Ayer, siguiendo la noticia de la niña dejada a las puertas de una guardería, me inquietó escuchar que se está buscando a la madre para imputarle un delito de abandono. Que ya hay alguna pista y que se hará caer sobre ella todo el peso de la ley, bueno, al menos yo lo traduje así a mi escaso cerebro apolillado. Y me inquieté. Me pregunté porqué debía ser esa la fórmula y no otra. Porqué en el comienzo del año 2012, las instituciones siguen midiendo con diferente rasero a quienes tienen un sueldo de 4.000 euros ( bueno, en realidad no sé lo que cobra un ministro al mes; pongamos ahí la cantidad correspondiente) y a quienes tienen un sueldo 0 para pasar de a mes todo el año.
Por la nota que la mujer dejó escrita a mano, no tiene trabajo, ni casa. Empecemos por ahí, criar a un recién nacido en la calle es exponerlo a una muerte segura, por frío, por la imposibilidad de aseo que un bebé y una madre lactante, en caso de poder serlo, necesita. Ya no pensemos en si hay que alimentarlo con biberones. Es imposible cuidar de un bebé sin dormir, tan imposible como poder dormir en plena calle con un bebé; porque mientras la madre duerme, alguien puede robárselo con idéntica facilidad con que le robaría el monedero en caso de que tuviese. Eso en un principio, después tener un niño de meses es peor, y tener un niño de años ya no digamos. Un niño que tome conciencia del lugar que ocupa en la sociedad, un lugar tan diferente al que ocupan el resto de los niños que ve a diario. Echarle encima todo el peso de la ley a una mujer u hombre que no tiene nada es muy sencillo, porque no tiene donde esconderse. Echarlo encima de quienes desfalcan cantidades industriales de dinero, lo vemos a diario; eso ya es otra cosa, y a veces hasta ilusorio. Porque nos guste o no, el amparo de la ley también se compra, en esta sociedad de 2012 que a veces se me antoja tan arcaica.
Yo me pregunto, porqué siempre hay que seguir las fórmulas rígidas, porque a una mujer a la que se reprocha no haber buscado ayuda, porque quizá no creyó en la ayuda; no se le puede tender una mano al tiempo en que se presenta a su bebé desde todos los televisores del país, diciendo algo tan sencillo como: se ruega a la madre de este bebé, que se persone en la comisaría más cercana para estudiar su caso. Que no tenga miedo, que si quiere quedarse al niño la ayudaremos. Nos sobran recursos para hacerlo. Apuesto, del verbo apostar que en cuanto escuchase el mensaje llegaría hasta ellos y entre otras cosas se ahorrarían buscar.
Se reprocha que no haya buscado ayuda, al tiempo en que se demuestra que aún vivimos en una sociedad que está más preparada para cargar todo el peso de la ley, que para tender una mano a según quien. Desde las altas esferas todos deberían saber que cuando un hombre o mujer pierde su trabajo, no ingresa un euro; y en esta sociedad sin un euro todo cuanto te queda es vivir en la calle. Y en la calle nos guste o no nos guste saberlo, no se puede vivir. Malvivir todo cuanto se quiera; pero no vivir. Y ya sabemos en que consiste la diferencia.
Un blog donde la tristeza y el buen humor caminan de la mano. Donde los límites entre fantasía y realidad se entremezclan hasta conformar un solo presente.
jueves, 17 de mayo de 2012
miércoles, 16 de mayo de 2012
Defender una vida
Una niña de seis horas de vida fue hallada dentro de una bolsa de deporte, acondicionada con una manta, que fue dejada a las puertas de una guardería. En una nota escrita por su madre se rogaba que la niña fuese llevada al hospital porque solo tenía seis horas de horas de vida. Y explicaba que no tenía trabajo, ni vivienda, y que fue abandonada por el padre de la niña en cuanto supo de su embarazo. Por último rogaba: No me juzguen, esto es lo más duro que he hecho en mi vida.
Al escuchar la noticia me puse a llorar. Porque las imágenes del telediario matinal mostraban a una niña rolliza y risueña, vestida de blanco y azul, que estaba feliz junto a una serie de personas que no sé bien quienes eran, por esa manía de los diarios de dar las noticias a saltos para que te quedes a verlo hasta después; y después no pude verlo ni ampliarlo, porque para ellos hay otras noticias machaconas que tienen más interés. Para mí no, para mí esta es la noticia del día.
No solo no te juzgo, puesto que yo no sé cuales son tus circunstancias. Sé algunos datos, como que en cuanto quedaste embarazada te abandonaron, en una sociedad que no suele afear esta conducta en un hombre, y sí destroza en cambio a la mujer que es madre sin tener pareja, ya menos por fortuna, pero aún. Al tiempo en que te recuerdo algo que quizá olvidaste: a tu hija le eras imprescindible para vivir mientras se formaba en tu vientre, y necesitaba de tu sangre y tu alimento para formarse y tener la oportunidad de ser. En esos meses quizá te tocó alimentarla como describía Miguel Hernández en la Nana de la cebolla, quién sabe, pero estuviste ahí al pie del cañón librando la batalla más dura de tu vida. Sacando adelante lo mejor de ti para traerlo al mundo y darle oportunidad de nacer. Por lo que parece pariste sola, y te aseguraste de que la niña estuviese bien en sus primeras horas de vida. Te imagino con la oreja pegada a su corazón escuchando cada latido, con toda la angustia de que se te fuese de las manos, pensando en cómo harías para cuidarla debidamente las próximas horas, los próximos días, los próximos meses... los próximos años. Y quizá ante una realidad más delicada aún de todo cuanto esperaste, la dejaste en manos de quien pudiese ofrecerle no solo un ahora, sino un futuro digno de ser vivido en las mejores condiciones. Pediste un médico urgente para tu niña, pero no para ti, que te mereces una vida tan buena como la que quieres para ella: la que saliste a buscar a las mismas puertas de la guardería en que seguramente encontraste, cada día , niños bien nutridos y juguetones, compartiendo todas las horas felices de su infancia. Niños con padres y madres que a diario los iban a dejar y a recoger con un cálido abrazo, y unos besos más dulces que la miel. Fue ese futuro de risas y alegrías lo que seguramente te llevó a dejarla allí, y seguramente esperar a que alguien la encontrase y se la llevase de ti.
No solo no te juzgo sino que me parece el gesto de amor más grande que una madre pueda dar. Saber diferenciar entre lo que conviene o no conviene a sus hijos. Apostar por su bien antes que por el propio. Defender su vida pese a la más terrible adversidad. A estas horas ya sabrás que hay muchos padres esperando poder adoptarla. Padres que podrán cuidarla con todo ese amor que tú quisiste para ella.
A estas horas sabes que quizá te hayas quedado sin ella para siempre, pero que siempre estará en ti, en el hueco de tu vientre, en los restos de tu sangre, en el latir de tu oído, en espacio de tu abrazo. Sabes que al fondo de tu conciencia siempre quedará ese amargo remordimiento, ese crujir, por no tenerla cada segundo de su vida junto a ti. Sabes que tendrás que convivir con ello y que no será fácil, esas razones girando al fondo de tu conciencia una y otra vez. Que irán y volverán al compás de los vientos sin previo aviso.
Pero cada día de tu vida deberías sentirte satisfecha por haber ganado esa guerra que otros pierden, dejando una bolsa cerrada con un niño recién nacido muerto, en el fondo más oculto de un sucio contenedor.
Te recuerdo algo que no quiero que olvides nunca. Esta mañana una niña rolliza y risueña ha saludado al mundo desde su bolsa de deporte. Ha podido hacerlo porque mientras te necesitó, SOLO A TI, para estar viva, estuviste ahí. A cada latido de vida, como un reloj.
La noticia se detalla aquí
Al escuchar la noticia me puse a llorar. Porque las imágenes del telediario matinal mostraban a una niña rolliza y risueña, vestida de blanco y azul, que estaba feliz junto a una serie de personas que no sé bien quienes eran, por esa manía de los diarios de dar las noticias a saltos para que te quedes a verlo hasta después; y después no pude verlo ni ampliarlo, porque para ellos hay otras noticias machaconas que tienen más interés. Para mí no, para mí esta es la noticia del día.
No solo no te juzgo, puesto que yo no sé cuales son tus circunstancias. Sé algunos datos, como que en cuanto quedaste embarazada te abandonaron, en una sociedad que no suele afear esta conducta en un hombre, y sí destroza en cambio a la mujer que es madre sin tener pareja, ya menos por fortuna, pero aún. Al tiempo en que te recuerdo algo que quizá olvidaste: a tu hija le eras imprescindible para vivir mientras se formaba en tu vientre, y necesitaba de tu sangre y tu alimento para formarse y tener la oportunidad de ser. En esos meses quizá te tocó alimentarla como describía Miguel Hernández en la Nana de la cebolla, quién sabe, pero estuviste ahí al pie del cañón librando la batalla más dura de tu vida. Sacando adelante lo mejor de ti para traerlo al mundo y darle oportunidad de nacer. Por lo que parece pariste sola, y te aseguraste de que la niña estuviese bien en sus primeras horas de vida. Te imagino con la oreja pegada a su corazón escuchando cada latido, con toda la angustia de que se te fuese de las manos, pensando en cómo harías para cuidarla debidamente las próximas horas, los próximos días, los próximos meses... los próximos años. Y quizá ante una realidad más delicada aún de todo cuanto esperaste, la dejaste en manos de quien pudiese ofrecerle no solo un ahora, sino un futuro digno de ser vivido en las mejores condiciones. Pediste un médico urgente para tu niña, pero no para ti, que te mereces una vida tan buena como la que quieres para ella: la que saliste a buscar a las mismas puertas de la guardería en que seguramente encontraste, cada día , niños bien nutridos y juguetones, compartiendo todas las horas felices de su infancia. Niños con padres y madres que a diario los iban a dejar y a recoger con un cálido abrazo, y unos besos más dulces que la miel. Fue ese futuro de risas y alegrías lo que seguramente te llevó a dejarla allí, y seguramente esperar a que alguien la encontrase y se la llevase de ti.
No solo no te juzgo sino que me parece el gesto de amor más grande que una madre pueda dar. Saber diferenciar entre lo que conviene o no conviene a sus hijos. Apostar por su bien antes que por el propio. Defender su vida pese a la más terrible adversidad. A estas horas ya sabrás que hay muchos padres esperando poder adoptarla. Padres que podrán cuidarla con todo ese amor que tú quisiste para ella.
A estas horas sabes que quizá te hayas quedado sin ella para siempre, pero que siempre estará en ti, en el hueco de tu vientre, en los restos de tu sangre, en el latir de tu oído, en espacio de tu abrazo. Sabes que al fondo de tu conciencia siempre quedará ese amargo remordimiento, ese crujir, por no tenerla cada segundo de su vida junto a ti. Sabes que tendrás que convivir con ello y que no será fácil, esas razones girando al fondo de tu conciencia una y otra vez. Que irán y volverán al compás de los vientos sin previo aviso.
Pero cada día de tu vida deberías sentirte satisfecha por haber ganado esa guerra que otros pierden, dejando una bolsa cerrada con un niño recién nacido muerto, en el fondo más oculto de un sucio contenedor.
Te recuerdo algo que no quiero que olvides nunca. Esta mañana una niña rolliza y risueña ha saludado al mundo desde su bolsa de deporte. Ha podido hacerlo porque mientras te necesitó, SOLO A TI, para estar viva, estuviste ahí. A cada latido de vida, como un reloj.
La noticia se detalla aquí
martes, 15 de mayo de 2012
El lugar donde estoy, es aquí
De un tiempo a esta parte, con la comodidad del día a día y esa confianza relajada que al final nos terminará matando, ando hilando todo el día. Recién me han devuelto a la vida el ordenador desvencijado de todas mis pesadillas, ese que quizá por hacerme un bien y dejarme respirar un día se apagó, ese que nunca se conectó a internet y que jamás lo hará, para eso ya tengo los otros. Hace que se apagó más o menos el tiempo que lleva abierto este blog. El ordenador, seguramente harto de esa constancia que no se me puede negar, se atragantó de buenas a primeras y sufrió un shok, dijo hasta aquí llegamos y aunque así de primeras casi me muero con él, decidí que no iba a morirme por algo de lo que había hecho copias y recopias que guardaba en algún lugar difuso de un empotrado; donde están los scaners que ya ni miro, de lo que soy.
Pues eso, que con la comodidad de poder decir desde aquí de buenas a primeras lo que me venga en gana, sin que nadie me replique de malos modos o me recuerde lo loca que estoy, suelo andar por la casa sin saberlo, recogiendo al vuelo todo cuanto entra por mis audios. Porque aunque es algo que hasta hace relativamente poco no sabía, soy más auditiva que otra cosa, y ahí estoy, en cuanto oigo algo que cruje por dentro, salgo al paso de lo que escucho y doy mi opinión. Que muchas veces es un resumen novelado, o un ejemplo de ejemplos, o algo tan subjetivo y de corte personal que ya sean mis hijos o mi marido, se quedan parados frente a mí y me replican que estoy fatal. Que me dan unos arrebatos que antes no me daban y que digo cosas que no se pueden decir. Ya, ya sé que de modo literal no se puede decir a tus hijos que si siguen arrancándose por cualquier tontería con ese genio un día saldrán volando por la ventana de buenas a primeras y ya no volverán. Que les quedaría gasolina suficiente para llegar a Saturno y allí explotar. Sé que eso no puedo decirlo sin que se haga un silencio eterno y me miren como si mi última neurona diese vueltas y más vueltas sobre un eje difuso. Pero es que me gusta causar ese efecto, que nadie más pudiera lograr. Además de que a veces digo cosas tan metafóricas y coherentes en el modo y la forma, que es un ejercicio que no me puedo negar.
Y bien, todo esto bajo el cobijo de intimidad de la casa.
Ahora pensemos que un día de pronto tuviesen acceso a todo lo que hay aquí. Que entrasen por todas las casualidades que tiene el destino y se pusieran a leer este blog de principio a fin. Me imagino todos los reproches que tendría que oír, todas las alusiones a manicomios y zapatillas blancas. Amén de todos los extraños a quienes cuento mi vida sin que venga a cuento y bla bla bla. A veces lo pienso, y creo que es tan inevitable lo uno como lo otro; que me explaye aquí, y que algún día habrán de encontrarme. No en vano ellos tienen su sitio, uno mientras está en el trabajo y en la parada a tomarse un algo al salir. Y otros su grupo de amigos, su trabajo, sus idas y venidas; el instituto, sus lugares virtuales, sus salidas a discotecas y demás. Ellos tienen ocupaciones que facilitan su charleta diaria sin trascendencia, yo entre mi trabajo en la casa, y mi vicio de leer y escribir sin pausa ni prisa, vivo muchísimas horas diarias "encerrada" aquí, y disfruto como una enana en estos espacios virtuales donde reunidos estamos tantos a los que nos gusta escribir. En mi vida real es muy raro poder acceder al tipo de informaciones exquisitas que me encuentro por aquí. Afinidades, preocupaciones, risas, locuras, coherencias, y ese batiburrillo que se forma entre conexiones de aquí y allá.
Y es cierto, puede que un día me reprochen este sitio, les sobrarían razones: porque soy una cutre, por estoy medio loca, porque con una casa tan enorme y todo lo que tengo que hacer, porque además los animales, y esto y lo otro...y yo perdiendo el tiempo por aquí...Todo eso puedo comprenderlo, pero tendría bastante que decir en mi favor, esto es mi terapia contra todos mis males. El potaje de mis sabores y sinsabores. Mi línea de meta que comienza más allá del horizonte y llega hasta el último confín. El lugar donde nadie que me conozca tiene que aguantarme, mi forma de huir de todos y llegar a mí. No me sirve de excusa, pero es que a mi edad si algo ya no necesito son excusas. Estoy aquí porque la vida me permite estar viva, y porque esto es vivir para mí. Poner en palabras todo cuanto se me ocurra; incluso aquello que nunca se me debió ocurrir ;)
Él tiene más suerte, porque es más inteligente y mucho más coherente. Espero que me perdone por traerlo aquí, pero es que me ha parecido de nota.
Pues eso, que con la comodidad de poder decir desde aquí de buenas a primeras lo que me venga en gana, sin que nadie me replique de malos modos o me recuerde lo loca que estoy, suelo andar por la casa sin saberlo, recogiendo al vuelo todo cuanto entra por mis audios. Porque aunque es algo que hasta hace relativamente poco no sabía, soy más auditiva que otra cosa, y ahí estoy, en cuanto oigo algo que cruje por dentro, salgo al paso de lo que escucho y doy mi opinión. Que muchas veces es un resumen novelado, o un ejemplo de ejemplos, o algo tan subjetivo y de corte personal que ya sean mis hijos o mi marido, se quedan parados frente a mí y me replican que estoy fatal. Que me dan unos arrebatos que antes no me daban y que digo cosas que no se pueden decir. Ya, ya sé que de modo literal no se puede decir a tus hijos que si siguen arrancándose por cualquier tontería con ese genio un día saldrán volando por la ventana de buenas a primeras y ya no volverán. Que les quedaría gasolina suficiente para llegar a Saturno y allí explotar. Sé que eso no puedo decirlo sin que se haga un silencio eterno y me miren como si mi última neurona diese vueltas y más vueltas sobre un eje difuso. Pero es que me gusta causar ese efecto, que nadie más pudiera lograr. Además de que a veces digo cosas tan metafóricas y coherentes en el modo y la forma, que es un ejercicio que no me puedo negar.
Y bien, todo esto bajo el cobijo de intimidad de la casa.
Ahora pensemos que un día de pronto tuviesen acceso a todo lo que hay aquí. Que entrasen por todas las casualidades que tiene el destino y se pusieran a leer este blog de principio a fin. Me imagino todos los reproches que tendría que oír, todas las alusiones a manicomios y zapatillas blancas. Amén de todos los extraños a quienes cuento mi vida sin que venga a cuento y bla bla bla. A veces lo pienso, y creo que es tan inevitable lo uno como lo otro; que me explaye aquí, y que algún día habrán de encontrarme. No en vano ellos tienen su sitio, uno mientras está en el trabajo y en la parada a tomarse un algo al salir. Y otros su grupo de amigos, su trabajo, sus idas y venidas; el instituto, sus lugares virtuales, sus salidas a discotecas y demás. Ellos tienen ocupaciones que facilitan su charleta diaria sin trascendencia, yo entre mi trabajo en la casa, y mi vicio de leer y escribir sin pausa ni prisa, vivo muchísimas horas diarias "encerrada" aquí, y disfruto como una enana en estos espacios virtuales donde reunidos estamos tantos a los que nos gusta escribir. En mi vida real es muy raro poder acceder al tipo de informaciones exquisitas que me encuentro por aquí. Afinidades, preocupaciones, risas, locuras, coherencias, y ese batiburrillo que se forma entre conexiones de aquí y allá.
Y es cierto, puede que un día me reprochen este sitio, les sobrarían razones: porque soy una cutre, por estoy medio loca, porque con una casa tan enorme y todo lo que tengo que hacer, porque además los animales, y esto y lo otro...y yo perdiendo el tiempo por aquí...Todo eso puedo comprenderlo, pero tendría bastante que decir en mi favor, esto es mi terapia contra todos mis males. El potaje de mis sabores y sinsabores. Mi línea de meta que comienza más allá del horizonte y llega hasta el último confín. El lugar donde nadie que me conozca tiene que aguantarme, mi forma de huir de todos y llegar a mí. No me sirve de excusa, pero es que a mi edad si algo ya no necesito son excusas. Estoy aquí porque la vida me permite estar viva, y porque esto es vivir para mí. Poner en palabras todo cuanto se me ocurra; incluso aquello que nunca se me debió ocurrir ;)
Él tiene más suerte, porque es más inteligente y mucho más coherente. Espero que me perdone por traerlo aquí, pero es que me ha parecido de nota.
lunes, 14 de mayo de 2012
Dos naranjas enteras
Paulina es una madre controladora, de esas que exasperan a sus hijos. Que quiere saber siempre a donde van y con quien, que pone hora de llegada y hora de salida. El tipo de madre que persigue a sus hijos por la casa para que recuerden hacer lo que tienen que hacer. Que les pone a estudiar y hacer deberes sin dejar de recordarles que ese es el trabajo que tienen que hacer, el pasaporte a su futuro soñado. También es una madre que se adapta y cede, que les deja un espacio de libertad, que sopesa la cuerda que tiene en la mano y va soltando poco a poco, esperando ese punto cómodo desde los extremos, donde todo esté bien.
Paulina ha sido testigo durante muchos años de la mayor libertad que le ha dado a su hijo solo por el hecho de ser varón. Y cree que no es justo, pero que sin embargo es necesario porque la realidad pone de manifiesto que existe más riesgo para una mujer, una que sea lo bastante ingenua para creérselo todo. Y es por eso que como madre, no quiere ponérselo fácil al mundo. Pues bien, conoce madres que adaptan la fórmula contraria a la suya, niñas que se ennovian siendo solo unas niñas y van y vienen desde casa de sus novios, a cualquier hora y en total libertad. De la misma forma en que sus novios entran y salen de la suya, como Pedro por su casa, en un desorden que nadie quiere limitar. Admira a ese tipo de madres y al mismo tiempo casi se compadece de sus hijas, pues observándolas de cerca, vale que no estén siendo controladas por sus padres, pero terminan siendo controladas por sus novios. Y llega el día en que no pueden despegarse de él, porque es él quien marca sus pautas.
Si el chico es bueno y es serio, muy bien. Pero si es un pelagatos del tres al cuarto, un día se irá detrás de otra linda flor que asome su cabecita. Y la chica para entonces, ya sin amigas, se da cuenta de que poco a poco le han ido sitiando. Embaucando. Chuleando. Exprimiendo.
Paulina percibe la diferencia en que quizá ha ido criando a sus hijos, hembra o varón. Sabe que no es una gran mujer, que es solo confiada hasta cierto punto, que anda siempre con la mosca detrás de la oreja. Pero si algo tiene claro es que no ha criado medias naranjas que tengan que andar mendigando por su otra mitad; son naranjas enteras. Que buscarán en todo caso otra naranja igual, y no serán la suma de medio y medio. Serán la suma de uno más otro: Dos en total.
¿Es necesario controlar?
Paulina ha sido testigo durante muchos años de la mayor libertad que le ha dado a su hijo solo por el hecho de ser varón. Y cree que no es justo, pero que sin embargo es necesario porque la realidad pone de manifiesto que existe más riesgo para una mujer, una que sea lo bastante ingenua para creérselo todo. Y es por eso que como madre, no quiere ponérselo fácil al mundo. Pues bien, conoce madres que adaptan la fórmula contraria a la suya, niñas que se ennovian siendo solo unas niñas y van y vienen desde casa de sus novios, a cualquier hora y en total libertad. De la misma forma en que sus novios entran y salen de la suya, como Pedro por su casa, en un desorden que nadie quiere limitar. Admira a ese tipo de madres y al mismo tiempo casi se compadece de sus hijas, pues observándolas de cerca, vale que no estén siendo controladas por sus padres, pero terminan siendo controladas por sus novios. Y llega el día en que no pueden despegarse de él, porque es él quien marca sus pautas.
Si el chico es bueno y es serio, muy bien. Pero si es un pelagatos del tres al cuarto, un día se irá detrás de otra linda flor que asome su cabecita. Y la chica para entonces, ya sin amigas, se da cuenta de que poco a poco le han ido sitiando. Embaucando. Chuleando. Exprimiendo.
Paulina percibe la diferencia en que quizá ha ido criando a sus hijos, hembra o varón. Sabe que no es una gran mujer, que es solo confiada hasta cierto punto, que anda siempre con la mosca detrás de la oreja. Pero si algo tiene claro es que no ha criado medias naranjas que tengan que andar mendigando por su otra mitad; son naranjas enteras. Que buscarán en todo caso otra naranja igual, y no serán la suma de medio y medio. Serán la suma de uno más otro: Dos en total.
¿Es necesario controlar?
domingo, 13 de mayo de 2012
Cuestión de fe
En todas las cuestiones que tienen que ver con la fe hay que ser muy tolerante y saber aceptar las convicciones de los demás. Porque la fe es algo muy personal, como el tacto de la piel o el tono de nuestra voz. Opino que creer o descreer no te hace mejor ni peor. Tampoco más valiente o cobarde. Creo que depende de todo aquello que desde niños hemos ido construyendo sobre la fe. Como cualquier construcción que hecha con penas o alegrías se sostiene en pie. Se me ocurre que quizá quienes desde muy niños hemos visto la muerte de cerca, hemos construido arraigos que han ido creciendo en nosotros, como raíces ensartadas a nuestro ser.
Mi infancia sucedió al lado de una iglesia, y mi fe, certera o no, se fue formando un día tras otro enredada en sucesos. Más que mi fe, que es confusa e indefinida como yo, diría mi concepto de dios, no sé si en mayúscula o minúscula: en todo caso esa conciencia de un algo superior. Sobre la que cada persona en concreto tiene una opinión, para mí igual de válida la de quien cree, o de quien no.
Mi infancia sucedió al lado de una iglesia, y mi fe, certera o no, se fue formando un día tras otro enredada en sucesos. Más que mi fe, que es confusa e indefinida como yo, diría mi concepto de dios, no sé si en mayúscula o minúscula: en todo caso esa conciencia de un algo superior. Sobre la que cada persona en concreto tiene una opinión, para mí igual de válida la de quien cree, o de quien no.
sábado, 12 de mayo de 2012
Hay más
De lo que vemos a simple vista. De todo lo que nos dijeron que hay. De todas las casualidades que a veces se dan. Hay mucho más que aún no hemos recorrido, que aún no hemos aprendido. Mucho que vendrá.
¿Quién no lo ha pensado alguna vez? Pues bien, ya que hay más, ahora tiene su canción. Y como acabo de descubrirla, aquí la dejo. No está mal para una mañana de sábado en la que no pensaba publicar.
¿Quién no lo ha pensado alguna vez? Pues bien, ya que hay más, ahora tiene su canción. Y como acabo de descubrirla, aquí la dejo. No está mal para una mañana de sábado en la que no pensaba publicar.
viernes, 11 de mayo de 2012
La lucha por publicar
No siempre da sus frutos, pero está claro que todos los escritores que han publicado hasta la fecha, lo han conseguido por su tesón. Hay historias que nos emocionan más que otras. A mí suelen emocionarme las que parten de una verdad, de algo que se ha vivido en primera persona. Historias de superación, que nos demuestran que en medio del peor escenario uno puede conseguir aquello que se proponga. Que una cosa son las circunstancias y otra cosa lo que se consigue pese a las circunstancias.
No leí la novela, de modo que poco más puedo contar que lo que su autora ha venido contando. Y no voy a desvelarlo porque lo cuenta en su blog. Admiro su empeño en que el mundo entero conociera esta historia, porque la historia de Waldek, es sobre todo, contada por quien la cuenta, una historia de amor.
Enhorabuena Blanca
No leí la novela, de modo que poco más puedo contar que lo que su autora ha venido contando. Y no voy a desvelarlo porque lo cuenta en su blog. Admiro su empeño en que el mundo entero conociera esta historia, porque la historia de Waldek, es sobre todo, contada por quien la cuenta, una historia de amor.
Enhorabuena Blanca
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