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viernes, 22 de febrero de 2013

Conseguir el equilibrio

Lees y te lo sabes todo de memoria, encuentras mil erratas que antes no veías, contradicciones que ya no pueden estar ahí, frases que no se entienden y deben ser formuladas de nuevo.

Es un lugar donde se junta lo viejo y lo nuevo. Donde todo es concentración antes de elaborar. Donde ya no cabe la realidad, esta vez te lo has propuesto con los cinco sentidos y no puedes abandonar. No puedes volver a dejarlo para luego, porque si lo dejas, luego no será.

Hay que atreverse a re-dirigirlo sin que pierda la esencia de lo que es, si alguna vez halló un sentido, debes entender que podar el ramaje puede hacerlo marchitar. También debes saber que tu visión de ahora, a la fuerza se hizo más completa, antes solo podías ver la vida desde la perspectiva de alguien que no había visto suficiente mundo, para habitar un universo tan complejo como ese en el que ahora te adentras de verdad.

Una vez Laura Quijano lo dijo: Debes tener especial cuidado en corregir solo una novela de cada vez. Es cierto, porque cada una compone su propio engranaje interior, y aunque cueste decidirse, solo una ha de ser abordada para mejorarla, sin abandonarla, desde el principio hasta el final.

La realidad te dice que tal como están las cosas es el momento perfecto para volar a los límites de la irrealidad, para dejar el presente por unas horas y adentrarte en ese espacio que se te antoja ideal. Con los cinco sentidos y la justa determinación a diseccionarlo de nuevo para intentar pulir de veras el resultado final. Los días de lluvia intensos aportan la atmósfera perfecta y también los días de sol le añaden calidez. Sabes que esta vez ha de ser porque no abandonarás.Todos estos años en stanby no has dejado de recriminarte de forma incesante; es eso lo que grita que sí, que estás dispuesta a abordarla de principio a fin. Porque como dice el proverbio: El camino más largo comienza con un paso. 

Eso es poniendo un pie ante otro todo el tiempo hasta alcanzar el final.

jueves, 21 de febrero de 2013

Un viso de actualidad


Los profesores de un colegio que no sabría ubicar --porque a veces la gente que te rodea habla cuando más debería callar-- se dieron cuenta de que algunos niños de su clase estaban distraídos y lentos. Fue entonces cuando a fuerza de ir indagando se dieron cuenta del motivo: había no pocos niños que iban a clase sin desayunar, y que además durante el día no se alimentaban lo suficiente. Sus familias, en paro la mayoría, no podían asumir el coste de alimentarlos de una forma adecuada. El día era ayer mismo y la ubicación era este país.

Los profesores después de hablar largo y tendido con todos los niños, llegaron a una conclusión, solo en ese colegio ya son 400 los que pasan hambre. Ellos mismos decidieron hacerse cargo de ofrecer alimento a esos niños, con primeros síntomas de desnutrición. La escena de fondo en el telediario que daba la noticia era el reparto de leche, fruta y galletas entre esos niños, felices al recibir su ración.

En el día a día se siguen mezclando tristeza y alegría, realidad y fantasía; así como en este blog. Desde aquí mi agradecimiento a quienes están dispuestos a remendar los rotos de otros. Y a quienes en vez de mirar para otro lado, ofrecen la solución.

martes, 19 de febrero de 2013

Entre todas las opciones, quiero creer

Creo pese a todo 
que la luz llegará 
donde ahora hay sombra

Que se encontrarán
nuevos caminos
por los que circular

a ritmo lento
como el mar
barre las olas

y agita el tiempo
que sucede entre
hoy y ayer.

Creo pese a todo
que lo mejor
ha de estar por suceder

lo que no sé
es si será
en este planeta

o será en otro,
aún pese a todo 
quiero creer.




Historias al límite cada día

Ayer, una mujer de 47 años entraba en una sucursal bancaria, se rociaba de gasolina, y se prendía fuego ante la mirada atónita de quienes estaban allí. Mientras la ambulancia se la llevaba hacia el hospital, una amiga estremecida relataba a cámara, que lo llevaba avisando en los últimos días, que a ella mismo le había dicho:

- Solo me quedan cinco euros, con ellos, voy a comprar gasolina y prenderme fuego. Ya me quitaron todo, así que pueden quitarme también lo que me queda, la vida.

Se sabe que tiene tres hijos, que le habían embargado tres pisos y que está ingresada en un hospital con el 48% de su cuerpo quemado.

Se sabe que a diario son muchas propiedades las que cambian de mano, que por lo tanto mientras unos viven en la más absoluta desesperación, otros aumentan sus propiedades. Que quizá sea esa la verdadera razón por la que a diario se siguen sumando casos de gente que lo ha perdido todo: Incluso la esperanza en un mañana mejor.

Hay escribidores de historias, paralizados. Les paralizan las historias que les salen al paso, de un momento a otro, de ahora para después. Les dejan esculpidos en mármol aquellas historias que la historia misma nunca debió escribir. Les duelen los ojos, los dedos, el alma se  les va cayendo a cachos; quizá se ahogan en la parte de esa historia que nadie querrá escribir: La que va de ese principio en que una mujer es dueña de tres viviendas, a ese final en que rociada con gasolina se prende fuego, en una sucursal bancaria. 



lunes, 18 de febrero de 2013

Ángeles de cartón

Este libro de Mián Ros, tal como prometí, es lo primero que leo en lector electrónico. Y decir que cuando algo es bueno y lo disfrutas no importa en qué soporte esté, letras son letras de todos modos. Es una de esas historias en las que yo intuía otra historia que no encontré, pero que pese a ello no me decepcionó, lo cual viene siendo raro en mí, que cuando no encuentro la historia que quiero me pongo muy pesadita y lo termino dejando. Me gustó más la historia que me contaba y la forma en que estaba escrita que aquello que yo pretendía leer, por eso precisamente me quedé desde el principio hasta el final y casi que paladeé la historia con fruición. Se la recomendaría a todo el mundo, porque no es previsible en ningún momento y porque me gusta ese suave paseo en que se sumerge desde el primer instante hasta el último.

Creo que cuando algo consigue envolverte entre sus páginas todo el tiempo, es porque es bueno, de lo contrario te inventarás mil excusas para abandonar o posponer esa lectura, que al fin y a la postre no está hecha para ti. Por eso deduzco que Ángeles de cartón, de Mián Ros está a la altura de muchos libros de buenos escritores que leí, y que disfruté desde el principio hasta el mismo fin en igual medida.

A título personal, su escritura me aportó bastante claridad de qué es lo que se le pide a un libro electrónico, y en  cuanto a formato y demás me servirá de referencia para ordenar con cierta mesura todo aquello que tengo que ordenar. Leerlo fue además de un placer una clase de escritura gratuita, porque lo descargué desde su blog hace como un año y aunque he tardado en entender mi ebook, no pude incorporarme mejor a su modo de lectura.

Más sobre el libro, en el blog de su autor


viernes, 15 de febrero de 2013

Buscando el verdadero motivo


Mi obra se ha estancado y pese a la quietud en que se encuentra, sigo buscando motivos. 


1- Internet me ha puesto muy fácil seguir blogs de otros escritores y me doy cuenta de mis minusvalías en cuestión de escritura.

2- Encuentro demasiados textos para leer y me gusta demasiado hacerlo, por lo tanto me absorbe demasiado tiempo.

3- Encuentro otras obras que versan sobre la misma temática y el mismo punto de vista, por lo tanto debo renovar la mía para no repetir de nuevo lo mismo que ya fue dicho.

4- No creo tanto en mis posibilidades reales dentro de este mundo y quizá por eso sigo sin arriesgar, por miedo a decepcionarme a mí misma.

5- Los retoños de mi casa crecen demasiado rápido y quiero disfrutarlos, antes de que empiecen a dejarme en el olvido. Además mi mitad entera aún está a mi lado y quiero disfrutar de este momento que es ahora, mientras estamos vivos. 

6- Corregir, preparar y pulir me gusta demasiado para poner un final, no intentarlo mejorar, o no seguir enfrascada en las historias que de momento no quisiera abandonar.

7- Intuyo que este es un oficio difícil y que aún estoy en el principio.

8- No tengo prisa por llegar hasta el final, lo que me apasiona es el recorrido.

9- No voy a ninguna parte, por lo tanto puedo tomarme el tiempo que quiera durante el camino.

10- No sirvo para esto, lo intuyo, lo sé, pero mientras tanto finjo que ni lo intuyo ni lo sabré.


Sé que la respuesta cierta se encuentra entre todas estas, pero de momento, soy y estoy, quizá es eso lo que en verdad deba ocuparme. Al menos por ahora.

jueves, 14 de febrero de 2013

Alto y claro



Deberían parar los desahucios hasta que tengamos una ley justa.

Miguel Ángel Revilla (ex presidente de Cantabria)