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martes, 25 de septiembre de 2012

10 consejos para jóvenes escritores por César Mallorquí

Ayer miraba este vídeo sin perder detalle. Y ello dio sus frutos. Llevo años, al menos desde que tengo Internet recopilando consejos y más consejos para ser un buen escritor. Peleándome con todas mis fuerzas por el último consejo anotado aquí y diciéndome que quizá la vida haya elegido una ruta distinta a la que elegí. Que no debo martirizarme por ello, que lo bueno de tener sueños es tenerlos, y punto. Después, con el tiempo, surge esa otra parte de mí que me recrimina por perezosa, y que me grita que uno solo logra aquello que intenta. Una parte y otra siempre están en guerra. Como una parte imprescindible del escribidor, aquel que escribe porque lo decidió...o porque intentaba dejarlo. Y que pasa por temporadas en que sueña con ponerse a escribir más que lo que escribe.

Ayer miraba este vídeo y accionó esa parte tan estancada que había en mí, ahora corrijo una antigua novela inconclusa mientras hilo un relato nuevo a ratitos. Creo que todo el secreto, el verdadero secreto se halla aquí y no en parte alguna. Tomad buena nota:

lunes, 24 de septiembre de 2012

De insomnios y carticuentos

En raras ocasiones el insomnio hace aparición, y no es raro que busques a tientas el mando de la tele y la pongas un rato para saber qué pasa en el mundo. Que lo que pasa en el mundo sea tan deprimente que vayas de canal en canal hasta que encuentres algo en lo que invertir el tiempo que te sobra entre sueño y sueño. Supongo que eso es el insomnio, a saber. Ya se sabe que la curiosidad mató al gato. Eso explica que veas a un señor carticuentista, uno de tantos que adivina tu futuro en las cartas, con una sola llamada de teléfono, y en vez de quitar el canal te quedes a espantarte de la curiosidad. Reconozco después de horrorizarme hasta la médula, me propuse escribir un relato corto y enviarlo a concurso en Marzo; y que es posible que lo escriba, me lo aprenda de memoria de tanto corregirlo y me aburra hasta el punto de no enviarlo. Hace tiempo que sé que escribo solo para mí, para perseguir esa historia que me asalta de pronto hasta el final y entender de pe a pa de qué va. Después de concluido el trabajo me parece algo pésimo a compartir, y solo comparto lo que está recién hecho, como un pan que perdiera esencia en cuanto empieza a enfriar.

Si lo pienso bien, escribo solo para quitarme cabreos, decepciones, dudas, alegrías que dejándolas sueltas podrían explotar y aniquilar el mundo, sinsabores, tropiezos de los que quiero aprender; y demás desastres alicatados al fondo de mi conciencia. Escribo con el mecanismo de una olla exprés, algo se almacena, se piensa y se repiensa, comienza a dar vueltas hasta que entra en ebullición, y se cuece en su propia salsa. Luego se saborea una pizca y se almacena. Ese almacenado, hace que al fin desaparezca. Al menos con esos ingredientes; hay refritos que se repiten igual que el ajo y se elaboran de distintas formas a lo largo de toda una vida. A veces quisiera vivir poco más para librar al mundo de mis reprises escritos.

Pues bien, aunque iba a contaros eso tan grave a mi ver, que ha desencadenado mi deseo de escribir un relato corto de queja, no os lo contaré. Si lo cuento aquí no necesitaré dedicarle 20 páginas allí y lo perderé para siempre. Es un tema en que no me vale una mera entrada de blog, porque necesito hacerle un nudo cartesiano y atarlo bien. Solo diré que me parece algo muy grave y que a veces me horrorizo de estos tiempos que me toca vivir. Que vivo observando lo que vale la pena a mi alrededor y ello me salva de la angustia de saberme entre gente así, carticuentistas capaces de acuchillarme por dentro en solo diez minutos de visionado... Lo mío si que es poder de visión...

Se que me quedó una entrada rara y sin concluir. Empieza el curso para mí, sé que tengo por delante mucho que escribir. Quizá escriba ese relato de una forma tan brillante que lo quiera compartir. Si es así lo sabréis a su tiempo. De momento solo tengo un gran cabreo alicatado en mi cuerpo. Lo dejo aquí.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Entrevista a María Dueñas

Un día de estos me encontré con una entrevista a María Dueñas, por esas casualidades que se dan a veces al poner el televisor. Fue de las pocas veces en que dejé lo que estaba haciendo para escuchar a alguien muy interesante, a quien vale la pena escuchar. Decir que la entrevista fue en un programa de la mañana de la 2, y que al buscarla no la encontré, pero sin embargo encontré varias igual de interesantes que tienen como protagonista a esta escritora. Ella decidió escribir una novela en un momento dado, sin más pretensión que escribirla, luego la publicó y se fue vendiendo de una forma vertiginosa hasta llegar a betseller. En sus entrevistas María Dueñas deja algo claro, que aunque su primera novela nunca se hubiese publicado, el hecho de escribirla habría valido la pena.

En todas las entrevistas que encontré de ella - que fueron igual de interesantes- se ve la actitud de una mujer apasionada por lo que hace, y feliz por el recibimiento. Alguien que no siente que su vida haya cambiado, porque se intuye que ella no cambió; y que si hubo un cambio supo aceptarlo como parte de su vida, y encajarlo como un cambio a mejor. Decir que no leí ningún libro suyo por ahora, pero que conocerla me ha llenado de interés por su obra. Si escribe como habla, me gustará.


Mision olvido

viernes, 21 de septiembre de 2012

Si hay materia prima se gana

Hace tiempo tuve que reírme cuando mi hermano salió a correr por una senda cercana a su casa que acaba en el mar. Es un muy buen corredor, pese a que pasa largas temporadas por motivos de trabajo sin correr. El día a que me refiero me contó que cuando ya llevaba dos kilómetros recorridos, le adelantaron unas mujeres menudas, y que en su orgullo de macho -esto no me lo contó pero se intuía- intentó demostrarles quién era más fuerte y mejor. Las dos mujeres siguieron adelante después de saludarlo y pese a todos sus intentos las llevó delante un buen trecho, y no solo eso, sino que fueron ganado distancia y más distancia.

Yo comencé a reírme según me lo iba contando porque sé a qué mujeres se refiere, participan en cross y son muy buenas, llevan toda la vida corriendo y ganando carreras, aunque ninguna vive de ello, lo hacen por afición. Mi hermano me siguió contando su frustración por no poder adelantarlas durante los tres kilómetros siguientes, y concluyó con algo que no me esperaba:

- Cuando vi que no podría adelantarlas, porque corrían que no veas, exclamé: Correr, correr, que mejor estabais en casa fregando los platos".
Me sorprendió porque mi hermano es un tipo estupendo y nada machista. Aunque lo comprendí porque no es alguien acostumbrado a que le adelanten corriendo, y mucho menos una mujer.


Ayer leía una entrada de blog, y hoy leo otra que hace referencia a ella. Pues bien, en la entrada del hombre encuentro un pelín de la actitud de mi hermano el día que tanto me hizo reír, y concluyo lo mismo: A todo hay quien gane.

martes, 18 de septiembre de 2012

Entrevista a Pilar Alberdi

Hace tiempo que sigo a esta escritora, quienes lleven tiempo leyéndome lo saben. Creo que conjuga el saber literario y el saber vivir, además del saber pensar y el saber transmitir. Sus reseñas de libros siempre aportan más elaboración de lo corriente en una reseña de libros, y su forma de leer los libros -lo digo por las lecturas en que hemos coincidido- la muestran como una lectora ejemplar.

Es una mujer inquieta, que lee mucho, escribe mucho y aporta una visión personal y profunda de todas las materias de las que se ocupa. Tiene varios blogs y en los últimos meses ha subido varias de sus obras a Amazon. Para mí ha sido un gran descubrimiento en estos mundos digitales, y la sigo de cerca, con esa asiduidad de quien ha encontrado a alguien afín. 

Imaginemos que llevo toda la vida buscando una profesora idéntica a ella, y que al fin la he encontrado; pudiera decirse que es algo así. Que en el fondo espero que se me pegue algo =)

lunes, 17 de septiembre de 2012

El significado de la espera

A veces uno espera. Solo espera. Y mientras espera sucede el milagro.


Eso es lo que se me ocurrió al leer esta entrada. Breve pero concisa.


domingo, 16 de septiembre de 2012

Marcha a Madrid

Este sábado se convocó una protesta multitudinaria en Madrid, contra la política de recortes que está aplicando el gobierno. Mis pies no pisaron las calles de la capital española, sin embargo mi espíritu sí estuvo allí, manifestando un hartazgo descomunal, por esas ecuaciones catastróficas que están logrando que la gente de la que me rodeo a diario, sea cada día más negativa. El resultado de esos recortes es ese, que mi entorno cada vez es menos feliz.

Suele rodearme gente acostumbrada a las duras y a las maduras. Gente a la que nunca podrás pedir dinero porque si hoy lo han guardado, a la menor oportunidad lo necesitan. Gente que te recibe con una sonrisa y los brazos abiertos, porque si bien no le sobra nada, anda más que sobrada de dedicarte su tiempo. Gente de la que te sientes orgullosa de rodearte, porque cada día, le dan sentido a haber llegado a la vida. 

Quizá no sea mucha gente, eso no lo sé, pero la gente que es cuando se suma a mi tiempo, le da sentido a escribir. He descubierto no hace mucho tiempo que cuando he pasado tiempo con ellos, me brota escribir. Necesito escribir, me llenan de contenidos que necesito expandir, son una especie de medicina curativa que necesito transformar en palabras para sumar al mundo. Quizá de ahí parta mi empeño y necesidad de escribir.

Este sábado no estuve en Madrid, tenía compromisos familiares que atender. Y he regresado llena de fuerza por eso que expliqué. Sin embargo aunque mis pies no pisaron sus calles, mi mente no dejó de estar allí, porque toda la gente con la que estuve hablaba de las dificultades por las que atraviesa. Eso hace que todos,     sin haber estado de una forma real, tuviésemos la impresión de andar por allí, luchando por nuestros derechos.