida que tuvieron sus padres; la suya propia.

Para mí descubrir a Doris Lessing fue encontrar, quizá, a mi escritora. La que habla el mismo idioma que yo, la que sigo sin entrar en vericuetos que no entiendo, ni sé hacia dónde van, llevándome en un sin vivir. Si su escritura fuese agua de mar, sería el remanso, la ola que te mece y no te desborda, la que te mantiene a flote, la que deja nadar y bucear bajo su manto descubriendo para ti toda la belleza contenida en ese fondo marino que nunca te paraste a atisbar. En lo personal coincide con un momento vital en el que salí a pedir ayuda, para alguien de mi entorno a quien tengo que curar. Y me encontré en una sala llena de mujeres que hablan mi mismo idioma porque pasaron por lo mismo que yo. Fue una decisión que llevo calibrando durante muchos años y que, quizá entre las páginas de este libro me trajo el valor que dar este paso. Un personaje de Alfred y Emily me hizo reaccionar y recorrer toda la distancia entre mi casa y ese lugar en el que encontré un montón de amigas de todas las edades que hablan también el mismo idioma que yo. Juntas escribimos en voz alta la historia que nunca relataremos ante nadie más, es curioso que un año en el que yo me proponía publicar en Amazon, se pospone, porque voy a publicar otros relatos que nunca copiaré en papel y a escuchar otras historias que son como libros escritos, que nunca propagaré.

Este año puede que mi escritura, innecesaria por otro lado, no crezca demasiado, pero ese Dios al que retaba puso en mis manos a una escritora muy prolífica que no leo, disfruto, que no sigo de forma tortuosa, porque me lleva de la mano de esa conciencia prístina que traspasa el papel y se mete de lleno en mi vida. Es la clase de escritora que quisiera ser. Y el mundo me la ofrece ya hecha y a punto para el deleite. Me gusta el tipo de escritor reivindicativo, así que estoy de suerte, creo que durante mucho tiempo me quedaré entre la letra escrita por Doris Lessing, aquella que durante tantos años busqué y que por fin encuentro. Amén.

viernes, 19 de julio de 2013

Números cardinales, de Andrés Suarez

Llegaba a casa hace unos días cocida de calor dentro de un coche del que sólo deseaba bajar, cuando sucedió algo inesperado, en el dial que tenía sintonizado comenzó a sonar una canción que se me antojó compuesta por primera vez, porque quizá la vida cotidiana a veces peque de adornada, lo cierto es que no sé. Sólo puedo asegurar que preferí seguir en esa sauna improvisada hasta escucharla en su totalidad. Y me atrapó.

Tuve suerte porque en cuanto terminó, alguien -lo que no siempre sucede- me aclaró; éste era Andrés Suarez con su canción, Números cardinales. Desde entonces no volví a localizarla en esa emisora ni en otras, pero aún no me canso de escucharla y me sigue sonando a vida cotidiana, a espera prolongada, a naturalidad.

...Es curioso este hilo tendido de puentes, llamado Internet,que te llevan a encontrar para ti solo aquello que te niegan los demás...

Números cardinales

jueves, 18 de julio de 2013

Anotar frases importantes




A veces uno se levanta con mal pie, o simplemente desinflado por todas esas cosas cotidianas de la vida, y cuesta remontar. Hace tiempo compré esta agenda de color rosa para anotar todas esas frases que se encuentran alguna vez y que es necesario no olvidar, con la idea de regalárselas a mi madre, sigo en ello, pero a veces mi letra no me parece lo bastante buena y me pregunto si no tendré que comprar otra agenda y copiarlas de nuevo. Mientras tanto la sigo rellenando y me doy cuenta de que en todas esas frases se esconden las frases más aleccionadoras de vida.

Os dejo una que anoté:

Cuando te levantes por la mañana, da las gracias por la luz matinal, por tu vida y por tu fuerza. Da gracias por tus alimentos y por las alegría de vivir. Si no ves la razón para dar las gracias, el fallo está en ti.

                                                    Tecumseh (1768-1813)


*Ahora resulta que cuando tengo un mal día, en esta agenda encuentro todas las razones para volverlo bueno :)


martes, 16 de julio de 2013

Busca tu meta, la necesitarás

No sé abandonar. No conozco la palabra rendición y creo que tiene mucho que ver con las habilidades deportivas adquiridas en la niñez, que hacen que extienda el deseo de traspasar la meta a todas las áreas de mi vida. Y a veces la solución más inteligente la ampara la rendición, que a veces más que una derrota sería un acierto.

Esto me estoy planteando muy seriamente en una etapa estanca en la que todo ya no depende de mis fuerzas, son otras las que están en juego y en esa parte siempre hubo lo contrario, un dejarse llevar, un que luchen por mí, un que se ocupen de todo lo demás mientras yo estoy aquí, anclado a ese sentimiento de que nada de lo que haga puede variar el resultado.

Esa será al final la trampa mortal.

domingo, 14 de julio de 2013

Palabra de Malala

Creo de una manera firme que la voz de esta adolescente de dieciséis años contiene la esperanza de nuestro mundo, un mundo que ahora está en un cambio frecuente pero no por ello a peor. Creo que siguiendo su ejemplo a cualquier edad, se lograría la clase de mundo que no excluiría a nadie. Y que ese es el único mundo por el que debemos luchar.

Celebro verla así de bien y escuchar todo aquello que de hoy en adelante nos querrá decir, porque su voz no es solo su voz, es la voz de todos y cada uno de los que soñamos construir desde la paz y el respeto un mundo mejor.

Gracias Malala por este regalo lleno de coraje, sabiduría y amor.

"Un libro y una pluma pueden cambiar el mundo", eso dijo, entre otras cosas en su reciente discurso ante la ONU. Buscad información, no os lo perdáis. Y contagiaros de su actitud como forma de vida, lo agradeceréis.

Palabra de Malala

Creo de una manera firme que la voz de esta adolescente de dieciséis años contiene la esperanza de nuestro mundo, un mundo que ahora está en un cambio frecuente pero no por ello a peor. Creo que siguiendo su ejemplo a cualquier edad, se lograría la clase de mundo que no excluiría a nadie. Y que ese es el único mundo por el que debemos luchar.

Celebro verla así de bien y escuchar todo aquello que de hoy en adelante nos querrá decir, porque su voz no es solo su voz, es la voz de todos y cada uno de los que soñamos construir desde la paz y el respeto un mundo mejor.

Gracias Malala por este regalo lleno de coraje, sabiduría y amor.

"Un libro y una pluma pueden cambiar el mundo", eso dijo, entre otras cosas en su reciente discurso ante la ONU. Buscad información, no os lo perdáis. Y contagiaros de su actitud como forma de vida, lo agradeceréis.

jueves, 11 de julio de 2013

Pagar por aparcar



Desde la alcaldía siguen con la propuesta de pagar por aparcar en las inmediaciones de la única playa decente del concejo, desde la ciudadanía sigue el cabreo. Sería dos euros diarios por aparcamiento, o la opción de comprarse un bono de 30 euros que serviría para todo el mes.

La gente no se fía de lo que se hará con esa recaudación en un ayuntamiento que ha tenido varias irregularidades. Además de ser consciente de que el aparcamiento y el mantenimiento del resto de las playas dan pena penita pena, en los que ya se cobra mediante gorrilla y te las ves para aparcar sin que una de las piedras del camino hecho una completa birria te deje varado. O que uno de los tantos baches te lleve a volcar. Y para más inri la cosa está como está y los bolsillos de la gran mayoría ya no dan para nada más, pero la alcaldía erre que erre con aquello de cobrar por lo que hasta ahora no había que dar ni un céntimo. Vaya, que se ha sumado a la canción general de aquello de subir impuestos a como de lugar, sin mirar que no es tan infrecuente llegar a una de sus maravillosas playas en plena temporada y encontrarla llena de troncos y palos, chanclas sueltas, botes de todo tipo sembrados por la arena, y de todo aquello que prefiero callar, porque andaba justo el presupuesto y porque bla bla bla.

Eso en un año bastante escaso de turistas y en el que curiosamente casi todos los que llegan son europeos, cuentan que si por la situación inquietante de aquellos países a los que solían viajar. Vamos, que lo hacen más bien por seguridad. Y se encuentran las reivindicaciones del pueblo que quiere seguir aparcando en las condiciones en que estaba, caminando un buen trecho desde el aparcamiento hasta la playa, pero sin pagar.