Al escuchar algunas canciones, uno se pregunta las veces en que esas canciones se harían realidad de un modo literal. Y casi da escalofríos pensarlo, pensar eso, la de veces que dentro del mundo pudieron ser realidad.
Cuando escucho esta canción se me antoja la peor pesadilla que a cualquier persona le pueda pasar. La vida está llena de historias felices, y de muchas historias que no llegan al final. Por eso, porque es la vida.
http://www.youtube.com/watch?v=2ytjYru7TvM
Un blog donde la tristeza y el buen humor caminan de la mano. Donde los límites entre fantasía y realidad se entremezclan hasta conformar un solo presente.
domingo, 5 de agosto de 2012
viernes, 3 de agosto de 2012
¿Cuentos clásicos del futuro?...sería bueno...
Hay un escritor lleno de sensatez, que pese a todos los desastres que suelen suceder alrededor, con el tema crisis, que no es un tema que nos pille de lejos, para nada, sino que nos atraca a diario con esas subidas que nos pillan de sopetón y nos ponen a reajustar otro ajuste, del ajuste, de todos esos ajustes que habíamos hecho. Dejando en el aire la eterna pregunta de cuando sucederá a al revés; que comiencen a desajustarnos sin previo aviso y nos desajusten una vez y otra, y otra, y de repente podamos tener unas vacaciones de camping a dos pasos de la playa; y otras vacaciones y otras. Y podamos estar relajados sin pensar en esas otras facturas que llegarán de pronto a vaciarnos los bolsillos como si fuese tanto el peso que tuviéramos en ellos que ni nos dejasen avanzar...
Pues bien, ese escritor es también inteligente e irónico, y suelo seguirle desde el periódico La nueva España, donde tiene un espacio titulado El trasluz. Siempre que estoy en algún lugar, alcanzo el periódico y busco los artículos de Juan José Millás y puedo a la vez disfrutar de los buenos escritos, las buenas reflexiones y el aprendizaje de contar historias que lleven el peso de la actualidad. A veces parecen los cuentos de Grimm lejos del pasado, quizá los clásicos que otros niños de otros tiempos coleccionarán para dar buena cuenta de esta época que vivimos. Ser dirigentes, si ese fuese el caso, daría que pensar; pasar a otros siglos venideros bajo el prisma de este ahora deprimente que nos toca observar.
Son todos buenísimos :)
miércoles, 1 de agosto de 2012
La belleza de las palabras
Siempre atrapa
es como un beso
acabado de nacer
en la mañana
Como gota de rocío
que hace crecer la rosa
y la mantiene
enamorada
La belleza contenida
en un bello sentimiento
hecho palabra
aunque sea triste:
es eterna como el alba.
http://quepuedopedir.blogspot.com.es/2011/09/como-eternos-ninos.html
Buscando peros
Soy doña sí pero no, igual que Irene, la protagonista del libro El síndrome de Mozart, de Gonzalo Moure. Un libro que os recomiendo leer, porque contiene una historia sublime y digna de alabar, además de estar muy bien escrita. Pues eso, que soy doña sí pero no, y me encuentro embarrancada en una objeción a mi posibilidad de publicar en Amazón.
Según lo leído, para publicar en esta plataforma es necesario hacerse autopromoción, tener un twitter, un facebook, un blog, o algo que deje saber quién es su autor; porque al final es el autor quien ha de promover todos sus escritos y conseguirse un público fiel, para lograr el mínimo apoyo, en que consiste el arte de vender sin perecer. Creo que mi única posibilidad de lograr alguna retribución por mis escritos sería eso, publicar en Amazón, pero soy bastante reticente a mezclar mi vida privada con los escritos que quiero echar a volar en esa vida que quisiera comenzar a caminar con cierta independencia de mí.
No digo que no sea cierto que publicar en Amazón requiera una complicación mayor que la que se da cuando es una editorial normal la que publica. Solo digo que me gustaría conseguir lectores que se conformaran con saber de mí aquello que les aporte mi obra, y nada más. Que es como yo me he hecho lectora asidua de infinidad de autores de los que no sé apenas nada, porque nunca concedieron entrevistas, o las que concedieron en su momento son muy medidas y compactas. Aunque después con los años y la base asentada pudieran prodigarse más.
Es un contrasentido y lo sé, por un lado no quitaría una sola entrada de las publicadas en este blog. Todas ellas en su momento estuvieron bien, tuvieron un sentido y un significado importante para mí. Pero pese a ello no quisiera mezclar este blog y mi publicación en Amazón. Para mí son contenidos diferentes, que aún partiendo desde lo mismo tienen finalidades distintas. No es lo mismo escuchar el timbre de la casa a primera hora de la mañana y recibir a quien llega despeinada, en pijama y descalza, porque se trata de tu hermana; que escuchar el timbre de la puerta y correr a ponerte los tejanos y un jersey, amén de las zapatillas, porque quien llama es el cartero.
Si, lo sé, soy un caso perdido. Por algo titulé esta entrada buscando peros : /
Según lo leído, para publicar en esta plataforma es necesario hacerse autopromoción, tener un twitter, un facebook, un blog, o algo que deje saber quién es su autor; porque al final es el autor quien ha de promover todos sus escritos y conseguirse un público fiel, para lograr el mínimo apoyo, en que consiste el arte de vender sin perecer. Creo que mi única posibilidad de lograr alguna retribución por mis escritos sería eso, publicar en Amazón, pero soy bastante reticente a mezclar mi vida privada con los escritos que quiero echar a volar en esa vida que quisiera comenzar a caminar con cierta independencia de mí.
No digo que no sea cierto que publicar en Amazón requiera una complicación mayor que la que se da cuando es una editorial normal la que publica. Solo digo que me gustaría conseguir lectores que se conformaran con saber de mí aquello que les aporte mi obra, y nada más. Que es como yo me he hecho lectora asidua de infinidad de autores de los que no sé apenas nada, porque nunca concedieron entrevistas, o las que concedieron en su momento son muy medidas y compactas. Aunque después con los años y la base asentada pudieran prodigarse más.
Es un contrasentido y lo sé, por un lado no quitaría una sola entrada de las publicadas en este blog. Todas ellas en su momento estuvieron bien, tuvieron un sentido y un significado importante para mí. Pero pese a ello no quisiera mezclar este blog y mi publicación en Amazón. Para mí son contenidos diferentes, que aún partiendo desde lo mismo tienen finalidades distintas. No es lo mismo escuchar el timbre de la casa a primera hora de la mañana y recibir a quien llega despeinada, en pijama y descalza, porque se trata de tu hermana; que escuchar el timbre de la puerta y correr a ponerte los tejanos y un jersey, amén de las zapatillas, porque quien llama es el cartero.
Si, lo sé, soy un caso perdido. Por algo titulé esta entrada buscando peros : /
martes, 31 de julio de 2012
Por todos los proyectos que abandonamos alguna vez
Te llega el eco de una historia, prestas atención, dedicas a prestar atención a lo que llega como a través de un hilo invisible conectado a tus latidos, durante mucho tiempo. Estás en algún lugar indefinido de la nada y el todo. Andas medio distraído, como queriéndote sacudir de encima una especie de modorra que pone de bastante mal humor a quienes viven contigo. Cuando alguien te pregunta no quieres responder a qué se debe tu aparente distracción, porque con el tiempo has aprendido a que no soportan que les digas que estás intentando escribir una historia, aunque sea en tu mente, mientras sigues a todo y todo parece ponerse contra ti. De modo que aunque ni quieras, intentas aparentar normalidad mientras escuchas con mayor claridad, y no funciona; más tarde o más temprano te dirán que eres más lento que el desarrollo de una col, o que estás perdiendo facultades a un ritmo trepidante, y que no te enteras.
Quizá algún día de tanto oírlo repetido dejes de creer en ti. O en esa historia que comenzaste un día de pronto, esa que después de haber dado comienzo apenas, llega a su fin. Por todos esos proyectos que alguna vez abandonamos y siguen esperando por nosotros pacientemente, hemos de seguir. Solo así algún día, podremos demostrarnos a nosotros mismos que hubo una razón.
Es necesario tener fe en aquello que la vida parece querer contarnos. Es necesario creer en que habiendo tantas personas en el mundo por algo nos eligió. Es necesario entender que es una especie de aprendizaje que nos espera, si tenemos la constancia o si reunimos el valor.
http://unviajeamilocura.blogspot.com.es/2012/07/capitulo-i-de-la-novela-que-nunca.html
Quizá algún día de tanto oírlo repetido dejes de creer en ti. O en esa historia que comenzaste un día de pronto, esa que después de haber dado comienzo apenas, llega a su fin. Por todos esos proyectos que alguna vez abandonamos y siguen esperando por nosotros pacientemente, hemos de seguir. Solo así algún día, podremos demostrarnos a nosotros mismos que hubo una razón.
Es necesario tener fe en aquello que la vida parece querer contarnos. Es necesario creer en que habiendo tantas personas en el mundo por algo nos eligió. Es necesario entender que es una especie de aprendizaje que nos espera, si tenemos la constancia o si reunimos el valor.
http://unviajeamilocura.blogspot.com.es/2012/07/capitulo-i-de-la-novela-que-nunca.html
lunes, 30 de julio de 2012
El derecho a la calidad de vida
El otro día Gallardón proponía una nueva ley. Y yo, que soy lo más retorcido que admitió la tierra, vi electoralismo en su propuesta. Después volví a sentirme parte de nada, sin saber quien soy, y sentí de nuevo que hay leyes que nos hacen retroceder siglos, de tan solo un paso.
En contra de todo cuanto pudiese parecer, no me gusta contar desde aquí mi vida personal, aunque sé que a mis hijos, si me alcanza la vida, se la escribiré de pe a pa, porque a lo largo de mi recorrido he conocido gente verdaderamente valiosa, que a su modo ha hecho una revolución. Gente desamparada por todos los gobiernos que ha tenido que salir adelante haciendo malabarismos para llegar a fin de mes, para pagarse la casa, los estudios de sus hijos y un futuro digno; que no nos engañemos, es la historia de todos los habitantes que pueblan el mundo. Y es que al final, mande quien mande, y tenga o no el acierto de mandar, menos a cuatro bendecidos por los hados, o a cuatro amigos de lo ajeno, lo que es al resto; su vida le cuesta una vida de duro trabajo, para conseguir todo aquello que al morirse ha de dejar atrás.
Como decía, no me gusta hablar aquí de mi vida personal y de todos esos casos, que conocí, de niños con malformaciones. Para eso necesitaría escribir una novela de quizá mil páginas, para contar en detalle cómo fueron esos casos y esas vidas. Y escribirla sería desangrarme gota a gota y morir y tener que renacer, sin saber cómo volver a hallarme conmigo misma. Pero he visto ante mí a muchas familias que criaron a muchos de esos niños, desde el profundo dolor de los escasos años de vida que les garantizaba la ciencia, y que en algunos casos, superó ese pronóstico con enorme agravamiento de salud.
No suelen gustarme los libros de guerras, porque guerra cada quien tiene la suya, y todas, y cada una de ellas, personal o no, deja el mismo dolor. Pero si tuviese que escribir libros y hablar de héroes, no conozco mayor heroicidad que traer al mundo a un hijo con fecha de partida. Muchos de estos niños lo fueron, y desde la total consciencia de su limitación, vieron reír y jugar a otros niños, planificar su futuro, participar en actividades que los dejaron al margen, y mientras a unos solo les ofrecía felicidad, a ellos les ofrecía opresión, limitación, dolor, y fecha de estancia en la vida.
Cuidado con permitir que nazcan niños, cuya calidad de vida no superaría el mínimo razonable, solo por sacar una ley electoralista. Sin tener en cuenta la profesionalidad de unos médicos, que en casos concretos aconsejan abortar como medida de protección para ese futuro niño, que llegará a la vida, solo para partir de forma anticipada, y tras pasar un calvario tras otro cada segundo de su vida. Conozco casos de padres que quisieron seguir adelante con ese embarazo, que eligieron dar una oportunidad a ese niño, pero fueron ellos quienes lo eligieron por encima del consejo médico. Y eso es algo que me parece respetable y razonable: el deseo de luchar por una vida que era la suya misma; y que al irse les dejó partidos por la mitad, de una vez y para siempre.
Desde la política siempre se podrán hacer leyes, pero la total falta de ayuda por su parte, seguirá de actualidad. Que nadie se lleve a engaño.
En contra de todo cuanto pudiese parecer, no me gusta contar desde aquí mi vida personal, aunque sé que a mis hijos, si me alcanza la vida, se la escribiré de pe a pa, porque a lo largo de mi recorrido he conocido gente verdaderamente valiosa, que a su modo ha hecho una revolución. Gente desamparada por todos los gobiernos que ha tenido que salir adelante haciendo malabarismos para llegar a fin de mes, para pagarse la casa, los estudios de sus hijos y un futuro digno; que no nos engañemos, es la historia de todos los habitantes que pueblan el mundo. Y es que al final, mande quien mande, y tenga o no el acierto de mandar, menos a cuatro bendecidos por los hados, o a cuatro amigos de lo ajeno, lo que es al resto; su vida le cuesta una vida de duro trabajo, para conseguir todo aquello que al morirse ha de dejar atrás.
Como decía, no me gusta hablar aquí de mi vida personal y de todos esos casos, que conocí, de niños con malformaciones. Para eso necesitaría escribir una novela de quizá mil páginas, para contar en detalle cómo fueron esos casos y esas vidas. Y escribirla sería desangrarme gota a gota y morir y tener que renacer, sin saber cómo volver a hallarme conmigo misma. Pero he visto ante mí a muchas familias que criaron a muchos de esos niños, desde el profundo dolor de los escasos años de vida que les garantizaba la ciencia, y que en algunos casos, superó ese pronóstico con enorme agravamiento de salud.
No suelen gustarme los libros de guerras, porque guerra cada quien tiene la suya, y todas, y cada una de ellas, personal o no, deja el mismo dolor. Pero si tuviese que escribir libros y hablar de héroes, no conozco mayor heroicidad que traer al mundo a un hijo con fecha de partida. Muchos de estos niños lo fueron, y desde la total consciencia de su limitación, vieron reír y jugar a otros niños, planificar su futuro, participar en actividades que los dejaron al margen, y mientras a unos solo les ofrecía felicidad, a ellos les ofrecía opresión, limitación, dolor, y fecha de estancia en la vida.
Cuidado con permitir que nazcan niños, cuya calidad de vida no superaría el mínimo razonable, solo por sacar una ley electoralista. Sin tener en cuenta la profesionalidad de unos médicos, que en casos concretos aconsejan abortar como medida de protección para ese futuro niño, que llegará a la vida, solo para partir de forma anticipada, y tras pasar un calvario tras otro cada segundo de su vida. Conozco casos de padres que quisieron seguir adelante con ese embarazo, que eligieron dar una oportunidad a ese niño, pero fueron ellos quienes lo eligieron por encima del consejo médico. Y eso es algo que me parece respetable y razonable: el deseo de luchar por una vida que era la suya misma; y que al irse les dejó partidos por la mitad, de una vez y para siempre.
Desde la política siempre se podrán hacer leyes, pero la total falta de ayuda por su parte, seguirá de actualidad. Que nadie se lleve a engaño.
jueves, 26 de julio de 2012
Entre nos: De mayor me pido ser como tú
Por el verano nos llenamos de turistas que salen desde sus casas alquiladas, hoteles o pensiones hacia la playa. Es por eso que a partir de las once y media ya está llena. Según van pasando las horas se sigue llenando y hacia las seis de la tarde está de bote en bote. Es por eso que cada quien se busca su horario.
A las diez de la mañana todavía es posible aparcar en sus inmediaciones, llegar a la arena y encontrar poca gente, meterse en el agua y nadar en horizontal desde una punta a otra. Extender la toalla y tener un espacio suficiente alrededor. El agua a esas horas está congelada, pero metes los pies y poco a poco te aclimatas, hasta que nadas con soltura y no sientes más frío, solo la tranquilidad de nadar en una playa que viene a ser como era cuando no había tal afluencia de turistas. Aquí cada quien a su gusto va escogiendo sus horas en función de lo que gusta encontrar.
En estas mañanas yo me encuentro una mujer de unos ochenta que llega con una bolsa de esparto, con la silla de playa colgada de un asa, un vestido de botones negro y gris y unas chanclas. Se ve que le gusta admirar la playa desde el mismo ángulo que a mí, me deja un espacio suficiente y coloca sus cosas. Por su gesto serio yo diría que está viuda y vive sola, aunque quizá su marido esté en casa y no le guste la playa. A veces lleva una sombrilla y la abre en cuanto llega, se sienta en su silla, abre su libro y se pone a leer. Tal vez nunca le diga a esta mujer lo mucho que la admiro, es posible que no, porque cohabita en perfecta armonía con su soledad; y sin saberlo, es la mitad de los días, lo más hermoso dentro de ese entorno de músculos en forma y juventudes de todas las estampas, que uno pueda contemplar.
Mujer llegando a la playa con sus enseres. Mujer que lee a la sombra de su sombrilla. Mujer que pasea por la orilla. Mujer que se baña en el mar. Mujer que se enrosca en su toalla y se pone a secar.
Es la serenidad en persona. La sabiduría que contenida se desborda. El equilibrio entre el pasado y presente. La madurez plena de elegancia. El sosiego en todas sus formas. La alegría que medida se estampa. El tiempo que pausado se escapa.
...Y sobre todo, la mujer que yo quisiera ser a su edad...
A las diez de la mañana todavía es posible aparcar en sus inmediaciones, llegar a la arena y encontrar poca gente, meterse en el agua y nadar en horizontal desde una punta a otra. Extender la toalla y tener un espacio suficiente alrededor. El agua a esas horas está congelada, pero metes los pies y poco a poco te aclimatas, hasta que nadas con soltura y no sientes más frío, solo la tranquilidad de nadar en una playa que viene a ser como era cuando no había tal afluencia de turistas. Aquí cada quien a su gusto va escogiendo sus horas en función de lo que gusta encontrar.
En estas mañanas yo me encuentro una mujer de unos ochenta que llega con una bolsa de esparto, con la silla de playa colgada de un asa, un vestido de botones negro y gris y unas chanclas. Se ve que le gusta admirar la playa desde el mismo ángulo que a mí, me deja un espacio suficiente y coloca sus cosas. Por su gesto serio yo diría que está viuda y vive sola, aunque quizá su marido esté en casa y no le guste la playa. A veces lleva una sombrilla y la abre en cuanto llega, se sienta en su silla, abre su libro y se pone a leer. Tal vez nunca le diga a esta mujer lo mucho que la admiro, es posible que no, porque cohabita en perfecta armonía con su soledad; y sin saberlo, es la mitad de los días, lo más hermoso dentro de ese entorno de músculos en forma y juventudes de todas las estampas, que uno pueda contemplar.
Mujer llegando a la playa con sus enseres. Mujer que lee a la sombra de su sombrilla. Mujer que pasea por la orilla. Mujer que se baña en el mar. Mujer que se enrosca en su toalla y se pone a secar.
Es la serenidad en persona. La sabiduría que contenida se desborda. El equilibrio entre el pasado y presente. La madurez plena de elegancia. El sosiego en todas sus formas. La alegría que medida se estampa. El tiempo que pausado se escapa.
...Y sobre todo, la mujer que yo quisiera ser a su edad...
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